jueves, 8 de febrero de 2024

Todos cumplen años.



Uno es hijo de esa España rural en la que perviven muchos de los rasgos más profundos de nuestro país, tanto para bien como para mal;
en esa mentalidad la palabra dada era algo más sagrado que el Evangelio ya que en ella iba la única posesión que igualaba al villano y al rey, el honor, por eso yo todavía he sido testigo como un acuerdo de “muchos duros” se cerraba con un apretón de manos que era más legal que la firma de un notario, y me sorprende tanto cómo en estos tiempos que hoy corren, muchos, hasta lo firmado es papel mojado en cuanto se seca la tinta. El ser humano está definido por la insatisfacción, todos tenemos unas metas, pero cuando se logran casi siempre empieza un proceso en el que hacemos lo imposible por malograr lo alcanzado. Es posible que eso se deba a que la Humanidad precisa del cambio continuo aunque sea caótico, y concibe que lo estático por muy perfecto que sea es la muerte, pero a la mayoría de los mortales nos hace vivir desgarros como el que nos narra la canción de hoy. El controvertido Joaquín Sabina (Joaquín Ramón Martínez Sabina) nace en Úbeda, Jaén, hace 75 años pronto, el día 12 de este febrero y, a pesar de pertenecer a una familia del Régimen, muy pronto se radicaliza y formará parte del PCE. Mientras estudiaba Filosofía y Letras, Filología Románica, en Granada, participa en el lanzamiento de un cóctel molotov al banco de Bilbao como protesta al juicio de Burgos y su padre (a la sazón comisario de policía) le mete en un tren antes de que le detengan, que le lleva primero en Paris y después en Londres con un pasaporte falsificado con el nombre de Mariano Zugasti, donde actúa de telonero de Paco Ibáñez, Lluis Llach, Pi de la Serra y Elisa Serna ante la colonia de exiliados y donde la BBC le encarga la banda sonora de la serie The last crusade. Tras la Amnistía en 1977 vuelve a España, concretamente a Mallorca para hacer el servicio militar, y es de los primeros que se da cuenta de que las letras políticas empiezan a aburrir al personal y evoluciona hacia temáticas sobre los sentimientos en los que vuelca sus ironías y su buen hacer como poeta. A pesar de su relativa fama en Madrid gracias a su participación en La Mandrágora con Javier Krahe y Alberto Pérez Lapastora, no fue conocido en el resto de España hasta que Fernando García Tola le haga un fijo es su programa de televisión Si Yo Fuera Presidente. Los 90 le consolidan como uno de los artistas de referencia con, entre otras, una de sus canciones más bellas, esta Y Sin Embargo. Tras el infarto cerebral que sufre en 2001 deja la mayoría de sus adicciones, particularmente la cocaína, aunque será víctima de la depresión durante varios años de la que sale tras componer el “disco medicinal” Alivio De Luto en 2005 y empezar una gira por toda España. Yendo a la canción de hoy, la letra nos narra la tragedia de quien sabe que está con la mujer de su vida, pero a la que no deja de engañar, y la música arranca con unas notas leves de guitarra con el apoyo del bajo, los teclados y la percusión que precede a la voz rasposa y escasa del andaluz que llena de sentimiento una letra tremenda. En los estribillos cuenta con el apoyo de la bella voz de Olga Román (no en este vídeo). Creo recordar que fue por los setenta la primera vez que oí cantar a Joaquín Sabina, y fue junto a Alberto Pérez, el que luego se haría muy conocido cantando en TVE boleros (los bordaba), en el programa de García Tola, y los Krahe; sería Javier con quien montaron aquel trío de La Mandrágora en un maravilloso tugurio del mismo nombre de la Cava Baja madrileña. Lo que son las cosas: Sabina no era el más conocido. Krahe era el que más sonaba en la protesta. Y Alberto el que sabía más de música y tenía mejor voz, pero Sabina grabó un disco, una canción: Pongamos que hablo de Madrid. Aquella de Donde regresa siempre el fugitivo y las chicas ya no quieren ser princesas y se convirtió en un himno, una seña y el inicio de un largo camino que lo ha convertido en emblema de un tiempo y de varias generaciones. Y sus letras, en poesía, urbana si se quiere, que como la de los juglares medievales es la que sigue anidando en los recuerdos y los corazones de muchas gentes.


No hay comentarios:

Publicar un comentario