martes, 31 de julio de 2012

Paradojas que hieren

Hace pocos días fijábamos nuestra atención en la degradación que, con motivo y excusa de la malhadada crisis, están sufriendo los valores y la integridad de las personas.
No es que queramos insistir sobre tan desgraciado tema, pero lo cierto es que la actualidad no para de depararnos motivos para volver sobre él, máxime cuando parece constatarse que los poderes públicos alimentan con su actuación esa degeneración de actitudes.
Hoy son actualidad dos noticias que, puestas una junto a la otra, deberían hacer enrojecer a más de uno.

La primera es que el gobierno de Catalunya no puede pagar las nóminas de los empleados en entidades asistenciales concertadas (para entendernos, asilos de ancianos, residencias de enfermos mentales, centros para discapacitados o drogodependientes y entidades similares, es decir, el eslabón más débil del tejido social) por no haber recibido a tiempo determinadas transferencias. No vamos a entrar en disquisiciones políticas acerca de si son galgos o podencos (aunque animales, lo son) los últimos responsables de la cuestión, pero es evidente que si, como parece, esta vergonzosa situación es uno más de los instrumentos de lucha partidista, las colas del paro deberían verse incrementadas ipso facto con toda la clase política dimisionaria. Así, de paso, sabrían que es estar en el paro dependientes de una subvención, ahora recortada, como único ingreso, pero ese (el autismo galopante de la clase política) es un tema que merece reflexión aparte.
La segunda, de un impudor descarnado si la comparamos con la citada, es la pretensión de quien fue presidente del Consejo General del Poder Judicial de acceder a una indemnización por dejar el cargo de la manera conocida, es decir, dimitiendo forzado tras algunas discrepancias en el uso de fondos públicos.
No se cuestiona la legalidad de la indemnización (sería el colmo que quien fue presidente de los jueces no conociera la legalidad o no de sus pretensiones) o, dicho de otra forma, su sujeción a la ley, sino su legitimidad y, sobre todo, su ética. ¿Es ético que, quien usó fondos públicos aprovechando la laguna legal de su utilización en cuanto a rendir cuentas de ello y mantuvo su postura incluso en el momento de dimitir pretenda seguir usando vericuetos legales para provecho propio?
A no ser que los donara a esas entidades que no han cobrado su nómina....


Paradojas de la vida. Y aún hay quien dice sin matices que las leyes están para cumplirlas...
Las leyes, guste o no, están para revisarlas siempre que sea necesario. Y los citados son casos en los que las leyes y normas requieren una revisión reposada. Como en tantas otras cosas...

sábado, 28 de julio de 2012

El GAFI y la investigación de operaciones financieras

El Grupo de Acción Financiera internacional (GAFI), continuando con la puesta al día permanente de todo cuanto tiene que ver con la prevención del blanqueo de capitales y de la financiación del terrorismo, ha publicado recientemente una nueva guía de investigaciones financieras (Operational issues - Financial investigations guidance, de junio 2012), cuyo propósito es ayudar a comprender mejor la importancia de ajustarse a las normas dictadas para el cumplimiento de las leyes en la lucha contra el blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. 
Según afirma el GAFI en su página web, la guía pretende ser una ayuda para los legisladores, pero también a los profesionales, a través de la exposición de conceptos e ideas que puedan ser incorporados a los programas de gestión del riesgo de PBC/FT para conseguir una mayor eficacia en la investigación de las operaciones financieras, siempre desde el punto de vista de la relación entre operaciones financieras y actividades delictivas.
Si el objetivo fundamental de una investigación financiera es identificar y documentar el movimiento de dinero durante el curso de la actividad delictiva, la relación entre el origen del dinero, los beneficiarios reales de la operación, el destino de los fondos, etc., puede proporcionar información y pruebas de la actividad criminal.

Durante la última revisión de las Recomendaciones del GAFI se puso de manifiesto que las investigaciones financieras son uno de los elementos centrales para la ejecución eficaz de las normas y la leyes y, en consecuencia, se presta mayor atención al marco operativo de los programas de prevención, control y detección  del blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo. Uno de los objetivos es fortalecer las normas de aplicación de la ley (recomendaciones 30 y 31) para mejorar las funciones, responsabilidades, competencias y herramientas  y  llevar a cabo con eficacia las políticas de prevención y la propia investigación de operaciones.



No obstante, antes de que algunos de los requisitos de las Recomendaciones del GAFI puedan ser ejecutados por las autoridades, es necesario un marco jurídico global para apoyar estas exigencias, y el uso de técnicas de investigación sólo puede aplicarse si lo permiten  los principios básicos del sistema jurídico interno de un país. La guía del GAFI destaca los elementos de orientación de la Convención de Palermo (contra la delincuencia organizada) que son necesarios para poner en práctica muchas de las facultades de aplicación de las leyes y técnicas descritas en este documento.
Este informe también contiene una guía con conceptos generales, estrategias y técnicas destinados a ser aplicados en diferentes sistemas jurídicos y los distintos tipos de marcos operativos y tiene por objeto ayudar a los países a una mejor aplicación de  las Recomendaciones del GAFI asociadas a la realización de investigaciones financieras.
Asimismo, subraya la necesidad de formación y asistencia técnica a los investigadores financieros y fiscales, si bien la guía no se erige en manual de capacitación sobre investigaciones financieras.

