jueves, 23 de febrero de 2023

Jazz de siempre.



Si hay un tema de jazz que prácticamente todos h
emos escuchado en alguna ocasión, ese se titula Take five, un estandar del género grabado en 1959 por el cuarteto del pianista Dave Brubeck y que además de su título polivalente posee un mérito añadido ya que es de las contadas piezas jazzísticas que se convirtió en éxito popular. Es más, está considerado el single de jazz más vendido de todos los tikeempos. Brubeck y sus músicos, en la primavera 1958 habían conocido, por iniciativa oficial, del Departamento de Estado, algunos países(¡alguno detrás del “telón de acero”!) y sus culturas respectivas que en aquella época se podían calificar de exóticos como Turquía y Afganistán; la música de aquellas culturas despertaron interés y azuzaron de alguna manera su intención de hacer cosas nuevas o, al menos, diferentes a lo habitual. Eran los años en que dos genios como Miles Davis y John Coltrane ya estaban dejando huella de su arte de forma indeleble: el primero con el álbum Kind of blue y el segundo con Giant steps. Al regresar de su viaje los de Brubeck, se pusieron rápidamente a preparar su nuevo álbum Time out, una obra que refleja esa búsqueda y esas ganas de dar un paso adelante en muchos aspectos, comenzando por la propia incomprensible en su diseño carátula. Brubeck le encargo al saxofonista de su grupo, Paul Desmond (este genio del saxo alto, en su carrera musical colaboró con alguno de los más grandes del momento, Jerry Mulligan, Jim Hall, Chet Baker…), escribir una composición con un compás de 5/4 y éste desarrolló un par de melodías con las que Brubeck le dio al tema su forma final. La pieza está elaborada, en realidad, para disfrute y lucimiento del responsable de la percusión, en este caso, el batería Joe Morello. En cuanto al título, en teoría hace referencia al ritmo, pero, en rigor, su significado es una expresión utilizada entre gente que está trabajando en una tarea en general, y entre los artistas en concreto, que viene a significar: “Tomaros un descanso de 5 minutos”. Se cuenta que Desmond pensó (por alguna razón) que nadie lo entendería, a lo que Brubeck le respondió: “Paul, es muy probable que seas la única persona en todo el país que no sepa a qué se refiere”. El disco era tan innovador que en la discográfica se pusieron un poco nerviosos, empezando por la portada. “¿Qué? ¿Que quiere poner una pintura abstracta en la portada? ¿Pero de dónde ha sacado esa idea? ¿Se ha vuelto loco?”, dijeron. Y todo en el disco eran composiciones del grupo, además, sin ninguno de los clásicos de Broadway que el público pudiese reconocer. Y con ritmos que ni siquiera se podían bailar. Total, un auténtico disparate. Al final el disco se publicó, pero solo porque el presidente de la compañía, Goddard Lieberson, intervino en su favor. ¡Resultó que a Lieberson le gustaba el jazz! Lo que son las cosas…. Como es fácil suponer, el tema ha sido muy versioneado (Carmen McRae, Al Jarreau, George Benson, Chet Atkins, Mónica Zetterlund, King Tubby… ) y ha aparecido en la banda sonora de innumerables películas y series de televisión, como Poderosa Afrodita, Pleasantville, Constantiney Take Five ha servido de inspiración para la composición de otros temas de bandas icónicas como The Beatles; uno de los temas en los que más se inspiraron en Take Five es A Hard Day’s Night. Con el tiempo, el éxito de Take Five ha terminado devorando al propio Dave Brubeck, un excelente pianista, innovador y original, con una discografía extensísima (¡más de cien discos!), pero que hoy en día es recordado sobre todo por haber grabado este sencillo tema, al que en un primer momento no hizo mucho caso y cuya idea original ni siquiera fue suya.



 

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