martes, 24 de abril de 2012

El vértigo y la parálisis

No es intención de este blog centrarse en la actualidad política (ni siquiera en temática eminentemente política), sino en la vertiente de la gestión. Lo que ocurre es que uno se topa con los titulares de la prensa, poco menos que precursores del apocalipsis y cae en la cuenta de que algo se está haciendo mal. Y recuerda la analogía que siempre ha habido ente la administración y gestión de una unidad familiar, una pyme, una empresa, una corporación y un país. Con sus diferencias (que, naturalmente, las hay, y muchas), lo que es evidente es que la base es la misma: dispongo de ingresos menos gastos, y gestiono unos y otros en orden a prioridades y plazos.

Pues bien, la lectura de la prensa provoca temblor en las piernas y queda la sensación de que todo se hunde alrededor de forma que parece instalarse la tentación de no hacer nada esperando que alguien nos salve.
- El Banco de España confirma la entrada en recesión, tras un nuevo trimestre de crecimiento negativo de la economía, anunciando, además, un agravamiento de la situación en este año.
- Las cifras de paro están desbocadas (desde la aprobación de la contestada Reforma Laboral, los EREs han aumentado un 56 %, lo que parece indicativo de que, efectivamente, la reforma se hizo mal y sólo facilitaba el despido)
- El consumo, en paralelo con las dificultades de las economías domésticas, se estanca.
- La Bolsa cae a  niveles de hace casi diez años (si el índice de la bolsa se ha de tomar, como nos dicen, como indicativo de la confianza de los mercados en el país, da que pensar el hecho de que en ningún día de las dos legislaturas anteriores haya estado tan bajo como ahora ¿ha perdido toda su credibilidad y confianza el actual gobierno?)
- La inversión desciende a ojos vista: la extranjera porque, no nos engañemos, la recesión no afecta solo a España y es difícil atraer inversiones foráneas, y la interna porque se ha instalado el dogma de que la solución está en los recortes y la austeridad olvidando la base que ya apuntábamos en otras entradas: el futuro pasa por la recuperación y la generación de riqueza. Recortes, sí, pero aplicando una cosa que se llama racionalización para eliminar lo superfluo (el coste de más de 100.000 euros por un retrato de un antiguo ministro de Fomento, pongamos por caso) e incentivar el gasto que crea riqueza.




Y así podríamos seguir. Pero, no. Lo que realmente interesa es analizar si la situación tiene solución. Y la tiene; eso sí, olvidando partidismos (¿o es que los pensionistas que han de pagar parte de sus recetas ahora, por ejemplo, son sólo los de un partido político?), olvidando imposiciones constantes vía decreto (sigamos con el símil de las medicinas. ¿no sería más positivo negociar un acuerdo para el copago o como quiera llamársele entre el Ministerio, las farmacias, las empresas farmacéuticas , las asociaciones, etc, en lugar de imponer un sistema cuyo coste de implementación, además, no se ha publicado, ni a cargo de quién irá?) y demostrando el conocimiento del tejido social/empresarial más allá de las paredes de los despachos, lo que ahora, a juzgar por las decisiones tomadas y la forma de tomarlas, brilla por su ausencia. Es significativo, y lo exponemos sólo como ejemplo, que las recetas "anticrisis" de la Sra. Lagarde desde el Fondo Monetario Internacional son radicalmente opuestas a las que pretendía la misma señora en los tiempos, no lejanos, en que formaba parte del gabinete ministerial francés.

No podemos dejarnos arrastrar por el vértigo para poder salir de la parálisis.

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