jueves, 5 de mayo de 2011

Formación para el empleo

La idea de establecer planes individualizados de formación entre los trabajadores para elevar su nivel profesional y mejorar sus posibilidades laborales es, francamente, loable. Que, al rebufo de esta idea se creen empresas de formación que ayuden a establecer estos planes y optimicen el uso de los fondos destinados al efecto por parte de las empresas, es razonable,
Donde ya empieza a chirriar el tema es en la proliferación de empresas que "comercializan cursos" para  que la empresa se beneficie de las cotizaciones que ha pagado en concepto de formación sin que de ese beneficio contable se extraiga ningún beneficio profesional.
Y conviene explicarse. A la vista de la idea original, los departamentos de gestión de Recursos Humanos de las empresas deben saber que, para los planes de formación que establecen, una parte de su coste (o todo, según su importe) puede afrontarse con las cuotas para formación, dentro de las cotizaciones a la Seguridad Social, satisfechas el año anterior. Lo que es más discutible es que se instituyan cursos de formación ajenos a las necesidades de los trabajadores con el único propósito de "gastar" las cuotas pagadas.
Este hecho es más perceptible en pequeñas empresas o comercios, cuya dimensión les permite disponer de un departamento de Recursos Humanos y deposita su gestión en gestores externos. Y uno asiste atónito al ofrecimiento de determinados intermediarios de formación de realizar, pongamos por caso, unos cursos de sánscrito porque son los que tienen un coste equivalente al de la bonificación de la que dispone la empresa, en lugar de estudiar las necesidades auténticas de formación que le conviene cubrir junto con las posibilidades económicas reales y, más allá de un catálogo de cursos, ofrecer soluciones que una vez serán bonificables y otras no, lo que significa que, desde el punto de vista económico, unas veces podrán realizarse y otras no. Eso es consultoría de formación. Otra cosa es mera intermediación comercial, pero no formación ni, desde luego, asesoramiento y acompañamiento a las empresas.

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