Algunas de las ideas y los conceptos establecidos en la guía van más allá del ámbito de aplicación de las normas, pero están destinados a proporcionar ejemplos de como los países llevan a cabo las investigaciones financieras.
Todo lo anterior puede proporcionar información y pruebas de actividades criminales, según establece el GAFI, a los países miembros. 

Puedes acceder al documento original en inglés pinchando aquí

martes, 24 de julio de 2012

Destrucción de valores

Decir que esta prolongada crisis que padecemos trasciende el ámbito económico ya no sorprende a nadie; que afecta a modelos sociales conocidos no ofrece ninguna duda, pero que, con la excusa de ella se lleguen a perder los valores fundamentales de la convivencia y nadie se escandalice, ese ya es un aspecto que merece una reflexión profunda.
Hay ejemplos sobrados de que eso es así, que la crisis (afecte a uno o no le afecte, porque hay muchos a los que esta situación no les ha afectado lo más mínimo) es el paraguas perfecto para justificar cualquier actitud personal que, en otros tiempos hubiera resultado, cuando menos, llamativa, por no calificarla directamente de rechazable.
Y si no, opinad. Conozco el caso de una empresa en la que, afortunadamente, los efectos de la crisis han sido mínimos, que da ocupación a más de un centenar de personas y que pertenece a un grupo multinacional con más de treinta factorías y más de 12.000 trabajadores. En honor a la verdad hay que decir que, además, la compañía, no solo no ha aprovechado el clima general para hacer recortes de ningún tipo sino que ha mantenido las ventajas sociales y sigue contratando personal a un ritmo normal. Recientemente, uno de sus trabajadores sufrió el incendio fortuito de su vivienda y perdió en él, aparte de la propia vivienda, todo su ajuar, mobiliario, enseres y equipamiento. Cuando la noticia se supo en la fábrica, alguien, con buenas intenciones, propuso la realización de una colecta entre sus compañeros de forma que este trabajador pudiera hacer frente a los gastos más perentorios, con independencia de que la vivienda estuviese o no asegurada y sea la compañía aseguradora la que asuma el coste principal del siniestro.
En otras épocas, este hecho ni se hubiera discutido. En esta ocasión, la colecta fue motivo de discusión "porque estamos en crisis" y, al cabo de un par de semanas se le hizo entrega al afectado de 120 euros (¡ciento veinte euros, a razón de ni un euro por compañero!), fruto de una colecta en la que había aportado 3 (¡tres!) personas.
Solo quedarán ruinas....


Y nadie se escandaliza, pero, aún absteniéndome de calificar esta actitud da cada una de las personas, lo que es evidente es que la misma inhabilita a todos sus protagonistas a reclamar derechos, a apelar a la solidaridad y a cualquier otro aspecto reivindicativo. Si se ha perdido incluso el sentido de la responsabilidad, la solidaridad más primitiva, la voluntad de ayudar a quien lo necesita (más allá de consignas), y eso se considera normal entonces habrá que convenir que la crisis está haciendo estragos difíciles de recuperar cuando esto acabe.

martes, 17 de julio de 2012

Boletín nº 15.- Ciclos económicos y crisis



LOS SUEÑOS DE FARAÓN

La lectura de los clásicos siempre es recomendable por varias razones: por el propio placer de la lectura, por las enseñanzas que aporta y porque nos permite frecuentemente reflexionar y comparar ideas, puntos de vista y soluciones en problemas que, pese a ser a veces de rabiosa actualidad, se descubre que se han presentado en otras épocas y se han abordado de formas que hoy nos parecen, cuando menos, originales. O no…

Dentro de esos clásicos ocupa un lugar destacado, por múltiples motivos que no analizaremos, la Biblia y, dentro de ella, las narraciones del Antiguo Testamento desde el punto de vista sociológico

Y acudimos hoy a la Biblia, concretamente al capitulo 41 del Génesis, del que extractamos la historia que sigue:

Dos años más tarde, el faraón tuvo un sueño: Estaba de pie junto al río Nilo cuando, de pronto, del río salieron siete vacas hermosas y gordas que se pusieron a pastar entre los juncos. Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas, que se pararon a orillas del Nilo, junto a las primeras. ¡Y las vacas feas y flacas se comieron a las vacas hermosas y gordas!
En ese momento el faraón se despertó. Pero volvió a dormirse, y tuvo otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo.Tras ellas brotaron otras siete espigas, delgadas y quemadas por el viento solano. ¡Y las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas!
En eso el faraón se despertó y se dio cuenta de que sólo era un sueño. Sin embargo, a la mañana siguiente se levantó muy preocupado, mandó llamar a todos los magos y sabios de Egipto, y les contó los dos sueños. Pero nadie se los pudo interpretar.
……
El faraón mandó llamar a José, (que)…se presentó ante el faraón, quien le dijo:
—Tuve un sueño que nadie ha podido interpretar. Pero me he enterado de que, cuando tú oyes un sueño, eres capaz de interpretarlo. ….En mi sueño, estaba yo de pie a orillas del río Nilo. De pronto, salieron del río siete vacas gordas y hermosas, y se pusieron a pastar entre los juncos. Detrás de ellas salieron otras siete vacas, feas y flacas. ¡Jamás se habían visto vacas tan raquíticas en toda la tierra de Egipto! Y las siete vacas feas y flacas se comieron a las siete vacas gordas. Pero, después de habérselas comido, no se les notaba en lo más mínimo, porque seguían tan feas como antes. Entonces me desperté. Después tuve otro sueño: Siete espigas de trigo, grandes y hermosas, crecían de un solo tallo. Tras ellas brotaron otras siete espigas marchitas, delgadas y quemadas por el viento solano. Las siete espigas delgadas se comieron a las espigas grandes y hermosas.

