jueves, 26 de diciembre de 2013

Blanqueo de capitales y loterías

El blanqueo de dinero de procedencia delictiva (dinero negro) mediante la compra de boletos de lotería premiados por los que se pagaba un precio que solía ser de un diez, veinte e incluso un treinta por ciento superior al premio conseguido, a cambio de lo cual se aseguraba la certificación de que ese dinero tenía una procedencia lícita, ha sido un sistema burdo pero eficaz y muy extendido para aflorar de forma repentina importantes volúmenes de capitales. La situación llegó incluso a ser hiriente al conocerse que algunos impresentables figurones (generalmente políticos, presidentes de clubes de fútbol y otros de similar pelaje) incluso con causas judiciales abiertas declaraban haber sido agraciados de forma repetida por la diosa fortuna.

En España, la asociación de técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) venía alertando desde antiguo de las consecuencias para el agraciado real que puede acarrear la venta de billetes premiados, particularmente en sorteos especialmente golosos como el de la Lotería de Navidad a posibles defraudadores interesados en blanquear dinero negro.Los técnicos de Hacienda advierten de que esta operación es un auténtico engaño para los agraciados, ya que difícilmente podrán acreditar el origen de esos fondos ante una inspección tributaria, por lo que pueden terminar con un acta de inspección que supere, entre la deuda y la sanción, más de la mitad del importe ganado, de forma que, en un ejemplo publicado por los propios técnicos, un contribuyente con unos ingresos brutos anuales de 30.000 euros que resulte agraciado con un premio de 400.000 euros y que opte por vender su billete a un defraudador a cambio de 450.000 euros, podría verse obligado a pagar más de 200.000 euros si se descubre la ganancia patrimonial no justificada mientras que el adquiriente se "lava las manos", acreditando el carácter exento de sus fondos, ya que según la legislación anterior los agraciados por los premios de la lotería de Navidad no debían abonar impuesto alguno a Hacienda al recibir esos premios.
Así, el defraudador se limitaba a pagar el sobreprecio de su compra en lugar de hacer frente a la tributación del 43% que probablemente le correspondería, con lo que conseguiría lavar un dinero negro que en ocasiones procede de tramas relacionadas con el narcotráfico y la prostitución, entre otros delitos. 
Fraude


Esto es así porque en España, los premios de la lotería se percibían netos, sin retenciones ni impuestos sobre la cuantía que se recibía por el premio, pero en 2013 se introdujo un nuevo impuesto del 20% sobre los premios superiores a 2.500 euros, por lo que se calcula que esta forma de blanquear dinero en España se reduzca en gran medida ya que este "sobrecoste" fiscal del 20% para el blanqueador se suma a las comisiones que debe pagar a intermediarios y propietarios del billete premiado. 

Hay que alegrarse de que uno de los caminos del delito se controle; veremos qué otras alternativas lo reemplazan, porque lo harán, seguro.

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