miércoles, 31 de agosto de 2016

Apple y las manzanas podridas

Es noticia estos días la decisión (recurrible) de la Unión Eurpea de que la conocidísima compañía americana Apple debe pagar la friolera de 13.000.000.000 (trece mil millones) de euros que corresponden a la cantidad de impuestos "distraidos" del pago en Irlanda, donde se ubica la empresa en Europa. Al parecer, según los datos que se han hecho públicos, Irlanda, en donde rige un tipo de impuesto de sociedades del 12,5 % sobre los beneficios, mucho más favorable para la empresas que en todos los demás países de la UE, había llegado a acuerdos (hoy en proceso de investigación desde la UE en cuanto a su legalidad dentro de la propia UE) con Apple, y parece que también con otras corporaciones, por lo que el impuesto a pagar pasaba de un favorable 12,5 % teórico a un irrisorio y sangrante 0,005 % real y eso,claro, hizo disparar todas las alarmas hasta llegar a la decisión actual.
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Si embargo, lo que no suela concitar tanto titular periodístico en este caso, y otros similares, son las reacciones de los agentes afectados. Y a fe que merecen análisis concienzudo. Veamos.

- Apple. Ya se entiende que la empresa no esté precisamente eufórica ante la situación y que ya haya anunciado que recurrirá la sanción; lo que ya no queda tan estético es que haya dicho públicamente que, de consolidarse la multa, automáticamente se replantearía sus inversiones (¿y las ventas no?) en toda Europa con su negativa repercusión en los puestos de trabajo hoy previstos. Eso suena a chantaje, ¿no?

- Estados Unidos, Apple, empresa radicada en Cupertino, California, está sometida al fisco estadounidense y el gobierno americano ya ha puesto el grito en el cielo en el sentido de que controlarán que el posible pago de la multa europea no repercuta en el pago de sus obligaciones fiscales en California. Bueno, el Departamento de Comercio también ha soltado un par de joyas sin desperdicio: en primer lugar cuestionan la actuación de la UE por considerarla unilateral (sin embargo, no consta que, por ejemplo, en el affaire de la Banca Privada d'Andorra, el Departamento del Tesoro americano consensuara con nadie su acusación) y en segundo lugar porque, dicen, la sanción perjudica los intereses de una empresa americana (¿aunque la forma de conseguir esos intereses sea fraudulenta o ilegal?)

- Irlanda. Su ministro de finanzas ha hecho saber que también recurrirá la sanción porque, si se hace firme, se le acaba el chollo, aunque él no lo haya dicho así, claro. O sea, que Irlanda sabe que capta la ubicación de grandes empresas en su territorio gracias a que aplica una fiscalidad que hace competencia desleal al resto de países y no está dispuesta a renunciar a ello. Y prevé la reacción de las multinacionales ante acciones que reequilibren su esfuerzo fiscal en todos los países. Sin comentarios. ¿Donde queda su adhesión al convenio de la lucha para acabar con los paraísos fiscales?

Vuelve a manifestarse la validez de nuestro refranero: una cosa es predicar, y otra, dar trigo.

domingo, 28 de agosto de 2016

La música de la política

Algunos días satisface iniciar unas reflexiones en este blog confesando que son fruto de una buena noticia cercana, independientemente de que al final las reflexiones se ciñan o no a ella (es más -¿para qué engañarnos? -, lo habitual es que, por concatenación de ideas, no se ciñan). Y es el caso de hoy, ya que la hija de un buen amigo, que vive desde su aún cercana niñez por y para la música, tiene la oportunidad de darse a conocer con un recital (ella sola – con su guitarra -, ahí es nada) un día de estos. Huelga decir que todos los que hemos tenido la suerte de oírla estamos convencidos de que superará este difícil reto y que le servirá de acicate para continuar con más fuerza el no siempre grato camino de la interpretación... a la vez que se acabará el estado de nervios de los padres, más a flor de piel que los de la propia moza.

Y ya metidos, aunque sea de manera indirecta, en el tema, ¿vale la pena pensar en la música?

La música, nos acompaña siempre, consciente o inconscientemente, a lo largo de la vida. El escuchar unas notas puede activar nuestra memoria en un instante para recordar un momento feliz (o desgraciado), un episodio memorable de nuestra vida,.... La canción del primer amor, la nana que nos cantaba nuestra madre o la solemnidad del “Gaudeamus Igitur” el día de la graduación en la Universidad nos marcan. Como se suele decir, es imposible vivir sin música. Sí, vale, pero ¿qué entendemos por música? Admitamos que el concepto de música es difícil de exponer ya que es la obra de arte cuyo único factor de desarrollo es el tiempo y, por tanto, no queda ninguna constancia física de ella (salvado este escollo modernamente con las grabaciones, que permiten recuperar sonidos), no es por ejemplo como otras artes que se desarrollan en el espacio (pintura, escultura, arquitectura, etc.) que son más tangibles a la hora de poder realizar un acercamiento objetivo, y eso sin perder de vista que el "hecho sonoro" no sólo pertenece a nuestro Occidente, sino también a otras culturas muy distintas de la nuestra. Curiosamente, esta evidencia nos conduce, para intentar entender el valor cultural de la música, a situarnos obligatoriamente dentro de un paradigma que nos permita asumir y comprender otras realidades, pese a que durante la hoy conocida como época del clasicismo, se expandiera la idea (hoy vista con tintes de centralismo europeísta) de Haydn de que la música era un lenguaje universal que se entendía en todo el mundo; hoy, sin embargo, en parte debido a eso que llamamos globalización, podemos ver que el universalismo de la música no es tal ya que existen diferentes sistemas musicales que no son compatibles entre sí, conceptos variados en cuanto a la rítmica y la estructuración de las piezas musicales, etc. que tampoco se pueden considerar universales sino ligados a las diferentes culturas.

O sea, que en el mundo en que nos encontramos conviven formas y conceptos de música, incluso dentro de la que identificamos como de clasificación occidental, tan variopinta y diferente que va desde la música tribal a la música circense, pasando por música infantil, clásica, improvisadora, etc., a lo que habría que añadir el hecho de que cada uno, cuando trata de analizar lo que es la música siempre lo asocia y compara con los propios patrones musicales a la hora de establecer juicios1. Por tanto, si nos empeñamos en intentar elaborar una definición de lo que es la música no debemos olvidar que tendremos que tener en cuenta la distinta consideración estética que ocupan los distintos elementos que tiene la música en sí (las alturas, afinaciones, forma de pulsación en los instrumentos y los distintos timbres) y su diferente uso por cada cultura.

Pero, componente cultural aparte, de lo que no hay duda en ninguna cultura es de que, sobre todo, la música es un enorme generador de emociones. Frecuentemente, la melodía, la letra, la armonía o el ritmo saben arañar en nuestra fibra sentimientos que guían nuestras acciones. Nos predisponen a estados emocionales que tienen mucha importancia en nuestra conducta. La música amansa las fieras, se suele decir.