José le explicó al faraón:
—En realidad, los dos sueños son uno solo. …Las siete vacas hermosas y las siete espigas hermosas son siete años. Se trata del mismo sueño. Y las siete vacas flacas y feas, que salieron detrás de las otras, y las siete espigas delgadas y quemadas por el viento solano, son también siete años. Pero éstos serán siete años de hambre…. Están por venir siete años de mucha abundancia en todo Egipto, a los que les seguirán siete años de hambre, que harán olvidar toda la abundancia que antes hubo. ¡El hambre acabará con Egipto! Tan terrible será el hambre, que nadie se acordará de la abundancia que antes hubo en el país. .. Por todo esto, el faraón debería buscar un hombre competente y sabio, para que se haga cargo de la tierra de Egipto. Además, el faraón debería nombrar inspectores en todo Egipto, para que durante los siete años de abundancia recauden la quinta parte de la cosecha en todo el país. Bajo el control del faraón, esos inspectores deberán juntar el grano de los años buenos que vienen y almacenarlo en las ciudades, para que haya una reserva de alimento. Este alimento almacenado le servirá a Egipto para los siete años de hambre que sufrirá, y así la gente del país no morirá de hambre.

O sea, que en el antiguo Egipto también había crisis…. que podían solucionarse con previsión y sentido común. Ya ha llovido desde el tiempo de la historia que narra la Biblia, pero la pregunta surge al albur de ella: ¿Podría haberse anticipado de alguna forma la crisis actual y sus consecuencias, evitando la situación actual?


Los ciclos económicos
El pasaje de la Biblia reproducido viene a recordarnos una verdad inmutable: a toda época de prosperidad le sigue otra de penurias, y al revés. Ciertamente, cuando la vida y su tiempo se guiaban por la agricultura, el clima, las lluvias, las sequías, y todos los fenómenos relacionados con el tiempo atmosférico tenían una importancia fundamental para la bondad (o no) de las cosechas y no había ninguna duda de que lo que hoy llamaríamos el ciclo económico era un simple reflejo del ciclo climático.
A medida que la sociedad ha ido evolucionando, los ciclos económicos han ido dependiendo de otros factores además de los climáticos, pero cualquier estudiante de primer curso de Ciencias económicas sabe que, con unas variables u otras que afecten a su composición  y análisis, los ciclos económicos existen sin ninguna duda; el problema es que es difícil establecer cuándo empiezan y cuando acaban, y lo que es peor: casi siempre por motivos de rentabilidad u oportunidad políticas, nadie es capaz de tomar las medidas oportunas en la fase alcista del ciclo, como sí que hizo el Faraón de la historia de la Biblia.
Por la dependencia total de la agricultura de las economías modernas, ha de admitirse que los ciclos se relacionan con toda la actividad, por lo que debemos dar por válida como definición de ciclo económico la que expresaron en 1946 Mitchell y Burns, que, recordemos, dice que “Los ciclos de los negocios o comerciales[1] son un tipo de fluctuación en la actividad económica organizada principalmente en empresas lucrativas: un ciclo consiste en expansiones que tienen lugar prácticamente a la vez en muchas actividades económicas, seguidas por recesiones, contracciones y recuperaciones igualmente generales que confluyen en la fase de expansión del ciclo siguiente; la secuencia de cambios es recurrente pero no periódica; en duración, los ciclos de los negocios pueden variar desde poco más de un año hasta diez o doce años; no son divisibles en ciclos más cortos de carácter similar con amplitudes parecidas”.
De forma general, en la vida de cada ciclo que se repite (aunque no con una duración uniforme, como ya se ha apuntado), se pueden observar unas fases comunes que, no obstante, permanecen en permanente discusión entre los expertos acerca de su precisión y alcance real:
  • Auge: Es el momento más alto del ciclo económico en el que, paradójicamente,  se producen una serie de rigideces que interrumpen el crecimiento de la economía, propiciando el comienzo de una fase de recesión.
  • Recesión: Es la fase descendente del ciclo que origina una caída importante de la inversión, la producción y el empleo. De forma genérica, una crisis es una recesión particularmente abrupta.
  • Depresión: Es el punto más bajo del ciclo: corresponde con un alto nivel de desempleo y una baja demanda del consumo en relación con la capacidad productiva de estos bienes.
  • Reactivación: Es la fase ascendente del ciclo originada por una renovación del capital, que tiene efectos multiplicadores sobre la actividad económica generando una fase de crecimiento económico y por tanto de superación de la crisis. Cuando la actividad general supera el punto de auge del ciclo inmediatamente anterior, la economía está nuevamente en expansión.

