viernes, 12 de abril de 2024

El guionista, ese desconocido.




Hoy, 12 de abril de 2024, hace veinticinco años que murió, con sólo 49 años, Ricardo Barreiro, guionista de historietas ampliamente reconocido por haber colaborado con grandes dibujantes como Juan Giménez, Eduardo Risso, Enrique Breccia, Francisco Solano López, Juan Zanotto, Enrique Alcatena, etc., entre otros. El guion es un documento opaco y el trabajo del guionista un oficio desconocido aunque es verdad que en los últimos años se ha prestado más atención al guion y a los guionistas. Al menos hemos visto estudios, entrevistas y hasta publicación de breves fragmentos de guion. Tampoco muchos, en cualquier caso insuficientes para que lo conozcamos en todos sus mecanismos. El guion del cómic no está sujeto a una norma fija, pero es mucho más que las palabras que se escriben y también mucho más que el argumento; escribir un guion de cómic no es lo mismo que escribir una novela, o un guion de cine; tiene sus cualidades específicas, y, de hecho, a menudo los mejores guionistas son aquellos que son conscientes de todo aquello que el cómic no comparte con otros medios. Un guion puede llevarse a cabo de muchas maneras: unas breves indicaciones y unos diálogos, un extenso relato, o un dictado telefónico entre el guionista y el dibujante. Puede incluso no escribirse nunca, y desarrollarse conforme se dibuja. Pero, para entender cómo funciona este medio, siempre debemos ser conscientes de que el guion y el dibujo no son compartimentos estancos, sino que están íntimamente unidos. Si el cómic es fruto del trabajo de una sola persona, resulta de hecho casi imposible separar ambas facetas, y en el caso de las historias en colaboración hay, por supuesto, muchas maneras de escribir el guion que el dibujante transformará en historieta. El guion de historieta tiene algunas particularidades: a diferencia de una película, el cómic debe utilizar otros recursos para la “ambientación” de la escena, ya que no hay lugar para la música ni sonidos de fondo, las escenas tampoco funcionan de la misma forma ya que en la historieta se condensa una acción en un cuadro y no en fotogramas en movimiento. En la historieta no se puede realizar un zoom o un travelling en un solo cuadro. Con sólo 22 años, Barreiro se inicia como profesional de la historieta, elaborando dibujos y guiones; una de sus mayores creaciones fue una de las primeras, el dickensiano personaje Slot-Barr, prosiguió creando personajes de ciencia ficción, como Bárbara, una heroína que deambulaba por un mundo postapocalíptico que asciende al rango de defensora del mundo, y su obra obtuvo pronto aplauso entre el público. También fue muy reconocida su serie bélica As de Pique, que daba un paso más allá en los mensajes de tono antibelicista. Poco cómodo en la Argentina de los militares y atraído por la transición hacia la democracia de la política española, en 1978 se afinca en España desde donde sigue trabajando para Italia, para EE UU y para Francia. Al cabo de un tiempo se instala en París, donde los editores parecían más receptivos y, a mediados de los ochenta, fue nombrado miembro de Societé des Auteurs y Compositeurs Dramatiques de La France y vio publicadas sus obras por los editores Dargaud y Glénat. Su producción no cesa y se distribuye ya directamente en Francia, Italia, EE UU y Argentina. En los finales noventa participó en el documental de Daniel Stefanello y Víctor Bailo H.G.O. (1999), sobre el gran Oesterheld, autor que fue siempre su referente. Estaba trabajando en la serie Convento infernal, para Francisco Solano López, cuando falleció.


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