miércoles, 14 de noviembre de 2018

Incendios y cambio climático

Es noticia estos días (quizá sea más exacto decir “estos meses”) los pavorosos incendios 
que están arrasando el estado norteamericano de California que ya se consideran los 
mayores de la historia del estado y que, aunque técnicamente cabría definir como incendios 
forestales, la verdad es que están devastando zonas habitadas, reduciendo a cenizas 
numerosas casas y otros bienes (de lo que es ejemplo que ha arrasado casi por completo la 
ciudad de Paradise, de 26.000 habitantes, a unos 280 kilómetros al noreste del área de la 
bahía de San Francisco, donde desde el jueves pasado se mantiene activada la alerta roja 
por la mala calidad del aire a causa del humo proveniente del incendio a esa distancia), y lo 
que es peor, llevándose consigo vidas humanas que, en el desastre actual, sobrepasan la 
cifra de cincuenta personas muertas, además de más de dos centenares desaparecidas. 
 
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El fuego de los incendios actualmente activos se inició en tres focos diferentes y ha quemado 
hasta ahora una superficie superior al triple de nuestro Parque de Monfragüe, particularmente 
en el norte y sur del estado de California, siendo menos virulento el que quema en el centro 
geográfico del estado. Llama  la atención que el foco del sur haya prácticamente circuncidado 
el casco urbano de la ciudad de Los Ángeles, cebándose en el barrio de Malibú, conocido por 
ser residencia de muchas celebridades del mundo del espectáculo, que han perdido 
devoradas por el fuego sus lujosas mansiones, sin que la actuación de los más de ocho mil 
bomberos destinados en las zonas a la lucha contra el fuego pudieran impedirlo.
Efectivamente, el cuerpo de bomberos pidió la evacuación de las áreas y más de 250 mil 
personas, entre las que se encontraban las celebridades que tenían sus casas en las zonas 
de riesgo (Malibú, Calabasas e Hidden Hills principalmente), fueron retiradas de sus hogares. 
Ese fue el caso de Lady Gaga, Iggy Azalea, Kim Kardashian, que solo fueron evacuadas, 
mientras que, por ejemplo, Miley Cyrus o Gerard Butler, así como otros cientos de personas, 
han visto sus casas destruidas por el incendio. En este punto se suscita una pregunta, 
posiblemente, simple: ¿habrían construido/comprado estos personajes su casa, lujosa o no, 
en zona conocida de riesgo no teniendo problemas económicos para elegir otra ubicación si 
fuera necesario? Tal vez alguno sí, desde luego, por la razón que sea, pero ¿todos? Ergo, 
cabe suponer que no era zona de riesgo. ¿por qué ahora sí? 
Aquí puede estar la clave, ya que los propios bomberos han reconocido no disponer de 
medios (resulta indicativo que, incluso, hayan adaptado a toda prisa para participar en las 
tareas de extinción un trimotor DC-10, antiguo avión cisterna para repostar en vuelo) ni de 
conocimientos técnicos para afrontar estas catástrofes, al contrario de otros países como los 
que integran el Mediterráneo europeo, que están habituados a estos fenómenos, ligados en 
parte a a climatología. 
 
 
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Y es que el estado de California pasa por soportar unas elevadísimas temperaturas para la 
zona y época (más de 43ºC cuando se iniciaron los incendios) y una sequía anormal que 
hace a la vegetación más propensa a quemarse y esparcir el fuego, así como vientos secos 
que cargan el fuego y aumentan la velocidad y el área de destrucción, hasta el punto de 
hacer al gobernador del estado, Jerry Brown, advertir que “los fuegos severos serán la nueva 
normalidad” porque, lo que parece indudable es que, como dicen los expertos, la naturaleza 
genera los vientos que atizan las llamas y el cambio climático provocado por el ser humano a 
largo plazo mata y reseca los arbustos y árboles que les sirven de combustible, Los factores 
naturales y el calentamiento global provocado por el ser humano se conjuran fatalmente” en 
estos incendios. 

