jueves, 23 de junio de 2011

Maimónides redivivo

A finales del siglo XII, el pensador andalusí Musa Ibn Maymun (o Moshe ben Maimón, Maimónides para los amigos) escribió su obra magna "Guía de perplejos", compendio filosófico que, para el pensamiento judío, viene a ser algo así como los escritos de Santo Tomás de Aquino para los cristianos. Dentro de los principios filosóficos que contempla, proclama que "El entendimiento constituye el verdadero fondo de nuestro ser, la parte inmortal del hombre", de donde el no entender las cosas nos confirma nuestro carácter mortal. Como ocurre en estos tiempos en los que no se entiende nada....
Habría que ver a Maimónides tratando de entender las incoherencias de nuestra sociedad actual y nos ceñimos sólo al mundo financiero y su evolución última.
En efecto, el inicio de la mayor crisis mundial de la historia se produjo como consecuencia última (ya sé que se resume mucho, pero no se pretende en estas lineas hacer otro estudio enciclopédico sobre los motivos de la crisis) de la evidencia de que todo estaba estructurado sobre unos fundamentos falsos y falaces. Hay que ir a la historia: las finanzas, la banca, se basa en tomar, custodiar y administrar dinero ajeno que se utiliza para prestarlo a quien puede devolverlo, con el fin supremo de preservar la confianza del legítimo dueño. Fácil, ¿no? La única elasticidad que admite el sistema es el de jugar con los plazos, los tipos de interés a aplicar, la necesidad de buscar alternativas de reembolso en su caso, y poca cosa más.
De ahí a la vorágine de productos que una mal llamada banca se sacó de la manga para rentabilizar in crescendo y ad eternum la operación básica va un abismo.... en el que todos hemos caído. Y aquí invito a Maimónides:
Primer motivo de perplejidad: ¿cómo es posible que, desde los organismos de supervisión, se mirara permanentemente a otro lado mientras los "respetados gurus" hacía y deshacía a su antojo?
Segundo motivo de perplejidad: ¿cómo puede admitirse que toda la sociedad vea imprescindible sin más acudir a salvar el negocio de todos aquellos que se han enriquecido de manera obscena mediante esos engaños, productos falsos y asesoramiento engañoso?
Tercer motivo de perplejidad: ¿cómo puede ser que las inversiones que necesitan hacer los estados soberanos estén supeditadas, precisamente, a la opinión de quienes los han conducido al caos? Sólo hay que  ver las patéticas declaraciones del primer ministro griego, Papandreu, en las que proclama que Grecia seguirá existiendo, pero que, para hacerlo, debe doblegarse a las exigencias de "los mercados"
Podemos seguir con los motivos pata la perplejidad, aunque nos tememos que la evolución de la situación actual aún nos dará más motivos de emular el título de la obra de Maimónides. Solo que, en este caso. no tenemos guia.

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