viernes, 12 de mayo de 2017

Esa politiquería...


Hace pocos días pudimos leer en algunos medios de comunicación (no en todos, en realidad) la noticia de que en Argentina, concretamente en los jardines de la Plaza de Cataluña de Buenos Aires, se había inaugurado una estatua pública destinada a, y representando a Lluis Companys.

Lluis Companys Jover, que fue Ministro de Marina en el gobierno de Alcalá Zamora, es conocido sobre todo por haber sido President de la Generalitat de Catalunya mientras se desarrollaba nuestra guerra (in)civil; el mismo día que las tropas franquistas tomaron Barcelona atravesó la frontera francesa acompañado del lehendakari Aguirre y otras personas, junto con decenas de miles de personas que huían de la guerra para buscar refugio fuera de España. Companys recaló, después de pasar por Perpignan y Paris, en un pequeño pueblo bretón del departamento francés del Loira en el que, cuando Francia fue ocupada por Hitler, fue apresado por la Gestapo y llevado hasta Irun para ser entregado a las autoridades del nuevo gobierno de Franco. Fue torturado, sometido a un juicio sumarísimo (hoy se sabe que ilegal) y finalmente fusilado en los fosos del castillo de Montjuic, de Barcelona, en octubre de 1940.

Todo lo anterior son hechos documentados y contrastados, y sin entrar en el apoyo o rechazo que puedan suscitar, que a un personaje histórico así se le dedique hoy una estatua precisamente en Argentina (cuya fiscalía investiga en un acto de aplicación del principio de justicia universal los crímenes del franquismo en España) mientras el pequeño monolito levantado de recuerdo en su pueblo natal (El Tarrós, Lleida) es víctima frecuente de vandalismo impune, (y mientras a la vez se hacen oídos sordos a voces autorizadas que piden la nulidad de un proceso que no debió existir, máxime cuando, ya en la década de los noventa del pasado siglo, tanto el alemán Helmut Kohl como el francés François Mitterrand pidieron perdón en nombre de sus respectivos países por haber colaborado en la detención y deportación de Lluís Companys) nos confirma que los callejeros y su mobiliario urbano son herramientas de uso partidista por unos y otros en función de la dirección del viento y en razón de la oportunidad del momento.

Pero ¿a todas las calles, plazas y elementos urbanísticos se les puede atribuir connotaciones de refriega política? Evidentemente, no, y los políticos que tienen responsabilidades relacionadas con el tema (casi siempre los de las corporaciones locales) han de conocer la diferente casuística y la realidad del entorno, sabiendo segregar los casos ajenos a la lucha partidista.

Por ejemplo, propuestas de dedicar una calle, pongamos que a José Luis Rodríguez Zapatero, a Mariano Rajoy, etc., caen de lleno en la refriega partidista y se entiende que se lancen dardos envenenados contra sus promotores y/o sus detractores. Pero si, por ejemplo, se propone en Córdoba dedicar una plaza a Séneca, a Maimónides, a Averroes,... los criterios a considerar son muy otros y negarse a las propuestas por razones partidistas políticas es, simplemente, hacer el ridículo y poner en evidencia la ignorancia y, posiblemente, la ruindad ciñéndose sólo al corto plazo propio.
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La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, hoy.
Es lo que está pasando ahora, en el año que se cumple el 250 aniversario de la promulgación del Fuero que consolidó la creación de lo que se conoce como Nuevas Poblaciones, de Sierra Morena y de Andalucía, alrededor, principalmente, de las ciudades de La Carolina y La Carlota respectivamente (llamadas así ambas en honor al rey Carlos III, promotor/autorizante de la idea), en que la propuesta de dedicar el nombre de un espacio público a reconocer la importancia del esfuerzo de los colonos que vinieron de lejos a que hoy esas Nuevas Poblaciones sean lo que son, ha sido objeto de asombrosas y difícilmente entendibles acusaciones de favorecer a un partido político DE LOS ACTUALES, de crear división en la sociedad y no sé cuántos despropósitos más, cuando los criterios a aplicar en este caso son meramente culturales y técnicos, al margen de que la decisión la tome un Ayuntamiento con el color político que toque en ese momento, lo que de ninguna manera debe interpretarse (salvo que se sea muy fanático) como que se le está favoreciendo.

