miércoles, 27 de noviembre de 2013

(1/2) Transparencia fiscal con nota para España...


Acostumbrados como estamos a que España se sitúe últimamente en el furgón de cola de casi todas las estadísticas (paro, inversión en I+D+I, educación, respeto a los DDHH, etc.), extraña que haya pasado desapercibido el resultado del informe sobre Transparencia Fiscal de acuerdo con la evaluación efectuada sobre prácticamente todos los países y en el que España se sitúa en el grupo de cabeza y que ha sido presentado como conclusión al 6º encuentro del Foro Global sobre Transparencia e Intercambio de información con fines tributarios, dependiente de la OCDE (Global forum on transparency and exchange of information for tax purposes, con el link permanente www.oecd.org/tax/transparency) celebrado en Yakarta (Indonesia) los pasados días 21 y 22 de noviembre. 


Hay que aclarar que cuando se habla de transparencia en este caso, no es la transparencia en la acción política, la financiación interna,, etc, sino la facilidad o no de ceder información con relevancia tributaria entre países de acuerdo con los parámetros establecidos en el Portal de Intercambio de Información Tributaria,que es una iniciativa del Foro para llevar a cabo revisiones de la capacidad de sus jurisdicciones miembros para cooperar con otras administraciones tributarias de acuerdo con estándares acordados internacionalmente, 
La norma prevé el intercambio de información (previa petición) previsiblemente relevante para la administración y aplicación de las leyes tributarias de la jurisdicción solicitante. Según afirma el propio Portal, el intercambio eficaz de información requiere que las jurisdicciones garanticen que la información está disponible, que se puede obtener de las autoridades fiscales y que no existen mecanismos que impidan el intercambio de esa información. 
El proceso de revisión del Foro Global examina tanto los aspectos legales y reglamentarios de intercambio como el intercambio de información en la práctica. 
Global Forum Members with Senegal
Mapa de la Transparencia fiscal

De acuerdo con todo ello, la calificación de los 121 países o jurisdicciones que integran el foro ha quedado como se puede ver (en inglés) en el cuadro resumen que puede consultarse clicando aquí, y por lo que se refiere a España, nos remitimos, sin más comentarios, a la nota de prensa publicada por el gobierno, que puede consultarse clicando aquí

lunes, 25 de noviembre de 2013

Alguien tenía que decirlo: zonas vigiladas de máxima (in)seguridad



Con tantas cosas como se ven y se oyen, uno ya se cree curado de espantos, pero, la verdad, es que la capacidad de asombro no parece tener límites, y se demuestra a veces con cosas nimias. Para entender lo que quiero decir, permítanme que les cuente una de mis últimas experiencias en un aeropuerto. No importan excesivamente los detalles porque la situación forma parte del día a día en casi cualquier instalación similar.
Verán: el día D llega uno a la terminal acordada con muuuucho tiempo por delante hasta la hora prevista para el embarque del avión. Aún así la eficiente empleada que atiende con un celo encomiable el mostrador consigue que las colas se hagan kilométricas y las miradas de los futuros pasajeros al reloj, cada vez más angustiadas. 

Por fin se llega a la zona de control: el ordenador portátil, fuera de la funda, el teléfono móvil, las monedas, los bolígrafos, el cinturón, el rosario de mi madre, y todo lo que tenga aspecto metálico, por el escáner; los cortaúñas, líquidos, pomadas, jabones, champús y demás (en tamaño muestra no comercial, por supuesto), a la vista. En definitiva, uno pasa indefenso y casi desnudo el arco ante la mirada inquisidora de una legión de vigilantes; pero ¡ah! el dichoso pitido se dispara y  te hacen descalzar porque, al parecer, tus zapatos se han convertido de repente en un arma mortífera. “¿Y el reloj?” “No es metálico, no se preocupe; además, como ha podido ver, no ha sonado” “Es igual, quíteselo y lo pasa por una bandeja” Y uno, convertido en la sumisión personificada,  se quita dócilmente el mortífero reloj y obedece al vigilante. Aún así no es descartable que haya que someterse a un concienzudo cacheo en público si persiste el pitido del escáner o, simplemente, por muestreo estadístico.


