martes, 31 de enero de 2023

Chica de verano.



Los Íberos (con acento en la “i” o en la “e”, según la crónica), malagueños ellos, cuyo origen hay que buscar en la experiencia que Enrique Lozano, su fundador, adquirió en Inglaterra pues el tiempo que Enrique estuvo trabajando allí absorbió la música que se hacía, son uno de los grupos fundamentales de la década de los sesenta en España, cuando ya los grupos punteros como Los Brincos o Los Bravos se encontraban en pleno retroceso; junto con Los Módulos, fueron las últimas grandes bandas de aquella época. Su material no fue muy abundante para el largo período que estuvieron activos (nueve sencillos y un sólo LP en unos doce años de actividad), pero algunas de sus canciones se encuentran entre las imprescindibles de aquellos años. Aunque ya queda muy lejano, aún hay quien les recuerda por ser uno de los mejores en directo de entonces, alabado incluso por sus propios compañeros de profesión. Constituidos en 1961, en Torremolinos, Málaga, empiezan a actuar en el Top Ten Club, versionando a grandes bandas de la época, como Beatles, Hollies, Small Faces o Manfred Mann y llegan incluso a aparecer en Televisión Española en el célebre programa Escala en Hi Fi. Todo apunta a que Los Íberos van a ser la next big thing, pero la fatalidad les asalta el año 1967 con un grave accidente de tráfico en el que murió el conductor del vehículo. Todos los miembros del grupo salen vivos, pero las secuelas les deja fuera de combate durante una buena temporada y retrasa los acontecimientos. A pesar de su popularidad, enorme, Los Íberos no tiene material discográfico por una sencilla cuestión: quieren que su disco se grabe en Londres, con buenos medios, como condición sine qua non. Detalle revelador: un grupo que realmente trabajó para conseguir sus objetivos y no se conformó con medias tintas. Y como no pasan por el aro, finalmente lo consiguen. “Los Íberos” fue el único disco de un grupo español de aquel entonces grabado enteramente en la capital británica. Otro síntoma de su popularidad es su intervención en dos películas. “Un, Dos, Tres, Al Escondite Inglés” de Iván Zulueta, en la que comparten cartel con otros grupos punteros del momento, y “Topical Spanish” de Ramón Masats que protagonizan ellos junto a la cantante Guillermina Motta. Sin embargo, cansado y aún dolido de las secuelas del accidente, el fundador decide abandonar el grupo y a partir de ahí la trayectoria del grupo irá en declive hasta 1973, momento en el que la banda pone fin a su carrera. Sin duda, uno de sus mejores trabajos es "Summertime Girl", considerada entre las diez mejores canciones de los años sesenta en España; arreglos orquestales, coros de voces perfectamente engranados en la melodía, sin duda una maravilla, que si hubiera estado firmada por cualquier grupo anglosajón formado en Londres o Los Angeles, estaríamos hablando de un numero 1 mundial. Su único LP llamado sencillamente, como hemos dicho, “Los Iberos”, contenía 12 temas, incluyendo los dos primeros singles del año anterior; el resto de temas saldrían desgranados en single durante 1969 y 1970. Es sin duda uno de los dos o tres mejores discos grabados por un grupo español en toda la década de los sesenta. A pesar de su innegable calidad, tanto a nivel de grabación como de composición, el LP -y, en general, ninguno de los sencillos del grupo- logró el esperado éxito de ventas, ni rivalizar con Los Bravos como se pretendía. Sin embargo, el tiempo les ha colocado como una de las grandes obras de culto del pop español.



 

lunes, 30 de enero de 2023

"Yo vengo de un silencio". (y II)


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¿Hay que repetir que fue una contienda incivil y que la obligación de silencio no era sólo las órdenes de las autoridades? Mientras se concedía a los vencedores vivos o muertos, derechos exclusivos sobre los sentimientos patrióticos, la autojustificación, la sensación de comunidad y sentido del sacrificio, amén del reconocimiento público, de la preferencia en el empleo, de la pensión como caballeros mutilados o ex-cautivos, la lápida de los “caídos” en las iglesias, etc., el “luto republicano” tenía que ser reducido al ámbito de lo muy privado, porque expresarlo públicamente era considerado como un crimen que sólo podía ser redimido por la aceptación del pecado y del castigo. Los republicanos que no estaban en el exilio, en la cárcel o en una fosa común, tenían que “olvidar” su pasado inmediato, aislarse, renunciar a todo sentimiento de pertenencia social y callar siempre. Callar incluso dentro de su propio hogar, porque los hijos iban al colegio o al Auxilio Social y podían contarlo todo. En familia no se podía hablar de la guerra civil. Los que no estaban casados debían hacerlo, bautizar a los hijos, verles cantar el “Cara al Sol” y hasta vestirse de falangistas. Iban incluso a misa y asistían a celebraciones religiosas y patrióticas para no despertar la sospecha de la muchedumbre de delatores, estimulados por el propio régimen, con el que querían congraciarse. No se podían fiar de nadie, pues hasta en los bares y cafés había infiltrados de la policía, que podían denunciarlos incluso por no colaborar en las numerosas cuestaciones que se hacían, o por no saber disimular su alegría por las victorias de los aliados (!) . Cualquiera podía ser detenido por la vía gubernativa y pasarse meses en la cárcel sin cargo alguno. Había que tener mucho cuidado con lo que se hablaba, con lo que se escribía en las cartas familiares, con lo que se decía por teléfono, porque todo estaba absolutamente controlado. El franquismo, al igual que otras dictaduras, buscó la colaboración ciudadana para extender la represión a todos los rincones. La delación y la denuncia fueron instrumentos fomentados en la posguerra, siendo elevadas a la condición de deber patriótico o cívico. La delación, por lo demás, servía para atemorizar a los indiferentes, a los que no se dedicaban a denunciar a un compañero de trabajo, un vecino, conocido, etc.. En la Nueva España no se podía ser neutral; se estaba con Franco o contra él, no valían las conductas personales que intentaran sustraerse al clima general. Los avales fueron un medio que refleja la peculiar relación entre un poder casi omnímodo y la sociedad que regía; muchos ciudadanos (y, particularmente, ciudadanas) intentaron conseguir avales de personas de probada adhesión al nuevo régimen para conservar su puesto de trabajo, ver rebajada una pena de prisión, evitar ser ejecutados o no ser sancionados o depurados. La colaboración de la ciudadanía en las tareas represivas tenía otras motivaciones que definen claramente a una sociedad sobre la que se estaba ejerciendo una intensísima violencia física e ideológica; unos delataban porque, de ese modo, se podían beneficiar en las depuraciones y despidos para ocupar las vacantes generadas, otros porque daban cauce a sus ansias de venganza y revancha ante lo que habían podido sufrir en la guerra y, por fin, estarían los que buscaban hacer méritos para promocionarse o hacer olvidar sus antecedentes políticos. El aluvión de denuncias terminó por hacer intervenir a las autoridades que habían fomentado este fenómeno y, en una etapa posterior, en más de un lugar hubo que dar órdenes advirtiendo que las denuncias falsas serían duramente castigadas. Otra de las características de la represión tiene que ver con que no sólo se buscaba el castigo de los considerados culpables por las nuevas autoridades, sino la de inmovilizar a los posibles simpatizantes de los vencidos, con lo que se ejerció una estricta censura sobre la existencia de núcleos de resistencia, llegando a presentar, por ejemplo, a los maquis y guerrilleros como delincuentes y no como luchadores antifranquistas, idea que, por cierto, perdura hasta hoy, como otro ejemplo de la eficacia de la propaganda política franquista en el tiempo. Un aspecto muy peculiar de la represión tuvo que ver con la Iglesia Católica, ya que el nacional-catolicismo impregnó el aparato teórico de la persecución de forma que los crímenes de todo tipo cometidos en el bando republicano en la guerra debían ser purgados y la Iglesia y el franquismo consideraban crímenes no sólo la violencia física contra las personas o las cosas, sino la defensa de ideas laicas, democráticas, republicanas, socialistas, anarquistas, sindicales o nacionalistas no españolistas así como haber participado en política a favor de los valores que representó la República o en la lucha sindical. Estos hechos debían ser castigados por atentar contra los valores de la supuesta verdadera España y de la religión católica; por otro lado, la Iglesia fomentó una mentalidad de resignación ante la represión: había que aceptar lo que ocurría porque algo habría hecho un detenido para merecer lo que le estaba pasando. Al terminar la contienda, la represión se convirtió en una verdadera continuación de la guerra y no es fácil encontrar paralelismos, por su intensidad cuantitativa y cualitativa, con otras represiones ejercidas contra ciudadanos del mismo país, si exceptuamos el Gulag soviético y la represión ejercida contra los judíos alemanes por parte de Hitler.