En definitiva, las preguntas que cabe hacerse son: cuando hablamos de reconocer las labores de los colonos, ¿qué entendemos por "colono" y a quiénes nos referimos? ¿merecen objetivamente ese reconocimiento? y no ¿de qué color es la corporación que lo autorizará? que, a futuro, es absolutamente secundario y que, preguntarlo, es mostrar que no se ha entendido nada a la vez que se exhibe que se prioriza el partido por encima de las demandas sociales.

Para responderse adecuadamente estas preguntas es conveniente dar un salto atrás en el tiempo y situarse hace doscientos cincuenta años aunque nadie espere encontrar en estas líneas una crónica sobre las Nuevas Poblaciones, profusamente estudiadas y documentadas, por otra parte, sino sólo un ejercicio de reflexión y acercamiento a la importancia (o no) del papel de los colonos. Partimos, lógicamente, de la evidencia etimológica de que si hay colonos es porque hay colonias, es decir, que se produce una colonización, término éste que se utiliza en distintos contextos, pero siempre con el sentido de indicar la repoblación u ocupación de un espacio. La colonización implica la emigración de contingentes de población, especialmente en las denominadas colonias de repoblamiento, en las que se establece siempre el favorable predominio de una casta colonial, compuesta por colonizadores, sobre la población indígena.

Durante el reinado de Carlos III, la conjunción de ciertos factores, de dentro y de fuera de España, hace que el proyecto y desarrollo de las Nuevas Poblaciones fuera precisamente como lo conocemos y no de otra forma porque la verdad es que, pese a la preocupante despoblación de Castilla desde el siglo XVI, no hubo como tal una idea o un proyecto inicial para poblar ciertas zonas de Sierra Morena y Andalucía como finalmente sucedió. Los antecedentes están en un proyecto inicial presentado por Thürriegel para hacer llegar a los dominios de Castilla una cierta cantidad de nuevos súbditos y asentarlos en algún lugar indeterminado, preferiblemente las posesiones en América. Si agrupamos varias ideas, donde podemos incluir incluso los ideales de Campomanes o de Olavide, seguramente llegaremos al proyecto de poblar estas dos zonas solitarias de Sierra Morena y Andalucía; a pesar de todo fue una casual coincidencia en el tiempo lo que condujo a la fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena y, posteriormente, las de Andalucía:

1.- Situación de la agricultura en España
2.- Proyecto de la nueva carretera Madrid-Cádiz por Despeñaperros.
3.- Crisis socio-política y pobreza en Centroeuropa

1.- En ideas que posteriormente fueron desarrolladas por Jovellanos en su Informe sobre la Ley Agraria (1795)1, cabía reflexionar sobre la importancia de la Agricultura en la riqueza de un país, y sobre el deseo y deber que hay que tener por mejorar y obtener mayores rendimientos productivos. La cuestión es saber cómo y por qué la España del siglo XVIII no sale del atraso en el terreno agrícola, técnicas de cultivo, etc. La importancia de la agricultura como impulsora de riqueza se encuentra en la doctrina económica “fisiocrática” que está desplazando al “mercantilismo” que defendía más la actividad comercial.
Paralelamente se critica a una institución que está impidiendo el desarrollo de la agricultura, el “Honrado Concejo de la Mesta”, de origen medieval, que reunía y defendía los intereses de los grandes propietarios de ganado, es decir, nobleza y clero, quienes ejercían sus privilegios, por ejemplo, sobre los derechos de paso, con jurisdicción particular sobre determinados asuntos (había disputas y pleitos que se solventaban en tribunales especiales controlados por la propia Mesta), por lo que hay voces que abogan por disolver dicha institución, defendiendo los intereses de los agricultores, fundamentalmente de los pequeños propietarios y arrendatarios de tierras de labor frente a la riqueza ganadera ya que la ganadería enriquece solo a los grandes propietarios, mientras que la agricultura da cobijo y sustento a un mayor número de habitantes, necesario, además, en un escenario de crecimiento de la población, de manera que una mejora de la agricultura evitaría crisis de subsistencia, hambrunas etc...

