domingo, 5 de noviembre de 2017

Pensamiento lógico y pensamiento lateral

En la película Alexander, dirigida el año 2004 por Oliver Stone, en la que se glosa la niñez y juventud, hasta llegar a la edad adulta del gran Alejandro Magno – Collin Farrell, pasando por sus tormentosas relaciones de adolescencia con su padre Filipo II de Macedonia – Val Kilmer (sobre cuya paternidad existen dudas fundadas) y unas no menos complejas relaciones con su madre Olimpia de Epiro – Angelina Jolie, hay una secuencia, filmada sin duda para satisfacer las tendencias estético-culturales actuales pero que resulta poco creíble en la realidad o, cuando menos, chocante, y es aquella en la que Aristóteles1 – Christopher Plummer imparte sus conocimientos a Alejandro joven, junto con otros compañeros, no en un foro o en campo abierto, sino en las ruinas de un edificio.

Más allá de la película y sus anacronismos estéticos, lo cierto es que para la historia de la civilización antigua las hazañas de Alejandro Magno (Alejandro III de Macedonia el Grande, en puridad) supusieron un torbellino de tales proporciones que aún hoy se puede hablar sin paliativos de un antes y un después de su paso por el mundo. Y aunque su legado providencial (la extensión de la cultura helénica hasta los confines más remotos) se vio favorecido por todo un abanico de circunstancias favorables que reseñan puntualmente los historiadores, su biografía (en la que no entraremos) es en verdad una auténtica epopeya, la manifestación en el tiempo de las fantásticas visiones homéricas y el vivo ejemplo de cómo algunos hombres descuellan sobre sus contemporáneos para alimentar incesantemente la imaginación de las generaciones venideras. Y algo tuvo que ver en todo ésto Aristóteles, de quien, con los años, confesaría Alejandro que le enseñó a «vivir dignamente»; y por el que siempre sintió una sincera gratitud.
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No es el de Alejandro, ni de lejos, el único caso que demuestra la efectividad de ejercer las acciones de gobierno incorporando a ellas puntos de vista no estrictamente políticos, o incluso, en su caso, estrictamente bélicos; así se puede observar, por ejemplo, en el libro El arte de la guerra, atribuído al militar y estratega chino Sun Tzu, unos 500 años a. C., que no solo es popular entre los teóricos militares, sino que también se ha ganado una gran aceptación entre los líderes políticos y los de gestión empresarial porque, a pesar de su título, El arte de la guerra aborda estrategias de un modo amplio, incidiendo en la administración pública y la planificación y describe, naturalmente, teorías para las batallas, pero también aboga por la diplomacia y el cultivo de las relaciones con los oponentes como algo esencial para la salud de un estado.

Sin entrar a tomar partido, pero sí constatando que se están tomando medidas cuyas consecuencias, hoy por hoy, son imprevisibles, es inevitable fijarse en la montaña rusa en que se ha convertido el contencioso planteado inicialmente como una mejora en la relación entre Catalunya y España y que hoy está presentado, sin serlo, en un tema exclusivamente jurídico, por la cerrazón de unos y otros (aunque como siempre en estos casos, más por unos que por otros, según sopla el viento). El intentar analizar con cierta objetividad el incumplimiento de los sabios consejos de El arte de la guerra en este caso para desembocar en el marasmo actual nos retrotrae a unos años atrás, cuando lo que se planteaba era posible. Sólo caben entonces dos alternativas: o no se sabe o no se quiere buscar una solución.

Llegados a este punto de divergencia, permitámonos la licencia de olvidar lo que recoge la hemeroteca (sería dramático que se pudiera comprobar a través de la citada hemeroteca que estamos como estamos porque una parte se hubiera enrocado en el "no quiero", lo que sería pregonar incompetencia arrogante jugando de manera insensatamente peligrosa por una falta de sensatez personal con el bienestar social actual y con el futuro de todo un país). Partamos, pues, de la premisa de que lo que falla en la búsqueda de una solución duradera es el método a aplicaren esa deseada y deseable mejora de relaciones. No olvidemos en ese contexto las palabras de Albert Einstein: «Una locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes. Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo», luego parece razonable que, para dar salida a una situación enquistada hay que hacer algo diferente a lo que hacíamos. Pero, ¿qué?, porque la verdad es que se nos ha habituado en todos los tiempos, en las escuelas y en las universidades, a estimular y cultivar el pensamiento lógico o vertical, que, si bien es eficaz, resulta incompleto con frecuencia. El pensamiento lógico, selectivo por naturaleza, ha de complementarse con las cualidades creativas de otro tipo de pensamiento, llamado lateral, que es el conjunto de procesos mentales destinados al uso de información de modo que genere ideas creativas mediante una reestructuración inteligente de los conceptos ya existentes en la mente.