La represión franquista durante la guerra civil y la posguerra española fue mucho mayor de lo que los militares rebeldes podrían “justificar” en tanto que necesaria para la consecución de la victoria. Así, en las provincias en las que el Movimiento triunfó desde el primer momento y sin apenas resistencia (Burgos, Valladolid, Navarra, La Coruña, Pontevedra, Cádiz, Huelva, Sevilla, etc.,), la violencia que se ejerció sobre las autoridades republicanas, sobre los militantes de izquierdas, sindicalistas, masones, simpatizantes del Frente Popular o sospechosos de serlo, fue implacablemente sistematizada: detenciones masivas, torturas, vejaciones, trabajo forzoso, encarcelamientos en campos de concentración o en las numerosas cárceles habilitadas, “paseos“, sacas, ejecuciones por condena de los consejos de guerra sumarísimos por delitos de rebelión (“el derecho al revés”), depuraciones profesionales, incautaciones de bienes, etc. Era lo que figuraba en las instrucciones reservadas del General Mola, organizador de la conspiración para el golpe de estado: “La acción ha de ser en extremo violenta […] Hay que extender el terror, hay que dejar sensación de dominio eliminando sin escrúpulos a todo el que no piense como nosotros”. El silencio, pues, se lo auto-impusieron muchas familias porque todas tenían algún pariente que había “desaparecido”, que había sido ejecutado, que estaba en la cárcel o en el exilio, que había combatido por la República,… y no era conveniente hablar de ello, podía fracturar la “armonía familiar” y no era acorde con los nuevos tiempos. Tampoco nadie se sentía obligado a comprender a los “equivocados”, porque un manto de pudor, de pensamiento ortodoxo, de temor de Dios y de rancia religiosidad encubría todo.


Y, sin embargo, la guerra permaneció durante muchísimo tiempo en el imaginario colectivo de la gente, como una oscura nebulosa nada fácil de descifrar. Naturalmente, a ello contribuía decisivamente la estricta censura, que no toleraba la menor disidencia de la verdad oficial. Como decía Juan Benet1, en su novela Volverás a Región, iniciada a comienzos de los años 50 y no publicada hasta 1.967, la gente de un remoto país (¿España?) había “optado por olvidar su propia historia: muy pocos deben conservar una idea veraz de sus padres, de sus primeros pasos, de una edad dorada y adolescente que terminó de súbito en un momento de estragos y abandono”. Como en la novela, los niños que crecieron en la dura posguerra, especialmente los de familias republicanas, no se sometían a la estrategia del olvido de los adultos que combatieron en la guerra, porque en su memoria reciente quedaron grabadas experiencias que, por su aparente y desagradable absurdidad, no podían ni querían olvidar. “Mi madre nos decía: no digáis nunca que han matado a tu padre. Pasaron años y nadie iba a nuestra casa porque estábamos fichados […]. Mi hermanito de tres años no podía salir a la calle porque los niños le decían: te vamos a matar como a tu padre”.¿Cómo se puede olvidar eso? Era el comienzo de una ruptura generacional en una familia ya fracturada: los niños querían saber, pero nadie satisfacía su curiosidad, porque de la guerra no se podía hablar y la verdad oficial no convencía a casi nadie. La resignación se mezclaba con una ligera crítica social compartida con muchos otros trabajadores, reforzando la disociación con el pasado y con la cultura del “pueblo” cuando se marchaba a la “ciudad”: “Desde luego, aquí estamos llenos de miseria, pero nada se puede comparar con lo que hemos pasado en el pueblo, enfermedades, hambre, frío y cada año un hijo”. Por lo menos, ahora los inmigrantes podían trabajar, aunque con salarios bajos y viviendo en chabolas, y los hijos tenían mejor porvenir. Durante los años 50 y 60, los inmigrantes rurales dejaban atrás el pasado y miraban hacia el futuro y la memoria se fue perdiendo casi del todo, aunque persistiesen los malos recuerdos. Lentamente, se fue generalizando un estilo de vida asociado a una incipiente sociedad de consumo y a una cultura de masas: crecía la apatía política y la tendencia a la evasión (el fútbol, el cine, la canción folklórica, etc.), aumentaba la amnesia colectiva con respecto a lo pasado, y se fue asumiendo el acuerdo tácito de que la guerra (in)civil había sido una trágica locura, de la que todos los españoles habían sido culpables, porque los españoles eran casi congénitamente ingobernables, demasiado apasionados y poco preparados para la democracia. Pero seguía siendo difícil olvidar que el régimen político, tal como seguía funcionando, había nacido con los “castigos” de la guerra y de la posguerra y a costa de las libertades públicas. Una cierta sensación de pecado original, de frustración y de culpa persistió de algún modo mientras se mantuvo el poder franquista. Pero la aceptación de una corresponsabilidad abstracta de todos por lo que había sucedido, suponía justificar la “purificación” y la “purga” efectuada por la dictadura2. Esta justificación quedó anticuada en el discurso oficial del régimen, y al cabo de tanto tiempo coincide con la posición actual de los grupos más conservadores, tan neofranquistas en muchos aspectos.


Ya que se ha mencionado una obra de Juan Benet, parece oportuno acabar estas reflexiones con otra obra, esta vez de una mujer, Dulce Chacón3 que, en La voz dormida, novela histórica que, a través de la combinación de ficción y verdad, narra las consecuencias de la represión política y social en la España de la posguerra. La mayoría de los acontecimientos y personajes se basan en hechos reales y, ya que interesa el concepto del silencio colectivo durante la dictadura, el objetivo de la novela es revelar las historias de guerra de las que antes no se había podido hablar libremente. El nombre de la obra hace alusión a esas personas que sufrieron en la guerra y la posguerra, pero no fueron escuchadas en su tiempo. La dedicatoria reza: “A los que se vieron obligados a guardar silencio”. Por el ambiente de desconfianza que rige en el país nadie sabe de quien deben fiarse y por lo tanto es más seguro mantenerse callado. “Cuánto embuste en nombre de la Causa, cuánta denuncia, hasta falsa. Cuánto desbarajuste,”, critica el narrador. Y este ambiente dominará durante todo el franquismo. El narrador contrasta el silencio abiertamente con el temor: “Volverá el silencio, la parálisis, el miedo”. Los traumas de la guerra son también una razón por la cual guardan silencio las víctimas porque contar la historia es recordar la muerte de los suyos. “Es verlos morir otra vez. La voz dormida al lado de la boca. La voz que no quiso contar que todos habían muerto”. Durante la dictadura solo se llegó a conocer una versión de la guerra. Las actitudes indiferentes actuales hacia la guerra civil solo demuestran que el pacto de silencio durante la llamada transición “modélica” fue eficaz; mientras que no se quiera hablar del tema solo se muestra que aún no se ha llegado a una auténtica reconciliación. “La reconciliación real todavía no ha llegado, porque aún no se ha producido esa conversación,” opina la autora Dulce Chacón en una entrevista. La voz dormida es un medio de tener en consideración los que no han sido escuchados: “Ya conocemos la historia de los vencedores. Ahora toca los vencidos”.