Para colmo, el cargador de la batería del portátil, que está en la maleta, ha levantado vaya usted a saber qué alertas en el escáner y tienes que acompañar a un atento uniformado hasta una inhóspita sala aneja y mostrar que lo que ha provocado tamañas suspicacias es eso, un cargador de ordenador y no otra cosa.
Por fin, ya se ha atravesado la feroz trinchera; es hora de volver a vestirse, adecentarse, dejar de hacer publicidad con los potingues que te han hecho sacar a la vista, y descubres que en el proceso, en algún sitio has olvidado el periódico que llevabas para amenizar la espera. Y estás furioso, claro. En fin…

Curiosamente, y contra todo pronostico, porque se ha producido una demora sobre la hora prevista de embarque, aún te da tiempo a descansar antes de embarcar, repantigado y anímicamente derrengado, en un incómodo sofá corrido, y es entonces cuando oyes una voz contundente que dice por los altavoces: “Por su propio interés, rogamos mantengan sus pertenencias controladas en todo momento”, como siempre has oído. Pero esta vez se te ocurre pensar (ya fuera del escáner, por si acaso), y la furia se incrementa, porque, en definitiva, ¿para qué están el ejército de cuerpos de seguridad uniformados, seguridad privada, vigilantes de paisano y cámaras de video cada diez metros? ¿Para que no entres con un champú de más de 100 cm³ a la zona segura o para velar por la seguridad del recinto? 

¿Hay que pensar, entonces, que una vez conseguido entrar en zona de máxima seguridad bajo control lo que realmente se ha hecho es acceder a la “ciudad sin ley” en la que la responsabilidad de evitar problemas te a dejan sólo a tí?

Pues eso: en fin….

sábado, 23 de noviembre de 2013

Ley de la selva vs. decencia

Encaramos ya el tramo final del año y se empiezan a advertir en muchas empresas, como siempre, los típicos movimientos estratégicos encaminados a maquillar aceptablemente las cuentas para que los socios estén satisfechos con los resultados económicos y, consecuentemente, con los dividendos a percibir.
Nada que decir: es comprensible que sea así de forma que la continuidad de los negocios no se vea en peligro y que los socios encuentren atractivo mantener su inversión.

Mucho que decir, en cambio, de algunos métodos que proliferan para realizar ese maquillaje, desde la utilización de la frecuentemente llamativa "contabilidad creativa" (a la que hoy no nos referimos) hasta el manejo indiscriminado de la tijera para recortar todo tipo de gastos en estos últimos meses. Y uno de los "gastos" que se recortan de manera más recurrente es el de personal, eterno chivo expiatorio de erráticas políticas empresariales para la que la salida a sus desatinos es prescindir de mano de obra.

A nadie debe extrañar que se confronten, con el fin de mejorar el análisis, dos hechos aparentemente inconexos, como puede ser que cada año se hable, en el terreno laboral, de "otoño caliente" y no, por ejemplo, de primavera o verano calientes, y que el gobierno anuncie a bombo y platillo el inicio de la recuperación económica a la vez que declara esperar un incremento de la cifra de parados en 100.000 personas en el último trimestre del año, reconociendo así que eso lo consideraban como una normal fatalidad.Y aquí viene el tema: el "fatal" incremento del paro ¿es una fatalidad contra la que no se puede luchar o es una ficción acomodaticia para contentar a "los mercados"?

No basta con intuir lo segundo. No es sólo intuición. Hay que recordar que, recientemente, Joan Rosell, presidente de los empresarios españoles lanzó la propuesta de acabar con el paro en toda Europa por el sencillo método de que cada empresa europea contratara un único parado; como quiera que el número de empresas en funcionamiento y el de parados es similar, asunto resuelto.  El asunto no mereció más atención que la de cualquiera de las astracanadas a las que últimamente nos tiene acostumbrados, pero, puestos a pensar, resulta que Rosell tiene mente y madera de empresario (radical, si se quiere) y lo que cabe deducir es que está admitiendo que la solución al paro está más en la mano de las empresas de lo que se dice.

