sábado, 12 de marzo de 2016

Ese mundo curioso de los cómics



Los comics, herederos de los tebeos, herederos a su vez de las aucas o, como se denominan a veces, la literatura dibujada, trascienden con mucho el cliché que se le asigna de “cosas y lecturas de niños” y no hay duda que hay algunos que no sólo son auténticas obras de arte sino que están pensados para deleitar (y, en numerosas ocasiones, para hacer pensar) al lector adulto utilizando para ello un soporte gráfico aparentemente sencillo o pueril. No es un secreto que muchos cineastas hayan confesado el influjo que los comics han tenido en sus películas, desde Orson Welles a Robert Rodríguez, y eso cuando no utilizan directamente en sus películas técnicas narrativas propias del comic o desarrollan en ellas, simplemente en imágenes en movimiento la historia previa en papel: Superman, sin ir más lejos, y toda la pléyade de superhéroes o asimilados, etc.
Del costumbrismo histórico...

Si pensamos ya en el cómic como herramienta de comunicación para el segmento del lector adulto, hay innumerables ejemplos de la utilización del cómic, ya sea en viñetas únicas o en historias en desarrollo, para hacer reflexionar al lector sobre un mundo que se inspira en el real: el conocimiento de la psicología ¿infantil? de personajes tales como Calvin, Mafalda, Olafo, etc., aparte de para otros fines menos edificantes, lamentablemente

Naturalmente, el saborear satisfactoriamente o no de las aventuras de estos entrañables personajillos forma parte de los gustos personales de cada uno, y quizá quien disfruta con Schultz se aburra con Caniff, por ejemplo, y quien admira al Hernández Palacios de Manos Kelly no reaccione ante el Jean Giraud de Lieutenant Blueberry, pero esto forma parte de la vida misma (otra cosa es, claro, la posible esquizofrenia de querer elegir entre éste último autor y Moebius, con estilos muy diferente siendo el mismo dibujante).

Hay, además, personajes creados para moverse en el mundo financiero y/o empresarial (el corrosivo Dilbert, por ejemplo) y viñetas creadas para sacarle punta a la actualidad política o financiera sin caer en el recurso fácil de rodearla de autobombo o de profecías autocumplidas, y que triunfan en la prensa generalista o del ramo; sin hacer publicidad doméstica, acostumbran a ser geniales los apuntes “humorísticos” del Wall Street Journal. Sin embargo, la relación entre el comic “generalista” y la actualidad financiera/sociológica/política satisface más cuando la obra no está pensada para ser publicada en medios de estos segmentos específicos.

El creador del personaje de Mafalda, el argentino Joaquín Lavado - Quino (que no debe ser casual que haya sido galardonado en 2014 con el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades) es uno de los autores que, a través del grupo de personajes que rodean al principal, teje todo un mundo “ficticio” que, después de provocar la sonrisa, obliga a reflexionar sobre la actitud de cada uno, desde el idealismo crítico hasta el egoísmo comercial pasando por la cobardía, el pasotismo, la presunción, etc.
...a la critica satírica de la actualidad
La inacabable crisis actual, los episodios protagonizados por la banca, la agitación social,la corrupción, las actitudes erráticas de unos y otros, etc., han merecido titulares, editoriales, sesudos estudios, y también viñetas evasoras, pero, para definir el antes y el después de la situación, el pregonado cambio de actitud en la actividad financiera y de los deprimentes problemas sociales a los que asistimos cada día como consecuencia de la crisis (y xde algunas personas, todo sea dicho) me viene a la memoria una tira de hace unos veinte años del personaje de Mafalda en la que un indignado ciudadano anónimo pasa junto a ella, que está sentada en el bordillo, proclamando angustiado: “¡Esto es el acabóse!”, a lo que Mafalda, después de una viñeta de transición y estupefacción silenciosa, responde enojada. “¡No, esto es el continuóse del comenzóse de ustedes!”

Pues eso.

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