Y es por ese factor, por el de ser potencial generador de emociones, por el que la música se viene utilizando con múltiples finalidades, y no me refiero al uso consciente de cada uno, buscando escuchar lo que le apetece en cada momento, sino al uso intencionado que hace que la música o sus sucedáneos adquieran presencia (inadvertida a veces) en todos nuestros actos cotidianos: los centros de trabajo (quien esto suscribe confiesa que suele estar ante el teclado con música de fondo previamente seleccionada), las galerías comerciales y tiendas, las clínicas, los ascensores (esta música ha creado el vocablo "muzak" para identificarla), las salas de vela de los sepelios,...por no hablar de los actos públicos de cualquier índole, deportiva, religiosa,... incluso política. Naturalmente, la música que se nos hace oír en cada uno de estos lugares está cuidadosamente seleccionada para "tocar" aquella fibra sensible cuya reacción se busca.
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Queda fuera del análisis eso que se conoce como música militar, ceñida a ese ámbito, y de la que hay numerosos expertos que considera esta expresión como un oxímoron2. Y algo de eso puede que haya cuando se recuerda la definición que hizo nada menos que Napoleón Bonaparte de que “La música es el más bello de los ruidos... pero ruido al fin.”
Y si antes hemos intentado definir la música, llegados a este punto es conveniente que nos preguntemos ¿qué entendemos por ruido?, más que nada porque veremos que, en ciertas ocasiones, se nos ofrece como música lo que, efectivamente, no es sino ruido para provocar en nosotros la reacción sentimental que desean. Y convendremos en que ruido es, en general, un sonido no deseado o que interfiere (intencionadamente o no) con alguna actividad o con el descanso. Por definición, el negativo del sonido musical es el ruido. Ruido es una señal sonora indeseable. El ruido para serlo, no tiene que ser necesariamente muy intenso, porque, por ejemplo el ruido de las millones de gotas que forman la lluvia es mucho más intenso que el zumbido de un mosquito junto a la oreja, y sin embargo es menos molesto y en muchos casos hasta placentero o sedante.

La gran diferencia entre ruido y sonido musical es que el primero molesta y es desagradable3. Sin embargo es curioso que no a todas las personas nos parecen desagradables los mismos sonidos; es decir, que un sonido puede ser ruido o sonido musical en función del contexto en que se produzca. Esta frontera sobre lo que es Música y lo que es Ruido estaría marcada también por cuestiones generacionales; por ejemplo ante un grupo de música heavy, una persona de ochenta años posiblemente opine que eso no es más que ruido, aunque también juegan un papel importante los gustos musicales que tenemos cada uno. Así lo que para unos será música para otros será despreciado como ruido, como algo molesto y por tanto todo dependerá del cristal con que se mire…

De la milicia y sus “ruidos” a la política. La relación entre música y política ha tenido numerosos episodios y tiene varias dimensiones a tener en cuenta. Esa relación incluso está caricaturizada en la famosa frase del cineasta Woody Allen al referirse a los gustos musicales de Adolf Hitler y del Tercer Reich: “cuando oigo a Wagner, me entran ganas de invadir Polonia”, pues, a decir de los expertos. la utilización de la música en la política (sobre todo en campaña electoral), ayuda a la conexión emocional con el ciudadano, a la identificación de un partido, de un candidato,.. de manera muy efectiva.”. Desde los sentimientos que puede generar un himno nacional al uso político de la música, hay un gran espacio para estas relaciones y se ha comprobado que desde la comunicación política existen numerosos ejemplos del uso de la música para conseguir convencer y movilizar al electorado.

Los anuncios electorales han sido uno de los campos en que la música ha desplegado toda su efectividad. Los anuncios que han apelado al miedo, han usado notas discordantes, sintonías que han subido en intensidad buscando la tensión en el receptor y no han dudado en utilizar sirenas, llantos o gritos. En las campañas electorales, el uso de esos sonidos lúgubres suelen conseguir la buscada e inconsciente sensación de miedo y tensión en el receptor.

Decía Darwin que la música despierta en nosotros diversas emociones, pero no las más terribles, sino más bien los sentimientos dulces de ternura y amor., luego los responsables de comunicación de los partidos saben que la música también tiene importancia para generar las emociones adversas a las descritas anteriormente de la ciudadanía ante sus rivales.. Optimismo, alegría o ilusión le deben mucho al uso de las melodías.

Por salir de nuestra baqueteada electoralmente España, en Estados Unidos, spots como los de Ronald Reagan en su campaña de reelección en 1984, titulados “It’s morning again in America”(Amanece de nuevo en América), combinaban a la perfección lenguaje verbal, el uso de imágenes y colores y, sobretodo, el recurso musical. Las fanfarrias, con toques militares en este caso (no olvidemos que en los Estados Unidos el Presidente del gobierno es también el Jefe Supremo de las fuerzas armadas), son un modo muy eficiente de dar solemnidad e importancia a un mensaje, especialmente cuando el que lo hace es precisamente el comandante en jefe. Pero no sólo existe esta relación en los spots, las campañas electorales norteamericanas suelen tener una canción de campaña4 que va más allá de crear una relación emocional, pues también adquiere un auténtico significado.

Barack Obama recurrió a los músicos irlandeses U2 para hacer de su “City of blinding lights” su tema de campaña. La canción, compuesta en homenaje a la ciudad de Nueva York tras los atentados del 11 de septiembre, era una auténtica declaración de intenciones del ahora presidente al elegir una canción que quería marcar la reconstrucción, el rearme del país de optimismo para encarar el futuro tras un negro pasado, que coincidía con lo que él mismo defendía para el país entero tras los ocho años anteriores de presidencia republicana.

En España, fruto del azar o del descuido –que en el fondo viene a ser lo mismo en política-, las casualidades han dado pie en ocasiones a una cierta ironía en el uso de la música. En una campaña pasada, uno de nuestros partidos utilizó en uno de los eventos una big band que tocó varios temas que sirvieron de marco para las apariciones de los primeros espadas, temas musicales entre los que sorprenden dos: Waterloo de ABBA para recibir al responsable del programa económico y Mack the knife para la "plana mayor".Si la primera, la canción con la que los suecos ganaron Eurovisión y se lanzaron al estrellato mundial, evoca a la mítica derrota de Napoleón que supuso el inicio de su final, la segunda habla de las vicisitudes de un asesino. La derrota, el colapso y la violencia como elementos referenciales. Pues vaya...