No nos engañemos, tanto el amable lector de estas líneas como yo mismo sabemos que hay muchas empresas y negocios que sobreviven como pueden y que bastante hacen con mantener le exigua plantilla que tienen, pagar impuestos y luchar contra un mercado cada vez más raro en sus decisiones. No es en ellas, además, en las que piensa Rosell, sino en otras de otro tipo y sí, ellas podrían colaborar en arreglar parcialmente la situación. Supongamos (a criterio del lector queda que esta situación sea fruto de una elucubración teórica o, por el contrario, se le podría poner más de un nombre) que ahora, para maquillar las cuentas de fin de año, una empresa lleva a cabo el "ajuste de plantilla" con el que venía flirteando con los sindicatos desde meses atrás y que, al final, después de muchos debates, afecta a la mitad del personal inicialmente propuesto, para alegría de la parte social.
Un inciso: una de las bases de la negociación en cualquier ámbito es la dosificación entre lo que pretendo y lo que obtengo. Me explico. Si yo quiero vender mi coche y quiero obtener 10.000 € por él, en cualquier escuela  de negocios me instruirán para que lo ponga a la venta por 25.000 y, si es necesario, rebaje mis pretensiones poco a poco, con lo que hay incluso la posibilidad de que obtenga más de los 10.000 € que me marcaba como límite. De la misma forma, si quiero prescindir de 500 personas, lanzo la sonda de que me sobran 2.000, despido al final a 800, y todos contentos ¿no? Fin del inciso.
Seguimos. Al cabo de pocos meses, esa empresa anuncia que, gracias a esos ajustes, los beneficios que ha obtenido son escandalosamente abundantes, podrán doblar el dividendo, sube la Bolsa y la "estabilidad" campa a sus anchas.

Sin embargo, otra lectura es que la empresa declara sin rubor que ha dejado a X personas sin medios de subsistencia para engordar los bolsillos de los socios y de, sobre todo, el consejo de administración.
¿No sería mejor para todos, manteniendo el principio de que la empresa ha de tener beneficios y los socios han de ver satisfecho su riesgo en la inversión, plantear en la realidad esa figura tan manida de que la empresa es "una barca en la que todos remamos"? Es decir, pensar en destinar parte de los beneficios a mantener la indiscutible paz social interna necesaria, pensando que eso de la Responsabilidad social de las empresas no es un slogan que se publica en la memoria y nada más, lo cual no quiere decir que una empresa no se vea en el trance ajustar plantilla, pero nunca por mero incremento de beneficios.

¿Ideas socializantes?  Quizá se interpreten así, pero no son más que ideas que piensan en el futuro, una vez demostrado que el sistema actual hace aguas. Empresarios habrá siempre, y se ha de ponderar positivamente que los haya, pero los poderes públicos deben velar por que el sistema sea en beneficio de las personas (y también, lógicamente de empresas y negocios) y no de "los mercados" a los que se plegan. Si fuera socializante el gobierno debería legislar (que no lo hará) para controlar que un porcentaje determinado de los beneficios empresariales se destinaran a fines sociales y/o luchar contra el paro. Pero si el gobierno no se atreve a atacar el reconocido fraude fiscal de las empresas, hablarle de algo parecido a control de beneficios es una utopía y hay que recordar a Saramago: "Al mundo lo transforma la necesidad. No esperemos la utopía"

martes, 19 de noviembre de 2013

¿Meigas? Haberlas, haylas

Gracias al aviso que amablemente me ha hecho llegar algún lector del blog, he descubierto que la última entrada, una reflexión referida al banco malo, ha desaparecido como por ensalmo después de permanecer un tiempo accesible.
Pido sinceras disculpas por tal incidencia en lo que a mí respecta, si bien es verdad, después de hacer todas las comprobaciones, recuperaciones, resets y reedición aproximada de contenidos, que no sé si las "culpas" del desaguisado debe compartirlas Bill Gates, Murphy o, más cercano a nosotros, las meigas que, como es sabido, nadie dice creer en ellas, pero "haberlas, haylas".
Vuelvo a colgar una nueva entrada sobre el  mismo tema de que hablabaen la que ha desaparecido, que aunque no sea de la literalidad de la primera, contiene todo su enfoque y contenido global.



Aprovecho para agradecer los comentarios que me llegan sobre los contenidos y sigo a vuestra disposición para analizar eventualmente cualquier otro tema que os sea de interés

¿Puede ser bueno el banco malo?