 



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1Juan Benet Goitia, escritor, considerado por algunos como el más influyente de la segunda mitad del siglo XX en España. Ejerció su profesión de ingeniero de caminos y en literatura practicó diversos géneros: drama, ensayo, cuento y novela, destacando sobre todo en esta última. A finales de 1967 publica Volverás a Región, en la que crea un territorio mítico, Región, en el que se desarrollarán buena parte de sus narraciones. La novela se ha convertido en una novela de culto, una auténtica «revelación» e incluso una «especie de esperanza» para Javier Marías y para muchos otros escritores de su generación. Algunos de estos autores consideran que se trata de un texto «fundacional».

2Hay que decir que el silencio era válido en los dos sentidos, si bien en el sentido “oficial”, el silencio se traducía por impunidad al amparo de la Ley de Amnistía de 1977; entre muchos, ahí está el caso de Pedro Urraca Rendueles, hombre del régimen de Franco ante la Gestapo, en la Francia ocupada. Liberada Francia de los nazis, Urraca desaparece. El año 1947, la justicia francesa lo juzgó y condenó a muerte in absentia por la autoría de crímenes contra la humanidad. Pero Urraca vivió el resto de años de su vida, tranquilamente, en libertad, en la España de Franco, amparado por su entonces brillante expediente de servicios a la patria. A la “patria española” de Franco, naturalmente. Y también porque era la pieza que podía desenmascarar la participación de personajes muy relevantes del régimen franquista en sus "negocios" franceses. Trabajó en la Dirección General de Seguridad con un cargo relevante hasta el año 1982 (más allá de la jubilación y de la “envidiable” Transición). Durante décadas, España rechazó sistemáticamente las peticiones de extradición de la justicia francesa y Urraca murió en 1989 sin rendir cuentas a nadie, mientras en Madrid gobernaba el PSOE con Felipe González.

3Dulce Chacón Gutiérrez, escritora y poetisa de la que el tema central de su obra es la represión franquista, y de manera especial la situación de las mujeres. Comprometida socialmente, entre otras perteneció a la Asociación de Mujeres contra la Violencia de Género, y a la Asociación de Mujeres Contra la Guerra, y a la Plataforma de Cultura contra la Guerra, ambas con relación a la Invasión de Irak en 2003.

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domingo, 29 de enero de 2023

"Yo vengo de un silencio" (I)


El reputado historiador Benedetto Croce1 decía: “Without the narrative, there is no historiography” (Sin narrativa, no hay historiografía). Historiadores como Hayden White2 reconocen la estrecha relación entre Historia y narrativa, aunque también en otros campos, especialmente los de matemáticas, sociología o antropología, se buscan métodos más científicos, y formas y estilos también más científicos para escribir o descubrir lo que ha de ser a verdad: la Historia. En España, para la recuperación de la memoria histórica de la guerra (in)civil se han aplicado muchas formas expresivas: gran cantidad de artículos periodísticos, investigaciones antropológicas, obras cinematográficas y creaciones literarias y, por otro lado, no se ha evitado un largo proceso de discusiones y polémicas. En realidad, la aparición y el desarrollo de la literatura de la memoria no es un fenómeno que comenzara sólo en los últimos años. La guerra, cualquier guerra, época crucial y trascendente en la que el amor, el odio, los ideales y sueños encuentran aquí su tierra fértil para crecer hasta el extremo, constituye el fondo histórico de muchas obras literarias a lo largo de la historia. Sobre este periodo traumático de la historia de España, la forma expresiva, determinada e influenciada por las circunstancias variables, culturales, sociales y políticas, ha ido variando a medida que evolucionaba la situación: desde las expresiones metafóricas de los primeros años después de la guerra debido a la censura y también a la sensación inexpresable por la inmediatez de lo que se ha sufrido. En 2007 (hace ¡quince años!) se aprobó la Ley de Memoria Histórica en España. Para la demanda de los ciudadanos que ignoran el paradero de sus familiares desaparecidos, dicha ley les aporta medidas e instrumentos legítimos para las tareas de localización e identificación, y en algunas ocasiones es necesaria la exhumación de las fosas comunes. En la exposición de motivos de dicha ley se dice que No es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva, pero sí es deber del legislador, y cometido de la ley, reparar a las víctimas, consagrar y proteger, con el máximo vigor normativo, el derecho a la memoria personal y familiar como expresión de plena ciudadanía democrática, fomentar los valores constitucionales y promover el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado, para evitar que se repitan situaciones de intolerancia y violación de derechos humanos como las entonces vividas. Pero, ¿y si no hay, no ya narrativa, sino ninguna información sobre unos hechos?


Hace un tiempo, rebuscando para otras cosas en viejos legajos, encontré de sopetón en un Diario Oficial de 1938 de la Gaceta de la República, la llamada a filas como reservista, con detalle del centro de militarización (CRIM - Centro de Reclutamiento, Instrucción y Movilización) correspondiente al que se había de incorporar, de una persona muy cercana de la que nunca tuve noticias de su participación en la contienda, en uno u otro bando. Hechas indagaciones en su círculo más íntimo (por desgracia, la persona de que se trata falleció), nadie parecía saber nada de este episodio; es más, en su tranquila y anodina vida en la posguerra no había nada destacable, con lo que las preguntas se multiplicaban: ¿fue realmente movilizado por la República? ¿en qué unidad? ¿dónde estuvo? ¿qué pasó después? ¿por qué nadie sabe nada?…. Son preguntas sin respuesta que llevan a reflexionar sobre el silencio impuesto como instrumento de represión ya que la represión no terminó con la guerra; los republicanos o “rojos” se convirtieron casi en marginados sociales, con serias dificultades para poder residir en su localidad, recuperar su puesto de trabajo o poder llevar una vida normal, eran mujeres y hombres marcados, sospechosos, siempre culpables y sobre los que se seguía ejerciendo un control represivo por parte de las autoridades policiales. Esto coincidó en el tiempo con el descubrimiento del historial político “en la clandestinidad”, ahora reconocido, de una persona cercana de la que nunca se hubiera imaginado. Muy pocos deben conservar una idea veraz de sus padres, de sus primeros pasos, de una edad dorada y adolescente que terminó de súbito; los niños que crecieron en la dura posguerra, especialmente los de familias republicanas, no se sometían a la estrategia del olvido de los adultos que combatieron en la guerra, porque en su memoria reciente quedaron grabadas experiencias que, por su aparente y desagradable absurdidad, no podían ni querían olvidar. Y el rememorar es parte de la supervivencia psicológica, y es bueno para la introspección y la comprensión de la realidad. 

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1Benedetto Croce (1866 – 1952) fue un filósofo, historiador y crítico literario italiano cuya obra ha ejercido considerable influencia, sobre todo en los campos de la estética y de la historia. Dado que para él la historia es la única realidad, el conocimiento histórico será también el único conocimiento dotado de validez teorética. Aparte del conocer histórico está también el actuar histórico, que se desarrolla a través de conflictos provocados en la esfera de lo económico, así como en la esfera de las idealidades morales. Pero en el desarrollo histórico existe también una racionalidad inmanente: la historia humana es siempre historia de la libertad, a pesar de que a veces se eclipse. Se trata de una concepción que en Croce se explica por la necesidad de hacer frente al fascismo.

2Hayden V. White (1928-2018) fue un filósofo, historiador, escritor y profesor universitario estadounidense, conocido por ser el primer autor que desarrolló la reflexión del conocimiento narrativista. Su reputación se debe, sobre todo, a su obra Metahistoria. La imaginación histórica en el siglo XIX (1973) cuya tesis más importante es que es imposible distinguir entre un relato histórico y un relato de ficción, sobre todo si se pretende que los primeros hacen referencia a hechos reales mientras que los segundos hacen referencia a hechos ficticios, con lo que incide en el modo en que los autores utilizan la historia para justificar el presente, es decir, las ideologías o explicación por implicación ideológica.