Pero, la verdad es que la música (salvo si se la considera únicamente herramienta) y el poder no han acabado de hacer buenas migas nunca. A veces la política se enfrenta con la música, generalmente por letras activistas que no les favorecen. Es eso porque algunos cantantes no ocultan lo que piensan y alzan la voz para señalar lo que está mal con la fuerza del micrófono y en pleno escenario. Basta recordar nuestra en su día boyante canción protesta, en la que muchas veces, y pese a la rìgida censura, los que se conocieron como cantautores se jugaban literalmente el físico para denunciar con su música situaciones y hechos incómodos para el poder de los que nadie en otros ámbitos se atrevía a hablar.
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Como esto es algo que pasa en todas las latitudes y, además,no se trata de hacer publicidad (seguramente merecida, por otra parte) de los cantautores aludidos, alguno aún en activo, ni de criticar o alabar la actitud ni las obras de los artistas por su perfil ideológico, nos despediremos recordando algún desencuentro conocido, por una u otra causa, de más allá de nuestras fronteras.

- Bruce Springsteen vs Ronald Reagan 

Born in the U.S.A fue la canción utilizada durante la campaña presidencial de Ronald Reagan, aunque sin permiso del cantante quien exigió al político que dejara de utilizarla, pues él era votante demócrata.

- Beyoncé vs Mike Huckabee

El gobernador de Arkansas, Mike Huckabee, evidentemente, no es fan de los movimientos de Beyoncé y declaró que los pasos de baile de la cantante deberían quedarse en la privacidad de la habitación y sus letras eran “veneno tóxico para la mente” Beyoncé nunca respondió.

- Fher Olvera (Maná) vs Cristina Fernández

Las canciones de Maná ya no son las favoritas de Cristina Fernández después de que Fher –el cantante y líder de la banda- y la presidente de Argentina no coincidieran en algunas opiniones. “Creo que hablé mal de un candidato mexicano de izquierda que no es izquierda, definiéndolo como un caudillo como lo era Chávez. A ella no le gustó mucho que hablara así de López Obrador”. El enfrentamiento ocurrió en 2007 durante una visita a la Casa Rosada y Fher afirma que lo echaron del lugar.

- Pete Seeger vs el Gobierno de EEUU

Las canciones activistas de Pete Seeger siempre resultaron incómodas para el gobierno estadounidense. En 1951 fue condenado a 12 meses de cárcel y 17 meses de censura en los medios de comunicación

- Pussy Riot vs Vladímir Putin

Para protestar contra la reelección de Vladímir Putin, tres miembros del grupo de rock femenino Pussy Riot, acudieron a la Catedral de Cristo Salvador(de la Iglesia ortodoxa rusa) en Moscú. Las chicas hicieron la señal de la cruz y empezaron a cantar. De inmediato fueron detenidas por la policía. Las imágenes de lo ocurrido fueron utilizadas para un vídeo presentado en YouTube por el que las cantantes fueron condenadas por vandalismo
 
- Víctor Jara vs Augusto Pinochet

Victor Jara se caracterizó particularmente por sus canciones de protesta social, lo que lo llevó a ser uno de los más grande exponentes del movimiento Nueva Canción Chilena. Durante la dictadura de Augusto Pinochet, Jara fue detenido, torturado y asesinado en el Estadio de Chile, ahora conocido como Estadio Víctor Jara, en su honor.

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1Sirva como ejemplo que en otras culturas distintas a la nuestra como es la hindú, la palabra música (sangitâ) significa “reunir el todo y decirlo”. Ese “todo”, para ellos, simboliza la unión del cuerpo, el alma y el intelecto. Así las estructuras melódicas y rítmicas de la música india tienen una arquitectura que se dice que está entre las más elaboradas del mundo. La complejidad de la polirritmia, el refinamiento de las ornamentaciones y la perfección de los microtonos hacen que su notación sea muy difícil para nosotros. 
 

2Otra cosa es que haya bellas páginas musicales inspiradas en hechos bélicos o semibélicos como la Obertura 1812, de Tchaikovsky, que contiene La Marsellesa, el Concierto nº 5, "Emperador", de Beethoven, y un largo etcétera.


3Los expertos en sonido de los partidos políticos "juegan" con este factor, de manera que buscan asociar a sus rivales con lo desagradable, con el ruido, alejado de la melodía propia.



4Las canciones de campaña en las elecciones americanas suelen ser un termómetro interesante de la verdadera aceptación popular del candidato en cuestión. En los comicios ahora en curso, Donald Trump ha recibido vetos para usarr su música en campaña de Queen, Rolling Stones, Bruce Springteen, Paul Simon, etc.

domingo, 21 de agosto de 2016

Deporte, Río, ¿política?

Pues resulta que hace unas noches, con la excusa de ver algo de los Juegos Olímpicos de Río, se encontraba uno tan ricamente ante el televisor, aunque hay que reconocer que entre el calor en la quietud de la noche, los monocordes comentarios (claramente mejorables) de los periodistas deportivos que retransmitían los eventos y la modorra causada por intentar estar despierto a una hora que "no toca", uno no sabía muy bien si estaba viendo las series de gimnasia rítmica por relevos o los 3.000 metros obstáculos en bicicleta estática, en una involuntaria demostración práctica de la diferencia entre "mirar" y "ver".

Y en esas estábamos cuando el comentarista, hablando de las series clasificatorias femeninas, no recuerdo si de los 100 o de los 200 metros, dice que "... las velocistas jamaicanas Shelly-Ann Fraser-Pryce y Elaine Thompson son dignas sucesoras de la eslovena Merlene Ottey..." Me despejé de golpe porque a uno, como modesto aficionado al atletismo, el dato le chirriaba de repente. ¿Merlene Ottey eslovena? ¿Hay otra Merlene Ottey1 que no sea la jamaicana que pasa por ser la más longeva en las competiciones de atletismo?

Acudí, claro, a los que saben más y rápidamente se deshizo mi confusión al comprobar que, efectivamente, la corredora jamaicana había representado a Eslovenia al final de su carrera.

Y ya definitivamente despierto, vino el cavilar sobre si es normal en el deporte internacional representar a un país que no es el propio. En otros ámbitos, sí (en el transporte marítimo, por ejemplo, es usual la utilización del término "bandera de conveniencia", que se da cuando la relación o «lazo auténtico» entre el naviero y el Estado cuya bandera enarbola en el buque es accidental basada, casi siempre, en importantes ventajas económicas con respecto al país de origen real del naviero), pero ¿en deporte?.

La respuesta es SÍ. Miremos, sin ir más lejos, la delegación de Bahrain, en español, Baréin, pero mantenemos aquí su nombre internacional,- pequeño estado del Golfo Pérsico con las arcas más que saneadas- que ha aprovechado la laxitud de la reglamentación del atletismo, mucho más permisiva que en el resto de deportes en cuanto a la participación de deportistas nacionalizados, y a golpe de talonario ha ido seduciendo a atletas hasta reunir a un equipo que ha llegado a Río con siete kenianos, tres nigerianos, cinco etíopes y dos jamaicanos. Naturalmente, los deportistas nacidos en Bahrain brillan por su ausencia.

Y Bahrain no es el único país que recurre a esta práctica. En la selección qatarí hay dos sudaneses, un marroquí, un nigeriano, un egipcio y un keniano, además, en este caso, de dos qataríes. En Europa destaca el caso de Turquía. Ocho de los 12 metales que obtuvo en los pasados Europeos fueron logrados por atletas nacidos fuera del país.

Este fenómeno ha existido siempre pero se agudizó a principios de este siglo XXI, de forma .que muchos atletas, ante la dificultad de alcanzar su equipo nacional, atienden los cantos de sirena de los países económicamente pudientes, especialmente (pero no los únicos) los del Golfo Pérsico, que no sólo les ofrecen buenas condiciones económicas sino unos recursos de futuro a los que difícilmente podrían acceder en sus países de origen, donde el dinero se destina sólo a las grandes superestrellas. Así puede comprobarse que más de una veintena de atletas nacidos en Kenia participan en Río defendiendo otras banderas, y se dan casos sangrantes, como los de algún país europeo reticente en la acogida de refugiados que es representado, casualmente, por un atleta eritreo.

Eso nos hace pensar en que no todo es dinero para la adopción de una "bandera de conveniencia" en el deporte, como lo demuestra el hecho de que en países como Nigeria o Kenia, algunos atletas han desertado como protesta ante la corrupción de sus federaciones en su perjuicio o por casos de discriminación y persecución por motivos étnicos cuando no es por ostracismo social... o por huir de un conflicto bélico.

En estos Juegos de Río, el vallista Orlando Ortega, de origen cubano, consiguió una medalla para España, y fue noticia que para todas las sesiones de fotos posteriormente inmediatas a la carrera, rechazó posar con la bandera de Cuba y se envolvió con la de España, en un gesto que debe mirarse con prudencia y respeto y nunca con frivolidad y ligereza, pese a que ha despertado gran alborozo a quienes equiparan sin más patriotismo con deporte y acerbas críticas a sus contrarios. Este hecho nos hace reflexionar acerca de lo fácil que es manipular políticamente el deporte, y particularmente en estos casos de "cambio de bandera", aunque con matices: en el país de origen se vilipendia a la persona que marcha, y el país al que va suele pasar a un segundo plano (con sonoras excepciones) mientras que en el país de acogida se aprovecha para ensalzar al propio país hinchando el globo de ese patriotismo de hoolligan, casi sin mencionar a la persona que ha decidido dar el paso y por qué lo hace (también con excepciones).

Y es aquí donde se observa la comunión que existe y se alienta, a veces sutilmente, otras con total descaro. entre el deporte y la política (incluso la interna del país2)
El deporte como elemento de concordia
Los acontecimientos deportivos han tenido uso político desde siempre y esto no escapa a la actualidad. La esencia del deporte fue enmascarada recurrentemente bajo el manto de la defensa de la identidad nacional como símbolo de poder en este tipo de eventos. En un principio, la noción de Estado-nación necesitaba crear una conciencia e identidad nacional a través de la unidad social y cultural de los habitantes de cada división territorial. Ésta se convirtió en el principio estructurador de las competiciones deportivas internacionales, tanto de conjunto como individuales, de tal manera que los eventos deportivos despiertan los sentimientos patrióticos de los espectadores. El deporte de alta competición cumple una función importante para la afirmación de la identidad nacional, ya que el estadio se convierte en el escenario donde la nación está representada por los colores de cada bandera y el canto del himno (y quién lleva la bandera y su origen pasa a un segundo término, salvo casos concretos de manipulación interesada3). Allí en el estadio, la cancha o el tartán se simboliza una guerra y la victoria se convierte en símbolo de cohesión y de inapelable patriotismo. El deporte ofrece circunstancias propicias para reforzar las características culturales de cada pueblo; así se va construyendo la identidad nacional y un estilo propio en cada lugar del mundo. Los éxitos deportivos de las selecciones nacionales se va transmitiendo de generación en generación y esto es compartido por toda la población, no sólo por los hombres sino también entre mujeres y niños.

Algo es indudable: el deporte puede fastidiar tanto como la política. El escritor catalán Manuel Vázquez Montalbán4 encontró una imagen perfecta: "el deporte de masas es una válvula de escape para malos gases retenidos en el bajo vientre de la sociedad" .y en su prólogo al libro "Política y deporte", de Luis Dávila, afirmaba que "la derecha se muestra propicia al desarrollo deportivo por una serie de motivaciones: raciales (mejora la raza), integradoras (crea en el ciudadano espíritu de participación en el "éxito" como categoría), evasivas (canaliza la agresividad social por el vehículo activo de la práctica o por el vehículo pasivo de la contemplación interesada del espectáculo deportivo)", agregando que "la izquierda critica el deporte por su conversión en instrumento del poder represor o integrador para la integración y paralización de las masas5". Curiosamente, esta utilidad la reconoce la derecha, limitándose a descargarla de peyoratividad y, en cuanto al argumento de que "mejora la raza", es discutible que la buena alimentación y la higiene no sean las causas realmente fundamentales de la mejora biológica de la especie humana.

Y, ya puestos, si estas reflexiones son vàlidas para deportes minoritarios6, ¿qué pasa con los llamados deportes de masas? Pues que está demostrado que la manipulación es proporcional al grado de popularidad del deporte hasta el punto de que lo realmente crucial en el análisis es distinguir entre dos preposiciones: si el llamado deporte de masas es del público o para el público. Entre nosotros, el fútbol, nuestro deporte rey por excelencia, ha servido y sirve, no solamente para reforzar la identidad nacional sino como instrumento político en distintas momentos. Pero, para no herir susceptibilidades en el análisis, en lugar de episodios domésticos que se aprovechan ruin y torpemente para enfrentar políticamente diferentes comunidades, recordemos otros casos conocidos de fuera de nuestras fronteras.
  • - En el Mundial de Fútbol de Chile, en 1962, considerado el más brutal de la historia, el equipo de la URSS chocó (y no es una expresión gramatical inocente) con el de Yugoslavia, en momentos en que el Mariscal Tito se complacía en desairar a sus camaradas soviéticos dando lugar a lo que la BBC definió como "Puñetazos, patadas, cabezas rotas, grescas, fracturas (el ruso Dubinsky no volvería nunca más a jugar al fútbol)". Al final ganó la URSS 2-0.
  • - De los casos clásicos de política y deporte, uno de los más conocidos es "La guerra del fútbol", un conflicto militar desencadenado tras una serie de tres partidos, jugados entre Honduras y El Salvador, por las eliminatorias para el Mundial de 1970. Tropas salvadoreñas y hondureñas combatieron tras las eliminatorias, con un saldo de alrededor de 2.000 muertos. Se analizaron después por organismos internacionales los aspectos políticos, sociales y económicos de esta situación en un trabajo clásico que dejó claro que el fútbol sólo fue el detonante aprovechado por ambos gobiernos para justificarse ante la opinión pública.
  • - En 1978, en medio de las conocidas tropelías cometidas por un gobierno militar, Argentina gana su primer campeonato mundial. La Junta Militar utilizó el triunfo para beneficio ante el mundo: el fútbol no era solo un juego, un deporte, sino el rasgo de estirpe particular y un estilo peculiar de aquellos hombres que representaron a la Nación.
  • - Otro caso clásico es el partido entre Argentina e Inglaterra, en el Mundial de México de1986, percibido por la opinión pública como el desquite argentino por la guerra de las Malvinas (o Falklands) entre ambos países de cuatro años antes. El simbolismo alcanzó una sublimación inesperada (y con espléndida ironía) cuando Maradona marcó su gol de la Mano de Dios, el fraude más célebre registrado "con luz y taquígrafos", al que, por cierto, compensó de inmediato con su gol de regates, considerado uno de los mejores de la historia del fútbol.
  • - En cuartos de final de la Eurocopa de 2012, el partido entre Grecia y Alemania sacó a relucir todos los fantasmas políticos, ya que las vicisitudes económicas y sociales de la crisis del euro y de la Unión Europea habían llevado a muchos griegos a sentirse casi directamente constreñidos por los alemanes, y algunos políticos llegaron a comparar esa presión con la ocupación y la prepotencia nazi durante la guerra mundial.
  • - ...

