sábado, 28 de abril de 2018

¿Cuánto duran los recuerdos?

Se cuenta que, en cierta ocasión, alguien preguntó a Albert Einstein qué es lo que hacía cuando tenía una idea nueva, si la apuntaba en un papel o en un cuaderno especial. Y, al parecer, el sabio contestó con contundencia: “Cuando tengo una idea nueva, no se me olvida”. Nada más cierto: cuando algo nos emociona, es casi imposible olvidarlo. Lo que nos emociona no se olvida, y no importa que sean alegrías o disgustos lo que ha causado esa emoción.

Hablando en términos paracientíficos, el cerebro retiene esas situaciones porque la emoción que las acompaña activa las regiones implicadas en la formación de las memorias, como el hipocampo y la corteza cerebral. Además, la liberación de hormonas como la adrenalina contribuye a reforzar la memoria de las situaciones emocionales. Y como lo que nos emociona en uno u otro sentidos son, al final, las cosas realmente importantes, las emociones sirven para que solo lo importante se registre en la memoria. Recordamos lo verdaderamente importante, lo que es capaz de emocionarnos, porque activa en nosotros las regiones cerebrales y las hormonas que ayudarán a guardar ese recuerdo.

Un sabio mecanismo al que podemos ayudar si escuchamos a la neurociencia1. Las ochenta mil millones de neuronas del cerebro y las múltiples conexiones que se establecen entre ellas le confieren una capacidad de memoria mucho mayor de la que ejercemos, ya que, si la ejerciéramos, podríamos tener problemas para pensar y razonar con normalidad, sin interferencias. Incluso cuando somos jóvenes y estamos sanos, uno ha de ser consciente de que es mucho más lo que olvidamos que lo que recordamos, aunque no podamos apreciarlo. Es así porque el cerebro posee mecanismos que actúan como un freno para impedir que la memoria se cargue de información irrelevante. Estos mecanismos se basan en proteínas –enzimas fosfatasas– que dificultan la formación o el fortalecimiento de las conexiones neuronales que constituyen el soporte físico de la memoria. Pero, incluso con este freno, son muchas las cosas que recordamos.

Visto así, como un mero asunto de química neuronal, parece que la evocación del pasado pierde su encanto; nada más lejos de la realidad, toda vez que la vida es evolución y cambio constantes, somos el resultado de la suma de nuestras vivencias y experiencias, integrando en cada momento el pasado mirando al futuro, eso sí, siempre desde la plena atención al presente. Esa integración (que no anclaje, ojo) del pasado nos puede hacer pensar en cuánto duran los recuerdos, especialmente los referidos a situaciones emocionalmente traumáticas, para anticiparnos a su influjo.
La "piscina olímpica" del recuerdo. (Foto: Andrés Trapero)

Pues, atendiendo a las razones químico-neuronales citadas anteriormente, un recuerdo, positivo o negativo que nuestro cerebro ha calificado como importante, sigue vigente mientras funcionen adecuadamente las conexiones neuronales, es decir, en un marco de ausencia de lesión o enfermedad cerebral, siempre. Lo que ocurre es que, como se sabe, la memoria consciente tiende a priorizar los recuerdos agradables, de manera que inconscientemente somete a los recuerdos dolorosos a un proceso que pudiéramos llamar de "limado de aristas" hasta conseguir que su evocación (que quizá sucede muchas veces y con frecuencia) deje de ser lacerante emocionalmente y realmente seamos capaces de convertirlo en instrumento de ayuda para diseñar el futuro. Eso no significa que el recuerdo pierda intensidad por el tiempo pasado, ni mucho menos, sino que hemos conseguido hacerlo manejable al revertir en positiva (o neutra) la carga negativa de su origen, aunque basta una chispa, incluso aparentemente ajena e inocua, para volver a provocar un incendio emocional, pese a que haya transcurrido muchísimo tiempo.

Veamos un ejemplo, buscando paralelismos únicamente temporales y/o evolutivos y la huella que ocasionan con hechos ajenos entre sí.
1965, y ya ha pasado más de medio siglo, fue un año con una carga emocional importante desde el punto de vista subjetivo, con hechos generadores de recuerdos hasta hace poco tiempo compartidos. Pero, ¿qué otras pasaron ese año? Pues, por ejemplo, en el mundo de la música, que en Hannover (Alemania) se fundó una banda de hard rock y heavy metal con el nombre de Nameless ("Sin nombre", en castellano), nombre que luego cambiaron a The Scorpions y, finalmente, a fines de 1969 abandonaron el artículo "The" y decidieron denominarse simplemente Scorpions. Y hasta hoy.
A lo largo de sus más de cincuenta años de carrera, han publicado decenas de álbumes de estudios, sencillos, álbumes en directo, recopilaciones y DVD en vivo. Además han recibido varios premios y condecoraciones, que los convierte en la banda de rock más exitosa de Alemania, resultando chocante que, siendo una banda de rock duro, sean conocidos sobre todo por sus baladas.