 

jueves, 26 de enero de 2023

De los sesenta.



A mediados de los sesenta Los Brincos eran los reyes de la escena pop española. Con el fin de contrarrestar o nivelar esta supremacía, el productor francés Alain Milhaud trató de crear un supergrupo con músicos procedentes de otras formaciones; esta nueva banda inició los ensayos en 1966, con un tema escrito por Manolo Díaz que llevaba por título “La Moto”. Sin embargo, en algún momento, Alain Milhaud les debió retirar su apoyo por un nuevo grupo, el que finalmente estaba llamado a competir con Los Brincos, que acabaría siendo conocido como Los Bravos, mientras que los músicos que constituyeron el primer embrión anti-Brincos encontraron acomodo, ya bajo la denominación de Los Pasos y solían actuar con regularidad en una cadena de clubs y en los festivales matinales que organizaba El Corte Inglés en el Palacio de los Deportes de Madrid. Publicaron un buen número de singles y dos Lps: “Los Pasos” (1967) y “Los Pasos y Los Albas” (1972), éste último de manera conjunta con Los Albas. Se separaron en 1972, aunque posteriormente tuvieron algunas reuniones esporádicas, como la que tuvo lugar con motivo del programa de televisión de Miguel Ríos “¡Qué Noche la de aquel Año!”, a finales de los ochenta, o el concierto ofrecido en el año 1990. Aquí podéis escuchar el tema “Anouschtka”, uno de los más conocidos (pero no la mejor de sus composiciones, entre las que hay temas muy recomendables, como “No Me Gusta Decir Sí”, “Quiero Volver”, “Ojo Por Ojo”, “Ayer Tuve Un Sueño”, “El Pobre (Yo Soy Así)”, “Yo Fui El Mejor” o “Primavera En La Ciudad”), en el que se puede apreciar bien la calidad instrumental y los característicos juegos vocales de esta banda. “Anouschtka” es una de las canciones más populares de Los Pasos, que ejemplifica los grandes logros del combo: una letra sencilla que sirve de excusa para desarrollar sus característicos juegos de voces. La letra plantea una curiosa anécdota enfrentada al “Moscovit“, de Los No: mientras ésta critica la sociedad de la URSS y la belleza de sus mujeres, la de los madrileños habla de una rusa, amor abandonado en tan lejana tierra, pasaje del “Kalinka” al final incluido. Sin embargo, el tema de Los No fue censurado. Con respecto a la canción de Los Pasos, se cuenta que en una ocasión, Antonio Resines, compositor y componente de Almas Humildes (no confundir con el actor del mismo nombre), le muestra esta composición, que él había hecho con letra en inglés para su propio grupo, a Martin Careaga bajista de Los Pasos. Este, con algún cambio, se la lleva a Los Pasos, que le harán una letra en español y, al final, sería un éxito. Los Pasos fue una de las bandas más subestimadas de las surgidas en los años sesenta en España con una escritura desigual, pero que en sus mejores momentos ofertaba clase, estilo y personalidad, hecho bastante poco usual dentro de la morralla derivativa y sin originalidad, sin talla compositiva, sentido melódico ni inspiración instrumental que suele darse por tierras peninsulares, en especial la promocional de modos formulistas. Entre las características básicas de este grupo se aprecian aires claramente californianos, armonías vocales propias de la etapa psicodélica de la Costa Oeste, arreglos muy interesantes que enriquecen las piezas, folk rock/jangle pop con un buen pulso rítmico, una voz solista con personalidad, empleo intenso de los teclados, pop psicodélico, cortes garajeros de buen nivel, o pinceladas barrocas. El estilo del grupo, pues, era distinto al que habitualmente se escuchaba en esa época, había un desarrollo musical muy elaborado en todas sus interpretaciones y un componente vocal muy personal y en ocasiones bastante complejo, lo que les llevó a ser uno de los grupos más respetados en el entorno musical. Se podrían discutir sus canciones pero nunca se discutía su elaboración. Todo esto les llevó a ser muy populares y a sembrar canciones que todo el mundo reconocería y guardaría en su memoria musical.

 

miércoles, 25 de enero de 2023

Deshaciendo entuertos.



Estamos ante una hermosa obra del compositor, arreglista y pianista mexicano Ernesto Cortázar II (hijo del también compositor del mismo nombre, Ernesto Cortázar, que fuera fundador y presidente de la Sociedad de Autores y Compositores de México), quien dedicó varios años de su vida a componer música para películas, cuya autoría -erróneamente- ha sido atribuida al músico alemán Ludwig Van Beethoven, uno de los músicos más famosos de todos los tiempos. El tema se llama “Beethoven’s Silence” (“El silencio de Beethoven”), y de ahí el origen de la confusión. Pero, ¿por qué el silencio? Y ¿por qué Beethoven? Hablar del silencio en la música1 es como hablar del espacio vacío en la materia, no existiría la segunda sin lo primero. Pero normalmente cuando se diserta sobre la música de un compositor específico, se trata desde el fenómeno sonoro y se descuida o se obvia el silencio que permite que se materialice ese organismo; no solo eso, sino que no se trata al silencio con personalidad propia, y más bien como una consecuencia de la ausencia del sonido o de la intención sonora. Sin embargo, hay que ver parte de la obra de Beethoven desde algo que el mismo genio conocía amargamente, un silencio que es causa del fenómeno sonoro. Un silencio que presenta al hombre, pero también que desvela su psique, sus angustias, sus temores, y como no, un silencio que es brutalmente hiriente e irascible. Un silencio que habla por si solo: el Silencio de Beethoven. A los 27 años de edad, Beethoven advirtió que de tanto en tanto tenía dificultades para oír y dos años más tarde visitó por primera vez al médico por ese motivo. En 1802, seguía perdiendo gradualmente la facultad de oír y ya temía quedarse total e irremediablemente sordo. En una carta llena de angustia dirigida a sus dos hermanos se refiere incluso a la posibilidad de suicidarse: "No podría forzarme a decir a los demás: hablad más alto, gritad, porque estoy sordo... la humillación cuando alguien oyera una flauta... y yo no oyese nada". Durante los siguientes años, a pesar de su dolencia, el gran músico prosiguió tocando el piano como solista y componiendo obras de una profundidad y una fuerza sin precedentes. Compuso las magníficas sinfonías 3ª y 6ª, la Heroica y la Pastoral, así como las 4ª y la 5ª, cuando ya oía muy mal. En 1820 se había quedado totalmente sordo y, aunque dejó de actuar en público, se negó a abandonar la composición. En una carta dirigida a su amigo de la infancia Franz Wegeler, afirmaba con dramatismo: "Agarraré al destino por el cuello y lo desafiaré. El zumbido de mis oídos continúa noche y día, sin cesar. Puedo decir, en verdad, que es una miserable vida la mía. Durante los últimos dos años he evitado toda sociedad, porque me resulta imposible decirle a la gente “Estoy sordo”. Si mi profesión fuera otra, no importaría mucho, pero en mi profesión es una cosa terrible; ¿y mis enemigos, que no son pocos, qué dirían de todo esto?". Beethoven adquirió la costumbre de dar largos paseos por la pintoresca campiña que rodeaba Viena, donde vivía, tomando notas de los temas musicales y las melodías que oía en su interior con tanta claridad como antes de volverse sordo. Después, laboriosamente, transformaba sus anotaciones en composiciones acabadas. En sus últimos años, cuando ya estaba sumido por completo en el silencio -murió a los 56 años, en marzo de 1827- compuso algunas de sus mejores obras, incluidos sus cinco últimos cuartetos de cuerda, la Missa Solemnis y la famosísima 9ª Sinfonía, Coral. Como colofón, la vida y la obra de Beethoven son poderosos ejemplos de la superación de una severa discapacidad (por extensión, la que sea) que han facilitado la comprensión de esta limitación no como una deficiencia, sino como una diferencia. En este sentido, las últimas composiciones de Beethoven pueden interpretarse como manifestaciones de su genio absoluto, escritas no a pesar de la sordera, sino, tal vez, gracias a ella.

