lunes, 11 de febrero de 2013

Más sobre la corrupción


La verdad es que estaría bien hablar de la cercanía de la primavera y asegurar que con ella vendrían los anhelados "brotes verdes" de la economía, la política y, por extensión, la regeneración de la sociedad, pero, en lugar de eso, nos vienen el Financial Times y The Economist y nos dicen que todas nuestras instituciones presentan claros síntomas de putrefacción y que la corrupción está tan generalizada que casi vivimos todos en la cueva de Alí Babá.
Sin embargo, el problema de fondo es que leemos eso y no nos asombra:o admitimos como un hecho real y cotidiano. Por ello es lícito pensar en cuanto a la corrupción: ¿Se podía prever? ¿Alguien lo había denunciado? ¿Puede ahora hacerse algo?
- Respecto de la primera pregunta, no sólo se podía prever, sino que era visible, casi físicamente, su avance. Sin entrar en aspectos políticos, ningún observador cuestiona hoy que el disparo de salida de la corrupción generalizada que conocemos se produjo con la Ley de Suelo de 1998, con el gobierno de Aznar. A partir de ese momento, los "pelotazos" urbanísticos se convirtieron en moneda corriente y el enriquecimiento casual de algunos ediles coincide en el tiempo con el desarrollo urbanístico (en otro momento podría abordarse el daño ambiental irreparable de algunos de estas urbanizaciones) La corrupción no tiene color político y los partidos, enzarzados en un cansino enfrentamiento,miraron TODOS hacia otro lado.
- Por lo que se refiere a la segunda pregunta, la respuesta es que sí que se había denunciado, pero antes y ahora, estas denuncias no trascienden salvo en casos declaradamente mediáticos. Un ejemplo: ¿alguien ha visto las declaraciones, de hace sólo cuatro días, de Manuel Villoria, miembro de Transparency International y catedrático de Derecho Público y Ciencia Política en la Universidad Rey Juan Carlos? ¿No? Pues dejadme que cite alguna pequeña parte de ellas: "Los datos actuales sobre la percepción de la corrupción nos llevan a creer que ahora la corrupción está generalizada, es brutal... Sin embargo, la gran parte de nuestra corrupción viene de hace 10 o 15 años en los que todo parecía que estaba lícito; el crecimiento estaba asegurado y que todo se podía hacer, saltar todas las reglas para conseguir este crecimiento que llevaría a España a estar entre los países más desarrollados del mundo, pero no ha sido así porque estábamos engañándonos ya que había todo un sistema de corrupción muy generalizado sobre todo en el nivel urbanístico y local, en zonas costeras y grandes ciudades, y ahora está saliendo todo... España debería estar entre los 20 países más limpios, por sus condiciones económicas, geográficas, culturales; y no el puesto 30 al que se ha llegado desde el puesto 22-23 La percepción de la ciudadanía sobre la corrupción se sitúa en torno al 90-91 por ciento, uno de los índices más altos de Europa, lo que implica una desconfianza profunda en las instituciones. Lo terrible es que esto genera desconfianza entre los ciudadanos porque se cree que es lícito saltarse las normas, y eso significa el desmoronamiento del tejido social” Lo triste del caso es que, como denunciaba ya hace días Villoria, "Sorprende que The New York Times publique que más de 40.000 millones de euros se estén defraudando en España., con nombres y apellidos, sobre todo de grandes empresas y grupos determinados, y que nada de eso se publique aquí". 

- La respuesta a la tercera pregunta es clave, pero lamentablemente la solución está supeditada a que los grupos políticos asuman su parte de responsabilidad, hagan limpieza por dentro, dejen de considerar las denuncias de corrupción como ataques contra el partido de turno y se dejen de inmorales luchas partidistas dejando de lado lo que siempre prometen en campaña: que están defendiendo los intereses del ciudadano. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario