martes, 17 de enero de 2023

De recuperaciones del pasado.



Por cosas del
azar, este sábado pasado fue un sábado especial, no fue un sábado cualquiera, porque me llegaron noticias, no importa ahora por qué, de que sigue funcionando el Pub KM (c/ Alcolea, 100, en el barrio de Sants, en Barcelona). El Pub KM fue el primer pub de España, por ejemplo, fue donde el desaparecido humorista Eugenio empezó a hacer chistes y donde se reunían las starlets de los años 70. Por motivos que excederían esta entrada, al parecer, el pub entró en letargo y se ha conservado cómo era entonces. Ahora es un sitio secreto. Como los paradores turísticos sin turistas, que pasan de boca a boca hasta tener turistas. Este pub todavía guarda su secreto y una muchedumbre de personas lo pudimos disfrutar. El Pub KM es una rara avis en Barcelona, pero quizá sea la esencia de Barcelona, lo que querrían ser todos los clubs, lo que aspiran a ser todos los bares. Recordarlo es como caer en el bache de Alicia en el país de las maravillas, sentarse y tomar un gin-tonic es viajar en el tiempo, un tiempo en el que las preocupaciones son inexistentes y la conversación, el espectáculo y las risas empalagan el aire, no como en una comida familiar, o como en una larga reunión ejecutiva. Su atmósfera clandestina chocaba con las amables sonrisas del público. En una Barcelona conquistada por hordas de turistas, esnobs y bobos, el descubrimiento de este pub me hizo ver una ciudad escondida, una ciudad de risas y nubes espesas de humo de tabaco, de infidelidades y bonhomía, de jugadores de fútbol, bohemios y músicos sudamericanos. El Pub KM no tiene ninguna canción que no sea recordado con nostalgia Y ahí quería llegar. En mis visitas al pub, coincidí más de una vez con un guitarrero sudamericano que, entre otras piezas, invariablemente todas las veces nos dedicaba una, para mí desconocida, de la que se me quedó la tonada y un fragmento de la letra que decía “… dicen que es Manuel su nombre y que se lo llevan cautivo a Til-til…”, y nada más. Años después descubrí que era un fragmento de la canción «El cautivo de Til Til», del cantante chileno Patricio Manns, compuesta en dedicación al guerrillero chileno Manuel Rodríguez Erdoíza, asesinado en la ciudad de Til-Til en 1818, refiere la muerte de quien fue la figura más carismática durante la lucha de Chile por independizarse del imperio español; esta canción era profundamente significativa, ya que Manuel Rodríguez es la encarnación mítica del guerrillero popular, al punto que la principal organización de lucha armada contra la dictadura de Pinochet tomó su nombre, pero era también el primer detenido desaparecido por obra del gobierno chileno (desapariciones de triste actualidad entonces). De Patricio Manns, escritor y músico, nacería este homenaje a Manuel Rodríguez; en tiempos en que comenzaba a articularse la búsqueda de una música con mayor sentido y profundidad, anclada en la realidad, la publicación de “El cautivo de Til-Til” mostraría un renovado compromiso con la Historia y una sincera preocupación por los valores nacionales. Por su dedicatoria, su pluma y un característico ritmo, esta obra brillaría de inmediato. Evitando el lugar común, siempre fiel a sus convicciones, Manns recogería en ella la memoria colectiva, dejándose llevar por su talento poético y creativo; su propuesta musical abriría caminos, tal como en otro tiempo ocurriera con el caudillo muerto en Til-Til.


Por unas pupilas claras

que entre muchos sables

viera relucir,

y esa risa que escondía

no sé qué secretos,

y era para mí.

Cuando altivo se marchó

entre gritos de alguacil

me dolió un presentimiento (1)

al verlo partir.


Dicen que es Manuel su nombre (2)

y que se lo llevan

camino a Til-Til,

que el gobernador no quiere

ver por La Cañada

su porte gentil.

Dicen que en la guerra fue

el mejor y en la ciudad

le llaman el Guerrillero

de la libertad.


Sólo sé que ausente está, (3)

que le llevan los soldados,

que amarrado a la montura

la tropa lo aleja de su General. (4)

Sólo sé que el viento va

jugueteando en sus cabellos

y que el sol brilla en sus ojos

cuando le conducen

camino a Til-Til.


Dicen que era como un rayo

cuando galopaba

sobre su corcel

y que al paso del jinete

todos le decían

por nombre: Manuel. (5)


Yo no sé si volveré

a verle libre y gentil,

sólo sé que sonreía

camino a Til-Til.



Nota : En la versión del disco “Patricio Manns en Chile” Manns modifica el texto de la siguiente manera:


(1): me nubló un presentimiento

(2): Dicen que es Manuel Rodríguez

(3): Sólo sé que ausente va

(4): la tropa le aleja de su General

(5): todos murmuraban su nombre: Manuel





 

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