1Según los expertos, en términos generales, podemos reconocer en la música tres tipos de silencio: previo, intermedio o final. El silencio previo es un silencio de expectación y tensión ante el comienzo de la música. El silencio intermedio puede ser estructural o expresivo. El silencio estructural aparece entre distintas secciones o movimientos y produce relajación. El silencio expresivo es más inesperado y produce tensión. Por último está el silencio final, que deja espacio para la resonancia de la música en el recuerdo de la memoria.

 

martes, 24 de enero de 2023

En recuerdo de Demis.



Hace 8 años, la noche del 24 al 25 de enero de 2015, uno de los grandes músicos griegos,
Artemios Ventouris Roussos, el gran Demis Roussos, se fue de nosotros, casi con 70 años de edad, a consecuencia de un triple cáncer, de estómago, páncreas e hígado. Su familia pospuso el anuncio de su fallecimiento para evitar hacerla coincidir con la jornada electoral en Grecia, país natal del artista (siempre la política). Demis Roussos era sólo, para algunos, un señor obeso que vestía túnicas ridículas, calzaba botas de plataforma y parecía el líder zampabollos de alguna secta de enajenados, pero el hombre tenía un pasado como bajista y cantante del grupo Aphrodite's Child, la única aportación griega a la música pop del siglo XX digna de mención, un trío que compartía con su primo, el también desaparecido Vangelis a los teclados y la composición (quien tiempo después de la separación del grupo reclamó a Roussos para participar en la banda sonora de la mítica película Blade Runner) y Lucas Sideras a la batería y que gozó de cierta consideración en Europa, donde su rock psicodélico de raíces bizantinas fue especialmente apreciado. Con su particular voz, aguda, aterciopelada y vibrante, encandiló a más de uno. Sus primeros singles tras la separación son francamente buenos y canciones como We shall dance (que hoy recordamos, su primera pieza en solitario; al principio este tema no tuvo éxito, pero Demis hizo una gira por Italia, España y Francia, y la canción acabó llegando a la primera posición en distintos países), When I´m a kid o Velvet mornings entre otros, que mezclaban folk y pop con unas innegables influencias de la música popular griega y triunfaron a lo grande. La voz que nos había llamado la atención en Aphrodite's Child tomaba el centro del escenario y mantenía intacta su capacidad para emocionar, conmover y hasta invitar a la danza. Poco a poco, eso sí, nuestro hombre se fue deslizando hacia un estilo algo cursi que, si bien resultaba comercial, no era el que más le convenía a su privilegiada y doliente voz. En 1982, fue coautor del libro A Question of Weight junto con su amiga Veronique Skawinska, en el cual narra su lucha contra la obesidad. Durante los primeros años de la década de 1980 atravesó un período relativamente improductivo debido a su batalla contra la depresión por su sobrepeso. En España irrumpió con fuerza con la edición en castellano de varios de sus éxitos, de los que quizá el más conocido fue el ya mencionado Velvet Mornings, con ese pegadizo estribillo (triki triki mon amour) objeto también de innumerables parodias. Y es que su propia imagen ya se prestaba a ello. Sus túnicas de colores y su melena, su manera de salir al escenario caracterizado de él mismo, serán siempre recordadas. Musicalmente, puede que haya que considerarlo un intérprete que no atinó del todo a la hora de escoger su repertorio pero cuando acertaba, acertaba de pleno. Y siempre gracias a esa voz prodigiosa, doliente, sentimental, capaz de hacer llorar al más insensible de los oyentes. A quien siga considerándolo sólo un gordinflón con túnica (el oso con voz de mujer llegaron a llamarlo), le recomiendo que busque en YouTube alguna de las muchas versiones de Because (la española es especialmente buena) y se esfuerce en sentir algo por ese hombre que solo desea morir al lado de su amor.



 

lunes, 23 de enero de 2023

Las raíces del folclor carpetovetónico.



Porque el pop folk español de calidad también existió

Hablar de la música de los años 60 en España es fundamentalmente hablar del rock y de otras variantes. La música de los 60 fue sin duda portadora de una explosión de cambios en el mundo; la moda, la sociedad y la política cambiaron para siempre. El rock and roll dejó de ser prohibido y los grupos musicales se impusieron como iconos de moda. La juventud proponía estilos alternativos de vida buscando otros en una sociedad marcada en España por su retraso respecto a otros países, Se dejaron crecer el pelo mucho más de lo que era considerado “normal” para la época. Vestían ropas sueltas y largas, con impresiones desteñidas y pantalones de campana. Y esta era su música. Tras un nombre ciertamente monjil, Almas humildes (originalmente We, humble souls), se esconde uno de los mejores grupos de folk y folk rock del panorama español con una evolución lógica, que pasó de las guitarras acústicas a los instrumentos enchufados a la corriente alterna, y de los temas de canción protesta cantados en español a los presupuestos del folk rock británico y norteamericano cantados en inglés. El grupo se forma como trío a finales de 1966 si bien hasta su disolución en 1972 lo integraron tres, cuatro o cinco componentes. Se iniciaron con sus primeras actuaciones en el auditorio de la emisora La Voz de Madrid y pronto se hacen habituales de los conciertos organizados en facultades y colegios mayores. En su tiempo de vida publicaron un único LP y ocho Eps. Graban sus primeros discos obteniendo un éxito importante con “Cuervos” y “La Gacela”; el primero de ellos (de letra agorera, la comunión de los sonidos de los instrumentos rememora un paisaje asfixiante que provoca en el oyente el efecto deseado; una joya) estará en el top 10 de ventas varias semanas y ambos sonarán frecuentemente en emisoras de radio. Son buenas composiciones, aunque pecan de una cierta grandilocuencia retórica que frenó la ascensión popular del grupo. En 1969 van a iniciar una evolución estilística muy importante, van a adoptar un estilo folk-pop con adaptaciones de Neil Diamond o el francés Hughes Aufray. Ese mismo año aparecerá “Cantemos”, que les llevará de nuevo a las listas nacionales de ventas y que supuso un acercamiento feliz a la música más comercial. Se anunció un segundo LP, que; sin embargo, se quedó únicamente en proyecto porque la prioridad de los componentes del grupo no era la música sino sus carreras universitarias, y ya en los últimos cursos fueron alejándolos de los escenarios. Aún publicarían un par de sencillos en 1972 para retirarse discretamente de la música. Un exceso de elitismo o un cierto despego respecto al público hizo que Almas Humildes no acabaran de cuajar desde un punto de vista estrictamente comercial, lo que no impide que sean dueños de una serie de canciones históricas en el folk español de autor y autores de una carrera no excesivamente larga, pero capaz de aportar matices evolutivos más que interesantes. Como anécdota, al margen de la música, es perceptible la evolución general de la estética, ya que el vídeo con el que recordamos al grupo, puntero e innovador cuando se hizo, resulta hoy no llamativo, antiestético, e incluso un pelo lúgubre.


domingo, 22 de enero de 2023

De cuando todos los hombres olían igual.