2.- En 1761 se decretó la construcción de una nueva carretera de acceso a Andalucía (Camino Real de Andalucía), que se prolongaba hasta Cádiz, y que, en lugar de discurrir por el valle de Alcudia, (recuperado hoy para el trazado del AVE) donde pueden encontrarse todavía algunas de las famosas ventas que lo jalonaban, se diseñó por el desfiladero de Despeñaperros, ruta hasta entonces usada principalmente por bandoleros y malhechores que se beneficiaban para sus fechorías en poder buscar refugio en extensos campos despoblados. Pensemos que no había ni un alma en zonas conocidas como el "Desierto de Sierra Morena", entre el manchego Viso del Marqués y el andaluz Bailén, el "Desierto de la Parrilla" entre Córdoba y Écija, y el "Desierto de la Moncloa o Monclova" entre Écija y Carmona, por lo que fue tomando forma la necesidad de repoblar esas zonas.

3.- En Europa, tras el caos político y militar vivido en el siglo XVII, el siglo XVIII, no carente de conflictos, verá un notable desarrollo en las artes y las ciencias, pero, paralelamente, en Centroeuropa, las guerras de sucesión en Polonia y Austria, la de los Siete años en la que también se ven envueltas Francia e Inglaterra, los disturbios previos a la Revolución Francesa, ... unidos a unos años de malas cosechas, produjo ciertamente una miseria galopante en la población, deseosa de encontrar alguna forma de mejorar sus vidas.

En este escenario, y a pesar de que al final del siglo XVIII también había en España un elevado número de familias que vivían en la más absoluta pobreza y que, por lo tanto, hubieran aceptado establecerse en Sierra Morena2, el rey Carlos III y sus ministros optaron por traer esos colonos desde la actual Alemania, apoyándose en el ofrecimiento que les hizo Thürriegel, (quien, según consta en documentos de la época, decía que era militar), que se hizo rico a costa de ese proyecto, que estaba destinado en principio a repoblar las extensas áreas de las colonias españolas de América, en especial la Patagonia, e incumpliendo las obligaciones que le imponía la Cédula Real promulgada el 2 de abril de 1767 que confirmaba el Real Decreto de 28 de febrero de 1767 que aprueba el proyecto y por la  que se manda también al Consejo que proponga el medio de traer a España a los colonos.

El 15 de abril de 1767 salían de una imprenta de Madrid, en francés y alemán, los folletos de la propaganda oficial para la captación de interesados donde se informaba qué era España y relacionaba los Beneficios de Su Católica Majestad en favor de 6.000 colonos flamencos y alemanes, del contrato del Señor de Thürriegel para su introducción y establecimiento en España, resumidos de la Cédula Real. Sin embargo, Thürriegel tenía prisa en conseguir adeptos (y cobrar) y, en el marco temporal del final, en 1763, de la Guerra de los Siete Años, la situación económica en buena parte de Europa no era nada buena: había miseria, soldados desocupados, chusma y mendigos. Por lo tanto, dirigido a esta gente que buscaba desesperadamente algo mejor, que quizá no había trabajado nunca y que se encontraba en una especie de ociosidad en espera de oportunidades, se distribuyó un panfleto, solo en alemán (de cuya existencia da fe Joseph Weiss en su "Die deutsche Kolonie an der Sierra Morena und ihr Gründer Johann Kaspar von Thürriegel, ein bayerischer Abenteuer des 18 Jahrhunderts") "que se encontraba en molinos, tabernas, gremios y talleres, distribuido de forma clandestina y con castigo para su poseedor" por contravenir las disposiciones para la emigración dadas por la emperatriz María Teresa de Austria. El panfleto en cuestión dice así:

"El Puerto de la Felicidad o El Cofre del Valioso Tesoro - El Monarca Español, como uno de los Reyes más ricos, ha abierto sus ricas arcas para consuelo y beneficio de todos los agricultores, asalariados, artesanos, aprendices o con oficio, jóvenes y viejos, solteros o casados, hombres, mujeres y niños, alemanes y holandeses; será un acierto seguro, en forma de dinero, vacas, corderos, cabras, cerdos, aves, trigo, maíz, avena y otros alimentos necesarios de la tierra; igualmente casas, campos, prados, bosques, así como herramientas necesarias e instrumentos que podrán obtener, de entre ellos, los que atiendan la presente noticia y acepten las ventajas de seguir las prescripciones de este bando. - 1767"

No, la verdad es que un proyecto empezado así no podía acabar bien, y, sin adelantar acontecimientos, el mismo Olavide, por si acaso, cuando en febrero de 1768 elaboró un informe sobre el Estado de la Agricultura, mencionó casi de pasada la repoblación3, de la que realmente era el primer interesado político de que fuera un éxito.

La propaganda oficial que hemos citado antes, distribuida para la captación de los colonos, estaba referida a unas condiciones sociales aún no documentadas, y, finalmente, el 5 de .julio de 1767 se da el auténtico pistoletazo de salida a la colonización con la publicación del Fuero de las Nuevas Poblaciones y la Instrucción4 para las mismas, con legislación diferente a la del resto de territorio, hasta el punto de que, con el Fuero, las Nuevas Poblaciones son conocidas como la quinta provincia de Andalucía (las otras cuatro eran los Reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y Granada).
FUERO1767
Fuero e Instrucción
Pero ya en septiembre de ese año corren rumores por Alemania que muestran la poca confianza que inspira Thürriegel. Al finalizar el año, es elocuente el informe que firma en Almeria el encargado de
recibir a los colonos, Lorenzo Tabanes, dando cuenta de que, de 162 colonos llegados por mar, sólo fue posible admitir a 89: "No se cumple ninguna de las condiciones estipuladas; son enfermos, envejecidos, y los más, verdaderos mendigos. Se visten con trajes desastrados y no traen ninguna clase de equipaje. Además, no son ni alemanes ni flamencos, sino de varios pueblos de Saboya". Naturalmente, no todos los grupos de colonos que llegan se puede adscribir a estos desfavorables comentarios, pero el hecho pone de manifiesto los engaños de Thürriegel y se impone la búsqueda de alternativas para que el proyecto no naufrague: se contacta con la reina de Hungría obteniéndose una rotunda negativa a que autorice enviar colonos a España; algo parecido ocurre en Austria, y en Suiza se consigue con Yauch un acuerdo, similar al de Thürriegel, para suizos y lo que hoy serían italianos; incluso se promulga una Cédula particular para acoger como colonos a unos griegos huidos de Grecia y a los que los conflictos corso-genoveses han dejado en la miseria en Ajaccio, donde residen (aunque al final se les prohibe la salida de la isla, con lo que no hay griegos entre los colonos). Ante tales peripecias, a las que hay que añadir las numerosas deserciones registradas en los tres primeros años, se valora como mejor opción de continuidad el aprovechar la colonización con españoles, eso sí, no de provincias colindantes como consta en el Fuero, y así se consolida la repoblación especialmente con catalanes5, valencianos y aragoneses.

Esta medida permite el éxito del proyecto, si bien no exactamente como se preveía en su diseño. Efectivamente, en 1784, las colonias de Sierra Morena formaban nueve parroquias y veintidós aldeas; el número de familias españolas era de 886, que hacían 3.720 individuos, y el de extranjeras, 386. que formaban 1.565; o sea, un total de 1.272 familias y 5.285 individuos. La españolización, pues, se había realizado en gran parte, y ya la mayoría en las poblaciones era genuinamente
española.