Sin embargo, más interesante para el propósito de análisis de este boletín es acercarnos a la teoría austriaca[2] de los ciclos, que relaciona el crédito bancario, el crecimiento económico y los errores de inversión masivos que se acumulan en la fase alcista de ciclo, explotando con la burbuja y destruyendo valor.
Lamentablemente, habremos de convenir en que todo indica que la escuela de Viena se ha basado en la situación actual para corroborar su teoría, ya que ésta afirma que una expansión “artificial” del crédito, es decir, no respaldada por ahorro voluntario previo y mediante la manipulación a la baja de los tipos de interés, tiende a aumentar la inversión y a crear un falso auge económico, dado que los precios relativos han sido distorsionados por la mayor masa de dinero circulante en la economía. Estas inversiones, que no hubieran sido emprendidas de no ser por la mencionada distorsión, sobreutilizan los bienes de capital acumulados, desviándolos a proyectos no rentables -si hubiera imperado el tipo de interés de mercado- y tarde o temprano producirán sobrevaloraciones en algún o algunos activos. Tales burbujas inevitablemente acaban estallando. Cuando la emisión de nuevos medios fiduciarios cesa, las tasas de interés artificialmente bajas se acomodan en su verdadero nivel de mercado, generalmente muy superior al establecido por los bancos centrales dada la escasez de bienes de capital, lo que corta de raíz el flujo de crédito barato, y las inversiones que parecían rentables con precios inflados ahora dejan de serlo: la crisis estalla y se efectúa la natural liquidación de las inversiones erróneas[3]

No parece necesario profundizar en el estudio de los ciclos económicos para notar que, efectivamente, la evolución del problema, ahora tan estudiado en sus más mínimos detalles, obedece a razones que, para los economistas (en los que cabría incluir tanto a los banqueros como a los asesores de los gobiernos) deben darse por sabidas. Parece razonable, por lo tanto, encaminar la reflexión hacia el terreno en el que cabe analizarse si la teoría austriaca es eso, teoría explicativa o, por el contrario, puede haber habido con ella suficientes elementos de juicio en los momentos previos al estallido de la actual crisis como para haber tomado unas medidas que, a la vista está, no se han tomado. 