En conclusión, los ciudadanos vivimos (lo percibamos o no) el efecto político que el Estado quiere implementar, valiéndose del deporte como herramienta de inserción ideológica. Es deseable que, en un reconocimiento del "Al César lo que es del César..." en este siglo se pueda lograr algo tan simple como que sean las federaciones deportivas quienes organicen los eventos deportivos de manera apolítica sin convertir al deporte en elemento de confrontación.

El tiempo lo dirá.

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1Merlene Ottey (Jamaica, 1960), especialista en pruebas de velocidad y ganadora de nueve medallas olímpicas y catorce en campeonatos del mundo. En Moscú-80 se convirtió en la primera mujer jamaicana en ganar una medalla olímpica y fue una de las grandes velocistas en los años 80 y 90. Ha participado en siete ediciones de los Juegos Olímpicos por lo que una de las cosas que más destaca de ella es su extraordinaria longevidad deportiva, pues en Sidney-2000, ya con 40 años ganó una medalla de plata en relevos 4×100 m y fue 4ª en la final de 100 m. Precisamente tras Sidney tuvo un enfrentamiento con la Federación de Atletismo de su país, lo que le llevó a cambiar su nacionalidad por la eslovena, y de hecho participó con Eslovenia en los Juegos de Atenas-2004 y en los Campeonatos de Europa de Gotemburgo en 2006 en los que, con 46 años, fue semifinalista en los 100 m. Merlene Ottey batió su propio récord de participante de mayor edad en unos Campeonatos Europeos de Atletismo en los de Helsinki-2012 (52 años) al competir en la primera ronda de relevos del 4×100 m. Actualmente es la cuarta en el ranking mundial de todos los tiempos en 100 m con 10,74 y tercera en el de 200 m con 21,6.

2A pesar de que actualmente nuestros políticos con funciones de gobierno lo nieguen. Al respecto cabe recordar que cuando se produjeron unos pitidos de rechazo contra un evento deportivo que, en clara muestra de que está politizado, tiene el nombre del Jefe del Estado (lo que no ocurre en ningún país equivalente de nuestro entorno) faltó tiempo al Ejecutivo para considerarlo una ofensa al patriotismo y poco faltó para que en la inmediata denuncia por ello se llamara a la Santa Inquisición ante unos "hechos delictivos que politizaban el deporte". La Audiencia Nacional sentenció después que nos encontrábamos ante una manifestación de mal gusto, antiestética, que puede o no gustar pero que no es delito. No consta que el Ejecutivo reaccionara, ni mucho menos que rectificara su criterio radical al conocer la sentencia.


3No deja de resultar chusco que, en determinada cadena que retransmitía un partido de tenis en este Rio2016, cuando se lograba el punto era por la buena labor del "jugador del equipo de España", mientras que cuando se perdía era por fallo del "tenista catalán".


4Manuel Vázquez Montalbán (1939 - 2003) fue un escritor, premiado con el Planeta, conocido sobre todo por sus novelas protagonizadas por el detective Pepe Carvalho  De personalidad casi inabarcable, se definió a sí mismo como "periodista, novelista, poeta, ensayista, antólogo, prologuista, humorista, crítico, gastrónomo,culé y prolífico en general" y realmente destacó en todos esos campos.


5No puede dejarse caer en saco roto en el proceso de politización del deporte lo que decía Goebbels, el ministro de Propaganda de Hitler a raíz de la celebración en Berlín de las Olimpiadas de 1936: "Ganar un partido internacional es más importante para la gente que capturar una ciudad".



6 Es sabido que durante la Guerra Fría, la Unión Soviética y Estados Unidos dedicaban tanta atención al fomento de su potencial deportivo como a la propaganda por Radio Moscú o La Voz de América (a toro pasado. esto explica en parte la miopía de las autoridades deportivas de esos y otros países ante los casos de dopaje, aun los más flagrantes). Los ejemplos más impactantes de la rivalidad entre las grandes potencias son los boicots de los Juegos Olímpicos de Moscú de 1980, orquestado por Estados Unidos, y el de Los Angeles de 1984, que la URSS impuso en contrapartida. Pero esta batalla se libraba también con algo tan minoritario y, a priori, poco excitante como el ajedrez cuando en 1972, en Islandia, el ajedrecista soviético Boris Spassky perdió su título de campeón mundial ante el gran maestro estadounidense Bobby Fisher, en una serie de partidas caracterizada por triquiñuelas e intrigas dignas de una película de la época. (hay que decir que, como resultado del "combate", Spassky fue públicamente despreciado por las autoridades de su país y terminó tomando la ciudadanía francesa).

Pero en un caso, al menos, el deporte sirvió de puente entre regímenes políticos diametralmente opuestos: en abril de 1971, un equipo de tenis de mesa estadounidense llegó de visita a China, donde fue derrotado por sus anfitriones, pero el viaje sirvió de prólogo para el posterior "deshielo" de las relaciones entre Estados Unidos y China.

miércoles, 17 de agosto de 2016

Las circunstancias y el yo difuso


José Ortega y Gasset (Madrid, 1883 – Madrid, 1955) fue un filósofo, ensayista y político español cuyo pensamiento, plasmado en numerosos ensayos, ejerció una gran influencia en varias generaciones de intelectuales y sigue considerándose figura de referencia tanto en España como fuera de ella.