Pero no habían acabado aquí las penurias para los colonos, procedieran de donde procedieran: no bastaba con haber dejado su tierra y su familia; tampoco con haber soportado un viaje penoso, no. Ahora que ya se encontraban en ese terreno baldío que era la Arcadia prometida, descubrieron que en ella no había suficiente agua (salvo la escasa de los pozos del convento de La Peñuela) ni comida para mantenerlos, lo que empezó a provocar epidemias de viruela, fiebres tifoideas, escorbuto, dolores de costado, tabardillo,… que ocasionaron una gran mortandad entre los colonos durante los primeros años de la colonización. Para colmo de males, desde los pueblos vecinos, que no gozaban de las condiciones favorables a los colonos que estipulaba su Fuero, cada colono era un enemigo y se desató una campaña contra ellos de robos, ataques, quema de viviendas y cosechas, etc. hasta el extremo de tener que promulgarse y publicarse en 1769 una Real Cédula detallando los castigos previstos a los atacantes de los colonos.


Con lo que se ha recordado hasta ahora, y sin necesidad de recensar hechos posteriores6, queda de manifiesto, tanto las triquiñuelas empleadas por algún ilustre personaje decisivo en el proceso como el protagonismo no reconocido de personas anónimas (aunque se conozca su nombre) que, superando adversidades de todo tipo, lo dieron todo por el florecimiento a futuro de algo que, en principio, les era absolutamente ajeno. Este aspecto, por cierto, nos hace pensar en que quizá tenía más razón que un santo aquel que, cavilando sobre el concepto "patria", llegó a la conclusión de que uno es de donde crecen sus hijos, lo que no debe interpretarse como un olvido de las raíces que, perteneciendo al pasado, han contribuido a modelarnos como somos. ¿O alguien cree que los colonos, que dieron su vida por el futuro de una nueva tierra, olvidaron alegremente sus orígenes? Sólo por eso ya merecen el reconocimiento a través de la dedicación de un espacio público, sobre todo si pensamos, sin ir más lejos, que ellos no lo tienen mientras Thürriegel, dinamitador del proyecto en su propio beneficio, sí lo tiene.

Y este acto no es político ni partidista, incluso si se diera la paradoja de proceder a autorizarlo un partido que honra a sus ascendientes a la vez que cuestiona la acogida de actuales refugiados, similares de hecho a los colonos de hace 250 años. De todas formas, se puede hacer visible que el homenaje es ajeno al partido que haya en el poder, por el sencillo método de que sea una propuesta al Ayuntamiento (que es quien puede hacerlo, sea del color político que sea) de TODO el tejido social, asociaciones profesionales, comunidad educativa, gremios, personas particulares, etc., ya que al margen de su tendencia política actual, se trata de homenajear al tatarabuelo COMÚN, luego, por pura lógica, el proyecto es transversal, y un político (para más inri si también es descendiente de colonos) ha de ser muy miope para negarse arguyendo intereses partidistas. Además, con este sistema se impide de paso que alguien se cuelgue medallas que no le corresponden porque  no estaríamos ante una propuesta de la Corporación, sino que el Ayuntamiento simplemente tramitaría administrativamente una iniciativa popular que, en buena ley, contaría con el voto favorable de todos los grupos por su transversalidad.