Seguramente por cercanía con la antigua Unión Soviética, fueron rápidamente muy famosos allí, y en agosto de 1989, el Moscow Music Peace Festival (Fesival musical de Moscú por la paz) convocó a más de 250 000 soviéticos en el Lenin Stadium, donde Scorpions compartió escenario junto a Ozzy Osbourne, Motley Crüe y Cinderella, entre otros. Pocas semanas después de esta actuación, los Scorpions compusieron y publicaron en su LP Crazy World el tema «Wind of Change», que se convertiría en un icono de las revoluciones políticas-sociales que vivía el mundo por aquel entonces, considerada la canción como el «himno de la perestroika y el glásnost» (movimiento político iniciado por el último gobernante de la Unión Soviética, Mikhail Gorbachov, para reformar la economía y el sistema político del  país) por su letra sobre la paz y la reunificación del mundo tras el fin de la Guerra Fría, llegando a ser uno de los sencillos más exitosos de todos los tiempos. Años más tarde, Meine, el compositor de la pieza y vocalista del grupo, mencionó al respecto: «Durante nuestra estancia en Moscú se sentía una energía nueva en los jóvenes soviéticos; ellos querían ser parte del resto del mundo, esto me motivó e inspiró para componer la canción en septiembre de 1989». Haciendo analogías, la canción de Scorpions actualizó y revitalizó el recuerdo compartido de 1965, generador también de múltiples y variados, en su temática y extensión, cambios.


Algo anterior en el tiempo fue el bombazo de «Still Loving You» (Aún te amo), que es una canción escrita por Rudolf Schenker (guitarrista) junto a Klaus Meine (vocalista) para su álbum de estudio Love at First Sting, publicado en 1984. Buscando los tres pies del gato, por el momento político que se vivía, su letra ha sido considerada como una metáfora a la división de Alemania Oriental y la Occidental (improbable porque la pieza es unos cinco años anterior a la reunificación alemana), aunque el verdadero significado es sobre la historia de un amor desesperado. Se cuenta que la canción, considerada hoy como una de las mejores baladas de todos los tiempos, «creó un verdadero baby boom en Francia». Y, al parecer, sí, aunque pueda parecer chungo, porque este dato fue medido científicamente y publicado por el gobierno. Siguiendo con las analogías el "Aún te amo" es algo intemporal en los recuerdos, y cobra nuevos bríos con, quizá, pequeños detalles inadvertidos, ocurran éstos cercanos en el tiempo o alejados en él de nuestra base de 1965.


Con el tiempo, la fama de Scorpions se fue extendiendo, y fueron muy conocidos y reclamados para actuar en Latinoamérica, lo que condujo a que se publicaran versiones de algunas de sus canciones en castellano o portugués, y a que incorporaran en sus actuaciones en directo canciones como "Ave Maria no Morro" (cantada en castellano), compuesta en 1942 por el cantante y actor brasileño Herivelto Martins. La canción narra que los habitantes de una favela (asentamiento de chabolas, precario o informal que crece en torno o dentro mismo de las ciudades grandes, especialmente en Brasil) de Río de Janeiro que llama "Morro" rezan un Ave María colectivo, antes de retirarse cada noche a descansar a sus barracas, pidiendo tener una vida mejor. Es una canción interpretada por numerosos artistas de todas las latitudes, entre los que encontramos a Manolo Escobar, Andrea Boccelli, Luciano Pavarotti, Helmut Lotti, Nana Mouskouri, Gloria Lasso...
La analogía es fácil en este caso, considerando el entorno urbano y social de 1965 y el citado "viento de cambio" activado entonces.


Por último en el tiempo, «Send Me an Angel» (Envíame un ángel) es una canción sobre la que no nos extenderemos, escrita, como otras muchas de la banda, por Klaus Meine (vocalista) en la letra y por Rudolf Schenker (guitarrista) en la música, y cuya lírica trata sobre cómo una persona, ya ausente, guía a otra recién fallecida para que llegue al más allá. Curiosamente, dicen que por su carga emocional, a pesar que fue una de las canciones más exitosas del grupo, no se tocó en vivo durante años. Recordémosla hoy, 28 de abril, y veremos si siguen vivos los recuerdos, que fueron hasta hace muy poco compartidos, del lejano 1965, o el del más cercano 2005,... o el de este mismo año 2018.

Y es que, en definitiva, un recuerdo es vivo y gratificante aunque realmente resulte dolorosa la evocación cuando es compartido, cuando existe el enriquecimiento personal que supone el poder debatir/rectificar/confirmar los pequeños detalles que, en su conjunto, le dan forma a ese recuerdo mediante el contraste entre cómo conserva uno el registro de una vivencia y cómo vivieron otros este mismo hecho; empieza a entrar en la zona brumosa e insegura cuando ya no hay nadie con quien compartirlo y pulir esos detalles y se  convierte en una foto-fija, y desaparece (aunque, en ocasiones, pueda quedar registro sonoro, visual o escrito de él) como tal recuerdo en el momento en que deja de estar en la memoria de nadie.

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1Para quien quiera profundizar en los aspectos técnicos: los neurocientíficos siempre han pensado que los recuerdos debían durar tanto como las conexiones entre neuronas (llamadas sinapsis). Pero hasta ahora ningún investigador había asumido el reto de comprobarlo. Mark Schnitzer, profesor asociado de biología en la Universidad de Standford, ha capitaneado a un equipo de investigadores con el fin de averiguar cuánto había de cierto en esta teoría. Y, según se ha publicado, no ha sido nada fácil. Estudiar el hipocampo, que es el lugar donde nuestro cerebro almacena los recuerdos episódicos, es como sumergirse en el centro de la tierra, ya que es una región tan profunda y con unas capas de neuronas densamente empaquetadas, que resulta muy complejo supervisar la longevidad de las sinapsis. Aprovechando las herramientas de microscopía que su propio laboratorio ha desarrollado, Schnitzer fue capaz de llegar hasta las conexiones neuronales de varios animales cobayas y monitorizarlas. Según explica el investigador principal, el trabajo confirma cómo el cerebro almacena los recuerdos. Utilizando las mismas técnicas, los científicos pueden investigar ahora otros aspectos interesantes: cómo se forman los recuerdos y saber cuándo se pierden las conexiones entre las neuronas. Algo que ayudaría a avanzar, por cierto, en la lucha contra enfermedades como el alzheimer.

sábado, 21 de abril de 2018

La ocultación de la historia, ¿ignorancia o engaño?

