domingo, 5 de junio de 2022

De eso me acuerdo... así.


Los tiempos cambian, los recuerdos quedan…” 

Alberto Ventura Domper (más conocido simplemente como Alberto Domper) fue un locutor argentino que se afincó en España, en Madrid y Barcelona. En la capital catalana puso en marcha la fórmula Radio Reloj de la que fue director. Su voz sonaba en las ondas de la radio española con todo el acento argentino; nacido en Mendoza (Argentina), empezó su carrera radiofónica, a la edad de 18 años, en varias emisoras de Hispanoamérica. Como jefe de programas y locutor, pasó a Radio África de Tánger hasta 1958, en que vino a España para incorporarse a Radio Intercontinental, de Madrid, como director artístico, en 1969 se trasladó a Barcelona, a la Cadena SER como director de Radio España, y regresó a Madrid en 1978. Su labor radiofónica fue distinguida en tres ocasiones con el premio Ondas. A Domper pertenecía la voz acariciadora y envolvente que con frases como “...Baja la luz, deja sólo el resplandor del ventanal, y en la penumbra de tu cuarto, sueña…” introducía cada noche un programa musical, con música “reposada” que yo solía escuchar, en la segunda mitad del año 1974 para ser exacto, ya en la cama, en una pequeña radio de pilas, con mucho cuidado de no molestar a los vecinos, pues se trataba de un dormitorio comunitario en unos edificios que ya no existen. El locutor solía meter “de rondón” en el programa piezas musicales de su Argentina natal, desde tangos (todos comentados) hasta canciones que me permitieron descubrir o saber más de Roberto Goyeneche, Horacio Guaraní, Facundo Cabral, Jorge Cafrune y tantos otros, conocidos o no. Una de esas noches, programó una milonga, Cosas que pasan, de un para mí desconocido José Larralde, que me atrapó de inmediato. Busqué en las tiendas especializadas de discos (entonces había) sin encontrar ninguna referencia y, a punto de arrojar la toalla, encontré en una el vinilo de larga duración Pa’ que dentre, que aún conservo, en el que está la milonga escuchada en la radio, y que me sirvió para comprobar que la pieza radiada no era casual “flor de un día”, sino que el tal Larralde era un autor a considerar a juzgar por la treintena de discos (aparte recopilatorios) que tiene editados y las temáticas que aborda en ellos. El contenido poético en la mayoría de las letras de Larralde es muy fuerte y según el punto de vista en que se lo mire, crítico, razonable y contradictorio. En casi todas ellas están presentes las vivencias, los oficios, los momentos vividos por los distintos personajes que él conoció a lo largo de su vida, los menesteres de sus ocupaciones, el mal trato, los bajos jornales, la pobreza y sobre todo el hambre y la explotación. Todo esto influyo en la actividad de Larralde, principalmente durante el gobierno de facto de los militares en Argentina1, que obligaron al artista a sufrir interrupciones en sus grabaciones y actuaciones, porque lo consideraban un tipo peligroso y desestabilizador2.


Las canciones de Larralde son críticas, dolorosas, tristes, a veces desoladoras. Describen el durísimo trabajo del gaucho, del hombre de campo de la pampa (en el sur de la provincia argentina de Buenos Aires y de la Patagonia), y las letras llevan verdad; la verdad de quien conoce muy bien los problemas y el sufrimiento del trabajo rural en un ámbito desolado y áspero. Larralde habla de oficios, situaciones y personajes que conoce y que fue incorporando a lo largo de muchos años de vida rural, pues, nieto de un abuelo navarro que emigró siendo niño a Argentina, antes de ser cantor y guitarrero, como él se define, había sido trabajador rural, tractorista, albañil, soldador eléctrico, mecánico. “Trabajé de todo. En los tractores o de alambrador, cavando zanjas o en el ferrocarril. Muerto de frío, comiendo poco y mal y sin saber si había otra cosa. Pero también sabía que ahí no me iba a morir. La meta mía no era eso. Ya a los 22 años me había hecho mi rancho. Me compré un lote y con mis manos levanté una casa con ladrillos de tercera en mi pueblo. Me sembraba mis verduras y mis cosas y fui haciendo lo que quería: estudiar, aprender a tocar la viola, escribir… porque escribí siempre. No sabía si ésta iba a ser mi carrera, pero era mi vocación. Yo fui cantor desde que nací. De chico comencé a escribir muchísimo, rompí y quemé cosas a montones. Nunca pensé que alguien iba a pagar una entrada para verme o que iba a grabar un disco.” Fue muy precoz, a los siete años escribió sus primeros versos y comenzó su vida artística gracias al padrinazgo del ya famoso cantor Jorge Cafrune quien quedo asombrado al oírlo cantar en casa de un amigo común . Ha escrito más de seiscientas canciones, aunque sólo ha grabado la mitad de ellas; milongas, recitados, aires pampeanos, etc.,todos cantados en forma conmovedora. Sus versos son impresionantes, sus rimas son tan naturales que no parecen rimas, su decir es inigualable y su voz extraordinaria.