La historia de repite

Históricamente pueden citarse numerosas crisis económicas, que no empiezan con la que se da como aldabonazo de salida que es la de 1929; mucho antes, ya en 1637, se produjo el crack del precio de los tulipanes y, entre otras menos llamativas, la inmobiliaria de Florida, en 1920. Como motivo de análisis desde el punto de vista de la economía moderna, sí que puede afirmarse que la primera es la Gran Depresión de 1929, pero, a partir de ese momento, y sin ánimo de ser exhaustivos, pueden recordarse las originadas por las posguerras española y mundial, en 1940 y 1946, la del petróleo de 1973, la de la reconversión industrial en España en 1980, la burbuja financiera de Japón de los años 80, el crack bursátil de 1987, la representada por las sociedades de ahorro y préstamo de Estados Unidos en 1991, la producida en España en 1993 por la finalización de la Expo y las Olimpiadas, la del “efecto tequila” del México de 1995, la de los “tigres” asiáticos en 1996, el estallido de la burbuja de las punto-com en 2000, el corralito argentino en 2001, la derivada de la recesión encarnada por el caso Enron en los Estados Unidos de 2001 y, finalmente, la iniciada en 2007 con el estallido de la burbuja inmobiliaria y las hipotecas sub-prime.
Si nos fijamos en la secuencia de fechas de la relación, es fácil notar que las crisis son cada vez más frecuentes, si bien es cierto que, con la excepción de la actual, la solución llega en poco tiempo; es decir, deteniéndonos en la situaciones desencadenadas en la economía estadounidense (por aquello de verlas con más desapasionamiento), las “minicrisis” previas a la actual conviven con un período que aún seguía siendo alcista, es decir, que el crecimiento económico iniciado con Greenspan durante el mandato de Ronald Reagan se mantenía a pesar de las crisis del 91 o del 2001. Deberá convenirse, entonces, que habrá que buscar otras razones, aparte de las puramente económicas, que justifiquen la permanencia de la situación iniciada en 2007 y, aún hoy día, sin síntomas claros de finalizar.
Sólo un apunte sobre esas razones adicionales: en los años del “España va bien”, en los que nuestros gobernantes se permitían dar lecciones de economía a Alemania, pasó desapercibido un informe a cargo de un equipo de investigadores liderado por Díaz Ripollés en el que se documentaba, entre otros excesos “del ladrillo” que el volumen de edificación de obra nueva de sólo el municipio de Estepona (Málaga) era superior al de toda la provincia de Madrid. Aún admitiendo las previsiones optimistas de llegada de turistas a la Costa del Sol, el dato en sí (dejando de lado el núcleo argumental del informe, centrado en el blanqueo de capitales a través de operaciones inmobiliarias) debería haber aportado más cautela que otra cosa, y eso no sucedió, entre otras razones porque los ayuntamientos entraron en una espiral de delirios de grandeza para cuya financiación necesitaban los ingresos de impuestos provinentes de la construcción, ya que no había otros que pudieran crecer. Es entonces cuando entra en escena un elemento nuevo, de menor entidad hasta ese momento, y suficientemente estudiado hoy, que es el fenómeno de la corrupción[4], no sólo en España, sino como mecanismo distorsionador de la economía en todo el mundo y en todas las crisis.
Llegados a este punto, si se intenta profundizar en las razones de la crisis introduciendo parámetros no estrictamente económicos, podría caerse en la tentación de analizar situaciones cercanas que, por lo mismo, pueden tener un sesgo interpretativo importante y dar la sensación de que se pretende juzgarlas. Nada más lejos de nuestro propósito que el del estudio desapasionado de lo que entendemos por crisis y sus componentes hasta hoy. Por ello nos referiremos a crisis ocurridas en tiempos cercanos en la economía USA a fin de preservar la objetividad que permita a cada lector de estas líneas extraer sus propias conclusiones, y así nos limitaremos a recordar las crisis de las sociedades de ahorro y préstamo de 1991, la recesión encarnada por el caso Enron y los inicios de la actual.
Por lo que se refiere a la crisis de 1991, una primera aproximación inclinaría a deducir que su origen fue solo la liberalización, en 1982, de la actividad de las sociedades americanas de ahorro y préstamos (S&L), equiparándolas a los bancos y ampliando su ámbito más allá del que tenían como casi único, que eran las hipotecas, pero lo que a veces se olvida en el análisis es que, permitiendo un abanico más amplio para la captación de operaciones, el Estado permanecía como garante de los depósitos. La liberalización creó oportunidades impensadas y alejadas del criterio ortodoxo de los economistas y, lo que es más importante, hizo de guía de actuación para personas que, amparándose en el ejemplo de estas sociedades, que ya no valían nada (lo que valía era la garantía del Estado), descubrieron una operativa que, por desgracia, se extendió rápidamente, como fue la emisión de bonos basura , en volúmenes desproporcionados, de sociedades que se pretendía comprar (¿recordáis el sonado caso de Michael Milken, representativo de esta época?). No es de extrañar la frase, que hoy se nos antoja premonitoria, que dijo David Sands, del Departamento de Contabilidad Estatal, ante el Comité de prácticas bancarias del Senado (en 1991, recordemos):”Tengo la firme convicción de que la confianza que inspira en estos momentos el sistema bancario es nula”
La crisis representada por el caso Enron, en 2001 también tiene razones aparentes y otras de fondo: las aparentes quedan definidas por la coincidencia del boom bursátil inmediato anterior, pero las reales tienen un alto componente de actitudes corruptas realizadas por el sencillo método de llevar al extremo la contabilidad creativa. En efecto, Enron descubrió que podía inflar legalmente la cifra de beneficios (con la consiguiente alegría de los accionistas) aplicando simplemente la valoración actual a proyectos futuros, pero esto, que para la producción y venta de energía sea posible, se volvía extraordinariamente complejo si el proyecto incluía también inversiones tangibles en industria, toda vez que era necesario algo tan simple como invertir para llevar a cabo realmente el proyecto. Para soslayar esta menudencia, Enrono recurrió a estrategias ilícitas que le permitían mantener los altísimos dividendos y retribuciones de sus directivos, lo que, en definitiva, condujo a destapar el tinglado. A la vista de la situación, la  gente acabó harta de los mercados financieros y (en 2001, recordemos también) los inversores mostraron nítidamente su rechazo a los escándalos contables y de corrupción, causa principal de su retirada del mercado bursátil. El problema de fondo, sin embargo, visto desde hoy, es que, entonces, volvieron la vista al mercado inmobiliario, para cuyo valor no hay que confiar en los contables.
Precisamente eso, el valor de los inmuebles fue el desencadenante visible de la crisis iniciada en 2007: en un escenario en el que desde mediados de la década de los noventa hasta el mismo año 2007 los precios de la vivienda se dispararon en una espiral que era imposible de contener, se propició que la especulación con la compraventa de inmuebles se extendiera sobre la base del eterno incremento del valor de los mismos, es decir, se alentó que se comprara hoy, aún sin saber si se disponían de medios para comprar, porque el objetivo era vender mañana y obtener las ganancias inmediatas del incremento de valor del inmueble. Además, esa época coincidió con un período de dinero barato que daba la sensación de que el poder adquisitivo tenía una elasticidad asombrosa. No importaba la solvencia del peticionario sino el valor de la garantía, y los préstamos hipotecarios subprime se convirtieron en moneda corriente para las entidades financieras. Pero había más: las mismas entidades que formalizaban las hipotecas no tenían confianza en sus propios productos y lo que buscaban era deshacerse de ellos cuanto antes en forma de productosd “estructurados” y quedarse, simplemente, con la rentabilidad que ofrecían, de forma que, lo que empezó como un posible problema económico se convirtió en un problema que afectaba a la sociedad en general porque, con la inoperancia de las autoridades de supervisión, se crearon unos paquetes encadenados de productos financieros vacíos de contenido que se habían usado como garantía de operaciones en prácticamente todo el mundo y entre todas las entidades.
El cómo estalló todo ya es historia reciente y no finalizada: el determinar dónde está todo el dinero que se ha volatilizado aparentemente y el razonar por qué la solución (en todos los países) sigue siendo acudir al contribuyente medio, ya forma parte de análisis diferente, pero sólo con lo dicho queda de manifiesto que las crisis tienen siempre un origen no solo económico; es como si, en la historia del faraón con la que iniciábamos este boletín, a la hora de acumular las reservas en las épocas de bonanza, se hubiera permitido que alguien “distrajera” esas reservas y, llegado el momento de la necesidad, se descubriera que alguien ha echado mano de ellas pero, para solucionar el problema, simplemente se exigiera austeridad a todos los demás.

