miércoles, 1 de marzo de 2023

Vals... ¿de qué?



Todos sabemos que
el músico franco-polaco Fryderyk Franciszek Chopin, más conocido como Frédéric Chopin, fue un virtuoso del piano que escribió su primera melodía a la edad de siete años, y nos suena que pasó por el monasterio de la cartuja de Valldemosa (Mallorca), y que antes se había enamorado de una escritora libre-pensadora, madre de dos hijos, Amandine Aurore Lucile Dupin o baronesa Dudevant, quien para escribir utilizaba el seudónimo de George Sand, de quien incluso se menciona que llegó a vestir de hombre para tener voz en una sociedad que aún no lo permitía; la verdad es que se conocieron en un momento complicado para ambos y mientras estuvieron juntos alcanzaron un punto de luz en sus carreras. En Mallorca pasaron el invierno de 1838 y allí compuso la mayor parte de sus veinticuatro Preludios; en la isla se confirmó el diagnóstico de su enfermedad: el joven músico había contraído tuberculosis. Pocos conocen, en cambio, los entresijos de alguna de sus obras como el archiconocido vals del minuto, que es una pieza para piano en Re bemol mayor (D♭). Muchos creen que recibió este nombre debido a que se supone que sólo se tarda un minuto en interpretarlo (aunque en realidad suele interpretarse en aproximadamente un minuto y cuarenta segundos), pero ya se aclaró que el "Vals del minuto" (Minute Waltz) tuvo ese nombre, no porque minute fuera "minuto", sino que significaba "pequeño". Cuenta la leyenda que estando la pareja en Nohant, en pleno corazón de Berry, Francia, después de su desastrosa aventura en Mallorca, George Sand retó a Frédéric Chopin a escribir una pieza inspirada en un pequeño cachorro que giraba en círculos tratando de morderse la cola, por lo que otro de los sobrenombres de la obra es el de Vals del perrito (Petit Chien), en el que la melodía de la mano derecha no debe tocarse a imitación de un perro que persigue su propio rabo, aunque sea cierto que Chopin lo improvisara al indicarle George Sand la gracia rítmica de un perrillo jugueteando para morderse el rabo. Si bien no puede demostrarse que fuera cierto, sigue siendo una historia divertida asociada con la pieza. Sin embargo, a juzgar por el tiempo que Chopin paso en Nohant y la naturaleza de su relación con Sand durante este período, es fácil imaginar que el compositor pasó más tiempo solo que con la escritora y su familia. En ese sentido, esta pieza deja entrever la soledad de Chopin en sus últimos días en Nohant. Y puede que, después de todo, la historia fuese algo más que mera ficción. La obra de Chopin se encuentra entre las más originales e influyentes de la historia de la música, y por este motivo se le compara con frecuencia con Johann Sebastian Bach y Wolfgang Amadeus Mozart. Chopin abandonó definitivamente el estilo dieciochesco en la composición para ingresar de lleno en un «nuevo mundo» (aquel que quería para sí) de composición cuasiverbal, una especie de lenguaje sonoro que emana directamente de la técnica y se desarrolla en sonoridad para conducir al piano moderno. Chopin descubrió el verdadero potencial del piano para construir un mundo poético de melodía y color, y este avance impuso las bases de toda la composición pianística posterior. Se han utilizado las obras de Chopin como parte de la banda sonora original en más de 1100 (sí, mil cien) películas y series de televisión. Además, varias películas y cortometrajes se han ambientado en la vida del compositor.



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