miércoles, 19 de julio de 2017

Eslava Galán y Las Navas


El pasado día 16, coincidiendo con la festividad de la Virgen del Carmen, tuvo lugar la conmemoración de la Batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, y, como es sabido, se celebraron algunos actos de recuerdo (pocos, todo sea dicho, seguramente eclipsados este año por los recientes fastos de los 250 años del Fuero de las Nuevas Poblaciones).

No vamos a glosar aquí la Batalla, suficientemente estudiada y en revisión permanente (como una teoría, no descartable a decir de los expertos, de darle más protagonismo que a la revancha contra los almohades del rey castellano - motivo principal habitualmente admitido hasta ahora - a las intrigas del Papa Inocencio III y del rey aragonés por la otra Tolosa, la del Languedoc) sino, aprovechando el aniversario, a pequeñas cosas alrededor de su estudio que pasan desapercibidas.

Juan Eslava Galán es un prolífico escritor nacido en Arjona1, galardonado con el Premio Planeta  en 1987 por En busca del unicornio, autor de una extensa obra, compuesta no sólo de novelas sino también de libros de otros géneros, en los que, en general, reviste su erudición con un particular sentido del humor, a veces altamente satírico. Su narrativa abarca la novela histórica, el costumbrismo, la fantasía, leyendas, biografías, misterio,... y, dentro de los temas históricos, destacan los desarrollados en la Edad Media, de la que se declara un apasionado.

Pues bien, dentro de sus novelas, y a riesgo de que alguien piense que se hace publicidad gratuita con su mención en estas líneas, hay un par que deberían ser de lectura obligada para todos los carolinenses y me refiero a El amor en el jardín de las fieras, de 2016, de la que podemos hablar otro día, y Últimas pasiones del caballero Almafiera, de 2012, que toca comentar hoy, recordando Las Navas.

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Almafiera es un caballero que regresa a España cansado tras participar en la fallida Cuarta Cruzada, que no llegó a Jerusalén, y que, una vez en España, sin comerlo ni beberlo, se ve enrolado en Zaragoza en las tropas que se enfrentarán a los almohades en las Navas de Tolosa. La historia, escrita a modo juglaresco, hace un repaso por las costumbres, las fiestas, la vida en definitiva en los pueblos de la época.

"Y hasta ahí puedo leer..."

¿Pero, qué es lo que hace diferente y especial esta novela? La respuesta está en el nutrido elenco de personajes secundarios que el autor crea (además de al propio Almafiera, su enamorada Eliabel y los pocos personajes del relato principal) para desarrollar y dar sentido a las subtramas; algunos de esos personajes "de ficción" con nombre tan reconocible hoy día como el caballero Arturo Pérez Reverter. Puesto que la acción transcurre durante la Batalla de las Navas de Tolosa, Eslava aprovecha para rendir homenaje disimulado en el libro a uno de los historiadores que más sabe de ella, mediante la inclusión en la historia del personaje del mayordomo mayor de la cámara del rey que ha de administrar los dineros de la cruzada, don Manuel López Payer... ¿A alguien le suena el nombre?

Ahora sí, definitivamente, hasta aquí puedo leer. Recomiendo vivamente su lectura, realmente  amena; Eslava se lo merece y el pueblo se lo debe a Don Manuel.

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1Quien suscribe confiesa que, hace años, empezó a valorar la obra de Eslava, paradójicamente, a través de su alter ego Nicholas Wilcox, cuyas obras incluían detalles costumbristas, giros lingüísticos y dichos locales difíciles de conocer y dominar por un extranjero... o por el inexistente traductor.

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