Por último hay que mencionar la gran suerte de tener la información contrastada de la colonización y de que ésta fuera iniciada por extranjeros; no nos llamemos a engaño toda vez que si los colonos hubieran sido todos García o Martínez, las Nuevas Poblaciones estarían ahora en una difusa neblina en cuanto a reconocimientos, pero al darse como se dio permite plantear homenaje, no a los fundadores (romanos, fenicios, griegos, pongamos por caso), sino a Abi, Adam, Ahufinger, Akerman, Alter, Aman, Ambil, Anser, Aperte, Basmer, Beiseneker, Berbel, Bernard, Bitner, Bullón, Capel, Cattoni, Claudel, Crat, Creus, Diepol, Divols, Eisman, Felder, Ferriz, Fettez, Filip, Fiscer, Fritman, Fuch, Gabel, Heinzman, Helder, Herlet, Hoc, Jacobi, Kaiser, Kapel, Kestemayer, Kifer, Kieffer, Kobler, Kori, Kraff, Lux, Maier, Maiet, Metzveiler, Minch, Mitelbrum, Montalbán, Morik, Neff, Ongeti, Paterman, Payer, Piller, Pinel, Pretel, Prilman, Quer, Quiler, Rehinart, Reiger, Rovira, Risotto, Ruff, Scheffle, Scheroff, Schif, Schik, Schneider, Seyler, Siferpestrusf, Schmind, Schniete, Smindt, Stunweiler, Strasburg, Teclemayer, Thibots, Trunser, Ungueti, Wagner, Waisanaquer, Veiseneker, Vidmer, Wigel, Vich, Vigil, Wilt, Wis, Witmer, Vizner, Yacobie, Yekcle, Yegles…(alguno ha cambiado/españolizado su notación, claro).

Por ellos.
Resultado de imagen de 250 años fuero


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1El Informe se dirige, en primera instancia, al Consejo de Castilla, institución que desde las reformas centralizadoras de Felipe V constituía el Consejo de Gobierno del rey, luego, por extensión, el informe va destinado al rey. Vale la pena hoy, más de doscientos años después de su redacción, releer alguna de sus conclusiones: "Dígnese, pues, Vuestra Alteza de derogar de un golpe las bárbaras leyes que condenan á perpetua esterilidad tantas tierras comunes; las que exponen la propiedad particular al cebo de la codicia y de la ociosidad; las que, prefiriendo las ovejas á los hombres, han cuidado mas de las lanas que los visten que de los granos que los alimentan; las que, estancando la propiedad privada en las eternas manos de pocos cuerpos y familias poderosas, encarecen la propiedad libre y sus productos y alejan de ella los capitales y la industria de la nación; las que obran el mismo efecto encadenando la libre contratación de los frutos, y las que, gravándolos directamente en su consumo, reunen todos los grados de funesta influencia de todas las demás... Así es como Vuestra Alteza... corresponderá á la expectación pública y como llenará aquella íntima y preciosa confianza que la nacion tiene y ha tenido siempre en su celo y sabiduría... (en el) restablecimiento de la agricultura y á la prosperidad general del Estado y de sus miembros."

2Curiosamente, en esa misma época, numerosos gallegos pasaban a Portugal para ir a repoblar su colonia americana, Brasil.

3En este Informe, Olavide apuntaba las siguientes ideas: 1.- Alto precio de las tierras provoca gran valor del grano (u otros productos agrícolas), y a su vez, ésto lleva a la ruina a la población. 2.- Libre comercio del grano llevará a establecer su precio real, en caso contrario se producirán fraudes, monopolios (lo que siglos después hemos conocido como estraperlo o mercado negro, provocado por el racionamiento de algunos alimentos). 3.- La escasez de tierras de cultivo, era debido a que los dueños de los latifundios no querían tratar con varios arrendatarios, sino que preferían hacerlo con uno. (Éste a su vez sub-arrendaba las tierras a otros agricultores a un alto precio, para así las que él se quedaba, generalmente las mejores, les salieran gratis....)
Las soluciones que proponía, novedosas para la época, eran, en general, la promulgación de leyes que indirectamente y sin violencia, 1.- Abarataran arrendamientos, 2.- Propagaran y extendieran la agricultura, 3.- Corrigieran defectos sociales, provocando de paso la prosperidad del Estado, 4.- Aumentaran el suelo fértil, 5.- Compaginaran agricultura y ganadería, 6.- Dividieran latifundios, 7.- Eliminaran despoblados en zonas muy frecuentadas e importantes para el Estado (Camino Madrid-Cádiz).