 




[1] Con matices en este punto a la definición de Burns y Mitchell, ya que el ciclo además de comercial es también financiero, productivo y empresarial
[2] Desarrollada por economistas de la Escuela de Viena, con aportaciones en la predicción de crisis venideras, pese a que la teoría no es predictiva sino explicativa de, entre otros, Ludwig von  Mises y su discípulo Friedrich von Hayek.
[3] Nicolás Cachanosky: “Teoría austriaca y el problema del ciclo económico”
[4] Algunos analistas introducen también la variable de mala fe en los negocios, como George Akerlof y Paul Romer en “Looting: the economic underworld of bankruptcy for profit”. El fenómeno, sin embargo, no es nuevo, toda vez que ya Galbraith en su estudio de 1955 sobre el crack del 29 en Estados Unidos reconoce la naturaleza cíclica de la mala fe en la economía.

lunes, 16 de julio de 2012

"Cuarto y mitad" de despropósitos

Está visto que últimamente nos desayunamos cada día con noticias que nos ponen los pelos de punta y que los despropósitos de la gestión del gobierno empiezan a medirse al por mayor.
Para pensar. Es evidente que la crisis que padecemos no puede tomarse a la ligera y que cualquier gobernante con un mínimo de sentido común y de sentido de Estado debe abordarla con medidas que alienten el trabajo en un futuro mejor. Pues bien, para explicar las razones de las medidas que se avecinaban, hace una semana declara el Ministro de Hacienda que debe plantearse la subida del IVA en base a que es un impuesto que no pagan todos los que debían , que en el resto de Europa es superior, y apuntó que "más claro no puedo decirlo".
No hace falta recalcar que algo chirría en el argumento, pero, como todo el mundo puede tener un día de pájara y no acabar de explicarse, y como estaba prevista la comparecencia del presidente del gobierno en el Parlamento a detallar las medidas, decidimos esperar pacientemente esa comparecencia. Lo grave es que la comparecencia no aclara los argumentos y el BOE santifica las medidas.
Y hay de todo: subida del IVA, reducción de prestaciones al desempleo, desaparición de subvenciones,  recortes a los funcionarios, etc., en noticias suficientemente aireadas y conocidas.
En resumen, son medidas que tienen como objetivo, al parecer, controlar el déficit público sin plantear ni una sola medida en la senda de la imprescindible reactivación, pese a que el nombre del decreto incluye también lo de "...fomento de la competitividad".
Más allá del análisis, unas simples reflexiones: en cuanto al IVA se confirma la idea del gobierno de hacer que LOS MISMOS QUE PAGAN, PAGUEN MÁS, olvidándose de la importancia de analizar por qué hay el elevado porcentaje de fraude y darle solución (que no es sólo la sanción, por supuesto). Al hilo de esa reflexión, si alguien tiene dificultades para pagar un 8 % (o un 18 %), si ha de elevar el porcentaje al 21 %, cabe la posibilidad de que, simplemente, deje de pagar, incluso asumiendo la posibilidad de inspección. Recordemos que, en esta línea, los inspectores de Hacienda, que algo saben de esto, ya se han posicionado en el sentido de declarar como prioritaria la lucha contra el fraude, pero tomada en serio y no la chapuza cara a la galería que ha pergeñado el gobierno con los capitales en paraísos fiscales.
Las prestaciones al desempleo: el argumento es sencillamente humillante e insultante.Es una lástima que el gobierno no tenga tiempo de leer los informes de SU Ministerio de Trabajo sobre el particular donde se lee que la oferta de trabajo es cada vez más escasa y que los parados de larga duración están en crecimiento casi exponencial. Ante esto, decir que se rebajan las prestaciones para incentivar la búsqueda es sencillamente hiriente. Debería de estar legislado que, aunque sea solo como experiencia, el trámite del paro (con sus colas de espera y su acopio de documentos justificativos de la situación) fuera obligado para TODOS los niveles, incluso ¿por qué no? ministros y altos cargos. Sería una forma de evitar dislates.
Los funcionarios: es evidente y sabido por todos que la función pública tiene la asignatura pendiente de su racionalización, pero de ahí a recortar indiscriminadamente la retribución y condiciones de todo un colectivo va un abismo. En términos claros, no sobran bomberos, ni médicos, ni profesores, ni policías, ni.... Lo que sobran, seguramente, son mandos de oscuros despachos (aunque muy iluminados) contratados con sueldos con muchos ceros, a veces como respuesta al "¿qué hay de lo mío?", y visible por el hecho de que, con la recesión en marcha, con la destrucción de empleo en caída libre, el funcionariado seguía creciendo en número de empleados. Me lo expliquen...
Podríamos seguir en una marathon agotadora si lo que se pretende es aclarar cada una de las medidas de un BOE de 91 (!) páginas, pero, con todo, lo realmente inquietante, mucho más que las medidas en sí, es la reacción posterior de algunos personajes afines al gobierno.