 «Malfia’t de la història. Somia-la i refes-la» 
(Desconfía de la historia. Suéñala y rehazla) 
-Joan Oliver i Sellarés/Pere Quart-

En una época como ésta que vivimos, en la que, lamentablemente, se denuncia con datos en la mano que está decayendo en nuestro país año tras año el hábito de la lectura, hay un tipo de publicaciones que sí que se venden como rosquillas, y son esas que se conocen como libros de autoayuda, donde se abordan las más variadas temáticas, desde cómo dejar de fumar en una semana hasta cómo convertirse en multimillonario mientras se sestea a la sombra de un pino, pongamos por caso. Nada que decir, no obstante, sobre ello, y mucho menos generalizar porque realmente hay algunos (aunque sean poquitos) serios y buenos.

En cualquier caso, tanto en los libros serios como en los que se limitan a ofrecer "recetas mágicas" estándar, se observa un denominador común en el escenario de inicio ante cualquier proceso de eso que implica el conocido como "crecimiento personal", valorando siempre trabajar la mejora de la autoestima, la revisión de las actitudes y, en su caso, la reafirmación personal. El cómo hacerlo y en base a qué es lo que marca las diferencias. Hay quien, con buen criterio (no exento de dificultad), propone mirar hacia dentro y potenciar los puntos fuertes (que todos tenemos) que se descubren en el proceso de autoexamen serio a la vez que se controlan los débiles que también se descubren. Otras doctrinas proponen establecer "espejos" de actuación, referencias a las que seguir/imitar; este método es, a mi juicio, cuestionable, y puede llegar a convertirse en peligroso, toda vez que, quizá de forma inconsciente, uno deviene, en el fondo, en una marioneta manipulable por el "espejo". Por ejemplo, si uno se identifica para su crecimiento personal con un equipo de fútbol, la pretendida mejora sólo se corresponderá con los días en que ese equipo gane, y los demás estarán dominados por la frustración, la rabia, el malhumor,... o sea, que de mejora personal, nada de nada. Lo que no quiere decir que uno no pueda vibrar con los colores de su equipo, faltaria más. Pero la personalidad y su expresión es otra cosa.
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Lo dramático es que esta forma de manipulación representada por la identificación con un "espejo" y sus reacciones actitudinales inducidas es más moneda corriente de lo que creemos, sobre todo en la política, llegando con facilidad al engaño sistemático para provocar en quien/es se siente/n identificado/s de esa forma reaccione/n como se desea de él/ellos. (la introducción de plurales en este párrafo trasciende, por desgracia, el mero ejercicio gramático). Todo empieza por el uso maniqueo de la historia que, no nos cansaremos de repetir, en lo referido a un país, consiste en la narración de unos hechos de tal manera que justifiquen la situación presente. En ese sentido, las historias "oficiales" habituales suelen ser una relación de victorias bélicas que comportan la aniquilación del adversario político (y, a menudo, de su cultura), como se puede comprobar echando un vistazo a las efemérides (hechos relevantes escritos para ser recordados o conmemorados, palabra, la de efemérides, que comparte origen etimológico, por cierto, con efímero, de corta duración) oficiales, donde no suelen figurar hitos sociales, que son, más que las batallas, los que guían en realidad el progreso de las civilizaciones y las sociedades.

Veamos, por ejemplo, este año 2018, en el que se conmemora que hace 1.300 años de la primera rebelión importante de poblaciones hispanorromanas y visigóticas contra el poder invasor musulmán en la Península Ibérica, encabezada, se cuenta, por el noble visigodo Pelayo, o 1.000 años de la fundación de la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo, más conocidos como Caballeros Templarios, o 500 de la incorporación de los territorios de las Indias (América) a la Corona de Castilla, en el reinado de Carlos I , o 100 años del fin de la Primera Guerra Mundial o de los coletazos de la Revolución Rusa con la creación del Ejército Rojo o el asesinato del zar y su familia, todas ellas de carácter bélico o parabélico. Más dignas de examen, sin embargo, son algunas efemérides más cercanas en el tiempo, concretamente hace 50 años, por su influencia en la evolución social actual.
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Me refiero a los conocidos globalmente como "los hechos del 68", movimientos sociales de 1968, Revolución de 1968, o simplemente el 68, término de gran éxito mediático, pero de difícil precisión historiográfica aunque sí social, incluso de debatida calificación como revolución si bien a veces se habla de ella como de un ciclo revolucionario por la coincidencia temporal en el año 1968 del Mayo francés -que se suele considerar el epicentro del movimiento- con hechos y procesos similares, que pueden localizarse, entre otros países, en Estados Unidos (las protestas contra la Guerra de Vietnam, especialmente las que tuvieron lugar durante la Convención Nacional Demócrata de 1968 tras la matanza de civiles de My Lai por tropas estadounidenses, el Movimiento por los derechos civiles -que significativamente sufrió ese mismo año el asesinato de dos líderes significativos: Martin Luther King y Robert Kennedy- y otros hechos y procesos relacionados), Checoslovaquia (Primavera de Praga, con su propuesta de "socialismo de rostro humano" quizá el desencadenante en puridad del posterior movimiento parisino pocos meses después, mientras que su represión por los soviéticos ese mismo año significó una honda decepción en gran parte de la opinión progresista occidental), México (matanza de estudiantes en la plaza de Tlatelolco, coincidente en días, para disimular, con la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de México 1968) y España (algunos movimientos universitarios de oposición al franquismo, de mucha menor entidad).