Contrariamente a lo que pueda parecer, el título de esta entrada no pretende ser un fácil juego de palabras sino una invitación a reflexionar sobre el impacto que pueda tener en el largo proceso de la anhelada salida de la crisis el llamado "banco malo" (Sareb para los conocidos), esa institución sugerida por Bruselas para ayudar a salir del marasmo en que se había metido la banca española tras un período no demasiado lejano de hacer barbaridades con el fin último de que se volviera a abrir el grifo del crédito a la sociedad. Algo chirría, no obstante cuando se constata que los bancos, receptores de generosos fondos europeos, los han destinado a la compra de deuda pública y no a financiar particulares ni pymes. Así lo advierte la propia Comisión Europea, que calcula un incremento de deuda pública en manos de los bancos en un 10 % en el mismo período en el que la financiación a proyectos solventes ha caído el mismo porcentaje, es decir, que "se constata la inversión en deuda pública por las entidades con fondos obtenidos del eurosistema para obtener una importante fuente de ingresos a costa de alejarse de su cometido de financiar la economía real".

Volviendo al "banco malo", de entrada, no parece que nos encontremos ante un camino de rosas ya que la filosofía era la de que el "banco malo" pasaba a ser gestor de los activos tóxicos del sector inmobiliario que estaban en manos de la banca, eso sí, a un precio sensiblemente inferior para poderlos colocar en el mercado con cierta facilidad. Sin embargo, si tenemos en cuenta que solo en los últimos doce meses ha bajado más de un diez por ciento el precio de la vivienda, (y no ha tocado fondo, según los expertos), se nos antoja que las dificultades de optimizar los resultados de la Sareb son de mayor calado que las previstas, toda vez que, con ese escenario, las ventas no alcanzan ni de lejos lo esperado.

El sistema contempla que la Sareb pueda variar su plan estratégico a primeros de cada año, y ese puede ser un aliciente para poder pensar que podrá reorientarse la actividad. Hay, además, algunos factores a tener en cuenta en todo este embrollo, algunos de los cuales se trataron con sonora sordina en el momento de poner en marcha la Sareb:
- La Sareb está participada por bancos que, naturalmente, disponen de su propia cartera de inmuebles que desean realizar, por lo que se convierten, de facto, en competidores del "banco malo" en el que participan.
- El sistema de venta adoptado por la Sareb es el de aliarse con inversores que "colocan" los inmuebles  y se parten los beneficios con el "banco malo", si bien hasta el momento de la venta, los inmuebles están en el balance de la Sareb.
- Los bancos que necesitan vender su stock de inmuebles recurren. a mayor abundamiento, a políticas agresivas para hacerlo, redundando en lo que apuntábamos más arriba de la feroz competencia con la Sareb, que debe vender los inmuebles que le han adjudicado esos bancos que dificultan su venta.

Un lío que esperemos que pueda resolverse para evitar que la economía española siga ad eternum  anclada al ladrillo y sin perspectivas oficiales de recambio

viernes, 15 de noviembre de 2013

Actualizacion de las listas del GAFI de países con deficiencias

Tras la reunión plenaria del Grupo de Acción Financiera Internacional contra el blanqueo de capitales (GAFI) que tuvo lugar entre los días 6 y 18 del pasado mes de octubre en París, el organismo ha publicado la actualización de las listas de países que, a su juicio, presentan deficiencias estructurales,, organizativas, legales o de cumplimiento en el campo de la prevención del blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

Irán y la República Popular Democrática de Corea (Corea del Norte) siguen siendo las únicas representantes de países con el máximo riesgo y que no cooperan en la lucha contra esos delitos e incluidas, por tanto, en la lista de categoría especial, por lo que el GAFI reiteró la llamada de atención a sus miembros y a otras jurisdicciones, con el fin de aplicarles contramedidas dirigidas a proteger el sistema financiero internacional de los riesgos de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo que emanan de estas dos naciones.

Asimismo, divulgó la lista (también considerada negra) de los países con deficiencias estratégicas “que no han hecho suficientes progresos o no se han comprometido a un plan de acción desarrollado con el GAFI para subsanar sus fallas, entre los cuales figuran Ecuador, Argelia, Etiopía, Indonesia, Kenia, Myanmar, Pakistán, Siria, Tanzania, Turquía y Yemen

Por otra parte, Cuba, Argentina, Nicaragua. Afganistán, Albania, Angola, Antigua y Barbuda, Bangladesh, Camboya, Irak, Kuwait, Kirguistán, República Democrática Popular de Laos, Namibia, Nepal, Sudán, Tayikistán, Vietnam, Zimbabwe, aparecen en la lista gris de mejora global, es decir tienen deficiencias estratégicas y necesitan mejorar los planes contra el BC/FT, pero trabajan con el GAFI para implementar las mejoras necesarias 


En la reunión plenaria, la tercera del año y la primera presidida por el nuevo Presidente Vladimir Nechaev, de la Federación Rusa, se analizaron las nuevas metodologías para llevar a cabo evaluaciones futuras,con el fin de determinar con mayor eficacia cómo los países logran el objetivo de luchar contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo.