Quizá ayude a estudiar la evolución de su obra la constatación de que, durante toda su vida, se suceden en España diferentes formas de Estado. Nace durante el reinado de Alfonso XII, en plena restauración borbónica pero muy pronto muere el rey y comienza la etapa de regencia de su segunda esposa, María Cristina de Habsburgo-Lorena o María Cristina de Austria (recordemos que la primera esposa fue María Mercedes de Orleans, la de la copla/romance) durante la que se mantiene el sistema "de turno político" propuesto años atrás por el incombustible Cánovas del Castillo, sistema que, todo sea dicho, permitió una etapa de crecimiento y desarrollo al país,... pero significaba una gran corrupción política que aceleraría la crisis. Para colmo, en 1898 se produce el llamado "desastre del 98", es decir, la pérdida de las colonias españolas de Cuba, Puerto Rico y Filipinas. Esto, junto a la crisis política interna, pondrá en marcha un movimiento, el regeneracionismo1 que propone un renacer ideológico y político del país para una posterior reforma económica. Y no hay que ser un lince para advertir ciertos paralelismos entre esta época y la actual. Será por eso que dicen de que la Historia siempre se repite. Y no aprendemos...

Aunque Ortega no es propiamente regeneracionista, sino que cabe definirse como novecentista, con un punto de vista más positivo que el de sus antecedentes del 98.

Durante la II República, Ortega es elegido diputado por la Agrupación al Servicio de la República, interviniendo como portavoz en el debate sobre el proyecto de la Comisión de Constitución para decir que nuestro grupo siente una alta estimación por el proyecto que esa Comisión ha redactado pero esa tan certera Constitución ha sido mechada con unos cuantos cartuchos detonantes, introducidos arbitrariamente por el espíritu de propaganda o por la incontinencia del utopismo. Entre esos «cartuchos detonantes» destacó dos, la forma como se había resuelto la cuestión regional ("el problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que sólo se puede conllevar") y la cuestión religiosa.
No obstante, y sin seguir ya con su historia (su exilio tras la Guerra Civil, su vuelta a España, las dificultades que tuvo como docente y su muerte en Madrid en 1955), como denominador común de su pensamiento puede señalarse el perspectivismo, según el cual las distintas concepciones del mundo dependen del punto de vista y las circunstancias de cada individuo, y la razón vital es el intento de superación de la razón pura y la razón práctica de idealistas y racionalistas. Para Ortega, la verdad surge de la yuxtaposición de visiones parciales, en la que es fundamental el constante diálogo entre el hombre y su entorno cambiante. Dicho de otra forma, la perspectiva es la forma que adopta la realidad para el individuo; cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su propia parte de verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás.

La verdad absoluta, omnímoda, pues, puede ser en esta hipótesis la suma de las perspectivas individuales o de éstas más una parte fuera de la perspectiva (no vista por el individuo), que, por eso mismo, son verdaderas parcialmente.

Toda esta teoría se resume en la frase (que ya es slogan) «Yo soy yo y mi circunstancia y si no la salvo a ella no me salvo yo», aparecida en su libro Meditaciones del Quijote (escrito en el fondo para divulgar sus ideas opuestas a la forma de preocuparse por España del Unamuno de Vida de Don Quijote y Sancho, publicada pocos años antes), con la que Ortega insiste en la influencia en la persona de todo lo que está en torno a ella, no sólo lo inmediato, sino lo remoto; no sólo lo físico, sino lo histórico, lo espiritual. El hombre, según Ortega, es el problema de la vida, y entiende por vida algo concreto, incomparable, único: «la vida es lo individual»; es decir, yo en el mundo; y ese mundo no es propiamente una cosa o una suma de ellas, sino un escenario, porque la vida es tragedia o drama, algo que el hombre hace y le pasa con las cosas. Vivir es tratar con el mundo, dirigirse a él, actuar en él, ocuparse de él. En otros términos, la realidad circundante «forma la otra mitad de la persona», que le presenta distintas concepciones de su estado físico y mental. Por tanto, deja al hombre la misión de satisfacerlas. Ortega y Gasset, en definitiva, definía al hombre como un «ser compuesto de realidades circunstanciales creadas por la opacidad en la forma de pensar y en el sedentarismo como fuente inspiradora de las culturas neopensantes incapaces de olvidar la tirantez que usurpa el conjunto de la sabiduría».

Las Meditaciones del Quijote se publicaron en 1914 pero hoy, un siglo después, la teoría tiene plena vigencia y se puede verificar su eficacia en múltiples casos de todo tipo, entre los que descuellan, con diferencia sobre los demás, los de los políticos, quizá porque al afectarnos sus decisiones en nuestro día a día nos fijamos en que, en determinados políticos (¡elegidos por votación, lo que cabe interpretar que ha sido por confianza a su persona!) el YO (que se presume firme y sólido) queda permanentemente diluido y oculto por LA CIRCUNSTANCIA cambiante y voluble en función, habitualmente, de intereses partidistas. Obviamente, a poco que se revise la evolución política y social de los últimos años, se encuentran dicotomías a espuertas de "circunstancias" que se contraponen al "yo" que las lidera, pero por un ejercicio de facilidad de análisis nos fijaremos sólo en el partido político Ciudadanos representado casi en exclusiva por su factótum Albert Rivera, más asequible para este acercamiento que los partidos con historia en  los que su yo resulta más repartido en la multicefalia de su liderazgo.

Que nadie piense que estas líneas pretenden ser una crítica a C's; en una formación política, como en muchas otras cosas, la crítica o el aplauso tiene mucho de subjetivo en función del cumplimiento o no de las expectativas personales creadas en cada uno por las acciones/no-acciones llevadas a cabo. No, estas líneas no pasan de ser sino un vistazo superficial para verificar la vigencia de las ideas de Ortega.
Lo primero: el YO. Hay que recordar, para poder realizar un análisis mínimamente razonable, qué es C's y quién es quien asume su imagen, indisolublemente unidos hoy persona-marca, Albert Rivera. El hoy partido político Ciudadanos nació en 2006 como continuación del movimiento Ciutadans per Catalunya, auspiciado por una serie de personajes de relevancia pública (Francesc de Carreras, Arcadi Espada, Albert Boadella, Félix de Azúa, entre los más conocidos), sin declaración de adscripción ideológica y con el único objetivo de convertirse en estandarte del anticatalanismo como contrapunto al entonces naciente catalanismo en forma de desapego y "alentado" por el recurso del PP a un Estatut d'Autonomía que había superado toda la tramitación legal para su aprobación. El "apoyo" a C's, de ámbito catalán (coherente con su objetivo único de anticatalanismo militante), desde Madrid se produjo ya en 2006 tras la publicación en los medios de la capital de una agresión, no suficientemente aclarada aún hoy día, a Arcadi Espada, por radicales catalanistas el mismo día del acto de su presentación como partido, En cuanto a Albert Rivera, se cuenta que fue su entonces profesor, Francesc de Carreras, quien lo convenció para presentarse a los comicios catalanes por C's, con una originalidad: que la publicidad del partido se basó en la foto del propio Rivera desnudo; obtuvo escaño y, poco a poco se ha ido convirtiendo en el alma de C's, que no se concibe hoy disociado en ningún aspecto de él, lo que facilita nuestro análisis, por supuesto.

