miércoles, 29 de mayo de 2024

Música para parada y fonda... y relajarse.



Creo que descubrí este tema a mediados de los años 90’s del siglo pasado, un tema que forma parte de uno de los discos instrumentales, «Enchantment«, un trabajo de Chris Spheeris y Paul Voudouris que aún hoy se sigue escuchando y suena tan fresco como cuando se publicó en 1990. No hay absolutamente nada fuera de lugar en este álbum, nada discordante, no hay relleno, no hay altibajos, tan sólo un ejercicio maravilloso de melodías y arreglos en perfecta conjunción, de principio a fin: desde el primer tema, “Enchantment”, quizá el más conocido, hasta el último, el atmosférico “The Mists of Poe”. Fue el quinto trabajo juntos tras años de parón y carreras en solitario, y compusieron un disco tan redondo e importante que ha pasado a la historia como el gran trabajo de sus autores, que comenzaron su amistad en Grecia y volvieron a coincidir años después en los Estados Unidos para legarnos varios discos llenos de magia. La difusión de «Enchantment» en la radio y su utilización en televisión y en determinados momentos de los Juegos Olímpicos de Barcelona también aportaron su granito de arena, para que esta pequeña obra maestra haya sonado tanto, y que merced a una bella melodía de oboe que destila una extrema sensibilidad, ha contribuido a vender miles de ejemplares en medio mundo. Como su título indica, un auténtico encantamiento. Corrían, ya digo, los años 90, y desde entonces, me confieso seguidor de este músico, que sólo, o en compañía de amigos como Paul, Anthony Mazzela, Robert Cory y George Skaroulis, siempre ha sabido cautivar con una música sublime, espiritual y de acercamiento a las fibras sensibles de la mismísima alma. Pocas veces puede encontrar el oyente ávido de nuevas sensaciones, un abanico de emociones de tal enjundia y que logre desde la primera edición cautivar los sentidos con melodías tan hermosas e inimaginables hasta el momento de ser oídas de la mano de este músico, brillante y comprometido en todas sus obras con la elegancia y una lectura subliminal, que sólo el alma capta y sabe interpretar. Chris Spheeris, el autor, es un músico multi-instrumentista de orígenes griegos pero cuya infancia transcurrió en Estados Unidos. Debe sus primeros acercamientos a la música a su familia, pues su hermana tocaba el piano y sus padres le transmitieron las raíces folclóricas griegas, pero sus principales pasos los dio a partir de los veinte años de edad con la influencia de Vangelis y a través de la colaboración con su amigo Paul Voudouris, quien le enseñó a manejar los sintetizadores. La música de Spheeris tiene dos ramas bien diferenciadas, la electrónica deudora de Voudouris, caracterizada por su belleza inagotable y centrada principalmente en piano, guitarra y sintetizadores, y la fusión de músicas mediterráneas (española, griega) y otras etnias. Su estilo es muy característico, reconocible con facilidad. Spheeris alterna temas de melodías directas de instrumentos de sonidos muy definidos como el piano o la guitarra con instantes mucho más suaves, dulces, donde los teclados envolventes y deliciosos forman preciosas atmósferas de paz y armonía. Otras veces se mueve entre la frontera de ambas tendencias. Esta música, esculpida con profundo amor por Chris Spheeris, se mueve entre la belleza melancólica y serena de un atardecer y la cautivadora delicadeza de una noche estrellada, pero también muestra destellos de gran alegría. Todos los temas son perfectos, admirables, de inusitada expresividad. Basta una escucha para que enamore y conmueva profundamente. La obra de Spheeris es uno de los mejores reflejos de lo lejos que puede llegar la sensibilidad del ser humano, una composición prodigiosa, sublime, de una elegancia infinita, un trabajo precioso de principio a fin que debería trascender las fronteras de los géneros para llegar a los corazones de cualquiera con un mínimo interés en el verdadero.


1 comentario:

  1. Me encanta me recuerda los tiempos en los que tomé decisiones muy importantes en mi vida!!!🥰🥰🥰

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