A raíz de una invitación virtual, a través de las Redes Sociales,
para visitar, hasta el mes de mayo de este año 2023, en el Museu de Badalona, Barcelona, la exposición “100 años de Varon Dandy(recomendable por la calidad en la colaboración en el contenido del coleccionista y alma-mater de ésta y otras exposiciones de temática variada – no sólo de perfumería -, Juan José Ruíz Crivillé; la exposición, para evitar excusas pueriles, es de entrada gratuita) se disparó, sin más motivos ocultos, la curiosidad personal; algo no cuadraba pese a que la noticia de la exposición (con la fecha de creación del perfume) ha sido recogida por la prensa de todo el mundo: ¿Varon Dandy? ¿La loción para después del afeitado? ¿100 años el 2023? Acudiendo a Wikipedia, “que todo lo sabe”, aunque a veces sus datos hay que cogerlos con pinzas y siempre es conveniente contrastarlos, Varón Dandy es una fragancia y una línea de productos masculina creada por la marca de perfumes Parera, con sede en Badalona, que se convirtió en el producto estrella de la empresa y que marcó toda una época como primera y única fragancia masculina en España durante muchos años. Originalmente se creó el perfume de la mano del fundador Joan Parera Casanovas en 1912, el mismo año en que se fundó la Perfumería Parera1. Otras fuentes citan 1924 e incluso 19432, en plena posguerra, como el año de su creación


P
ero, más allá de la confusión con las fechas, rememoremos el producto. La exposición va acompañada del libro “Perfumería Parera. 100 años de Varon Dandy”, de la historiadora Núria Canals, y la Perfumería Parera, más conocida como Can Parera que, junto, quizá, con la de Anís del Mono (con su actual característica e inconfundible botella, sus carteles publicitarios modernistas pintados por Ramón Casas y su etiqueta, una burla al naturalista Charles Darwin), fue una de les fábricas que hicieron conocida Badalona en el exterior. La exposición está centrada sobre todo en los primeros años de una de las empresas más emblemáticas de la ciudad, y busca rememorar la presencia de Varon Dandy en muchos hogares, tal y como detalla la directora del Museu de Badalona, Margarida Abras. Perfumería Parera sacó al mercado otras muchas colonias y productos como lociones, fijadores del pelo, etcétera, en marcas como Verdadera, Chesterfield, Cactus o Gong3, pero Varon Dandy fue siempre la marca icónica de Parera4, incluso a día de hoy todavía se fabrica; técnicamente, para los expertos, es un perfume que tiene una esencia amaderada, especiada, a cuero, animalizada y oriental, además muy característico por su aroma intenso. La mítica fragancia asociada hoy a señores de cierta edad fue toda una revolución en su época, ya que se convirtió en el primer perfume masculino y el único que se vendió durante años a pesar de que fue muy arriesgado porque entonces los hombres no se perfumaban, ya que eso se consideraba propio de afeminados y, al parecer, cuando los comerciantes iban a vender en los pueblos la colonia para hombres, en muchos los echaban a pedradas. Los de Parera contraatacaron con una potente campaña publicitaria: el nombre del perfume ya indicaba que era para hombres, además elegantes y refinados y en la etiqueta dibujaron un sombrero, un bastón y unos guantes; ya lo decía el eslogan, era “El único perfume para hombres, hombres”. Con un emblema formado por un sombrero de copa, un bastón y un guante, con la voluntad de transmitir al consumidor que su uso representaba la elegancia en un hombre, se convirtió en una fragancia asequible para muchas personas que querían “ir a la moda” pero no se podían permitir una colonia extranjera.


Un inciso
argumentado en ese acordarte del aroma de un cocido y ver a tu abuela en la cocina. Las experiencias que los olores nos traen a la memoria son de carácter mucho más emocional que los recuerdos evocados por imágenes o por palabras y quizás sea por eso que muchos hombres no tienen uno sino varios perfumes, colonias y aguas de colonia, diferenciando esas fragancias asequibles para el día a día de las más lujosas, reservadas para la noche y los eventos especiales. Así sucede con el mundo de las fragancias masculinas, ¿quién no ha tenido un dandi del extrarradio en la familia que usaba colonia en cantidades industriales y ambientaba toda la casa? ¿o un amigo que dejaba un rastro por la discoteca con el que era imposible perderlo? Ambos olores se han quedado en nuestra memoria histórica pero, sorprendentemente, siguen a la venta y se han convertido en los grandes clásicos del neceser masculino y objeto de deseo de los más "retro-hispters". Porque en el equilibrio está el acierto y no sólo nos referimos al número de pulverizaciones o “bofetadas” de loción que uno se aplica, sino en el número de frascos que se acumulan en el cuarto de baño. Este es, pues, un recorrido por la nostalgia olfativa, que combina a a las mil maravillas con todas esas nuevas fragancias, como el perfume de Dior Homme, que van llegando a nuestras manos en Navidades y cumpleaños. Quizás Varon Dandy no sea el frasco más glamouroso de los que se conocen pero que levante la mano quién no lo ha usado como primer after-shave de su incipiente mostacho; la botella de litro de Varón Dandy es historia de España, de postguerra, de hombres muy hombres que ni se les pasaba por la cabeza perfumarse. Lo creó en 1912 el fundador de la mítica Perfumería Parera de Badalona, Juan Parera Casanovas, y llegó a producir hasta dos millones de litros en los años 70.


Antes de la guerra (in)civil,
se hizo una gran campaña de promoción que llevó a la marca a invitar a las quince chicas candidatas al certamen Miss Europa 1933, que debía celebrarse en Madrid. Un año después, Miss Catalunya y Miss Barcelona recogieron el testigo visitando la fábrica. Durante los primeros años del franquismo, al principio de la inacabable posguerra, en España se establece un nuevo régimen, que tiene como eje central la figura de Franco (su estilo, no su imagen). Dentro de la imagen que el franquismo quiso dar, jugó un importante papel, al igual que en todos los regímenes totalitarios, la imagen idealizada del hombre; se hará una defensa de mito del hombre perfecto, que incluye lo corporal, aunque siempre estará más próximo a la imagen del caballero perfecto, del "monje-soldado", hecho de austeridad, de espíritu de sacrificio, pero también de impasibilidad ante la sangre vertida, que al modelo corporal desarrollado en el fascismo italiano y en el nazismo alemán y así, en cierto modo, se politizó la publicidad de Varon Dandy (y de otros), al servicio del nuevo régimen político, y se llegó a afirmar que se «trabajaría intensamente para abastecer y normalizar cuanto antes nuestro mercado en aras de la grandeza y espléndido resurgir de nuestra querida patria». La imagen física se utilizó como sistema de propaganda. Se trataba de crear una mitología emotiva para las clases medias que actuase como pantalla para ocultar lo conflictivo y transformar la realidad en una imagen de la Unidad, el Orden y la Jerarquía. La familia era la institución por excelencia, y como medio para atar a los individuos (hombre, mujer, hijos) a ella, se dará una gran inhibición sexual que hará que el cuerpo sea considerado como el "abominable vestido del alma", como lo llamaría Gregorio el Grande. Además, al no estar extendido el uso de colonias para hombre en esos años, tenía que remarcarse lo de que era para señores muy masculinos, no fueran a relacionar el uso de la colonia con algo como la homosexualidad, que eso sería como nombrar al diablo o peor. Según cuentan, si un hombre usaba colonia en aquellos años ya tenía todas las papeletas para que le llamaran maricón en cuanto se diera la vuelta. Por eso la publicidad de la época se empeñaba en dejar muy claro que no, que esta colonia era para machos, machos. Viriles y completamente heterosexuales. Sobre todo (o casi únicamente) dejando claro que eran heterosexuales y muy machotes.


P.S.- Cuando ya estaba hilvanado el contenido de estas reflexiones, el propio Juan José Ruíz Crivillé – gracias - nos saca de dudas y contribuye a deshacer la matrioska que encierra el misterio de las fechas: resulta que Perfumería Parera se crea, efectivamente, en 1912, y da comienzo la fabricación como J. Parera, pero no es hasta 1922 que solicita y obtiene la autorización comercial para usar el nombre de Varon Dandy para el producto, luego tiene todo el sentido que se conmemore el centenario de Varon Dandy, como tal, el año 2022, cuando se inició la exposición.