De entrada, nadie en su sano juicio puede pretender que unas medidas de tal calibre pasen desapercibidas y que sean aplaudidas por todos aquellos a los que afecta. En ese sentido, era previsible que, de forma automática, los sindicatos y movimientos ciudadanos expresaran su rechazo anunciando manifestaciones de repulsa. Y aquí viene lo inquietante: una persona DEL PARTIDO, no del gobierno, y en sede DE SU PARTIDO, lanza amenazas veladas ante estos anuncios. Esta persona, junto con todos los de su partido que tienen la desfachatez de aplaudir las medidas, no tiene ni idea de política ni de democracia, entre otras cosas porque confunde la mayoría social con la parlamentaria, error mantenido, por cierto, por este gobierno, pero, si se escuchara a sí mismo, incluso podría llegar a conclusiones ciertas. Dice que "la calle no es lugar para expresar el rechazo" Y yo le pido que sea consecuente y lo jure como afirmado por él, porque , efectivamente, el lugar es el Parlamento como lugar de debate previo de las leyes por todos los grupos. Claro que si ahora es un cortijo en el que vale decir (hay sobrados ejemplos) ante la corroboración de alguno de los decretos que son la herramienta de este gobierno que ya saben el rechazo pero que tienen la mayoría de votos y no cambiarán ni una coma,,,

viernes, 13 de julio de 2012

¿Qué es credibilidad para los mercados?

Hoy se celebra el consejo de ministros que ha de aprobar las medidas económicas que anteayer desgranó Mariano Rajoy en sede parlamentaria. Y es llamativo comprobar que, pese a que las medidas siguen las directrices que han marcado las autoridades de la UE, los mercados siguen castigando a nuestra economía sin dar respiro a la escalada alcista de la prima de riesgo ni al tipo de interés que hemos de pagar por nuestra deuda. Hay muchas preguntas, pero todas rondan alrededor de la evidencia de que este gobierno no inspira ni la más mínima credibilidad entre ocultación de programas, proclamas y desmentidos perpetuos, diferentes versiones del mismo hecho para diferentes ministros, arrogancia ante Europa, ....
Lo digo con pesar porque, con independencia del color político de un gobierno, a uno le satisface que sea respetado fuera de sus fronteras y que sus decisiones estén extraídas de ponderar diversas alternativas eligiendo la mejor para el bien común, de España y de Europa, en lo que a ella toca. No es el caso: de entrada, este gobierno no promulga leyes, sino reales decretos que después son simplemente corroborados por la mayoría absoluta de que dispone en las Cámaras y el problema de fondo es que estos reglamentos obedecen a intereses de partido o seguidistas simplemente de dictados de Europa.
Un ejemplo: nadie discute que las actuales medidas se emiten siguiendo órdenes de fuera (un inciso: sería saludable que la prensa, libre para decantarse por el color político que considere conveniente, sea minimamente coherente; si la subida del IVA del anterior gobierno mereció feroces ataques, no se entiende que el actual se contemporice y se justifique porque la situación ha cambiado. Aparte de que nadie se lo cree, ese argumento deja sin munición a los que sostienen que las actuales medidas lo son por la herencia recibida. ¿En qué quedamos: herencia recibida o situación diferente?) pero está claro que se han de adaptar a la realidad del país, y, en ese sentido, una de las medidas chirría, y es la de disminuir las prestaciones por desempleo con el falaz argumento de que así se alienta el encontrar trabajo antes. Es triste, pero quien afirma eso (que, casualmente, es el mismo que se muestra reacio a tomar medidas para reactivar la economía) no tiene ni idea del calvario que sufren millones de compatriotas, incluso algunos votantes suyos, llamando a puertas que no se aben. Un ejercicio positivo sería que los futuros exministros se vieran obligados a apuntarse en las listas del paro cuando cesen en su cartera hasta que encontraran un trabajo equivalente.