El GAFI adoptó también una serie de informes, tales como las mejores prácticas en el uso de las Recomendaciones para combatir la corrupción (ya comentados en este blog) y sobre la financiación del terrorismo en África Occidental. Además, examinó el impacto de los nuevos programas de cumplimiento voluntario  tributario de Argentina y Bélgica .

Pueden consultarse los documentos originales del GAFI (en inglés) de las listas de jurisdicciones de riesgo o no cooperantes clicando aquí y del progreso en el cumplimiento a fecha de octubre 2013 clicando aquí.

jueves, 14 de noviembre de 2013

Lo tuyo es puro teatro

Por esas casualidades que a veces pasan, estaba oyendo una antología de música latina y me he encontrado este incunable, que comparto, de la que fue para los estadounidenses la "Reina del latin soul", para nosotros La Lupe, fallecida hace ya una veintena de años, pero de fecunda producción en el recuerdo-

Es inevitable que al oír el tema en cuestión, "Teatro", inconscientemente se le pone cara al ruin personaje que retrata La Lupe, ya que, desgraciadamente, la situación es harto común, no ya en el terreno sentimental al que se abona la canción, sino, particularmente, en el de las relaciones laborales: en efecto, con la excusa de la crisis, no pocos pseudoempresarios sobreviven del engaño y del esconder bajo una mansa apariencia una personalidad miserable e indigna enfocada al enriquecimiento personal a costa de fingir lo que no es y, por supuesto, culpando de sus males, frecuentemente, además, a quienes le sirven de auténtico soporte en las dificultades. Son como el personaje de Ricardo III, de Shakespeare, el gran villano, viscoso, ambicioso, cruel y sin escrúpulos, que es capaz de mentir a todos para ocultar sus intenciones. Trasladado a la realidad podría ser, unido en una sola persona, aquel que cuando vienen dificultades, saquea su propia empresa, engaña a sus socios, estafa a sus empleados, se arrastra llorando con lágrimas de cocodrilo ante quien puede salvarlo o ante quien es acreedor.... ¿Exagero? En absoluto: sabandijas así existen; es más, seguro que cualquier lector decente es capaz de identificar alguna que reune más de una de esas características.

Nada que ver, lógicamente, con el emprendedor que sufre, como todos, los avatares de la crisis pero se esfuerza en vencerla sin engañar a nadie y sin estafar a quien le ayuda, saliendo adelante sin hacer ruido en su lucha contra todos los "agoreros" oficiales. Para ellos, como espectadores privilegiados, este "Teatro"

viernes, 8 de noviembre de 2013

Boletín nº 29 - La comunicación, parte de la negociación



A la vista de tal cantidad de dislates a los que estamos asistiendo (de los que somos. todo sea dicho. sujeto pasivo la mayoría de veces) en lo referido a los mensajes que los poderes públicos "dicen" que emiten, y que resultan o incompletos, o sesgados, o directamente engañosos, parece oportuno reflexionar, aunque sea muy por encima, de temas que, sin ninguna duda, los gabientes de comunicación conocen al dedillo ya que son el fundamento de una comunicación eficaz. Queda fuera de esta reflexión la pregunta del millón: ¿por qué no los aplican?.

Partimos de una obviedad en el ámbito político: es conocido que la doctrina aristotélica identifica la retórica como la “búsqueda de todos los medios de persuasión que tenemos a nuestro alcance”; si a nuestra vez identificamos la retórica con la comunicación interpersonal, parece desprenderse que la finalidad última de la comunicación es el conseguir que los receptores del mensaje admitan y asuman el punto de vista del emisor. Dicho sea de paso, a nadie se escapa que, precisamente la capacidad de desarrollar un cierto nivel de persuasión es uno de los elementos clave en los procesos negociadores. ¿Y qué es la comunicación sino una forma de negociación? No hablamos, claro está, de la información del resultado de la negociación sino de la comunicación como parte de ella.