Aparte de estos hechos relevantes, también ese año realizó Estados Unidos decenas de pruebas nucleares en pozos construidos para tal fin en el desierto de Nevada, cerca de Las Vegas, mira por dónde, y, además, Nauru, Isla de Mauricio, Maldivas y Guinea Ecuatorial alcanzaron su independencia y nacieron como nuevos países en el contexto mundial.

¿Y en España? Pues, dejando de lado que en febrero de 1968 se autorizó la enseñanza del euskera en las escuelas públicas de San Sebastián (la verdad es que poco se ha recordado oficialmente este hito social), parece que lo único que pasó es que Massiel ganara con la canción La, la, la, polémica con el catalán incluida, la 13.º edición del Festival de la Canción de Eurovisión, celebrada en mayo de ese año en Londres. Y nada más. ¿Y nada más? Un momento... ¿No hemos mencionado más arriba que en 1968 tuvo lugar la independencia de España de la República de Guinea Ecuatorial? ¿Por qué nadie habla de ella?

Tal vez sea ese "olvido" porque chirría frente al triunfalismo oficial de presentar la historia únicamente como una relación de victorias, privándonos a todos de poder analizar las circunstancias que rodearon a los hechos que no fueron victorias y aprender para mejorar como sociedad. Si la historia se allana a la manipulación, el ocultar unos hechos la aumenta porque hacen perder referencias reales de actuaciones en el caso de que se produzcan en un futuro hechos análogos. Y qué duda cabe que, en la actualidad, el llamado tema catalán guarda ciertas analogías con el de Guinea Ecuatorial (Española entonces) de hace 50 años. Para no meternos en camisa de once varas, y limitar estas líneas al estudio superficial de la actuación de los políticos en situaciones con puntos de similitud, no nos basaremos en la situación endemoniada de ahora (y lo que te rondaré, morena), sino que procuraremos realizar el análisis comparando algún aspecto concreto del caso guineano con el del momento actual, que nunca debió cambiar y se debió gestionar sabiamente en sus inicios, en que, tras repetidas manifestaciones pacíficas masivas en tal sentido, los dirigentes catalanes proponen una consulta para decidir la forma en que la ciudadanía quería ser respetada dentro de España (ahí está la hemeroteca; fueron los partidos que apoyan al gobierno quienes se negaron a la consulta -constitucional, a decir de algunos "padres de la Constitución" consultados- con el argumento de que eso de decidir era como pedir la independencia, sin hacer nada más por conocer y gestionar los motivos del desapego. Y hasta hoy)
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Firma por Fraga Iribarne de la independencia de Guinea Ecuatorial
Unos apuntes previos, a vuela pluma sobre Guinea: en 1778 se toma posesión de los territorios del golfo de Guinea en nombre de España; en 1956 dichos territorios fueron organizados con el nombre de Provincia del Golfo de Guinea y en 1959 adquirieron el estatus de provincia española (sujeta, por tanto, a la unidad de España). Las primeras elecciones locales se celebraron en 1960, y se eligieron los primeros procuradores en cortes ecuatoguineanos. En 1965, la ONU pidió a España que fijase lo antes posible la fecha para la independencia de Guinea Ecuatorial y en diciembre de 1966 el Gobierno español acordó preparar la Conferencia Constitucional, se formó una Convención Constituyente que produjo una ley electoral y un borrador de constitución. El referéndum sobre la constitución se produjo el 11 de agosto de 1968, bajo la supervisión de un equipo de observadores de las Naciones Unidas. Un 63 % del electorado votó a favor de la nueva constitución y el 22 de septiembre se celebraron las primeras elecciones presidenciales. La independencia de Guinea Ecuatorial se proclamó el 12 de octubre1 de 1968. El país adoptó el nombre de República de Guinea Ecuatorial y fue admitida en la ONU como miembro 126 de la Organización.

Como es natural, cualquiera puede ver que los casos de Guinea hace 50 años y de Catalunya actual son radicalmente diferentes, pero los pocos puntos de coincidencia que se les observa nos permiten reflexionar sobre las reacciones y actitudes de nuestra clase política en general y lanzar alguna hipótesis de por qué se nos escamotea esta información. En el caso de Catalunya, cuando pidió ser escuchada en su discrepancia (desapego creciente ya denunciado en sede parlamentaria por Pasqual Maragall en 2004 y por José Montilla en 2006 sin que conste que nadie les hiciera caso), la reacción de los partidos alineados con el gobierno (aunque formalmente alguno fuera oposición) fue impedirlo o, en caso de conseguir ese derecho a decidir el encaje dentro de España, toda España debía votar.