4La Instrucción y Fuero de población es la imagen viva de una sociedad ideal: sin mayorazgos, vinculaciones ni manos muertas; sin frailes. ni monjas. ni doctores, y con escuelas primarias de asistencia obligatoria (aunque en las colonias estaba vedado el acceso a la enseñanza superior); sin mesta privilegiada ni derrota de mieses; sin ganaderos que no fuesen labradores ni labradores que no fuesen ganaderos, con viviendas diseminadas por los campos, formando cada labranza coto; los pastos de común aprovechamiento, derecho de plantar árboles los vecinos en los montes comunes; molinos, hornos y tierras para patrimonio de propios; prestación vecinal; haciendas y quiñones iguales y acomodados a los que una familia puede necesitar y beneficiar no hipotecables ni susceptibles de ningún otro gravamen; indivisibles, pasando íntegros a uno de los hijos y constituirse para los demás nuevas suertes o haciendas; inacumulables, no estando permitido juntar, ni aun por causa de matrimonio, dos o más haciendas o labranzas.
Las poblaciones serian de quince, veinte o treinta casas, repartiéndose 50 fanegas de tierra a cada vecino poblador, que además tendría en los collados y laderas algún terreno para plantío de árboles y viñas. y podría disponer de los valles y montes para pastos y leña. Cada t res o cuatro poblaciones formarían una feligresía o concejo con Párroco, Personero y Alcalde. Una iglesia, casa de Concejo y cárcel se erigirían en cada uno de los centros de población. A cada familia se le entregaría pico, azadón, hacha. arado, cuchillo de monte y los utensilios que necesitare; dos vacas. cinco ovejas, cinco cabras, cinco gallinas, un gallo y una puerca de parir; grano y legumbres en cantidad suficiente para su subsistencia y la sementera; vajilla de barro, dos mantas y cáñamo, lana y esparto para que las mujeres trabajasen y ayudaran a la prosperidad de la obra.
No es sólo exclusiva la admisión para los extranjeros católicos, sino que se podría en cada lugar admitir dos o más vecinos españoles de Murcia, Valencia, Cataluña, Aragón, Navarra, o del norte de Galicia, Asturias, Montaña, Vizcaya y Guipúzcoa, para de este modo fomentar los matrimonios y relaciones entre los naturales y los extranjeros
Se procurará el fomentar los matrimonios con los naturales del país, pero prohibiéndose con los de los reinos de Córdoba, Jaén y provincia de la Mancha, para evitar así la despoblación de los lugares vecinos.
Toda la organización queda bajo la absoluta autoridad del Superintendente, independiente su mando de todos los Intendentes, Corregidores, Jueces y Justicias. estando únicamente sujeta su suprema autoridad al Consejo del Reino,en Sala primera de Gobierno, y en lo económico. a la Superintendencia general de la Real Hacienda

5Es de destacar que la primera actividad no artesana de la naciente La Carolina es obra de catalanes. Efecivamente, a finales de 1773, el Superintendente don Pablo de Olavide firmó con don Antonio de Capmany (militar y académico barcelonés residente en Sevilla) una contrata para que este último reclutase en Cataluña diversas familias con el encargo de que buscase también a individuos que quisieran establecer a sus expensas fábricas en La Carolina, concretamente una de lienzos pintados y otra de cordellates. Además, con el tiempo, favorecieron la incorporación femenina al trabajo, creando también una serie de talleres de artesanía y más de ochenta telares de lana, además de la fábrica de loza de La Carolina o la fábrica de ácido sulfúrico y minio.

6En realidad, de Nuevas Poblaciones como tal, sólo cabe hablar hasta 1835, año en el que, bajo el reinado de Isabel II, se derogó definivamente el Fuero, y las ciudades, villas y aldeas que las componían pasaron a integrarse en la estructura administrativa normal española, aboliéndose los privilegios (los colonos estaban exentos durante un período de 4 años del pago de impuestos, y si eran colonos artesanos, el plazo se ampliaba de 6 a 10 años, por el mayor trabajo que debían realizar – artesanía, agricultura y ganadería -) y unificando la normativa a la que sujetarse.

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