domingo, 21 de julio de 2024

Ópera francesa.



Dedicamos
hoy este blog a la consolidación de la ópera en Francia a lo largo del siglo XVIII, centrándonos en el autor más importante en dicho siglo, Jean-Philippe Rameau (1683-1764, músico, teórico musical y compositor francés), y en una de sus obras maestras, Les Indes Galantes, ópera-ballet héroïque (en realidad teatro lírico francés del Barroco, una mezcla de narración, canto y danza), la obra que lo consagró como el máximo maestro de los espectáculos líricos de su tiempo. Les Indes Galantes es la primera de las opéra-ballet que compuso Rameau y la segunda de su carrera de compositor de óperas, sin embargo es una obra maestra y un referente del género en la que están presentes las formas musicales que caracterizan a la ópera moderna: fragmentos puramente orquestales, recitativos acompañados, arias, dúos, escenas corales. Sin duda, Rameau trascendió las limitaciones del género y esta obra lo consagró. Históricamente, el rey Luis XV y sobre todo su favorita Madame de Pompadour, fueron grandes protectores de las artes y la cultura lo que permitió la irrupción y el desarrollo del estilo Rococó al que seguirá, posteriormente, el Neoclasicismo. El Rococó ha sido considerado por muchos como la culminación del Barroco, lo que no es completamente cierto, ya que el Rococó es un estilo frívolo, opulento, laico y galante, a deferencia del Barroco, que es el Arte de la Contrarreforma, por tanto con importantes connotaciones religiosas; si el Barroco francés estaba al servicio del poder absolutista, el Rococó está al servicio de la aristocracia y la burguesía. Es un estilo intimista, de interiores, y se extiende a otras artes, como la pintura o la escultura, pero también al diseño de muebles o la decoración. Las Indias galantes narra historias de amor en lugares remotos y exóticos, comprendidos bajo el nombre genérico de «Las Indias»: un pachá turco en una isla del océano Índico; un triángulo amoroso en Perú entre españoles e incas; el amor entre dueños de esclavos y esclavos en Persia; y, por último, el cuarto y último acto, Les Sauvages, que tiene lugar en Norteamérica (la Ilustración europea, con su construcción fundacional de la alteridad, necesitaba aventurarse más allá de sus fronteras mediante la conquista imperial y el celo misionero, su violencia y dominación se justificaron mediante la producción de estereotipos orientalistas y la imposición de taxonomías raciales, culturales y religiosas. La procedencia de Les Indes Galantes se basa, por tanto, en el racismo y la arrogancia colonial francesa). Las Indias galantes simboliza la época despreocupada, refinada, dedicada a los placeres y a la galantería de Luis XV y de su corte y el desarrollo dramático mínimo de estos pequeños dramas servía como excusa para producir un «grand spectacle» en el que los decorados, los vestidos suntuosos, los efectos especiales producidos por las maquinarias teatrales y sobre todo la danza tenían un papel esencial. En esta ópera-ballet, se pueden observar diferentes formas musicales dentro de la obra, pues se compone de arias, dúos, corales, momentos sinfónicos y fragmentos compuestos únicamente por la orquesta, entre muchas otras formas; las cuales van apareciendo de acuerdo al desarrollo de la obra. Por ejemplo, cada acto, o cada una de las entradas abre con una parte sinfónica, para así darle la importancia y el espacio necesario de desarrollo a la orquesta, ya que las partes recitativas, siguiendo con la idea del Barroco de destacar igualmente las voces, son acompañadas generalmente por un clave, pues la importancia en este momento de destacar el texto y asegurar su entendimiento era una de las preocupaciones primordiales tanto para los libretistas como para los compositores. Su esfuerzo e importancia consiste en darle una nueva importancia a la parte instrumental, ya que deja de ser un simple acompañamiento y la orquesta se vuelve parte del espectáculo, en donde las voces, las danzas y los músicos están al mismo nivel de importancia frente al público. En esta obra, Jean-Phillipe Rameau logra mostrar una gran producción, o como se le llamaba, un grand-spectacle, en donde se dedica a los placeres de la vida y a disfrutar de las galanterías de su corte. Es entonces que logra cambiar la perspectiva y mostrar un nuevo mundo contemporáneo, hablando del amor y sus diferentes interpretaciones en las “Indias” de cuatro lugares distintos y muy alejados de Francia; deja entonces de preocuparse por mostrar las vidas y tragedias de héroes y personajes mitológicos para mostrar una realidad contemporánea basada en temas menos trascendentales y más despreocupados.



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