Para Michael Mann, profesor de ciencias de la atmósfera en la Universidad Estatal de 
Pensilvania, el cambio climático está contribuyendo al nivel de estos eventos: “No estamos 
diciendo que el cambio climático está causando literalmente que ocurran los eventos. Lo que 
podemos concluir ahora con mucha confianza es que el cambio climático está haciendo que 
estos eventos sean más extremos”. Mann explicó que cuando se calienta la atmósfera, 
contiene más humedad y se producen inundaciones más grandes; en tanto que, cuando se 
calienta el planeta, se obtienen olas de calor más frecuentes e intensas; y cuando sucede 
con los suelos, empeora la sequía. Unes todo eso y son ingredientes para incendios 
forestales sin precedentes, expresó el profesor, quien alertó además sobre el papel del 
cambio climático en provocar que el clima extremo permanezca en la misma área durante 
varios días, lo cual lleva a eventos sin precedentes de calor o lluvia. Estos cambios afectarán 
a todo el mundo; sin ir más lejos, se ha publicado el anuncio de los científicos de que, en 
nuestro entorno, en los Pirineos, se prevé para el año 2050 la mitad de nieve que ahora, con 
un mes menos de permanencia, por no hablar de otros desórdenes recientes como las riadas 
e inundaciones localizadas en lugares, a priori, impensables, o las alteraciones de los ciclos 
agrarios en algunas cosechas determinadas. 
 
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Foto de ls zona por la NASA

 
Ante esta situación, California reclama ayuda de emergencia de la administración federal 
mientras el presidente Donald Trump, en lugar de tratar de dar su apoyo de los afectados y a 
los equipos que luchan contra los fuegos, se ha dedicado a culpar las autoridades estatales 
por lo que ha calificado mala gestión de los bosques, escribiendo en su red social con su ya 
proverbial sentido de la sensatez y su peculiar forma de expresarlo uno de sus comedidos 
tuits afirmando que “No hay otra razón para estos incendios forestales masivos, mortíferos y 
costosos en California salvo el hecho de que la gestión forestal es tan mala. Miles de 
millones de dólares entregados cada año, tantas vidas perdidas, todo debido a la pésima 
gestión de los bosques”, a pesar de que, en opinión de los especialistas, “aunque la 
gravedad de los incendios obedece a varios factores, la gestión forestal no es una de ellos” 
por la tipología forestal de las zonas quemadas. En concreto, el decano de la facultad de 
ecología de la Universidad de Michigan, Jonathan Overpeck, dijo que los incendios en el 
oeste son cada vez más grandes y graves y esto “no se debe tanto a la mala gestión sino a 
que asamos nuestros bosques, forestas y praderas con el cambio climático que se agrava 
constantemente. Los incendios se han vuelto más devastadores debido a las grandes 
oscilaciones del clima debido al calentamiento global”. Visto el desánimo y las críticas que 
provocaron sus tuits del fin de semana, el presidente trató de enmendarse, al menos en parte. 
Los bomberos, la agencia federal de emergencia y los equipos de respuesta urgente son 
impresionantes y muy valientes. Gracias y que Dios os bendiga a todos”, escribió. 

En rueda de prensa posterior, el gobernador del estado, Jerry Brown, matizó a Trump 
diciendo que, efectivamente, tanto a nivel federal como estatal se debe mejorar en la gestión 
forestal, pero sostuvo que el cambio climático es la gran fuente de este problema. “Aquellos 
que lo niegan están contribuyendo a estas tragedias de las que estamos siendo testigos y 
continuaremos viendo en los próximos años”. 
 
 
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Poca broma con el cambio climático, que existe realmente1 y es cada día es más perceptible. 
Y el tomar o no iniciativas de acciones encaminadas a controlar lo que en él depende del 
hombre define al gobernante que piensa en el futuro del planeta o de quien piensa sólo en 
mantener su poltrona y el poder, aún a costa del bienestar de las generaciones venideras. Y 
esa comparación es lo que nos hace reflexionar. Por un lado, en Europa, la noticia calentita 
de que a partir de 2050 (2040 en Dinamarca) todos los vehículos-turismos deberán ser 
eléctricos o propulsados con hidrógeno, y por otro los incendios de California y la sensibilidad 
presidencial ante ellos, nos hace concluir que los actuales Estados Unidos han dejado de ser 
un aliado del planeta. Donald Trump dio rienda suelta en su día a sus creencias más radicales 
y decidió romper con el “debilitante, desventajoso e injusto” Acuerdo de París contra el cambio 
climático. La retirada del pacto firmado por 195 países marca una divisoria histórica. Con la 
salida, el presidente de la nación más poderosa del mundo no sólo dio la espalda a la ciencia 
y ahondó la fractura con Europa, sino que abandona la lucha ante uno de los más inquietantes 
desafíos de la humanidad. La era Trump, oscura y vertiginosa, se acelera. Ni siquiera el grito 
unánime de la comunidad científica fue escuchado. Trump puso la lupa en los “intereses 
nacionales” y consumó el giro aislacionista frente a un acuerdo refrendado por todo el planeta, 
excepto Nicaragua y Siria. “He cumplido una tras otra mis promesas. La economía ha crecido 
y esto solo ha empezado. No vamos a perder empleos. Por la gente de este país salimos del 
acuerdo. Estoy dispuesto a renegociar otro favorable para Estados Unidos, pero que sea justo 
para sus trabajadores, contribuyentes y empresas. Es hora de poner a Youngstown, Detroit y 
Pittsburgh por delante de París”, clamó Trump; es la doctrina de América Primero. Ese 
programa, mezcla de patriotismo económico y xenofobia, que contra todo pronóstico le hizo 
ganar la Casa Blanca, y a cuya amalgama apela Trump cada vez que ve peligrar su estabilidad 
política.

