viernes, 3 de mayo de 2013

De la insensibilidad a la ignorancia

Decir a estas alturas que la crisis, como la feria, va por barrios, resulta una obviedad. Basta comprobar el hecho de que la situación actual está ensanchando la brecha entre ricos y pobres para notar que lo que para unos es un azote insufrible, para otros es, no solo "una oportunidad de negocio", sino un descarado negocio construido sobre la necesidad de muchos. Y eso hace aflorar una insensibilidad (del diccionario de la RAE: Dureza de corazón, o falta de sentimiento en las cosas que lo suelen causar.) que se manifiesta en algo tan dispar como las exigencias por parte de algunos colectivos (no afectados por la crisis, naturalmente) en mantener unos privilegios.... o en fabricar prendas textiles en otro país en condiciones infrahumanas para conseguir una rentabilidad económica a precios sociales y humanos altísimos.Pero, claro, este último caso pasa lejos y aquí llega como titular de prensa que al cabo de un tiempo se olvida. 

La observación de la insensibilidad da paso a múltiples preguntas acerca de la coraza que poco a poco se está poniendo la sociedad bienestante con la pretensión de hacerse inmune dentro de ella, olvidando que nadie lo es. Basta recordar aquel poema, falsamente atribuído, por cierto, a Brecht:
"Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.
Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío.
Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante.
Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada".

De ahí la patética exhibición, particularmente de algunos tertulianos en sesudos programas de análisis social, que, desde la poltrona de la que aún disfrutan, pretenden erigirse en censores que determinan los límites del bien y del mal a unos ciudadanos cada vez más castigados. Nos lleva ésto a convenir que, en esta escalada, las medidas que está tomando el gobierno son, cuando menos, dificilmente comprensibles, Salvo por la evidencia de una indiscutible inopia (del diccionario de la RAE, estar en la inopia es ignorar algo que otros conocen, no haberse enterado de ello) pueden entenderse algunas actitudes del gobierno. ¿Cómo presumir de cumplir el objetivo del déficit cuando la cifra de parados alcanza cifras peligrosísimas para la estabilidad social e incluso para el futuro del país? ¿Cómo justificar que el crecimiento porcentual de las cifras de parados es cada vez menor porque cada vez quedan menos empresas para despedir trabajadores? ¿Cómo pedir paciencia a los parados afirmando a la vez que hasta el 2016 no se darán las condiciones para crear empleo y que hay que esperar hast6a el 2019 para que la tasa de desempleo baje hasta el 15 % (!)?
¿Tiene idea el gobierno de lo que significa esa paciencia para quien no tiene nada ahora ni expectativas de futuro? ¿Cómo no aplicar directivas comunitarias y permitir impúdicamente el desahucio de ciudadanos al amparo de una ley que ya han avisado de la UE que no se ajusta a derecho?.... Son pruebas de que la actuación de los poderes públicos va en dirección contraria a la de las exigencias sociales de aquellos a los que dicen representar.
Pero hay más. La suma de la insensibilidad y la inopia pone de manifiesto la incompetencia (del diccionario de la RAE,  falta de pericia, aptitud, idoneidad para hacer algo o intervenir en un asunto determinado) de nuestros poderes públicos. Por ejemplo, en el obsceno mercadeo en temas vitales como es el de la ley de dependencia, destinada a las personas más vulnerables. O por ejemplo, en el desconocimiento de que la solución a la crisis vendrá por la actuación de las clases medias (una vez descartados los pobres, que no pueden, y los ricos, que disponen de medios para eludir su participación),de donde no tiene sentido poner trabas en las licencias de actividad, la financiación y trámites oficiales de nuevos proyectos. O por esa enfermiza monomanía de considerar que la solución está en los recortes olvidando que en la balanza hay ingresos y  gastos y que es una muestra de incompetencia centrarse sólo en recortes sin poner coto a la sangría del enorme fraude fiscal (admitido por el gobierno) o a la cobertura legal, en ocasiones, para pagar menos impuestos a empresas y grandes fortunas.



Claro que los poderes públicos siguen sin entender, en un alarde de ignorancia (del diccionario de la RAE, falta de ciencia, de letras y noticias, general o particular) que una cosa es la mayoría parlamentaria y otra es mayoría y necesidades sociales, de forma que criminalizan cualquier iniciativa que ponga de manifiesto su insensibilidad, su inopia y su incompetencia sin parar mientes en las graves consecuencias que pueden provocar, ya sean los movimientos antidesahucios, el 15-M, la situación en Catalunya, los recortes en sanidad o educación, .....o divulguen a bombo y platillo que todo lo que les incomoda sea fruto de la  imaginación de los partidos de la oposición parlamentaria. 
La última muestra (hasta hoy) de ignorancia es la que exhiben acerca de la llamada Ley de Godwin o regla de analogías nazis de Godwin y sus modalidades, que establece que:"A medida que una discusión online se alarga, la probabilidad de que aparezca una comparación en la que se mencione a Hitler o a los nazis, tiende a uno". 

Pues bien, todos los movimientos citados anteriormente han sido tachados de nazis por diferentes dirigentes del partido en el gobierno, y sería bueno que quienes siguen consignas de partido (no es creible que sea casualidad que Cospedal, Arenas, Floriano, Aznar, Aguirre, y un largo etcétera utilicen un mismo argumento para intentar deslegitimar a quienes se les oponen) frivolizando en cuestiones tan delicadas, recordaran una de las frases más conocidas de Joseph Goebbels (para alguno/a de los/as llustres iletrados/as, ministro de propaganda, precisamente de la Alemania nacionalsocialista), aquella que dice que no vale la pena negociar con el pueblo: es mas eficaz un slogan, que es, mira por dónde, lo que están haciendo sin que nadie frivolice tildándolos de nazis.
Dejémoslo en ignorancia...

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