La eficacia del pensamiento lateral es fácilmente observable cuando se gestionan soluciones para modelos rígidos en los que:
- Es extremadamente difícil modificar un modelo.
- La información incorporada a un modelo (caso), no se puede usar fácilmente asociada a otro modelo diferente.
- Se percibe concentración, todo lo que tiene cierta semejanza con un modelos estándar se percibe como si fuese el mismo
- Los modelos se crean a veces formando divisiones más o menos arbitrarias.
- Hay una gran continuidad en el sistema.
- La secuencia u orden de la información de entrada desempeña un papel demasiado importante en el desarrollo de los modelos, dificultando el orden óptimo de datos posteriores.
- Hay una tendencia de pasar bruscamente de un modelo (caso) a otro en vez de conferir a la evolución de las ideas, una transición más suave.
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El pensamiento lateral es una forma específica de organizar los procesos de pensamiento, que busca una solución mediante estrategias o algoritmos no ortodoxos, que normalmente serían ignorados por el pensamiento lógico. El pensamiento lateral está íntimamente relacionado, pues, con los procesos mentales de la perspicacia, la creatividad y el ingenio. Se trata de una forma definida de aplicar estos recursos de la mente a un tema o problema dado, oponiendo nueva información con ideas viejas. Se obtendría así una modificación de la idea antigua como resultado de los nuevos conocimientos. Por ello, el pensamiento lateral tiene como función también la liberación del efecto restrictivo de las ideas anticuadas, lo que conduce a cambios de actitudes y enfoques, a la visión diferente de conceptos inmutables hasta entonces. La liberación del efecto moralizador de las viejas ideas y el estímulo de nuevas ideas es una doble función del pensamiento lateral.

En el pensamiento lateral se busca a veces información que nada tiene en común con el problema que se estudia, mientras en el pensamiento lógico o vertical sólo se busca lo que está relacionado con dicho problema. El pensamiento lateral no pretende sustituir al pensamiento vertical: ambos son necesario en sus respectivos ámbitos y se complementan mutuamente; el primero es creativo, el segundo selectivo. El pensamiento lateral aumenta la eficacia del pensamiento vertical, al ofrecerle nuevas ideas para su elaboración lógica. El pensamiento lateral es, en definitiva, un modo diferente al habitual de usar la mente y se constituye en un hábito y en una actitud mental.

Pese a todo, el pensamiento lateral inspira cierta desconfianza, principalmente porque se ignora el mecanismo de la perspicacia y la subordinación de la información a los modelos establecidos, que actúan como clisés limitadores de nuevas ideas. El pensamiento lateral aumenta la eficacia del pensamiento vertical al poner a su disposición un gran número de ideas, de las que aquél puede seleccionar las más adecuadas y es útil sólo en la fase creadora de las ideas y de los nuevos enfoques de problemas y situaciones. Paradójicamente, su selección y elaboración final corresponden al pensamiento lógico o vertical.

Culturilla: el término fue acuñado por el profesor maltés Edward de Bono, catedrático de la Universidad de Oxford en su libro New Think: The Use of Lateral thinking publicado en 1967, que se refiere a la técnica que permite la resolución de problemas de una manera indirecta y con un enfoque creativo.

No pretendemos convertir esta entrada en una clase de psicología aplicada, por lo que a modo de resumen, solo recordaremos que hay cuatro elementos clave en el proceso de pensamiento lateral para resolver problemas, que son:

- Comprobación de suposiciones: al enfocar un problema con un pensamiento lógico o vertical es posible que no se encuentre la solución. Usualmente, se llegan a deducir cosas que son factibles pero que seguramente no son la respuesta buscada. Con una "mente abierta" se enfrenta a cada nuevo problema que se presenta.

- Hacer las preguntas correctas: lo más importante en el pensamiento lateral es saber qué preguntas deben formularse. Cuando se utiliza este método para resolver problemas se debe comenzar haciendo preguntas generales para enmarcar adecuadamente el problema. Luego, examinar los datos conocidos con preguntas más específicas sometiendo a examen las hipótesis más obvias, hasta alcanzar una visión alternativa cercana a la solución.

