martes, 19 de agosto de 2014

Boicot ruso a alimentos españoles ¿qué hacer?

Es de sobras sabido que Rusia ha puesto veto a determinadas importaciones de productos, básicamente alimenticios, procedentes, entre otros lugares, de la Unión Europea, como respuesta a las sanciones impuestas a la Federación Rusa por su participación en el embrollo de Ucrania. También es conocido que,en un alarde de inconsciencia, el gobierno español minimizó este veto sin caer en la cuenta, seguramente, del impacto que puede tener en el sector agroalimentario español, los puestos de trabajo vinculados y el volumen de exportaciones que representa en momentos como éste.
Lo peor de todo es que, aparte de una petición formal a la UE de compensación económica, nada se ha hecho ni se ha hablado del tema con los afectados, mientras que en otros países se registra fluidez en la información de la evolución del problema que permite a los agricultores y ganaderos optimizar sus decisiones de futuro para minimizar e incluso dosificar su repercusión.

Sin entrar ni de lejos en la vertiente política del asunto, y empezando por el final, hay que citar el informa publicado por el banco Danske Bank (que puede consultarse -en inglés- clicando aquí) en el que, tras observar el comportamiento de los mercados y economías europeas durante el transcurso de la crisis ucraniana, sus analistas concluyen que las sanciones de la Unión Europea a Rusia unidas a las adoptadas por Moscú en respuesta a las primeras se volverán "insoportables" para ambas partes. Por ello, los especialistas de la entidad financiera danesa prevén que la UE suspenda sus sanciones a Rusia dentro de tres meses para regresar a la normalidad.

El documento subraya que aún falta bastante tiempo para que comience a rebajarse la escalada del conflicto en Ucrania, por lo que tanto Rusia como la UE podrían perder mucho si esta crisis afecta aún más a su comercio energético. El informe destaca asimismo que en materia energética la UE se verá afectada sobre todo en el entorno de los países bálticos y orientales, para los cuales tendrá que hallar otras fuentes energéticas alternativas al gas ruso. Además, concluye el informe, la estabilidad política rusa no corre riesgo porque su presidente, Vladímir Putin, tiene de su lado a la gran mayoría la opinión pública aunque el crecimiento económico se haya visto ralentizado y además trabaja estrechamente en asociación con otras potencias económicas mundiales emergentes, conocidas como BRICS.

Eso no quita para que los exportadores españoles no sean conscientes de que habrá dientes de sierra en el perfil de la evolución del problema. Hoy mismo se ha publicado que Moscú está elaborando medidas adicionales para hacer frente a Occidente en caso de que continúe con su política de sanciones.

En palabras de Dmitri Peskov, portavoz del presidente Putin, "Estamos trabajando en diferentes variantes. En numerosas ocasiones hemos mencionado que Rusia no es partidaria del lenguaje de las sanciones, que afectan a la economía mundial, y nunca tomó tal iniciativa. Pero estamos elaborando medidas adicionales en caso de que nuestros socios sigan con sus prácticas destructivas".

(Recordemos que este mes de agosto, Moscú prohibió durante un año la importación de varias categorías de productos agrícolas desde EE.UU., la Unión Europea, Australia, Canadá y Noruega, en respuesta a las sanciones económicas impuestas por esos países que afectan a la industria petrolera, Defensa, productos de doble uso y tecnologías sensibles).
Rusia está potenciando su industria agroalimentaria con este motivo y, por cierto, está sugiriendo a sus ciudadanos que veraneen el Sotxi en lugar de, por ejemplo, Benidorm.

Más allá del discurso bélico, triunfalista e ideológico, los ciudadanos deben saber que hay que tratar este conflicto de forma razonable, como lo enfoca, sin ir más, lejos alguien inmune a la sospecha de filocomunista como la revista Forbes, que afirma que, por mucho que los políticos y expertos occidentales quieran pensar que las sanciones contra Rusia la están arrastrando al abismo, en realidad la economía rusa está creciendo ya que "hay una gran diferencia entre querer que la economía rusa sufra y hacerla sufrir", dice el autor del artículo, Mark Adomanis, quien recuerda que aunque los índices económicos de Rusia no estén perfectos, tampoco son catastróficos. En ese sentido, Bloomberg prevé un crecimiento del PIB ruso del 0,5% este año, que siendo realmente muy poco para un país como Rusia, "tampoco es lo suficientemente catastrófico para causar disturbios", escribe el analista.
Los triunfalistas han de ser conscientes de que las sanciones no han parado la economía rusa, "y cualquier estrategia basada en la esperanza de su implosión rápida fracasará", sostiene Adomanis.
Sólo un apunte de conclusión entre las muchas aristas que ofrece el avispero de Ucrania, y es que ante conflictos de cualquier tipo, y no sólo bélico, quien sufre siempre es el ciudadano, de una forma u otra, por lo que es imprescindible que la información en temas aparentemente ajenos no se revista de ideología triunfalista y proporciones datos para que los afectados tomen, dentro de lo posible, medidas económicas razonables.
(Los incrédulos que aún duden del enfoque de Forbes, pueden consultar el documento -en inglés- clicando aquí)

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