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1En el catálogo de la exposición El arte de la belleza, de la Biblioteca Nacional, de Satué-Ramos, se cita: El mismo año en que se fundó, en 1912, Parera creó una de sus fragancias masculinas de más éxito: Varón Dandy. En su tarjeta comercial se presentan todos los productos de la marca: colonia, loción, fijapelo, masaje y extracto. En el interior del díptico está impresa la frase publicitaria: «Varón Dandi (con “i” latina) reúne todos los artículos de perfumería indispensables al tocador del hombre moderno».

2Y cambiando la autoría. Esta opción dice que en 1943, el perfumista valenciano Luis Garcés Mantiña crea la primera loción para después del afeitado disponible en España, también bajo la marca Varón Dandy. Cuentan las crónicas y sus allegados que llegó a escribir en sus apuntes: «Quiero que los españoles, aunque devastados por una guerra, puedan levantarse por las mañanas y abofetearse la cara con mi loción». En aquel momento, Varón Dandy, era toda una gama de productos, en la que cabían, no solamente la colonia y el masaje que aún se venden, sino también cremas, dentrífricos, fijadores, masajes, etc. También se presume que este valenciano inventó e hizo popular el peinado con raya para diferenciar a los soldados. Queda claro que el perfumista dio con una fórmula que lo ha resistido casi todo, hasta uno de los primeros anuncios que se hizo para Televisión Española y donde se repetía un lema hipermasculino: «Varón Dandy, el colonio».

3Su gama de productos fue muy amplia y variada, incluía artículos de cosmética y belleza. así como una serie de colonias florales. Sin embargo, destacó especialmente la Cocaína en flor (nombre impensable hoy), que se presentaba como el perfume «misterioso cuyo número responde a efectos desconocidos».

4Su personal de fábrica fue mayoritariamente femenino y los pocos hombres que trabajaban estaban en el almacén, hacían embalajes en las secciones de vidrio y carpintería, o trabajaban en el laboratorio químico, si bien en esta última sección sí que llegó a haber mujeres. En la ciudad, las chicas que trabajaban en Can Parera tenían fama de bellas y elegantes; esa fama existió especialmente durante los años 30, cuando incluso existía una canción que las elogiaba. De hecho, el propio Joan Parera se encargaba de que la fama fuera merecida, porque siempre regalaba a cada trabajadora un estuche de cosméticos para su uso personal. Los mejores años de la perfumería fueron los años 20 y 30, en los que sólo los químicos, y el ama, la esposa del propietario, conocían las fórmulas de cada producto, y su producción siempre compaginó la producción de colonias a granel y la de perfumes contenidos en frascos con diseños originales de la casa. A principios de la década de 1940, Parera se transformó en sociedad anónima; en los años cincuenta también tuvo relaciones con fábricas francesas, dentro de la tónica que seguían otras muchas del sector. Su internacionalización era un hecho, registrada en el Registro de Patentes de Estados Unidos, y se cuenta que en Puerto Rico se vendía tanto la loción que los trabajadores bromeaban sobre si se bebían o se duchaban con Varon Dandy

 

jueves, 19 de enero de 2023

Poesía, música y crítica social.



Las letras surgidas del almacén creativo de un poeta como Paul Simon constituyen obras de arte literario que luego toman forma de canción. ‘
The boxer’ puede ser, quizás, el ejemplo más evidente de ello. Simon & Garfunkel hizo, además, un ejercicio de predicción con este tema. Como excelente visionario, ya adelantó que la precariedad laboral y la soledad son los mayores males del ser humano en la sociedad urbana, donde el hecho de estar rodeado de gente no impide convertirse en invisible y malvivir sin que las miles de personas que transitan por tu lado se percaten de ello. Es la realidad de los hombres y las mujeres actuales. Aunque la composición data de 1969, la incomunicación humana que narra ‘The boxer’, y que también podemos encontrar de forma habitual en casi todas las creaciones del dúo estadounidense, está cargada de actualidad. Al igual que aquel púgil derrotado en el cuadrilátero y aplastado por la vida que caminaba solitario por las calles sumido en su soledad y superado por el terror, ¿cuántos hoy en día sufren este síndrome de la modernidad? Idéntica sensación, seguro, experimentan muchas personas que, en estos tiempos de crisis económica y social, transitan infectadas por la terrible enfermedad del paro. Me refiero a esos que se ven obligados a trasnochar en cajeros automáticos o en bancos de parques. A esa gente que hasta hace muy poco eran trabajadores como nosotros. Un golpe de mala suerte les colocó en el filo de una navaja que está a punto de degollarles. ‘The boxer’ retrató con crueldad a los millones de víctimas inocentes del sistema deshumanizado que preconizan nuestros gobernantes y que el resto estamos obligados a aceptar. Pero, no nos equivoquemos, la culpa es siempre nuestra. Tenemos lo que nos merecemos, porque somos una mayoría silenciosa que acepta cualquier cosa con el argumento de que nada se puede hacer ante los poderosos. Así siempre estaremos condenados. Es hora de combatir a los que piensan por nosotros, a los que pretenden convencernos de que la sociedad es fruto de la evolución, que es natural que todo se compre y se venda, que es natural que haya ricos y pobres, que es natural que la dignidad no esté al alcance de todos… Y, sobre todo, que un modelo justo y humano constituye sólo una utopía. Pero volvamos a ‘The boxer’: narra el devenir en Nueva York de un joven que abandona su mundo rural con la esperanza de triunfar entre las doce cuerdas. No ocurrió y pronto se vio sumido en el hoyo de la pobreza y el desamparo. Pero todo era una simple metáfora, porque en realidad la balada es autobiográfica. Simon, que dijo haberse inspirado en la Biblia, esconde sus propias experiencias en la figura de un púgil que se pelea con el mundo, recibiendo y dando golpes para sobrevivir. No deja de ser una dura crítica social, dotada de una carga emocional digna que elevó el nivel de los temas que, por aquellos tiempos, pululaban entre las creaciones de la llamada canción protesta. En el fondo, el objetivo era, según confesó años más tarde el autor, reflexionar sobre la maldad que anida detrás de críticas absurdas. Hay que recordar que la prensa especializada fue muy cruel con los trabajos que antecedieron a esta canción. En ella se analiza el peso de la fama y la influencia, casi siempre negativa, que tiene sobre algunas personas. Pero, finalmente, como moraleja, Simon nos recuerda que lo importante siempre es no tirar la toalla y enfrentarse a los problemas. Tras el original de Simon & Garfunkel y la interpretación en español a cargo del grupo Laredo, hay que recordar las versiones de los británicos Mumford & Sons, Emmylou Harris, Joan Baez, Chet Atkins, Neil Diamond, Rick Wakeman, etc. y, por supuesto, la irrepetible e inolvidable parodia de Martes y Trece.




 

miércoles, 18 de enero de 2023

Para escuchar...



