miércoles, 20 de junio de 2018

En el Día Mundial del Refugiado

Hoy 20 de junio, Día Mundial del Refugiado (todos podemos serlo), conviene dedicar unos minutos a leer el Informe que sobre el tema ha publicado la ACNUR, que algo de eso sabe, en tanto que la ACNUR, Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados fue establecida el 14 de diciembre de 1950 por la Asamblea General de las Naciones Unidas y acredita alguna experiencia. La agencia tiene el mandato de dirigir y coordinar la acción internacional para la protección de los refugiados a nivel mundial. El informe merece ser leído en su integridad y convenientemente digerido, particularmente en los datos que rebaten ciertas ideas de gobiernos (y ciudadanos) que justifican su hipócrita indiferencia en falsedades, mantenidas pese a todo. No añadimos ningún comentario personal a lo que se ofrece a continuación, correspondiente a la presentación del informe por ACNUR.
La refugiada rohingya, Mutaybatu, de 55 años, sostiene a su nieta adoptiva en un albergue en el sudeste de Bangladesh. Huyó de Myanmar en 2017.
(Todas las imágenes de esta entrada del blog son de ACNUR)
Las guerras, la violencia y la persecución desarraigaron a un número récord de hombres, mujeres y niños en todo el mundo el año pasado, lo que hace que un nuevo pacto global sobre refugiados sea más crítico que nunca, según un informe de ACNUR publicado hoy.

En su informe anual Tendencias Globales 2017, la Agencia de la ONU para los Refugiados descubrió que 68,5 millones de personas habían sido expulsadas de sus hogares en todo el mundo a fines de 2017, más personas que la población de Tailandia.

De esta cifra, los refugiados representaron 25,4 millones. Esto es 2,9 millones más que en 2016, también el mayor aumento que ACNUR haya visto en un solo año.

El nuevo desplazamiento también está creciendo, con 16,2 millones de personas desplazadas durante 2017, ya sea por primera vez o repetidamente. Eso es un promedio de una persona desplazada cada dos segundos. Y abrumadoramente, son los países en desarrollo los más afectados.

La crisis en la República Democrática del Congo, la guerra en Sudán del Sur y la huida a Bangladesh de cientos de miles de refugiados rohingya desde Myanmar. Entre ellos estaba la abuela Mutaybatu, de 55 años, que huyó a pie: “Caminamos durante 10 días y luego cruzamos en bote”, dijo, hablando en un asentamiento de refugiados en Bangladesh. “Fue un viaje lleno de dificultades, no teníamos comida, de vez en cuando comíamos lo que podíamos encontrar como hierbas y malezas u hojas de los árboles” “Mi mensaje al mundo es que no quiero ser refugiada. Quiero que podamos regresar a nuestro hogar”. “Quiero que podamos regresar a nuestro hogar en Myanmar, pero quiero estar segura de la seguridad y vivir en paz... no siempre viviendo con miedo al próximo ataque”.

El número de solicitantes de asilo que esperan el resultado de sus solicitudes ha aumentado en aproximadamente 300.000, alcanzado los 3,1 millones, para fines de diciembre de 2017. Las personas desplazadas dentro de su propio país representaron 40 millones del total, un poco menos que el 40,3 millones en 2016.
Una familia huye de la violencia en Kamonia, provincia de Kasai.

Estamos en un punto de inflexión y para que la gestión del desplazamiento en el mundo tenga éxito es necesario un nuevo enfoque mucho más integral, que no deje solos a los países y a las comunidades frente a estas situaciones”, dijo el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, que encontró esperanza en un nuevo plan para responder a situaciones de refugiados, promovido por 14 países. Un nuevo Pacto Mundial sobre Refugiados, que busca una cooperación internacional más estrecha en respuesta a las crisis de refugiados, estará listo para su aprobación por la Asamblea General de las Naciones Unidas en cuestión de meses. “Hoy, Día Mundial del Refugiado, me dirijo a los Estados miembros para pedirles que lo apoyen”, dijo. “Nadie se convierte en refugiado por elección, pero cada uno de nosotros sí podemos elegir cómo ayudar”.

Los hallazgos en el informe Tendencias Globales desafían algunas de las percepciones sobre el desplazamiento forzado, en comparación con la realidad. Entre ellos está la noción de que los desplazados del mundo se encuentran principalmente en países desarrollados. Los datos demuestran lo contrario, pues el 85% de los refugiados se encuentra en países en desarrollo, muchos de los cuales son extremadamente pobres y apenas reciben ayuda para atender a estas personas. Cuatro de cada cinco refugiados se queda en los países vecinos al suyo.
Dinai y sus hermanos pasan el día juntos en el Campamento Gure Shombola, Etiopía.

Los desplazamientos a gran escala más allá de las fronteras del país también son menos frecuentes de lo que podría pensarse con 68 millones de personas desplazadas en el mundo. Casi dos tercios de quienes se ven forzados a huir son desplazados internos que no han salido de sus propios países. De los 25,4 millones de refugiados, más de una quinta parte son palestinos bajo la protección de UNRWA. Del resto, que se encuentra bajo el mandato de ACNUR, dos tercios proceden de tan solo cinco países: Siria, Afganistán, Sudán del Sur, Myanmar y Somalia. El fin del conflicto en cualquiera de estos países tendría un impacto muy significativo en el panorama mundial del desplazamiento.

De la misma forma que el número de países que provoca desplazamientos masivos es reducido, el número de países que acogen a un elevado número de refugiados es relativamente pequeño: Turquía sigue siendo el país que más refugiados acoge en todo el mundo en términos absolutos, con una población de 3,5 millones de refugiados, principalmente sirios. El Líbano por su parte, es el país que más refugiados acoge en relación a su población nacional. En total, el 63% de todos los refugiados bajo el mandato de ACNUR se encontraban en sólo 10 países.

Lamentablemente, las soluciones para abordar esta situación siguen siendo escasas. Las guerras y conflictos continúan siendo las principales causas de desplazamientos, al tiempo que se han constatado pocos progresos para el restablecimiento de la paz. Cerca de cinco millones de personas pudieron volver a sus hogares en 2017, siendo la gran mayoría desplazados internos, aunque muchos lo hacían bajo coacción o en condiciones precarias.

Los niños recién llegados esperan el transporte de ACNUR desde el centro de tránsito de Nadapal al campamento de refugiados de Kakuma en Kenia.



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