Lo segundo son LAS CIRCUNSTANCIAS. Una vez que el partido, tras su éxito progresivo en Catalunya (desplazando realmente al PP) decidió dar el salto a la política nacional, advirtió que había de aportar algo más que anticatalanismo para ser creíble y, quizá sin proponerselo en cuanto a teoría, difundió como leit-motiv de su actuación el regeneracionismo orteguiano, personificándolo en la figura de Mariano Rajoy, de quien abominó solemne y recurrentemente en público, en campaña y fuera de ella. Este hecho le permitió llegar a un pacto cerrado y excluyente con el PSOE para conseguir la investidura de Pedro Sánchez como Presidente del Gobierno. Por razones que caen fuera de este análisis, la investidura fracasó y, tras unas nuevas elecciones, C's consideró sin ningún rubor echar por tierra su preconizada hasta el minuto anterior demonización de Rajoy y apoyarlo ahora como antes hizo con el PSOE, en las antípodas.

Una de las muchas preguntas que suscita esa demostración de volubilidad es ¿por que los sesudos y reputados analistas la consideran normal, cuando parece evidente que una de las dos decisiones debe estar en contra de su YO? Una posible respuesta (sin calificar por ello a los analistas) se halla al recordar que C's nació sin ideología, más allá de su anticatalanismo, lo que, sobre el papel, le permite negociar con todo el arco parlamentario (excepto con quienes bautiza como "radicales comunistas" y "separatistas", por voluntad propia). Otra cosa es que alguien (sesudos analistas incluidos) haya creído que no tienen ideología o, peor aún, que, pese a la actual reserva del partido a identificarse, se defina en su 2º congreso como formación de centro-izquierda ¡y se lo crean, y lo publiquen así una y otra vez los medios hasta que la ciudadanía lo crea también! Sin entrar en honduras, es difícil mantener que una formación de centro-izquierda use triquiñuelas legales para no condenar en sede parlamentaria los crímenes del franquismo, o no votar a favor de la Ley contra la violencia de género, o plantee en su programa medidas económicas que los propios liberales tacharían de más radicales que las suyas, o...

Para finalizar, (ya hemos repetido que no se pretende hacer un análisis político que, seguramente sería más complejo y jugoso, sino una simple evaluacion de la validez o no de las ideas orteguianas), y volviendo a Ortega, se cumple cabalmente su teoría de que la circunstancia puede maquillar el yo, pero no anularlo, como se demuestra en el caso que analizamos al observar que su única seña de identidad firme, su anticatalanismo, permanece inalterable hasta el punto de que le condiciona absolutamente en lo que dice y hace y le hace plantear sin reparos las líneas rojas que vea necesarias para coartar las libres decisiones de sus posibles socios en ese terreno.

Será interesante repetir un ejercicio de análisis como el actual dentro de unos años, cuando el YO haya perdido su ambigüedad y las CIRCUNSTANCIAS hayan de estar más alineadas con ese YO. Claro, que también puede ser que la indefinición lo conduzca a la disolución (no sería el primero: recordad recientemente Unió Democrática de Catalunya o Unión Progreso y Democracia)

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1Se conoce como regeneracionismo el movimiento intelectual que medita objetiva y científicamente sobre las causas de la decadencia de España como nación a raíz, en particular, de la pérdida de las últimas colonias. No hay que confundirlo con la llamada Generación del 98 que, pese a compartir igual pesimismo, lo expresa en forma más literaria, subjetiva y artística. El principal representante del regeneracionismo fue el aragonés Joaquín Costa con su lema «Escuela, despensa y doble llave al sepulcro del Cid»
La palabra «regeneración» está tomada del léxico médico, como antónimo de «corrupción», y expresa una expectativa política en la que se vierte la vieja preocupación patriótica por la decadencia del país que se sitúa ya en el siglo XVIII con el reformismo borbónico pero su desarrollo a fines del siglo XIX es una consecuencia directa de la crisis del sistema político por la alternancia de partidos, que había proporcionado al país una falsa estabilidad basada en su triunfo en las Guerras Carlistas que era ilusoria y se sostenía sobre la base de una gran corrupción política que impedía visualizar la efectiva miseria del pueblo y el mal reparto geográfico de los bienes, el caciquismo, el pucherazo electoral y el triunfo de una oligarquía económica y política, que, además, se había adueñado de prácticamente todo el suelo productivo del campo español mediante tramposas desamortizaciones que generaron improductivos latifundios, creando mano de obra barata en una extensa clase de jornaleros hambrientos.

lunes, 8 de agosto de 2016

Las serpientes de verano

Que los viajes son una indiscutible fuente de enseñanzas a poco que uno vaya con los sentidos abiertos y predispuesto a aprender, nadie lo discute hoy, más allá del disfrute y la evasión meramente turísticos.

En mi primer viaje a la isla de Menorca, hace muchos años, lo que viví (como en todos los viajes, por otra parte) me permite aún hoy reflexionar sobre algunos aspectos de alguna de esas vivencias que no han perdido actualidad. No se trata de ponderar la belleza de la isla, realmente un museo al aire libre, entonces con una incipiente industria turística para divulgarlo, ni de la hospitalidad de sus gentes, ni de lo extrañas que nos sonaban las expresiones en su lengua (con un léxico coloquial trufado de anglicismos fruto del reciente siglo de dominación británica de la isla tras el Tratado entre Gran Bretaña y España de 1715, de los conocidos como de La Paz de Utrecht, y con una personalidad propia en la pronunciación del catalán/menorquín que te dejaba descolocado cuando oías "Mó" o "Aló" al referirse a Mahó o a Alaior respectivamente), ni de....

Había enseñanzas paralelas, como por ejemplo el compaginar en un mismo día la asistencia a la perpetración de un desaguisado urbanístico (por fortuna desechada su continuidad tras la construcción de un primer -y horrible- bloque, de los varios previstos) en la playa de Son Bou, la más extensa de la isla, al sur, con la visita a unas cercanas ruinas de una basílica paleocristiana... convertida en redil para el ganado, o la contemplación de unas, también cercanas, cuevas trogloditas con vistas al mar, habitadas por una comuna de hippies ¡en pelotas!

Sin embargo, lo que hoy me hace rememorar ese viaje es un detalle aparentemente pueril: lo hicimos en el mes de mayo, fuera del clásico período vacacional, que entonces estaba casi religiosamente concentrado en el mes de agosto. Ese hecho provocó que fuéramos los únicos huéspedes españoles del hotel (ocupado, por lo que recuerdo, por estadounidenses y canadienses) y que, en una excursión que se montó (entonces se organizaban in situ, no formaban parte de ningún pack contratado en origen) al Santuario de Monte Toro, la montaña más alta de la isla, fuéramos gentilmente invitados por la comunidad religiosa, creo que franciscana, que administraba el Santuario a compartir su mesa para comer o que el director del hotel acabara haciéndonos compañía durante las sobremesas, en las que solía mostrar su secreto anhelo de que España dejara de concentrar las vacaciones en un solo mes, lo que, en su opinión de entonces, moderaría su dependencia del visitante extranjero y permitiría un mejor servicio, sin agobios, al visitante nacional.