A diferencia del largo tiempo invertido en la mayor parte de sus obras de envergadura, el Cuarteto para cuerdas No 2 en Re mayor de Alexander Borodin (1833 – 1887) fue compuesto durante unas cortas vacaciones de verano en agosto de 1881. Borodin había conocido a la pianista Ekaterina Protopopova hacía veinte años, durante una pasantía en Heidelberg como científico. Casados en 1883, quiso rendir homenaje al hallazgo de su amor de dos décadas con el cuarteto que se iba a convertir en el más importante de los únicos dos que compuso para el género. Breve es la música de cámara que escribió Borodin. Reducida también es la lista completa de su corpus. Hijo ilegítimo de un príncipe ruso, el autor de las populares Danzas Polovtsianas accedió a una educación privilegiada que le permitió desempeñarse gran parte de su vida como profesor de química en las academias de medicina en San Petersburgo. De modo que la música fue siempre su vocación secundaria, lo que no le impidió formar parte del célebre Grupo de los Cinco, formado, además de por él, por Cesar Cui, Mili Balakirev, Modest Mussorgsky y Nikolai Rimsky-Korsakoff, que cambió la historia musical rusa y del resto del mundo, Borodin era, en realidad, químico. Y además, un químico de los mejores de su época, que se formó en los mejores laboratorios occidentales, como Heidelberg, por ejemplo.
Descubrió (y describió) una serie de reacciones y procedimientos químicos en el campo de los aldehídos, reacciones y procedimientos químicos que hoy llevan el nombre de otros químicos franceses o alemanes… es lo que tenía investigar en la apartada Rusia del Siglo XIX: lo que ocurría allá apenas tenía repercusión donde de verdad se cocía la ciencia del momento. No sé si esto le disgustaba al bueno de Borodin, elegante, filántropo y bohemio, pero el caso es que disfrutaba siendo un compositor dominical, como se refería con sorna a sí mismo. Sus obligaciones durante el resto de la semana le impedían dedicarse a su pasión: apenas podía tocar el violonchelo con sus amigos, con lo que le gustaba, y menos aún componer. Como consecuencia, su producción musical es patéticamente escasa: un par de preciosas (y muy rusas, por cierto) sinfonías, una tercera sinfonía incompleta, pues falleció antes de poder terminarla, que fue rematada y orquestada por Glazunov, una ópera (pero ¡qué opera!: El Príncipe Igor, uno de los iconos de la ópera rusa, por no decir EL icono), que también dejó inconclusa a su muerte y que fue terminada también por Glazunov y por otro de los integrantes de los Cinco: Nikolai Rimsky-Korsakoff, un poema sinfónico (En las Estepas de Asia Central), un par de cuartetos de cuerda, un par de quintetos, una sonata… Y poco más. El Grupo de los Cinco, dicho sea de paso, no veían con buenos ojos la música de cámara. El tercer tiempo, andante, llamado Notturno, del Cuarteto para cuerdas No 2, es el que ha hecho popular al cuarteto y cautivado a un amplio público. Numerosas versiones proliferan en los más diversos círculos de arte; incluso en 2006 un cortometraje de animación de los Estudios Disney hizo uso íntegro del célebre andante. Ese tercer movimiento comienza con el cello desgranando una maravillosa melodía que es acompañada en la distancia por el resto de los instrumentos… luego es el violín quien toma la misma melodía dos octavas más agudo, acompañado de nuevo por los otros tres instrumentos. Es un prodigioso canto de amor… y muy pocas veces se ha escuchado algo semejante. Más adelante, la decoración cambia. Son ahora los violines quienes entonan una escala ascendente (en staccato, es decir, que las notas ascendentes no están ligadas entre sí, sino que tienen un brevísimo silencio entre ellas), que es contestada una y otra vez el uno por el otro, con entradas de la viola… las dos melodías, la inicial y este segundo tema, de pronto se mezclan, se unen y se convierten en una única melodía. Genial, nuestro buen Borodin. Con qué economía de medios nos hace oír prácticamente a una orquesta entera, ¿verdad?



 

martes, 17 de enero de 2023

De recuperaciones del pasado.



Por cosas del
azar, este sábado pasado fue un sábado especial, no fue un sábado cualquiera, porque me llegaron noticias, no importa ahora por qué, de que sigue funcionando el Pub KM (c/ Alcolea, 100, en el barrio de Sants, en Barcelona). El Pub KM fue el primer pub de España, por ejemplo, fue donde el desaparecido humorista Eugenio empezó a hacer chistes y donde se reunían las starlets de los años 70. Por motivos que excederían esta entrada, al parecer, el pub entró en letargo y se ha conservado cómo era entonces. Ahora es un sitio secreto. Como los paradores turísticos sin turistas, que pasan de boca a boca hasta tener turistas. Este pub todavía guarda su secreto y una muchedumbre de personas lo pudimos disfrutar. El Pub KM es una rara avis en Barcelona, pero quizá sea la esencia de Barcelona, lo que querrían ser todos los clubs, lo que aspiran a ser todos los bares. Recordarlo es como caer en el bache de Alicia en el país de las maravillas, sentarse y tomar un gin-tonic es viajar en el tiempo, un tiempo en el que las preocupaciones son inexistentes y la conversación, el espectáculo y las risas empalagan el aire, no como en una comida familiar, o como en una larga reunión ejecutiva. Su atmósfera clandestina chocaba con las amables sonrisas del público. En una Barcelona conquistada por hordas de turistas, esnobs y bobos, el descubrimiento de este pub me hizo ver una ciudad escondida, una ciudad de risas y nubes espesas de humo de tabaco, de infidelidades y bonhomía, de jugadores de fútbol, bohemios y músicos sudamericanos. El Pub KM no tiene ninguna canción que no sea recordado con nostalgia Y ahí quería llegar. En mis visitas al pub, coincidí más de una vez con un guitarrero sudamericano que, entre otras piezas, invariablemente todas las veces nos dedicaba una, para mí desconocida, de la que se me quedó la tonada y un fragmento de la letra que decía “… dicen que es Manuel su nombre y que se lo llevan cautivo a Til-til…”, y nada más. Años después descubrí que era un fragmento de la canción «El cautivo de Til Til», del cantante chileno Patricio Manns, compuesta en dedicación al guerrillero chileno Manuel Rodríguez Erdoíza, asesinado en la ciudad de Til-Til en 1818, refiere la muerte de quien fue la figura más carismática durante la lucha de Chile por independizarse del imperio español; esta canción era profundamente significativa, ya que Manuel Rodríguez es la encarnación mítica del guerrillero popular, al punto que la principal organización de lucha armada contra la dictadura de Pinochet tomó su nombre, pero era también el primer detenido desaparecido por obra del gobierno chileno (desapariciones de triste actualidad entonces). De Patricio Manns, escritor y músico, nacería este homenaje a Manuel Rodríguez; en tiempos en que comenzaba a articularse la búsqueda de una música con mayor sentido y profundidad, anclada en la realidad, la publicación de “El cautivo de Til-Til” mostraría un renovado compromiso con la Historia y una sincera preocupación por los valores nacionales. Por su dedicatoria, su pluma y un característico ritmo, esta obra brillaría de inmediato. Evitando el lugar común, siempre fiel a sus convicciones, Manns recogería en ella la memoria colectiva, dejándose llevar por su talento poético y creativo; su propuesta musical abriría caminos, tal como en otro tiempo ocurriera con el caudillo muerto en Til-Til.


Por unas pupilas claras

que entre muchos sables

viera relucir,

y esa risa que escondía

no sé qué secretos,

y era para mí.

Cuando altivo se marchó

entre gritos de alguacil

me dolió un presentimiento (1)

al verlo partir.


Dicen que es Manuel su nombre (2)

y que se lo llevan

camino a Til-Til,

que el gobernador no quiere

ver por La Cañada

su porte gentil.

Dicen que en la guerra fue

el mejor y en la ciudad

le llaman el Guerrillero

de la libertad.


Sólo sé que ausente está, (3)

que le llevan los soldados,

que amarrado a la montura

la tropa lo aleja de su General. (4)

Sólo sé que el viento va

jugueteando en sus cabellos

y que el sol brilla en sus ojos

cuando le conducen

camino a Til-Til.


Dicen que era como un rayo

cuando galopaba

sobre su corcel

y que al paso del jinete

todos le decían

por nombre: Manuel. (5)


Yo no sé si volveré

a verle libre y gentil,

sólo sé que sonreía

camino a Til-Til.



Nota : En la versión del disco “Patricio Manns en Chile” Manns modifica el texto de la siguiente manera:


(1): me nubló un presentimiento

(2): Dicen que es Manuel Rodríguez

(3): Sólo sé que ausente va

(4): la tropa le aleja de su General

(5): todos murmuraban su nombre: Manuel