Hagamos un ejercicio de comparación, sólo en este aspecto concreto, con el caso de Guinea: en su referéndum de septiembre del 68, en plenos tiempos oscuros de la dictadura, ¿votaron murcianos, extremeños,... porque era algo que afectaba a la unidad territorial de la España que conocían? ¿O sólo los guineanos? Casualmente, en el referéndum de Escocia, sólo votaron los escoceses, en los del Quebec, sólo los quebequeses, en el Brexit sólo los británicos o en el previsto de Nueva Caledonia, sólo irán los kanakos (por cierto, en este último estaría bien que los gobernantes franceses fueran más coherentes puesto que promueven de manera entusiasta la independencia de la francesa Nueva Caledonia mientras atacan ferozmente la celebración de una simple consulta que afecte, no a ellos, sino a cualquier estado miembro de la UE). Y este principio de participación ceñida sólo a los afectados en procesos de consulta popular es totalmente lógica y extensiva a cualquier tema de debate ¿o votaron los cántabros, además de los sevillanos (ni siquiera sus vecinos cordobeses o gaditanos), en el referéndum que éstos organizaron en 2016 sobre la ampliación de la Feria de Abril?
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Este aspecto, llevado al extremo de la autodeterminación, lo explica mejor el fallecido Jordi Solé Tura, político y jurista español, uno de los padres de la Constitución de 1978: “El derecho de autodeterminación a través de una consulta electoral significa que la población del territorio donde este derecho se ejerza puede pronunciarse por la independencia o rechazarla. Pero, precisamente porque es un derecho de autodeterminación, solo se pronuncia la población del territorio que pretende autodeterminarse. La población del resto del Estado -es decir, en nuestro caso, del resto de España- no se pronuncia electoralmente, sino que se limita a tomar nota del resultado electoral en el territorio en cuestión y aceptar el resultado2”. Curiosamente, este principio (aunque con matices particulares, todo hay que decirlo) también subyace, aunque sea sólo en el plano teórico, en el libro "Estructura política de España: la vida social y política en el siglo XX", publicado en 1961 por alguien tan poco sospechoso de independentista como el político, diplomático, profesor de Derecho y ministro, durante el franquismo y después de la muerte de Franco, Manuel Fraga Iribarne, padre también de la Constitución.
El concepto de que se parte es el de derecho de autodeterminación de la ONU, en especial el contenido en la Resolución 2625 (octubre de 1970) de su Asamblea General, cuando trata del derecho a la libre determinación de los pueblos. Solé considera este derecho, a la vista de la Resolución, como “un principio democrático indiscutible, pues significa que todo pueblo sometido contra su voluntad a una dominación exterior u obligado a aceptar por métodos no democráticos un sistema de Gobierno rechazado por la mayoría tiene derecho a su independencia y a la forma de Gobierno que libremente desee”

Con estos antecedentes, choca que personajes políticos, incluso con alto nivel de responsabilidad, se empecinen en intoxicar con ideas que, no sólo no se sostienen jurídicamente, sino que ya durante la misma dictadura se respetaban escrupulosamente y que, lo que es peor, incitan a actuar contra quien piensa diferente, sólo por el hecho, precisamente, de pensar diferente, sin detenerse ni tan siquiera en conocer los porqués de esa discrepancia. Cuando una parte plantea un desencuentro de cualquier tipo, ninguna otra parte tiene la facultad jurídica de interferir; el alentar a que lo hagan es engañarlos y manipularlos porque se les habla de unas prerrogativas o responsabilidades que no les corresponden, promoviendo acciones de consecuencias incalculables.

La pregunta del millón es si se actúa así por ignorancia política (inadmisible), se oculta la historia a conveniencia para que su análisis no interfiera en los mensajes emitidos por voluntad de captar votos pese a quien pese, o por otras razones que no se alcanzan a determinar, entre las que cabe citar la de, disimuladamente, hacer recaer en determinada opinión pública previamente manipulada una responsabilidad que es propia sobre asuntos incapaces de gestionar . O quizá sea, como decía Friedrich Nieztsche, porque, una vez conseguido hacer pasar a alguien por el "enemigo interior a aniquilar" (¡A por ellos!), “A veces, la gente no quiere escuchar la verdad porque no quieren que sus ilusiones se vean destruidas” Como ya nos recordaban hace años Les Luthiers, no siempre eso que se presenta y nos suena como un himno triunfal lo es:



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1Hoy sería impensable que un día que se consagra a loar ferozmente la unidad territorial de España sea el elegido para la ceremonia de independencia de una parte de ella, como se hizo con Guinea; eso es así porque el 12 de octubre, considerado aniversario del descubrimiento de América por Colón, se ha celebrado con diferentes nombres y objetivos, según soplan los aires políticos del momento: Día de Colón, del Descubrimiento, de la Madre Patria, de la Raza, de la Hispanidad, Nacional de España y actualmente, de la Fiesta Nacional desde que en 1987, la Ley 18/1987 (BOE 241/1987) en vigor, establece el Día de la Fiesta Nacional de España en el 12 de octubre y prescinde definitivamente de la denominación de "Día de la Hispanidad" como festividad asociada al Descubrimiento de América. Cuando la independencia de Guinea, lo que se pretendía recordar el 12 de octubre era la importancia de la huella española.
2‘Nacionalidades y nacionalismos en España’ (1985)

miércoles, 4 de abril de 2018

Vigencia de Martin Luther King

Hoy, día 4 de abril de 2018, se cumplen 50 años del asesinato a la salida de un hotel de Memphis (Tennessee - Estados Unidos) del pastor protestante - de la iglesia bautista o baptista -, líder de los movimientos no violentos para reivindicar derechos civiles y Premio Nobel de la Paz de 1964 Martin Luther King a los 39 años de edad y, para recordar ese hecho, desde hace una semana se están vertiendo ríos de tinta en los medios de comunicación escritos y destinando tiempo en algunas emisoras y cadenas de televisión para glosar la figura del asesinado, por desgracia, en general, como quien se refiere a las manifestaciones no violentas en las que participó como un elogio el diseño de un parque temático o, si me apuráis, como quien canta las proezas de Marco Polo, lejanas en el espacio y en el tiempo y absolutamente inconexas de la realidad de hoy.