Hoy, con los cambios sociales pero, sobre todo, con el flagelo de la crisis, lo cierto es que las vacaciones (para quien tiene trabajo y, además, tiene unos ingresos que le permiten hacerlas) se han desestacionalizado algo, aunque no es menos cierto que agosto sigue siendo el rey de la inactividad (empezando por la las instituciones u organismos oficiales), bien sea porque está todo cerrado o porque se organizan con horarios, digamos, laxos. De entrada, si hay niños, hay que decidir qué semanas de agosto, y parte de septiembre se dejan con unos abuelos y qué semanas con los otros, ya que resulta que solo hay actividades en el mes de julio para tenerlos distraídos. Y si se tienen que hacer gestiones administrativas, se trabaja y se piensan hacer por la tarde, ¡imposible! ya que Hacienda, Seguridad Social, Inem, etc. solo trabajan por la mañana (circunstancia que no suele ceñirse a agosto, sino que se alarga de junio a septiembre).

Y una consecuencia conocida de le existencia de ese período de tiempo en que los comerciantes, los talleres de reparación de coches, los restaurantes de ciudad (aún recuerdo el vía crucis que había que organizar hace un tiempo para buscar una panadería, frutería, colmado cafetería, etc. abiertas), los periodistas, los médicos, los políticos (hay quien sostiene que las vacaciones deben estar limitadas a las personas que trabajan, y que los políticos... pero no entraremos en ese jardín) desaparecen es que el nivel de "producción" de noticias desciende, y hubo un tiempo en que tomaron fuerza las llamadas "serpientes de verano".

Acudiendo a Wikipedia, que lo sabe casi todo (pero que frecuentemente cabe revisar, seleccionar o verificar lo que nos dice), Serpiente de verano o "culebrón del verano" es una expresión que se refiere a las noticias irrelevantes o sorprendentes que publican algunos diarios para llenar sus páginas durante las vacaciones de verano, cuando la mayor parte de la sociedad está de vacaciones y no se producen sucesos ni noticias interesantes. Según algunos expertos en comunicación, el término podría provenir de Nessie, el mítico monstruo del escocés Lago Ness, "al que se hacía reaparecer a capones todos los agostos para que los diarios tuvieran algo de lo que hablar" Parece más apropiado, y más serio, llamar a tales noticias tormenta de verano, por los motivos que se acaban de apuntar, puesto que se producen y se desvanecen sin que, en definitiva, hayan tenido repercusiones dignas de recordarse.
Las temáticas que cubre este fenómeno del periodismo son variadas: la criptozoología, campo en que destacan tanto el mencionado Nessie como el Yeti o el Bigfoot de la cultura sajona, la arqueología, con el descubrimiento de algún resto que se proclama como confirmación de algún episodio bíblico; la ufología, los círculos en los cultivos que aparecieron a mediados de la década de 1970 al sur de Inglaterra; la parapsicología con, por ejemplo, el misterio de las caras de Belmez, etcétera.

A la vista de todo esto, a uno le queda la sospecha de que los periodistas "de guardia" se veían en la obligación de sacar de debajo de las piedras –si es que no inventarse– noticias para llenar las páginas de los diarios durante las vacaciones estivales, cuando toda la gente importante se largaba de vacaciones y los tenía a dos velas, sin casi nada que contar, y así salía en portada algún cerdo de dos cabezas nacido en alguna ignota aldea de Filipinas o algún abuelo de 120 años (casi siempre de una comunidad aislada en el Asia central, no sé por qué) que atribuía su longevidad a que llevaba toda la vida fumando sin parar y bebiendo litros y litros de vodka cada día. Por supuesto que todo era mentira, pero inocente. Se entretenía a la parroquia, y a correr. A fin de cuentas, “no news, good news” (la falta de noticias es una buena noticia).

Pero lo cierto es que desde hace unos años, sin embargo, vivimos en una montaña rusa y el verano se ha convertido en una jungla de noticias y acontecimientos, dignos de cualquier otra estación. Los periodistas que pueden tomarse unas semanas de asueto se van con el corazón encogido y casi a rastras y asustados porque dedicándose como se dedican a la verdad cambiante -(algunos, todo hay que decirlo), que eso es la información en definitiva, temen que en su ausencia ocurran cosas extraordinarias que hagan perder el hilo del relato. O del cuento, dado como están ahora mismo las cosas. Todo y nada es posible, más que nada por cierta inercia instintiva del lector a considerar que lo que se publica ahora, algo de serpiente de verano sí que tiene.

Y no les falta razón si miramos la evidencia de que noticias reales e importantes que merecerían despacharse en no más de cinco lineas un día se traducen en veinte editoriales a toda página ese día mas diversos pseudoanálisis en los diez días posteriores, quebrando, además, frecuentemente, una máxima del periodismo serio, cual es el confundir la información con la opinión ¿con el fin de influir interesadamente en las conclusiones del lector?

Y digo yo ¿por qué no aprovechar este tiempo en que el volumen de noticias adelgaza para ampliar la información (no la opinión) sobre noticias que han quedado en stand-by pero que volverán a cobrar rabiosa actualidad en pocas semanas en lugar de seguir rellenando páginas con las serpientes de verano típicas y tópicas?

De los variados temas que tendrían cabida en este capítulo nos atrevemos a sugerir sólo un par:

1) El embrollo del si-no-si-no-.. a la investidura para formar gobierno, evitando publicar día sí día también únicamente lo de la presión al PSOE, y ampliando la información a lo que hacen o no hacen los demás partidos, a las alternativas reales que existen, al historial de incumplimientos (en su caso, de quien corresponda) para llegar al bloqueo actual, y todo cuanto ayude a que la información sea eso, información.

2) El tema grave de lo que empezó como el arreglo de un desajuste con Catalunya y que la ignorancia/desprecio/desidia/ineptitud/arrogancia de este gobierno (no es opinión; ahí está la hemeroteca) se apresuró a convertir en una petición formal de independencia con un sentimiento creciente de la misma entre la ciudadanía. El ciudadano debe saber, y ahora puede ser buen momento, además de las comprensibles soflamas oficiales, cómo se nos ha llevado a todos a este callejón ¿sin salida?, y para ello bastaría la recopilación de hemeroteca en una crónica DE HECHOS (no de opiniones ni consignas) de unos y otros de los últimos diez años, aunque con especial atención a los cinco últimos.

 En fin, que hablando de cosas serias que nos pueden influir, nuestros políticos dicen que quizá no tengan vacaciones este año, pero es por su incapacidad de ponerse de acuerdo y repiten en agosto el desencuentro de enero. Quizá habría que modificar su relación laboral y contratarles por objetivos como a algunos deportistas (por numero de plenos, iniciativas o acuerdos) o colocarlos en un cónclave como a los cardenales de la Curia romana hasta que eligieran a un nuevo director. Como puede verse, esto también es otra serpiente de verano.