miércoles, 21 de enero de 2015

... más largo que un día sin pan …




Al final resultará que es verdad eso de que la ley del mínimo esfuerzo tiene aplicaciones a todos los ámbitos de nuestra vida, incluido el lingüístico en su vertiente de herramienta de comunicación.

Ciertamente es mucho más cómodo hacerse entender refiriéndose a un concepto para el que se emplea un monosílabo que para otro en el que es necesaria una elaborada teoría explicativa. No debe ser casual que, en la mayoría de los idiomas, la afirmación, la negación, los posesivos, la pertenencia, … suelen ser monosílabos mientras que los verbos que expresan emociones suelen ser más elaborados, y cuanto más compleja la emoción, más enrevesado el vocablo que la define.

Por eso llama la atención (una atención casi hipnótica, todo sea dicho) esos nombres de lugares impronunciables en un primer intento (ni en un segundo, ni en un tercero...). Siempre recordaré un viaje de juventud a Gales, en el que, en el frontis de una gasolinera en la que paramos a repostar, estaba rotulado el nombre completo del pueblo, que en el mapa aparecía simplemente como Llanfair. Pues resulta que el palabrejo es, nada más y nada menos que Llanfairpwllgwyngyllgogerychwyrndrobwllllantysiliogogogoch que, desde luego, ni me ha quedado con exactitud en la memoria ni soy capaz de pronunciarlo. El aburrido empleado del surtidor (debería estar hastiado de contestar siempre la misma pregunta) explicó que el nombre provenía del gaélico antiguo y que viene a decir “La iglesia de Santa María en el hueco del avellano blanco cerca de los árboles del rápido remolino por San Tysilio en la cueva roja”. Y se quedó tan ancho.
Gales es así. Después supimos que cerca de allí también hay una vieja estación de ferrocarril, con un servicio turístico prestado en un lozano convoy por el que parece no haber pasado el tiempo desde que se inventó la máquina de vapor, que se llama Gorsafawddachaidraigodanheddogleddollonpenrhynareurdraethceredigion (según las malas lenguas, el lugar y el nombre en gaélico nacieron para hacer la competencia en la captación de visitantes al citado Llanfair...) cuyo significado renuncio a conocer.

Ante semejantes alardes, el nombre que ya nos parecía largo, el de la ciudad mexicana de Paranganciricutirimícuaro, en el estado de Michoacan, se queda en pañales, y ante semejantes trabalenguas solo cabe "contraatacar", en el ámbito lingüístico anglosajón, con el lago Chargoggagoggmanchauggagoggchaubunagungamaugg, lago Webster para los amigos, que ya da indicaciones acerca del exceso que representa el nombrecito al haber dos "traducciones" válidas del mismo, la oficial de "Ingleses en el territorio de los Manchaug, en el sitio de pesca de la frontera" y la popular de "Tú pesca en tu lado, que yo pescaré en el mío y nadie pescará en el centro". 



Picados por la curiosidad y puestos a buscar, encontramos una encantadora colina en Nueva Zelanda, con el sugestivo nombre de Taumatawhakatangihangakoauauo-tamateaturipukakapikimaungahoronukupokaiwhenuakitanatahu (en maorí "La cima donde Tamatea, el hombre de grandes rodillas, el escalador de montañas, el devorador de tierra, el viajero incansable, tocó la flauta a un ser querido", toma ya) y que tiene la particularidad de que se usa en las escuelas de Auckland, junto con sus variantes lingüísticas, para que los sufridos niños neozelandeses estudien el maorí antes de ser autorizados a llamarla simplemente Taumata Hill, como todo el mundo.


Y, para acabar con estos ejercicios de anudar y desanudar la lengua y hacer ver que el sentido común acaba por imponerse, sólo recordar que hay una conocida ciudad del lejano oriente afectada por esta fiebre. En efecto,KrungthepmahanakhonAmonrattanakosin- MahintharayutthayaMahadilokphopNoppharatratchathaniburiromUdomratchaniwetma-hasathanAmonphimanawatansathitSakkathattiyawitsanukamprasit, que significa "Ciudad de ángeles, la gran ciudad, la ciudad de joya eterna, la ciudad impenetrable del dios Indra, la magnífica capital del mundo dotada con nueve gemas preciosas, la ciudad feliz, que abunda en un colosal Palacio Real que se asemeja al domicilio divino donde reinan los dioses reencarnados, una ciudad brindada por Indra y construida por Vishnukam" es el nombre ceremonial completo de una ciudad conocida por sus habitantes como Krung Thep Maha Nakhono,para la gran mayoría del resto de mortales, como.... Bangkok, desde luego algo más pronunciable que su nombre oficial.  

Para aquellos/as interesados/as en destrozarse a la vez la lengua y las cuerdas vocales, he de decir que estos "palabros" son juegos de niños al lado de la que se considera la palabra más larga del mundo, y que no es un topónimo, sino el nombre químico de la Titina, la proteína más grande descubierta, que en inglés tiene la friolera de 189.819 letras (habéis leído bien, ciento ochenta y nueve mil ochocientas diecinueve letras) y que se tarda en leer más de tres horas, como puede comprobarse, con paciencia, clicando aquí.

Es natural y obvio: la gente se entiende y se hace entender hablando de Llanfair, Taumata, Bangkok o titina, sin necesidad de recurrir a la explicación exacta de su significado. Es como cuando se identifica a alguien como corrupto/a con pruebas; basta este vocablo de corrupto/a para entenderse y convenir en despreciarlo/a, y serán otros ámbitos los que determinen el alcance, el tipo de engaño, el objetivo, el uso del poder, los perjudicados, los encubridores, los auxiliadores, etc. para llegar al "palabro" que lo defina con precisión. Pero corrupto/a ya vale para referirse a él/ella.

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