domingo, 24 de agosto de 2014

El lápiz mágico




Tengo una buena amiga que, aprovechando la oportunidad (llamémosla así) que le da el estar afectada por el azote del desempleo, me comentaba que había llegado la hora de desempolvar los lápices y recuperar su vieja afición por el dibujo y el diseño. 
Dicho de otra forma, y extrapolando muchas ideas en una sola, el lápiz se convierte así para ella en instrumento de su nuevo enfoque vital, palanca de apoyo para reorganizar en lo posible su ámbito personal.
Esa simbología me trajo a la memoria un cuento de esos que uno nunca sabe muy bien quién es el autor; concretamente éste del lápiz lo he visto en algún sitio atribuido a Paulo Coelho, en otro como proveniente de la tradición hindú, en otro como de un oriente más lejano... En cualquier caso, pienso que es útil para ayudar a pensar en algunas cosas y me atrevo a repetirlo como lo recuerdo, dejando constancia de que no soy el autor de la idea.

Dice la historia, más o menos, que había un anciano dibujando algo en un papel mientras su nieto lo miraba con curiosidad, hasta que el niño se dirigió a él diciendo:


– ¿Estás dibujando algo que yo conozca, abuelito, algo que conozcamos los dos? ¿Es, quizá, algo sobre mí?
 
El abuelo dejó de dibujar, sonrió y dijo al nieto:
 
– Estoy dibujando algo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que lo que yo dibuje es el lápiz que estoy usando, y me gustaría que tú fueses como él cuando crezcas.
 
El niño miró el lápiz, intrigado, lo tomó en la mano, y no vio en él nada de especial.
 
– ¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto, abuelito!
 
– Parece igual, pero eso siempre depende de cómo lo mires porque hay en él algunas cualidades que, si consigues tú también mantenerlas, harán de ti una persona mejor.

-          Fíjate que lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.

-          Cuando lo uses, de vez en cuando necesitarás dejar de dibujar y aplicarle el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero quedará nuevamente más afilado para abordar los detalles. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.

-          El lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino correcto.

-          Observa que el lápiz siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, así es que intenta ser consciente y responsable de cada acción que hagas.

-          Para hacer algunas obras no basta un lápiz y ha de tomarse la participación de otros lápices de diferente color, material, textura, dureza,… como algo positivo y nunca como argumento para el enfrentamiento o la discordia

-          El lápiz puede haber hecho una obra estupenda, pero no olvides que una mano ha guiado sus acciones. Esa mano es el destino o lo que algunos llaman Dios, y no podemos cambiarlo; únicamente trabajando en lo que te he contado podemos tener alguna opción de desviarlo, mejorando el interior, admitiendo el esfuerzo, etc. 
Tenlo todo muy en cuenta y aprende a ser mejor persona sin temer al esfuerzo

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