Por otra parte, las personas siempre buscan el disfrute de relaciones humanas armónicas, y es evidente el malestar (e incluso conflicto) que llega a generar el no tener buen trato a cualquier nivel: en el trabajo, el colegio, en la diaria convivencia familiar o en la relación con los poderes públicos. Y no pueden haber relaciones humanas (ni tan siquiera de dependencia) si no hay comunicación, entendiendo ésta como un proceso de intercambio de ideas, actitudes, datos y hechos que son el sustrato del entendimiento.

Vamos, pues, a recordar únicamente la importancia, tantas veces cantada, de los  elementos básicos de la comunicación que, por ser sobradamente conocidos producen la rutina de la indiferencia en su examen.

Elementos de la comunicación

Para situar el escenario apropiado, se ha de convenir que las relaciones humanas, conforman un fenómeno mucho más complejo de lo que suele admitirse. Es un tópico decir al respecto que cada persona es diferente por actitud, habilidades, personalidad, etc., además de por otros aspectos tales como sexo, edad, creencias, apariencia física, etc. Pero si en un grupo humano confluyen diferentes perfiles, es obvio que sólo a través de la comunicación efectiva y sincera se conseguirá insertar a todos haciendo comprender los objetivos comunes y los procedimientos a seguir, creando vínculos provechosos para ambas partes, emisor y receptor, mediante la convergencia de intereses.
De este acercamiento al problema ya se infiere que el primer paso de un proceso efectivo de comunicación debe ser definir el objetivo común y enfocar sobre él la comunicación: sólo así se allanará el camino de la persuasión.
Una vez definido el objetivo, el cómo abordar el cambio actitudinal que fuere necesario para conseguirlo, pasa por la emisión de mensajes concisos, claros y convincentes, unido a la exteriorización de sentimientos positivos que, a veces, se consideran trasnochados, como el respeto, la simpatía, la sinceridad, la estima, etc., muy particularmente cuando los mensajes recibidos de inicio vengan cargados de actitudes y sentimientos negativos que, en su gran mayoría son lo que suele denominarse como prejuicios psicológicos.

El objetivo, por tanto, de la comunicación en sí misma, ligado a la definición del objetivo común, ha de cumplir ciertos requisitos:
-          ha de centrarse en unificar conductas sobre el objetivo común
-          no ha de haber contradicción entre el objetivo de comunicación y el objetivo común
-          ha de ser compatible con la forma habitual de comunicarse (si la forma en la organización es, pongamos por caso, correo electrónico, la comunicación debe iniciarse y acabarse por ese soporte, y si la comuunicación debe ser presencial para admitir cuestiones a aclarar, no debe rehuirse la comparecencia)

Si se examinan los parámetros indicados, en ellos se identifican a la perfección los elementos principales de la comunicación: el mensaje y el canal, dejando voluntariamente aparte por sus connotaciones específicas como humanos, las figuras del emisor y del receptor.

El mensaje

Hay un viejo axioma en comunicación que recuerda que únicamente cuando se conoce a fondo lo que se quiere transmitir es cuando puede alguien atreverse a hacerlo, porque sólo entonces será capaz de encontrar las palabras precisas que expresan la idea a transmitir, seguramente diferentes para cada interlocutor.

No cabe duda que la forma efectiva de hacer llegar el mensaje depende en gran manera del estilo del emisor, pero no es menos cierto que se han de tener en cuenta algunos factores que podrían distorsionar la idea que verdaderamente se desea transmitir, sobre todo cuando el mensaje encierra un replanteamiento actitudinal que, de ninguna manera debe percibirse como forzado. (La transmisión de órdenes, por ejemplo, sólo es una forma particular de comunicación, que cae fuera de esta análisis).
Los factores a que se hace mención, y que condicionan la recepción del mensaje, se pueden agrupar en:
-          Basar la comunicación, cuando menos, en el facilitar información útil para el receptor. El objetivo de la transmisión debería ser el reconocimiento de la utilidad de la comunicación por parte de quien la recibe.
-          Transmitir con suma claridad y concisión el contenido del mensaje
-          Ser, cuando sea necesario, perseverantes en la transmisión: la técnica de repetición de conceptos permite enfatizar en los que resulten auténticamente relevantes
-          Adecuarse al medio tradicional de comunicación, aún cuando sea obsoleto o deficiente: no tiene demasiada efectividad efectuar con un cañón de proyección, por ejemplo, una presentación interna de objetivos si todos los demás mensajes se transmiten mediante un briefing semanal.
-          Creación de un clima de interés previo por parte del receptor. Lógicamente, cuanto menor es el esfuerzo por captar el interés, más efectiva resulta la comunicación y, paralelamente, cuanto mayor sea el esfuerzo a realizar por el receptor, mayor será su prejuicio inicial.