Y no es así porque, a poco que se rasque la superficie, la labor de Luther King hace más de medio siglo,ceñida a los Estados Unidos, ofrece aún hoy un abultado catálogo de "asignaturas pendientes" en todos los países que suelen demostrar el endémico e interesado divorcio entre "ley" y "justicia".

Sin que estas líneas aspiren a convertirse en biografía, sí que parece oportuno detenerse en algunos aspectos de su personalidad y en algunos hitos de su historia: Martin Luther King, activista de los derechos civiles1 desde muy joven, organizó y llevó a cabo diversas actividades pacíficas reclamando el derecho al voto, la no discriminación y otros derechos civiles básicos para la gente negra de los Estados Unidos. Entre sus acciones más recordadas están el boicot de autobuses en Montgomery, en 1955; su apoyo a la fundación de la Southern Christian Leadership Conference (SCLC), en 1957 (de la que sería su primer presidente); y el liderazgo de la Marcha sobre Washington por el Trabajo y la Libertad, en agosto de 1963, al final de la cual pronunciaría su famoso discurso "I have a dream" (‘Tengo un sueño’), gracias al cual se extendería por todo el país la conciencia pública sobre el movimiento de los derechos civiles y Luther King se consolidaría como uno de los más grandes oradores de la historia estadounidense. La mayor parte de los derechos reclamados por el movimiento serían aprobados legalmente con la promulgación de la Ley de derechos civiles de 1964 y la Ley de derecho de voto de 1965 pero basta echar una ojeada a los titulares de las noticias para comprobar que la Ley escrita, su interpretación y aplicación y la realidad social van por caminos diferentes. Y no sólo en Estados Unidos.
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King (acompañado de Jesse Jackson) en el balcón del hotel donde sería asesinado.
El asesinato de Martin Luther King se considera hoy uno de los magnicidios del siglo XX por ser el de quien es recordado como uno de los mayores líderes y héroes de la historia de Estados Unidos, y en la moderna historia de la no violencia.

Los motivos últimos de su asesinato también están entroncados con su activismo: a finales de marzo de 1968, Martin Luther King se desplazó a Memphis para apoyar a los basureros negros locales que estaban en huelga desde el 12 de marzo con el objetivo de obtener una mejora salarial y un mejor trato (a los afroamericanos se les pagaba 1 dólar y 70 centavos por hora, pero no se les abonaba cuando no podían trabajar por razones climatológicas, al contrario de lo que se hacía con los trabajadores blancos. ¿os suena que ya esté resuelta la lucha por la igualdad laboral?) Como consecuencia de las protestas pacíficas de los trabajadores, estalló una oleada de violencia, "oficial" o consentida, contra ellas que degeneró en el asesinato de un joven afroamericano y el 4 de abril de 1968, Martin Luther King fue asesinado por un segregacionista blanco en el balcón del Lorraine Motel, en Memphis. El asesinato provocó una oleada de motines raciales en 60 ciudades de los Estados Unidos (125 en total), que provocaron numerosas muertes y obligaron a la intervención de la Guardia Nacional. Aunque tarde, cinco días después del asesinato, el presidente Johnson decretó un día de luto nacional (el primero por un afroamericano) en honor de Martin Luther King.
Por cierto, tras el asesinato, la ciudad de Memphis negoció el fin de la huelga de una manera favorable a los basureros.

El asesinato de Luther King, como el del presidente John Fitzgerald Kennedy unos años antes en Dallas (Texas) es una nebulosa llena de incógnitas: tras algunas investigaciones, dos meses después del asesinato, James Earl Ray, un evadido, fue capturado en el aeropuerto Heathrow de Londres cuando intentaba salir del Reino Unido camino de la actual Zimbabue (entonces la Rodesia segregacionista) con un falso pasaporte canadiense a nombre de Ramón George Sneyd. Ray fue extraditado rápidamente a Tennessee y acusado de la muerte de Martin Luther King; reconoció el asesinato diez meses más tarde y se retractó tres días después aunque se declaró culpable con el fin de evitar la pena de muerte. Fue condenado a 99 años de prisión y murió en ella en 1998.