Lo dramático es que Estados Unidos es el origen del 15 % de las emisiones mundiales de 
dióxido de carbono2 al aire, sólo superado por China, que emite el 30 %, y muy por delante del 
total de países de la UE, con un 9 %. En este marco, el Acuerdo es un compromiso no 
vinculante y cada país es libre de decidir su propio camino a la hora de recortar emisiones de 
gases de efecto invernadero. Lo importante del Acuerdo era evitar que a finales de siglo la 
temperatura mundial supere en dos grados el nivel preindustrial (ahora mismo ya ha 
aumentado 1,1º y el nuevo informe del Grupo Intergubernamental de Expertos en Cambio 
Climático - IPCC, por sus siglas en inglés -, establecido por la ONU, alerta de la posibilidad de 
que la temperatura suba 1.5 grados entre 2030 y 2052 si el calentamiento global continúa). 
Para lograrlo, Barack Obama ofreció reducir las emisiones de EEUU entre un 26% y 28% para 
2025 respecto a los niveles de 2005. Pero las medidas que puso en marcha ya han sido 
frenadas por Trump. 
 
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De nada vale que Donald Trump haya reconocido recientemente que el cambio climático “no 
es un engaño", si a la vez asegura que desconoce si está causado por el hombre: “Creo que 
algo está pasando. Algo está cambiando y volverá a cambiar. No creo que sea un engaño, 
creo que probablemente hay una diferencia. Pero no sé si está causado por el hombre", 
expuso en una entrevista, aunque afirmó sibilinamente que los científicos tienen una "gran 
agenda política" y argumentó que no quiere perjudicar a la economía estadounidense con 
políticas ecológicas. “No quiero dar miles de millones de dólares y miles de millones de dólares. 
No quiero perder millones y millones de empleos. No quiero estar en desventaja", declaró.

Y mientras, California sigue en llamas.
 
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1Pese a astracanadas negacionistas de un gobernante conocido por todos (que ya había dado muestras de su sensibilidad medioambiental cuando calificó de “hilillos de plastilina” las emisiones de fuel contaminante desde el barco hundido en el desastre ecológico del Prestige frente a las costas gallegas. Si después ¡en Galicia! lo votan…) que quiso disimular su ignorancia partidista sobre el tema citando sus opiniones como si fueran de “su primo”, que sí decía que era experto en la materia. Ahí está la hemeroteca y la videoteca para quien quiera recordarlo en detalle. 

2El dióxido de carbono (CO2) es un gas incoloro y vital para la vida en la Tierra por ser la principal fuente de carbono, pero es un importante gas de efecto invernadero. La quema de combustibles de carbono desde la Revolución Industrial ha aumentado rápidamente su concentración en la atmósfera, lo que ha llevado a un calentamiento global. Es además la principal causa de la acidificación del océano, ya que se disuelve en el agua formando ácido carbónico.

1 comentario:

  1. Lamentablemente, en actualización de datos oficiales sólo dos días después de estas reflexiones, la cifra de muertos se acerca a la setentena, y los desaparecidos sobrepasan los seiscientos.
    Pero mientras se siga votando a quien niega y no lucha contra el calentamiento global mientras promociona la fabricación de más vehículos contaminantes...
    La responsabilidad de ésta y de muchas otras situaciones de todo tipo es también de los votantes, no lo olvidemos.

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