lunes, 27 de febrero de 2023

Mujer y cómic (y II)


A lo largo de los años 60, revistas de cómic como Sissi, Susana, Guendalina, Claro de Luna, Serenata y muchas más irán incorporando fotogramas, fotos y canciones de las estrellas del momento, mayoritariamente las de Hollywood, imitando su estética de ambientación, vestido y peinado. Paralelamente, sin olvidar la persistencia de los cómic de hadas, princesas, ambientes exóticos o fantásticos con cada vez menos público, se irán creando nuevas series en las que tendrán como protagonistas a mujeres jóvenes en trabajos como azafata, periodistas, oficinistas…Series como Lilian, azafata del aire, Mary Noticias o la adaptación de Julieta Jones seguirán la tendencia de crear materiales más modernos, dinámicos y atractivos, aunque la materialización de esta propuesta estuvo mayoritariamente en manos masculinas. A lo largo de la década, igualmente, se había creado un nuevo tipo de cómic pensando en lectoras más adultas, eran las novelas gráficas de contenido menos aventurero y más sentimental, números únicos, con historias sin el famoso “Continuará” que no crearon ningún personaje central protagonista de serie, demasiado vigiladas por la censura y excesivamente edulcoradas y previsibles no tuvieron el éxito deseado y fueron desapareciendo. No obstante, esta década vivió un gran éxito comercial y se fueron modernizando parte de las propuestas gráficas con historias más elaboradas a nivel técnico y visual, pero lo lejano, idealizado, inverosímil o reiterativo de la mayoría de las historias dificultaba la identificación de gran parte de las lectoras, que volvían la espalda a ciertas colecciones o no dudaban en hacer llegar a las editoriales su demanda de modelos más reales y cercanos, por lo que la industria del cómic se vio obligada a buscar nuevas propuestas.

En la siguiente década, la de la muerte del dictador, las editoriales volverán la vista a la producción de series para chicas de la Europa del momento en busca de materiales que pudieran mantener y atraer a nuevas lectoras de distintas edades y gracias a esta incorporación los tebeos serán muy variados y volverán a ser atractivos. A partir de ahora los tebeos incluirán una serie estrella (generalmente de título el nombre de la protagonista) que irá cambiando según sea la respuesta de las lectoras, series de producción propia, series traídas de revistas similares europeas como Candy, Cristina y sus amigas, La familia feliz, Caty, la chica gato, El tío Arthur… junto a las cartas de las incansables lectoras distribuidas en distintos tipos de consultorios, chistes, horóscopo, fotografías, comentarios, reportajes o entrevistas con los actores o artistas musicales de moda,… y las protagonistas, a su vez, también serán muy variadas: chicas buenas, malas, traviesas, con poderes mágicos, modernas, de distintas edades y estéticas… el trazo era distinto para cada una, casi todas tenían personalidad propia, se leían con rapidez e interés dada la calidad de los guiones, muchas de las historias estaban contadas en clave cuento infantil. La década de los 70 fue muy intensa en cuanto a la producción de cómic femenino en Occidente; a principios de ella se puso en marcha el cómic underground norteamericano, en el que las mujeres tomaron parte en un número considerable.



En los 80 continuarán muchas de las características, autoras y géneros. Por un lado seguimos encontrando, con las mismas características de la década anterior, el exitoso cómic para niñas y adolescentes con Esther como buque insignia (a partir de 1981 tiene revista propia, dirigida por ¡una mujer! Montse Vives). El tirón de la serie propició que se encargara otra serie a Purita Campos que, con su marido Francisco Ortega, crearon el personaje y la serie Gina. Ese mismo año la editorial Sarpe intentó hacerle la competencia con la traducción y publicación de otra serie de Purita creada para una revista holandesa: Jana. Ni Gina, ni Jana conectaron con el público y desaparecieron en pocos años. Igualmente, el minoritario cómic feminista seguiría su andadura y experimentación. La novedad de esta década es la incorporación de un nuevo cómic para adultos que vería la luz en revistas de reciente creación (Rambla, El Víbora, Madriz, Cairo… ) y serviría para introducir nuevas autoras: Ana Juan, Ana Miralles, Laura, Isa Féu, Victoria Martos,…


A lo largo de los 90 la mayoría de las revistas de cómic para adultos fueron cerrando aunque editoriales como la catalana Norma siguieron buscando materiales extranjeros que destacaran por su calidad u originalidad, así como una masiva adopción del nuevo fenómeno manga, algunas de las editoriales consiguieron mantenerse publicando material más violento, o más erótico cuando no directamente pornográfico. Se usó y abusó del cuerpo femenino hasta la extenuación lo que junto con la violencia de las propuestas provocó una huida masiva de las mujeres que leían cómics incapaces de identificarse o disfrutar de una propuesta tan aburrida, ofensiva y denigrante. Este error de cálculo (?) ha mantenido apartadas a potenciales lectoras de cómic durante más de una década y sólo la cada vez más consolidada oferta de novela gráfica de alta calidad actual está paliando la reticencia que todavía se puede detectar en muchas mujeres adultas.


El siglo XXI: en el panorama actual, las jóvenes artistas, en su mayoría procedentes de la carrera de Bellas Artes, seguirían llegando, esta vez con propuestas completamente distintas entre sí pero de gran calidad y originalidad, como los hombres; sus trazos en ocasiones delatan sus fuentes de inspiración (cómic de autor/a europeo y norteamericano, manga japonés… ) pero también un intenso trabajo en búsqueda de su propio estilo. Será una antología la que muestre sus propuestas, con la principal virtud de agrupar a la nueva generación de autoras, los nuevos trazos, nombres y trabajos del panorama español: Raquel Alzate, Luci Gutiérrez, Carla Berrocal, Lola Sánchez, Elena Cabrera, María Núñez, Esther Gili, Emma Río, Lola Lorente y Olga Carmona. Estas mujeres jóvenes tienen muchas características comunes: una gran preparación, un pasado de publicaciones cortas en fancines y revistas, una gran versatilidad, y familiaridad con el manejo del color. Muchas de ellas en la actualidad tienen álbumes propios e incluso las hay con proyección europea como Raquel Alzate. En lugar de conclusiones se cierra una circunferencia trazada alrededor del primer cómic creado en España por mujeres conscientes de la problemática femenina; una figura que, por definición no concluye, pero con algo de suerte permitiría empezar nuevos círculos pues, aunque en estos últimos años se ha renovado el interés por los cómics en general y los cómics de chicas en particular, una historia exhaustiva de las autoras de cómic en el estado español está todavía por hacerse; un manual crítico, llevado a cabo con las herramientas y profesionalidad necesarias y sin prejuicios que perpetúen la recepción crítica y estas líneas estimulen la lectura, escritura y publicación de más materiales con los que el cómic de las mujeres alcance el interés y reconocimiento que merece.. Es verdad que el cómic de/para las mujeres, tanto de presente como de pasado, vive un magnifico momento de creación y recepción. Sin embargo, todavía queda mucho camino crítico que recorrer. Algunos críticos ya han denominado al fenómeno femenino actual “Fenómeno nostalgia” perpetuando el prejuicio de sentimentalidad que ya usará Jose Antonio Ramírez en 19751


Un eje temático de estudio innovador del tema es, posiblemente, el enfoque masculino y sexista de las revistas que protagonizaron el conocido como el boom del cómic en nuestro país. Marika Vila, autora que vivió desde la primera línea en la revista El víbora la eclosión de la «revolución» del cómic adulto, se ha especializado en los estudios de género y feminismo, gracias a lo cual ha sabido trazar una certera imagen de la situación2 y la aportación al medio de aquellas mujeres pioneras en el cómic de la llamada transición política y se posiciona desde un presente que demanda la visibilidad y el conocimiento de la herstory del cómic patrio para reivindicar así a Núria Pompeia, a las dibujantes y guionistas que formaron parte del primer impulso de denuncia del machismo en el cómic, entre las que destacaron Montse Clavé, Mariel Soria y ella misma.

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1Juan Antonio Ramírez (1975) El cómic femenino en España. Madrid: Cuadernos para el diálogo, y en Revista Peonza nº88/89(2009) El cómic. Santander. Asociación Cultural Peonz

2En Del boom al crack. La explosión del cómic adulto en España (1977-1995), coordinado por Gerardo Vilches.

 

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