No son pocas las voces (entre ellas la del propio hijo de King, que apoyó a Ray en si petición, desatendida, de revisión del juicio) que discrepan de la versión oficial de la muerte, tanto por las incoherencias detectadas en la investigación y en el proceso2, sino por la evidencia de que la actividad de King resultaba tan incómoda para las autoridades que el propio FBI no tuvo reparos en declarar públicamente a Martin Luther King como "el líder negro más peligroso y efectivo del país" tras su famoso discurso "I have a dream" en Washington en 1963.
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Lincoln, que, "legalmente" habia abolido la esclavitud en 1863.
Este discurso, que ha pasado a la Historia (con mayúsculas) y que está considerado frecuentemente como uno de los mejores discursos de ella, fue pronunciado el 28 de agosto de 1963 desde las escalinatas del Monumento a Lincoln durante la Marcha en Washington por el trabajo y la libertad, y se convirtió en un momento definitorio en el Movimiento por los Derechos Civiles en Estados Unidos. Por hacer un recordatorio, King comienza hablando de la Proclamación de Emancipación que había sido firmada hacía cien años (1863), y de cómo todavía existía la segregación a pesar de lo que ese y otros documentos históricos de su país prometían. Hace hincapié en que ese era el momento para hacer el cambio, y si bien aclara que la violencia no es el camino, su mensaje es poderoso y persuasivo. Pide justicia y cambio, y afirma que es el comienzo de la lucha, aunque descarta la violencia como medio (dedica dos estrofas a prevenir esto). Describe el padecimiento de la raza negra en ese momento con ejemplo contundentes de la vida cotidiana (no poder parar en moteles, no poder votar, etc.), y les pide que sigan luchando por sus ideales. El momento más emotivo es cuando describe -con el famoso "Tengo un sueño"- el país que imagina para sus hijos con su mujer: uno en el que los chicos blancos y negros convivan sin ningún tipo de prejuicio. Despide a los asistentes diciéndoles que vuelvan tranquilos a sus lugares, que de algún modo el cambio iba a llegar. Y termina ampliando la visión de una sociedad unida al hablar no sólo de razas que dejen de lado sus diferencias, sino también de religiones.
Buceando en lo que dicen sus biógrafos, curiosamente, la víspera de aquel 28 de agosto de 1963, su asesor Wyatt Walker le dio un único consejo: "No uses la parte de 'tengo un sueño'. Está trillado, es un cliché". Pero al día siguiente, a espaldas del icónico monumento a Lincoln y ante decenas de miles de personas, King comenzó a leer su "meditado y enérgico" trabajo, pero pronto comprendió "que necesitaba algo más para una ocasión tan extraordinaria", y, dicen, la insistencia de la cantante de gospel Mahalia Jackson, que, sentada cerca del orador en el podio, le instaba constantemente a "hablar del sueño" ayudó a que, en último término, King "decidió usar esa parte porque realmente le llegó la inspiración y sintió que quería compartir una visión de un Estados Unidos mejor con la audiencia". La referencia al sueño no sólo cambió el discurso, sino también la forma de pronunciarlo de King, que dejó de lado el borrador preparado y no volvió a recurrir a él. "Cuando leía el texto, parecía un ponente", recuerda uno de los asesores de King, en el libro sobre el discurso The Speech, del periodista británico Gary Younge. "Pero en cuanto dejó el texto de lado, volvió a convertirse en alguien que pone al descubierto su alma y conecta con los sentimientos del auditorio".
Fuera o no gracias a la mención del sueño, el discurso de King sirvió para dar un impulso definitivo al movimiento por los derechos civiles y conseguir, como se ha apuntado más arriba, que el FBI, que ya le investigaba por los supuestos lazos comunistas de dos de sus ayudantes, le definiera como "el líder negro más peligroso y efectivo del país".

Como estamos acostumbrados a ver (la icónica foto del revolucionario Ernesto "Che" Guevara es un ejemplo paradigmático, adorada estéticamente por gentes que ni siquiera conocen la obra del famoso revolucionario como para decir que estén a favor o en contra de ella), la manipulación adopta formas sutiles y pronto se intentó convertir el discurso en producto de gran consumo, haciendo de algunas de sus frases "carne de poster" para decorar las paredes de la habitación de ciertos pseudorevolucionarios de salón, hasta el punto de que hay varias versiones impresas del discurso en inglés que presentan algunas diferencias entre sí. Por esta razón, preferimos adjuntar en esta ocasión como documento (aunque no sea una maravilla de la técnica audio-visual) la grabación magnetofónica del discurso subtitulada en castellano, para que cada quien saque sus conclusiones. 

Haciendo un ejercicio de abstracción, podemos sustituir las menciones a las personas negras en el contexto estadounidense del discurso por otras referidas a los desfavorecidos, las mujeres, los homosexuales y, en general, las minorías (étnicas, religiosas, lingüísticas,... incluso las de ideas políticas) en otros contextos para confirmar (sin sorpresa, no nos engañemos) que hoy, más de cincuenta años después de pronunciarlo, el discurso de King es de plena actualidad.

Pero es que es más; incluso las formas se repiten. Veamos.

En 1960, la población de Birmingham (Alabama, 350.000 habitantes, 35 % de color) mantenía y aseguraba por medio de la ley local el mayor grado de segregación racial, solo el 10 % de la población negra estaba inscrita en las listas electorales, su nivel de vida medio era menos de la mitad que el de los blancos, el desempleo entre los negros era dos veces y medio más elevado que el de los blancos, y los salarios para un mismo puesto eran, por lo general, muy inferiores en empleos limitados a los trabajos manuales en las acerías. Cincuenta atentados racistas no aclarados, de los que las iglesias negras donde se discutía sobre los derechos civiles fueron objetivos preferentes, entre 1945 y 1962 dieron a la ciudad el sobrenombre de «Bombingham».

