lunes, 15 de julio de 2024

Del dicho al hecho...



L
os espectadores del sensacional y carísimo concierto de Año Nuevo de Viena seguramente no saben lo que jalean y aplauden cuando se lanzan con pasión a corear la Marcha Radetzky. Las piezas que vemos y oímos en televisión cada 1 de enero son fundamentalmente obras de la familia Strauss (Johann Strauss, padre, de ascendencia judía, mira por dónde, e hijo, Josef y Eduard). Una vez interpretado el programa oficial, es tradicional terminar con las propinas, el vals de El Danubio Azul de Johann Strauss hijo, seguido de la Marcha Radetzky de Johann Strauss padre. Ambas piezas simbolizan la esencia del Imperio Austriaco. La primera, el corazón y el espíritu de la Viena de siempre. La Marcha Radetzky, la victoria del Antiguo Régimen sobre la revolución. El concierto de Año Nuevo de Viena se celebró por primera vez el 31 de diciembre de 1939 por iniciativa del entonces todopoderoso ministro de Ilustración Pública y Propaganda de la Alemania nazi, Joseph Goebbels. Austria había sido anexionada por Hitler en marzo de 1938 y el concierto nació como un homenaje de las provincias orientales al III Reich. El III Reich se rindió el 7 de mayo de 1945, recobrando Austria su independencia, con la enorme fortuna de caer en la parte occidental de la Europa partida por el Telón de Acero. Durante el ascenso del nazismo, la Filarmónica de Viena fue una institución musical de gran renombre europeo y con una ratio “desproporcionadamente alta” de miembros del partido, según reflejan las investigaciones promovidas por la misma orquesta. En 1943, 123 músicos eran militantes nazis (más del 50%) y dos habían sido miembros de las SS. En 1938, 13 músicos activos de la orquesta fueron expulsados por ser judíos o tener raíces judías. De ellos, cinco murieron asesinados durante el Holocausto y otros dos, durante la guerra. Desde 2020, la directiva de la Filarmónica de Viena decidió cambiar el arreglo de la pieza para “dar alegría al público y no recordarle a nadie alguna guerra, propaganda o ideas nazis”, como declaró su portavoz de prensa. En 1946 sonó por primera vez la marcha, escrita en honor de uno de los grandes soldados de los Habsburgo, el conde Johann Joseph Wenzel Radetzky von Radetz, pieza con la que se celebraba su rotunda victoria sobre los revoltosos italianos en la batalla de Custoza. Radetzky era un soldado en toda la extensión de la palabra; herido en siete ocasiones, había perdido nueve caballos en combate; nacido en Trebnice, Bohemia, era de origen checo aunque se consideraba germano. Una oleada de revoluciones liberales azotó Europa a mediados del siglo XIX. En Italia, bajo administración austríaca, una temporada de malas cosechas, escasez de alimentos y una subida generalizada de precios alentó el espíritu revolucionario de muchos italianos, lo que provocó un motín popular en Milán. En Viena cundió el pánico. El canciller Metternich presentó su dimisión, y un nuevo gobierno sugirió a Radetzky, máximo jefe de las tropas austriacas en Italia, que renunciase a la Lombardía y que hiciese concesiones a los insurrectos de los ducados. Pero el mariscal ignoró las órdenes de Viena, reforzó a su ejército en Italia y aplastó al ejército piamontés en la batalla de Custoza, cerca de Verona, de julio de 1848, reconquistando así toda Lombardía. El gran triunfo de Radetzky se celebró en Viena y las autoridades pidieron a Strauss padre una composición para honrar al militar. El resultado fue la Marcha Radetzky, una de las obras más reconocibles y escuchadas en la historia de la música occidental. En la historia militar la fama de Radetzky descansa sobre sus hazañas militares, pero en la historia del ejército austríaco siempre se recuerda al 'Vater Radetzky', 'Padre Radetzky', al que los soldados idolatraban. Recordad, cuando este año veáis el tradicional concierto de Año Nuevo de Viena en el Musikverein, sede de la Filarmónica de Viena, retransmitido por radio y televisión a un centenar de países, con lo que se estima una audiencia de ¡mil millones de oyentes! y suene la Marcha Radetzky, que es una marcha militar en honor de un soldado invencible defensor del Antiguo Régimen.




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