Con el correr de los años Larralde se fue alejando de los circuitos comerciales y de los festivales, y entre 1986 y 1995 no grabó un solo disco; Larralde decidió “salirse del sistema” industrial y masivo en el que se ven envueltos los artistas y ha preferido quedarse solo con su guitarra y sus canciones, prescindiendo de todo medio promocional; sus conciertos son publicitados localmente, en el barrio, con carteles fotocopiados, con el “boca a boca” local y, a pesar de eso, cada actuación suya es lleno completo; casi sin promoción llena los lugares donde actúa. Sus presentaciones son ceremonias, no vuela una mosca, el silencio es respetuoso, casi religioso. El clima se va rompiendo solo… o no se rompe. “Lo mío no es un show, ni un concierto, ni un espectáculo, es una guitarreada. Con mi guitarra abro un abanico y a medida que la gente se va entusiasmando extiendo la propuesta. Si veo que el público no me da mucha pelota canto los temas que tengo que cantar y basta. Yo en realidad no le canto a la gente. No le canto a nadie. Canto lo que viví y lo que veo. Canto para mí. No represento a nadie. Soy un solitario que cuenta sus vivencias.” Larralde nunca ha ocultado su desprecio por la maquinaria comercial de la industria de la música. No acepta cantar en teatros céntricos; siempre ha preferido lugares periféricos pequeños en barrios, en el conurbano, en el interior del país. Absolutamente reacio a figurar en los medios de prensa, a dar entrevistas y a recibir distinciones (“Él no quiere que se le diga Don José – como se le conoce -, así que lo voy a nombrar como ´el Pepe Larralde´. Es, una de las personas que más admiro, uno de mis referentes. Es, una hermosa persona. Es rebelde, pero eso no le quita la bella persona que es”, dijo Yamila, la hija de Jorge Cafrune, en su discurso cuando el municipio de Buenos Aires le dedicó una calle al músico), ha rechazado sistemáticamente a lo largo de su carrera todo tipo de premios, negándose a que se incluyera su nombre en el Diccionario de la Real Academia Española, a pesar de que la fecha de su nacimiento, 22 de octubre, es, por ley, el Día del Cantor Orilllero3, para honrar su memoria.


Pese a lo que pueda parecer, estas líneas no son una semblanza al uso de Larralde, para la que faltaría, entre otras cosas, una alusión a sus obras, aunque no puedo resistir la tentación de citar que “Quimey Neuquén"4, canción compuesta por Marcelo Berbel y Milton Aguilar, llegó un día a los oídos de millones de televidentes del mundo en la voz de José Larralde, concretamente en el décimo capítulo de la quinta temporada de la exitosa serie Breaking Bad (el tema es un himno al Sur de la Argentina, a la Patagonia, en el estribillo reside la clave haciendo referencia al agua de la región; es ese grito de la tierra que se baila moviendo la cabeza y que los cantantes de folklore fueron rescatando del olvido. Quimey significa hermosa, bella, y Neuquén es el nombre del territorio). “Yo canto sobre las cosas que viví“, cuenta a la hora de explicar el por qué de su universo temático, ese que no abarca las comodidades de lo bello: “donde voy, yo siempre miro lo más feo” porque acaso lo bonito reluce por sí solo. Para lo demás está su potente voz, su presencia casi patriarcal y su inconfundible estampa, pura convicción para decir sus verdades en cada tema y hasta en los monólogos que esboza entre uno y otro. Siempre colmados por esa mirada testimonial en la que no le esquiva a las desigualdades, al escalafón que determina ricos y pobres, peones y patrones, cultos cosmopolitas y desprotegidos campechanos. Considerado uno de los referentes más destacados de la música popular argentina, su canto ha llegado a todos sitios, cantando sus verdades, cantando contra lo que consideraba injusticias y desigualdades; su talento ha sido suficiente para traspasar las fronteras nacionales y llegar a los más variados destinos: Chile, Paraguay, Uruguay, Venezuela, Colombia, Brasil, México, Australia, Alemania y España, país, precisamente, en el que ha llegado a vender tantos discos como en Argentina. Todo un culto a la música y a la poesía; a la crónica gaucha y las penas de sus protagonistas; a las musas cotidianas y toda su grandeza. Acaso todo ellos es José Larralde, esa voz que ni se olvida, ni se deja olvidar… aunque siga siendo un perfecto desconocido para la mayoría de nosotros.

 



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1En la Republica Argentina en épocas de los militares estaba prohibido usar el pelo largo y la barba, señal de identidad de Larralde, de ser así ellos te detenían y revisaban tus documentos, te cortaban el pelo, te afeitaban y luego si no tenias antecedentes te ponían en libertad. Larralde cuenta su propia experiencia: “En épocas de Onganía, yo llevaba encima mis documentos y además un permiso de portación de barba firmado por un comisario de Lanús que decía `El ciudadano José Larralde es artista. Puede usar barba y pelo largo´" Actualmente José Larralde lleva la espesa barba, esa que siempre hizo honor a la imagen gauchesca. Por supuesto que los años pesan, y hoy su barba es completamente blanca.

2El mismo cantor argentino explica su “relación” con la política: “Me acuerdo cuando Perón estaba prohibido, decían que yo era peronista. Cuando Perón pudo entrar, yo era comunista. Después era anarquista, después desestabilizador, ahora contestatario y no sé cuántas cosas más. Nadie dice que soy un tipo que anda y se mete donde la gente se caga de hambre, y yo solo predico el uno por ciento de la realidad argentina porque no lo puedo decir todo. Entonces, claro, dicen `este tipo es zurdo´ También me señalaron como nacionalista extremo. Yo digo que eso lo hace de mediocres que son, porque no tienen cómo refutarte. Del mismo modo lo rotularon a Martín Fierro (hoy sería comunista). Antes era mal entretenido

3Expresión popular en lunfardo que viene a significar arrabalero, habitante de los suburbios de la ciudad

4Es un poema de Aguilar. Como canción está incorporada por el ministerio de Educación de la Nación Argentina como una de las doce canciones obligatorias para ser interpretada en el nivel de enseñanza medio de todo el país.

 

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