- Creatividad: es otra herramienta clave del pensamiento lateral o creativo. La costumbre de ver los problemas siempre desde un mismo enfoque no siempre ayuda a resolverlos2. Se trata entonces de enfocarlos creativamente desde otro ángulo. La perspectiva lateral será más efectiva a la hora de resolver cuestiones aparentemente no convencionales.

- Pensamiento lógico: para lograr un pensamiento lateral adecuado es un requisito refinar el análisis de modo lógico, la deducción y la disciplina del razonamiento, ya que sin estos elementos el pensamiento lateral sería un pensamiento anhelante, que sólo se limita a extraer ideas excéntricas.
El pensamiento lógico es importante porque permite poner orden en los pensamientos, expresarlos con claridad, realizar interpretaciones o deducciones correctas, descubrir falsedades y prejuicios, así como saber asumir actitudes críticas ante determinadas situaciones. Además de todo ello, el pensamiento lógico permite, en el campo de la investigación científica, suministrar el empleo correcto de los esquemas válidos de inferencia, proporcionar legalidad a los procedimientos deductivo, inductivo y analógico, establecer las bases para toda operación racional, y finalmente, realizar de manera coherente, consistente y sistemáticamente todo el proceso de investigación.

Pero, desde luego, la aplicación del pensamiento lateral no es una panacea de que se encontrarán soluciones, creativas o no, a los temas presentados, como tampoco es panacea el pensamiento lógico; ni siquiera la combinación de ambos. Para la mayoría de ocasiones en la práctica cotidiana, lo verdaderamente eficaz es eso que llamamos sentido común, y además tenemos la seguridad de que hay temas cuya atención escapa, tanto al pensamiento lógico como al lateral por sí mismos. Veamos:

Adolphe Quételet (1796 – 1874) fue un astrónomo, matemático, sociólogo y naturalista belga, fundador del Observatorio real de Bélgica y responsable, con sus trabajos, de que la palabra "estadística" tenga el significado que hoy le conocemos, que, aprovechando que Francia había empezado a publicar sus estadísticas de crímenes en 1825, tuvo la ocurrencia de examinarlas, llegando a la conclusión de que el número de asesinatos se mantenía prácticamente constante año tras año, incluso que la proporción de medios empleados (pistola, cuchillo, puños, veneno,...) parecía seguir un patrón, lo que, en su vertiente de sociólogo, lo expresó así fundamentalmente:

- El delito es un fenómeno social que puede conocerse y determinarse estadísticamente.
- Los delitos se cometen año con año con absoluta regularidad y precisión.
- Los factores que influyen como causas de la actividad delictiva son: el clima, la pobreza, la miseria, el analfabetismo, etc.

Dejando aparte el tercer factor, el de causalidad, el análisis de los dos primeros llegó a  plantear serias dudas morales a Quételet, toda vez que si bien en un año cualquiera es imposible saber quién se convertirá en asesino, es posible predecir estadísticamente en cualquier año el número probable de asesinatos que se producirán, lo que le llevó a cuestionar de forma muy seria la responsabilidad personal (ahora sí ligada al factor de causas) y la ética del castigo. Y eso porque, en su opinión, si la sociedad se mostraba como una máquina que fabricaba un número regular y mantenido de asesinos, ¿no indicaba ésto que era la sociedad, no el individuo, la culpable de los asesinatos?

Ahí queda eso, que aún hoy resulta políticamente recurrente como debate, que queda abierto a someterlo a un ejercicio de pensamiento lateral si alguien se atreve, y que viene a corroborar que, como Alejandro Magno o Sun Tzu, la buena política debe ser continua compañera de viaje de otras ramas del saber como filosofía, lógica, retórica, metafísica, estética, ética, etc., curiosamente disciplinas que algunos designan como prescindibles en los planes de estudio generales.
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Ejemplo clásico de pensamiento lateral gráfico: "Cómo unir los 9 puntos con 4 rectas sin levantar el lápiz del papel". (Hay que romper con la idea que nos limita a la actuación DENTRO del cuadrado representado por los 9 puntos)

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1Es cierto que si bien la educación de Alejandro fue inicialmente dirigida por Leónidas, un austero y estricto maestro macedonio que daba clases a los hijos de la más alta nobleza, que lo inició en el ejercicio corporal pero también se encargó de su educación, a los trece años fue puesto bajo la tutela de Aristóteles, el filósofo que más influyó en la filosofía y las ciencias. Durante cinco años sería su maestro, en un retiro de la ciudad macedonia de Mieza. Aristóteles le daría una amplia formación intelectual y científica en ramas como filosofía, lógica, retórica, metafísica, estética, ética, política, biología, y otras tantas áreas. Sin embargo, no hay ni la más pequeña prueba de que Aristóteles influyera en Alejandro, ni en objetivos ni en métodos 

