viernes, 5 de julio de 2024

Un sentimiento... económico.



Muchos de los grandes éxitos de la música popular tienen una historia curiosa y no del todo conocida. Es el caso de “More Than a Feeling” (Más que un sentimiento), un hit rotundo de los años 70 que aún hoy suena. La letra de la canción habla de los viejos clásicos de la radio, de la emoción y los estímulos para volar con la imaginación que producen. Y fue el mayor hit de la carrera de Boston, un proyecto musical con muchas peculiaridades. Un buen día, un joven y desconocido ingeniero por el prestigioso MIT (Instituto tecnológico de Massachusetts) grabó con espíritu amateur un puñado de canciones en el sótano de su casa que unos meses después se convirtió en el álbum de debut más exitoso de todos los tiempos. El súbito salto desde el anonimato a vender más de diecisiete millones de discos se produjo gracias a una canción: More than a feeling, que algunos consideramos una de las mejores grabaciones del siglo XX. De repente, un grupo —hasta entonces virtualmente inexistente— llamado Boston estaba en la boca de todo el mundo. Boston fue esencialmente el vehículo expresivo de un personaje especial, Tom Scholz, hoy retirado, con no buenos recuerdos de su relación con las compañías discográficas: “El negocio de la música podría ser algo bueno, pero está dominado por drogadictos y estafadores”. Boston ni siquiera existían como un verdadero grupo y se parecían más al juguete del brillante, perfeccionista y maniático Tom Scholz, que se pasaba horas y horas encerrado en el sótano de su casa grabando y retocando pista tras pista sin saber que de repente una de aquellas canciones iban a sacudir la industria musical. Su lentitud a la hora de publicar nuevo material se hizo legendaria: pese al enorme éxito que tenía cada uno de los trabajos de Boston, únicamente han publicado cinco álbumes en más de treinta años de carrera, convirtiéndolos en la banda consagrada y de larga vida con más escasa producción de todos los tiempos. Un disco de Boston llegó a ser como un cometa o como las naves espaciales que adornaban sus carpetas: una rareza, una anomalía que únicamente cruzaba los cielos de tarde en tarde. Mientras tanto, Scholz ha usado su fortuna para poner en marcha diversos programas humanitarios y ha empleado su tiempo en tareas de lo más diverso mientras millones de fans de Boston aguardaban pacientemente cada nuevo disco, que nunca sabían cuándo iba a salir a la calle o siquiera si iba a publicarse alguna vez. Por otra parte, el suicidio del vocalista Brad Delp arrojó oscuras sombras sobre la historia del grupo, cuando no pocas personas del entorno del cantante (y algunos antiguos miembros de Boston) parecieron achacar parte de la responsabilidad de la tragedia a la actitud autoritaria y egoísta de Scholz. (la trágica desaparición de Delp sirvió para airear los trapos sucios en el seno de Boston; Brad Delp era conocido por su carácter afable y cortés, nunca tenía una mala palabra para nadie, pero tampoco había sido capaz de hacerle frente al líder de Boston, llevaba un tiempo deprimido y se había quejado en su círculo íntimo sobre lo mucho que le agobiaba la actitud depredadora y dictatorial de Tom Scholz). Con el paso de los años hubo más versiones del tema, pero esa misma canción que hizo crecer la fama internacional de Boston y la cuenta bancaria de Scholz también le provocó un dolor de cabeza a su obstinado compositor. Boston vendía tantos discos como otros pesos pesados de la industria (Pink Floyd, Led Zeppelin, Eagles, Aerosmith, Van Halen) sin necesidad de acumular tantos conciertos como esas bandas. Para Scholz, quien manejaba todos los hilos de Boston sin prestarle demasiada atención a nadie, cada show era un acontecimiento que había que preparar con mucho tiempo de anticipación, lo mismo que los discos.





1 comentario:

  1. Sii a veces es sorprendente la vida de estos famosos !! Muy dura con mucho sufrimiento mental!!!

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