Y se asombran de la reacción de los mercados.... ¿Cómo se va a confiar en quien sigue sin más las medidas que le dictan sin preocuparse realmente si afectan al futuro del país?

martes, 10 de julio de 2012

La "letra pequeña" de los bancos

El pasado día 6 de julio se publicó en el BOE la Circular 5/2012, de 27 de junio, del Banco de España, a entidades de crédito y proveedores de servicios de pago, sobre transparencia de los servicios bancarios y responsabilidad en la concesión de préstamos.
En ella se hacen una serie de recomendaciones a las entidades centradas, básicamente, en la información a facilitar a la clientela sobre las operaciones que se contratan con el fin, según dice el texto, de "racionalizar y aumentar las obligaciones de transparencia y la conducta de las entidades de crédito", recordando que "Cuando las entidades concedan créditos deberán actuar honesta, imparcial y profesionalmente, atendiendo a la situación personal y financiera y a las preferencias y objetivos de sus clientes, debiendo resaltar toda condición o característica de los contratos que no responda a dicho objetivo".
Es por eso que la Circular se refiere también al tamaño de la letra de los documentos de forma que "la letra a utilizar en los documentos de información tendrá un tamaño apropiado para facilitar su lectura. En todo caso, la letra minúscula que se emplee no podrá tener una altura inferior a dos milímetros"



Es una iniciativa loable, sin duda, pero que queda incompleta en tanto no se "recomiende" también a las entidades financieras la realización de una labor de regeneración ética. Un ejemplo: la clientela tradicional sigue creyendo a pie juntillas lo que le indica su gestor de confianza, más allá de "lo que digan los papeles", y ese factor, que en sí es positivo, es usado de manera perversa por algunos para ofrecer instrumentos financieros inadecuados para el cliente pero, eso sí, sometidos a una fuerte presión interna como objetivos a conseguir por el profesional (cuya retribución, frecuentemente, se hace depender de esos objetivos).

jueves, 5 de julio de 2012

Corrupción y GAFI

Caprichos del destino, casualidades, vete a saber, pero lo cierto es que se han producido casi simultáneamente dos noticias de relevancia por sí mismas: la admisión a trámite de la querella contra Bankia y su Consejo de Administración saliente en la última remodelación por estafa, fraude, falsedad en documento y alguna otra lindeza, y la publicación por el GAFI del documento de Factores de riesgo específicos de blanqueo de capitales por corrupción.(Specific Risk Factors in the Laundering of Proceeds of Corruption - Assistance to reporting institutions)
¡Ojo! No se pretenden establecer paralelismos, sino sólo constatar la coincidencia temporal de ambos hechos. Por cierto, sí que caben comparaciones acerca del hecho de que en el caso Bankia es la Justicia quien ha tenido que buscar responsabilidades mientras que en el caso Barclays, conocido también estos días, ha sido el Parlamento del Reino Unido quien ha pedido explicaciones a los gestores del banco al día siguiente de saltar a la luz el escándalo del Libor presuntamente manipulado.

Dejémoslo ahí y vayamos al contenido medular que hoy nos interesa: el GAFI ha dado a conocer a través de su web el documento citado, dirigido a las entidades financieras, de cuya presentación oficial extractamos algunos puntos de interés.

"¿Existen tipos específicos de relaciones de negocios, clientes o productos que deben llevar a una entidad obligada a prestar especial atención al riesgo de blanqueo de capitales relacionado con la corrupción?
Ya en 2011 se publicó por el GAFI un documento en el que se debatía la interrelación entre la corrupción y el blanqueo de capitales. Se identificaron los métodos más comunes utilizados para blanquear el producto de la corrupción, y pusieron de relieve las vulnerabilidades que conducen a un mayor riesgo de corrupción relacionada con el blanqueo de capitales.
El presente volumen pretende ayudar a las entidades a analizar y comprender mejor los factores de riesgo específicos que pueden contribuir a identificar las situaciones que suponen un mayor riesgo de corrupción relacionada con el riesgo de blanqueo de capitales.
Las Nuevas recomendaciones del GAFI requieren que las entidades tengan "adecuados" sistemas de gestión de riesgos para determinar si el cliente o el beneficiario es una persona extranjera políticamente expuesta (PEP), y tomen "medidas razonables" para determinar si un cliente o beneficiario es un PEP nacional o una persona encargada de una función destacada por una organización internacional. Naturalmente, sólo a través de una evaluación del riesgo podrá saberse si un sistema es "adecuado" o si se han tomado "medidas razonables".


Entender el riesgo que comporta la identificación de un PEP o una PRP (persona con responsabilidd pública) nacional es importante para evaluar cuál es el nivel de diligencia debida necesario.
La experiencia nos enseña que la lucha contra la corrupción relacionada con el blanqueo de capitales debe ser más que simplemente asegurarse de que un PEP reciba un nivel adecuado de control.
Está comprobado que en los intentos de blanqueo por corrupción detectados, los PEP corruptos hacen grandes esfuerzos para ocultar la identidad real y el origen de los fondos con el fin de colocar el dinero corrupto en el sistema financiero sin sospecha. Por lo tanto, un efectivo sistema de PBC requiere una evaluación de los riesgos relacionados con la corrupción en todo el espectro de clientes y relaciones comerciales, independientemente de si son o no clientes definidos como PEPs por el GAFI."




Puede leerse el documento íntegro (en inglés) del GAFI pinchando  aquí