Un responsable local de los derechos civiles, que fue detenido por haber violado las leyes segregacionistas pidió la ayuda de Martin Luther King que organizó unas protestas que comenzaron por un boicot comercial en la Pascua de 1963; dado que los dirigentes económicos locales resistieron al boicot, empezaron una serie de manifestaciones no violentas, como las sentadas en restaurantes y bibliotecas, el arrodillamiento de personas negras en las iglesias reservadas a los blancos, marchas de protesta pacíficas, etc.; todo ello con la finalidad de provocar arrestos.
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Martin Luther King resumió la filosofía de la campaña de la siguiente manera: El objetivo de […] la acción directa es crear una situación de crisis generalizada que abra inevitablemente la puerta a las negociaciones. Él mismo fue arrestado el 13 de abril. Durante su estancia en la cárcel, escribió la famosa Carta desde la cárcel de Birmingham (Letter from Birmingham Jail), un ensayo al que nos referiremos más adelante y donde define su lucha contra la segregación y que constituye una apasionada declaración de su cruzada por la justicia y la vida. En tales circunstancias, recibió el apoyo directo del presidente John Fitzgerald Kennedy3, y su mujer, Coretta, el de Jacqueline Kennedy; fue liberado una semana después.

Las autoridades siguieron reprimiendo duramente las manifestaciones pacíficas, provocando reacciones de los manifestantes que le sirvieran como excusa para la represión, pero las escenas de violencia policial, reproducidas ampliamente por los medios, provocaron la reacción internacional y sacaron a la luz la segregación racial existente "legalmente" en el sur de los Estados Unidos. El 21 de mayo dimitió el alcalde por las presiones internacionales recibidas, el jefe de policía fue relevado y en junio todos los carteles segregacionistas fueron eliminados y los lugares públicos abiertos a las negros. Al final de la campaña, la reputación de Martin Luther King se había reforzado considerablemente y Birmingham se convirtió en un elemento importante para el éxito de la futura marcha sobre Washington.

La Carta desde la cárcel de Birmingham, citada anteriormente, fue una carta abierta escrita el 16 de abril de 1963 (y publicada dos meses después en lo que pudiéramos llamar "Hoja parroquial" de su iglesia) por King, que se encontraba detenido, como hemos dicho, después de una protesta no violenta en contra de la segregación racial. La carta es respuesta a una declaración emitida por ocho miembros (blancos) del clero de Alabama cuatro días antes titulada "Una llamada a la unidad" (A Call For Unity) en la que, si bien declaraban la existencia de las injusticias sociales, expresaban la creencia de que la batalla contra la segregación racial se debía realizar solamente en las cortes por medios judiciales y no llevarlas a las calles. King respondió que sin la decidida y firme acción directa, como la suya, nunca se podrían alcanzar los verdaderos derechos civiles. Como él dijo "Este 'Esperar' casi siempre ha querido decir 'Nunca'" y establecía no solo que la desobediencia civil era justificada de cara a las leyes injustas, sino que "uno tiene la responsabilidad moral de desobedecer las leyes injustas." La carta incluye una cita que se utiliza frecuentemente: "La injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todas partes," así como las palabras citadas por Luther King de Thurgood Marshall (primer juez afroamericano en la Corte Suprema estadounidense): "[La] justicia demasiado demorada es justicia denegada."

No es cuestión de buscar paralelismos, que no conducirían a ningún sitio, pero sí que resulta evidente que si hoy se reproducen por cualquier causa situaciones político-judiciales-legales similares a las que requiriesen acciones como las descritas, Martin Luther King sigue plenamente vigente y, lo que es peor, queda mucho por hacer. Quedémonos, en homenaje a su obra, con las imágenes en la grabación adjunta previas al inicio del discurso de Washington, por su alta carga emocional: blancos y negros enlazados, avanzando unidos, pacíficamente pero con determinación, acompañados por la canción We shall overcome (Venceremos), hoy convertida en himno de protesta en todo el mundo, compuesta a principios del siglo XX como un gospel (negro) de iglesia, y popularizada por el cantante (blanco) de folk Pete Seeger.

Y es que, cuando se trata de conquistar Derechos Humanos bajo la forma legal de Derechos Civiles, costará más o menos, requerirá más o menos tiempo, conducirá a sacrificios más o menos duros individuales y colectivos, pero, pese a gobernantes miopes e ineptos, a partidos "demócratas" incapaces de trabajar por la convivencia de las generaciones futuras obcecados como están en conseguir votos como sea (y contra quien sea) para las próximas elecciones, a incomprensión agresiva de una parte de la sociedad (habitualmente manipulada como engañosa supremacía visceral teñida de ignorancia), we shall overcome.
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1Pese a lo que estamos acostumbrados a oír de "fuentes autorizadas oficiales", el tener ideas discrepantes implica (sobre todo si la democracia es algo más que una palabra bonita) el derecho a manifestarlas y a luchar por ellas, a ser activista, en definitiva. Negar, prohibir o acallar este principio, además de ser indicativo de grave miopía y de arrogancia ignorante, puede ser peligrosísimo para la convivencia futura.

2Se ha especulado con que Ray no era más que un peón en una trama conspirativa. Algunas pruebas que aducen los partidarios de esta teoría son:
- La confesión de Ray fue obtenida bajo presión, amenazado con la pena de muerte.
- Ray era un pequeño atracador y ladrón pero sin ningún antecedente judicial en el que hubiese sido acusado de crimen violento causado con arma.
- Dos exámenes balísticos realizados sobre el arma del crimen, una Remington Gamemaster, nunca llegaron a probar que Ray hubiese sido el asesino o que esta arma hubiese sido realmente el arma del crimen.
- Los testigos de la muerte de King dicen que el disparo no provenía de los apartamentos mencionados en la investigación sino de un matorral próximo a ella. Un matorral inexplicablemente cortado días después del asesinato.

3Algo impensable en nuestras latitudes, especialmente si el presidente no se ha cansado de pregonar que alguien ha sido arrestado por saltarse SU ley.