El canal

Cuando se habla de canales de comunicación, se piensa automáticamente en los medios de transmisión tradicionales: teléfono, carta, circulares o canal verbal, y, dentro de éste, junta, conferencia, reunión, etc., y el sistema de codificación que permite al receptor interpretar el mensaje. Con esta idea se limita el alcance de lo que significa realmente la comunicación, en el sentido de que el canal no es tanto el medio sino el sistema.
Cada vez con mayor frecuencia se establece una comunicación multidireccional que atiende las, por momentos, más complejas estructuras de las organizaciones (que no tiene por qué colisionar con el estrechamiento jerárquico y el aumento del grado de delegación), con lo que, al final, se resume que el canal de comunicación no es sino las diferentes formas de relación interpersonal que coexisten.
Se llega así a dos tipos de canal de comunicación:
-          formal, que exige la adaptación a la estructura y que debe planificarse adecuadamente.
-          Informal, cuya importancia se revela mayor gradualmente, y que se fundamenta en las corrientes de simpatía o proximidad entre los miembros de la organización. Evidentemente, pertenecen al canal informal toda suerte de chismes, rumores, comentarios, etc., que conviene cribar y situar en su justa medida; pero también se incluyen y se revitalizan en el canal informal aquellas ideas que realmente han calado y que permiten una transmisión menos agresiva por lo que representa de cambio actitudinal “suave” y espontáneo dentro de los grupos de personas.

Pertenecen al primer grupo los canales de comunicación vertical descendente, representativos de la autoridad o jerarquía; los de comunicación ascendente (a veces destinados a ser, en algunas organizaciones, “los eternos olvidados”), que proporcionan una información valiosísima sobre la realidad del empleado reflejada en sugerencias, quejas, informes, etc, y los horizontales, también llamados “de coordinación”. Estos últimos son considerados ocasionalmente, únicamente como informales, pese a lo que representan de intercambio de ideas, experiencias, etc.
No es necesario decir que, para el buen funcionamiento de cualquier organización, ambos canales deben de formar un tejido compacto y sin fisuras.

El emisor y el receptor

Mucho se ha hablado sobre la conveniencia de que el emisor del mensaje sea también el líder, y posiblemente sea conveniente en algún caso, pero, sobre lo que no hay ninguna duda, es sobre la necesidad de que el emisor del mensaje lo dote de credibilidad: ningún mensaje será admitido de buen grado si no se revela creíble en su planteamiento. Además, el emisor debe transmitir la seguridad y la sinceridad que el convencimiento en la utilidad del objetivo buscado le confieren. Y lo demás, es pura técnica:
-          La emisión debe efectuarse lo más cercana posible a la realidad actual
-          Deben de separarse los hechos de las opiniones personales (pese a que el emisor debe estar siempre en disposición de aportar su opinión)
-          El mensaje debe emitirse con sencillez para eludir mecanismos de defensa elaborados por parte del receptor.

Aún así, con todo ello, en el supuesto de que todo haya funcionado como se pretende, no debe olvidarse la vieja doctrina en comunicación que recuerda que el mensaje no es el que se emite, sino el que se recibe.
Es, por ello fundamental, que dentro del proceso de comunicación se destine un lugar importante a captar la información de retorno obtenida del receptor, que, analizada convenientemente a tiempo, puede dar pistas sobre la validez del proceso y sobre su efectividad.
Es éste un matiz que convierte el proceso en una rueda sin fin: efectivamente, también el receptor ha de tener habilidades como emisor de mensajes ya que ha de mostrar su capacidad de recibirlos y comprenderlos junto con la cualidad de devolver la información necesaria para poder verificar la existencia o no de barreras que obstaculicen la información o de simple rechazo por la razón que fuera: resistencia al cambio, variación de status, conducta determinada, etc.
Como se observa, sin esa retroalimentación, no puede decirse que exista realmente un proceso de comunicación eficaz. Y es ese aspecto el que empieza a diferenciar, pese a su origen etimológico similar, la negociación de la comunicación, toda vez que lo que se persigue con ésta es potenciar y mejorar la relación entre las personas sobre la base de objetivo común, que nunca debe ser elemento de negociación.