miércoles, 15 de abril de 2015

Como un juguete roto



El refranero, tan sabio él, en tanto que recoge en sus sentencias siglos de sabiduría popular, nos deja a veces en una frase todo un tratado de psicología combinada con sociología, como por ejemplo en esa que merece tildarse de perogrullada, y que afirma que “las cosas son como son… hasta que dejan de serlo”. Sin duda. Por cierto que hay autores que atribuyen la expresión a Antonio Machado, y más concretamente a uno de sus ”complementarios”, Juan de Mairena. Personalmente no he encontrado en la obra del poeta nada que lo atestigüe, pero dicho queda.

Una de las particularidades de los refranes, y en este se confirma, es que suelen ser extrapolables a personas, cosas, situaciones (no hay mal que cien años dure, reafirmando el dicho desde otra óptica), instituciones, etc.

Y si no, veamos un ejemplo cercano de una institución, antaño (un antaño, además, cercano en el tiempo) modélica y llena de prestigio internacional y hoy sumida en un mar de dudas y con muchas de sus decisiones cuestionadas con argumentos de peso, como es el Banco de España. Porque no es noticia recordar que no hace tanto tiempo que el Banco de España se tomaba como ejemplo de rigor y acierto en muchos ámbitos, y no solo dentro de nuestro país.

Un par de ejemplos:
-          Aunque solo fuera para hacer de contrapeso ante el gigante estadounidense y su influencia, el Banco de España tenía un ascendiente indiscutible en los países de habla española de América. Si entramos al detalle, en el mundo oscuro del blanqueo de capitales en esas zonas, lo que decía el Sepblac[1], adscrito al Banco de España, era tomado casi como libro de cabecera de obligado cumplimiento.
-          Cuando el Banco de España obligó a instaurar en las entidades financieras las llamadas provisiones estadísticas[2], con gran rechazo de la banca, e incluso con denuncia ante los tribunales[3], esta idea fue asumida como uno de los fundamentos, y así se reconoció, por el Comité de Basilea[4] en los estudios para la elaboración de lo que después serían los sucesivos Acuerdos de Capital destinados a mejorar la solvencia de las entidades.

Hay más ejemplos, pero éstos ya son de por sí ilustrativos de una aureola de prestigio de la institución que, lamentablemente para todos, se ha ido al garete.

Ya en los sucesivos escándalos financiero/bancarios provocados/alimentados por la crisis, de alzaron voces (tratadas con sordina, de acuerdo) acusando al Banco de España de inacción e incluso de dejación de responsabilidades ante algún que otro desmán que se iba conociendo y que, al parecer, podía haberse evitado.

Vinieron después declaraciones que, en el mejor de los casos pueden calificarse de desafortunadas, en las que el Gobernador del Banco de España[5] se convertía poco menos que en portavoz del gobierno en la defensa de su política económica, abogando públicamente, entre otras cosas, por la reducción de sueldos (¿aún más?) de los trabajadores, el aplauso sin fisuras a la reforma (?) laboral, etc. hasta desembocar en la última declaración por ahora, en la que equipara la austeridad aplicada (que no es tal, sino recortes indiscriminados de servicios esenciales) al patriotismo, en una clara exhibición de ignorancia de lo que ha sido y es la mal llamada austeridad para la mayoría de la sociedad, ni el patriotismo. Naturalmente, es deseable que el gobierno coincida en sus objetivos de estabilidad con el Banco de España. Pero de ahí a que éste se convierta en portavoz de las controvertidas políticas del gobierno, a las que se acusa en diferentes foros nacionales y extranjeros de promover las desigualdades y no la estabilidad, que es un objetivo funcional del Banco de España, va un abismo.

Sin embargo, donde ha quedado más en entredicho el prestigio de la institución fuera de nuestras fronteras ha sido en su actuación ante el Banco de Madrid, salpicado por el tema de la Banca Privada d’Andorra, especialmente antes de que saltara a la luz pública la nota del FinCEN estadounidense sobre ésta con graves acusaciones sobre blanqueo de capitales. Para intentar parar la posible bola de nieve, el Banco de España ha publicado un comunicado en el que defiende su actuación en la entidad, de la que tomó control el pasado 10 de marzo.

Con tal nota, el Banco de España pretende mitigar la polémica de parte de los trabajadores y clientes del banco, quienes mantienen que la liquidación de Banco Madrid, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo y la afectación de los depósitos por encima de 100.000 euros, es consecuencia de la fuga de capitales que provocó precisamente la decisión de intervenirlo por parte del Banco de España, al que culpan de precipitarse y sobreactuar (¿para demostrar ante las autoridades de supervisión americanas un rigor que antes brilló por su ausencia?) y de no haber impuesto en el primer momento un corralito controlado, lo que habría evitado, precisamente, la fuga de depósitos que provocó con las medidas posteriores.

Para acabarlo de arreglar, hay malestar en las fuerzas de seguridad por la tardanza en actuar, tardanza que habría permitido destruir pruebas a los supuestos blanqueadores.

Para que cada uno pueda llegar a sus propias conclusiones, la lectura de la  Nota informativa sobre las actuaciones del Banco de España en relación con el Banco de Madrid puede dar alguna pista, aunque deba reconocerse que no es habitual que la entidad justifique sus actuaciones, y quede la duda de si lo hace ante terceros, como una especie de excusa, por la dimensión extrafronteriza del caso. Y queda en el aire la gran pregunta: si es cierto, como se ha dicho y no se ha desmentido, que la autoridad de supervisión conocía hace meses los manejos en el Banco de Madrid, ¿por qué no actuó? Es eso lo que hace pensar en un juguete roto.



[1] Servicio Ejecutivo de la Comisión para la prevención del blanqueo de capitales, Unidad de información financiera española en ese campo y el de la prevención de la financiación del terrorismo.
[2] Mediante la Circular 9/1999 de 17 diciembre, el Banco de España introduce las denominadas Provisiones Estadísticas o anti-cíclicas, con lo que, durante las fases expansivas de la economía cada entidad crediticia destinaría una cantidad de sus beneficios, en esos momentos más elevados, a un fondo de dotaciones destinado a atender los impagos que se produjeran en una posible crisis económica. El cálculo de estas provisiones anti-cíclicas se basaba en datos estadísticos (de ahí el nombre) particulares de cada entidad, en el concepto de pérdida esperada conforme a la experiencia registrada del pasado. El sistema de provisiones estadísticas actuaba de forma inversa al de provisiones reales por morosidad, el primero intervenía en periodos de crecimiento económico y el otro en periodos de recesión.
[3] El argumento de la denuncia es que las dotaciones anti-cíclicas no eran fiscalmente deducibles, dado que no se referían a un impago real, sino en previsión de él. Hay que decir que, actualmente, por medio de la Circular 4/2004, de 22 de diciembre, del Banco de España incorporó las coberturas genéricas en sustitución de las dotaciones estadísticas, las cuales si pueden deducirse fiscalmente.
[4] El Comité de Basilea o, con más propiedad, Comité de Supervisión Bancaria de Basilea (BCBS, sigla de Basel Committee on Banking Supervision), es la organización mundial que reúne a las autoridades de supervisión bancaria; su función es fortalecer la solidez de los sistemas financieros.
[5] Institución independiente, por definición.

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