2No me resisto, cuando se habla de cambio de enfoque, a reproducir íntegramente una historia suficientemente ilustrativa, del propio De Bono: "Hace muchos años, cuando una persona que debía dinero podía acabar en la cárcel, un comerciante de Londres tuvo la desgracia de deber una suma elevada a un prestamista. A éste, que era viejo y feo, le gustaba la preciosa hija adolescente del mercader. Y le hizo una oferta. Dijo que cancelaría la deuda del mercader si a cambio se quedaba con la joven.
Tanto el mercader como la hija se horrorizaron con la propuesta, de manera que el astuto prestamista sugirió que fuera la providencia quien dirimiese el asunto. Les dijo que metería una piedrecita negra y otra blanca en un monedero vacío y que entonces la joven debía extraer una. Si escogía la negra, sería su esposa y se cancelaría la deuda del padre. Si escogía la blanca, podría quedarse con el padre y la deuda también se cancelaría. Pero si se negaba a sacar una piedrecita, sería el padre quien iría a la cárcel y ella quien pasaría hambre.
El comerciante aceptó a regañadientes. Estaban en un sendero, sembrado de piedrecitas, del jardín del mercader mientras hablaban y el prestamista se detuvo para recoger los dos guijarros. Cuando los cogía, la chica, con ojos de lince a causa del miedo, se fijó en que el hombre tomaba los dos negros y los metía en el monedero. Acto seguido, el prestamista pidió a la chica que escogiese la piedrecita que decidiría su destino y el de su padre.
Imaginad que estáis en ese sendero del jardín del mercader. ¿Qué habríais hecho si hubierais sido la desgraciada chica? ¿Qué le habríais dicho si hubierais tenido que aconsejarla?
¿Qué tipo de razonamiento utilizaríais para resolver el problema? Tal vez creáis que un análisis lógico minucioso debería solucionar el problema, si es que tiene solución.
Este tipo de pensamiento es, sencillamente, el pensamiento vertical. El otro tipo es el pensamiento lateral. Los pensadores verticales por lo general no resultarían de gran ayuda para una chica en esta situación. Según su manera de plantear el problema, hay tres posibilidades:
1. La chica debería negarse a extraer la piedrecita.
2. La chica debería demostrar que hay dos guijarros negros en el monedero y poner en evidencia el engaño del prestamista.
3. La chica debería extraer la piedrecita y sacrificarse para salvar a su padre de la cárcel.
Ninguna de estas posibilidades es demasiado útil, ya que si la joven no coge la piedrecita su padre va a la cárcel, y si la coge entonces se ha de casar con el prestamista.
El relato muestra la diferencia entre el pensamiento vertical y el lateral. Los pensadores verticales se centran en el hecho de que la chica tiene que extraer una piedrecita. Los pensadores laterales, en cambio, lo hacen en la piedrecita que queda fuera. Los pensadores verticales adoptan el punto de vista más razonable de una situación y acto seguido intentan resolverla de manera lógica y atenta. Los pensadores laterales tienden a examinar todas las maneras diferentes de ver un problema, en vez de aceptar las más prometedoras y actuar en consecuencia.
La joven del relato metió la mano en el monedero y sacó un guijarro. Sin mirarlo, hizo un movimiento torpe y lo dejó caer en el sendero, donde se confundió inmediatamente entre los demás.
—¡Oh, qué torpe soy! —dijo—. Pero no pasa nada… si mira en el monedero, me podrá decir qué piedrecita he cogido gracias al color de la que queda.
Como el guijarro que queda es, evidentemente, negro, no queda más remedio que asumir que había extraído el guijarro blanco, ya que el prestamista no osaría admitir su deshonestidad. De esta manera, al usar el pensamiento lateral, la chica cambia lo que parece una situación imposible por otra increíblemente ventajosa.
En realidad, la situación de la joven es mucho mejor que si el prestamista hubiera sido honesto y hubiera puesto una piedrecita blanca y otra negra dentro del monedero, ya que entonces sólo hubiera tenido una posibilidad equitativa de salvarse. Tal y como están las cosas ahora, se asegura que se quedará con el padre y a la vez consigue la cancelación de la deuda".

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