martes, 27 de marzo de 2012

La evolución del mapa financiero

Con el anuncio ayer de la (pen)última operación entre entidades, esto es, la adquisición por el banco de la Caixa del grupo que integraba Banca Cívica, el mapa de entidades queda más despejado aún, en un proceso que, se nos anuncia, aún no ha acabado.
Esta reducción de entidades sigue la estrategia declarada desde los poderes públicos de dotar al país de un mínimo número de entidades fuertes y de tamaño tal que permita la competencia con la banca extranjera en un escenario de auténtica globalización. Y en esas estamos: en una nueva lucha inconsciente por ser cada vez más grandes en la creencia de que el liderazgo lo proporciona le tamaño, como si este aspecto no tuviera que ver con la expansión de los numerosos activos tóxicos que cabe situar el el origen de los actuales males.
Con un mínimo de reflexión serena se concluye que el problema no es el tamaño sino la gestión. Posiblemente a estas alturas no sea viable defender las buenas prácticas, ahogadas bajo un manto de lo que se vendía como objetivos de crecimiento perpetuo, pero es evidente que, si una entidad ha estado más castigada que otra por la crisis, si una ha necesitado más ayuda que otra para sobrevivir, si aún hoy perviven entidades de tamaño minúsculo comparado con otros gigantes (¿con pies de barro?) del sector, algo habrá tenido que ver la gestión de negocio.
Posiblemente lo que se echa más en falta en todo este asunto es una definición clara de estrategias de futuro en detrimento de tanta campaña estúpida a corto plazo, diseñada aparentemente con el único propósito de salvar la poltrona del gestor de turno en la rendición de cuentas del trimestre (o del mes) en curso. Una entidad debe tener claro, entre otras cosas, cual es su segmento de mercado, cuál es su target de cliente, cuáles son sus armas para desarrollar un buen servicio... y ser consciente de su tamaño para diseñar su futuro a "X" años, contando para ello con las alianzas sectoriales que convenga. Si, por el contrario, se empecina en el crecimiento por el crecimiento, en subir un peldaño más en el ranking por volumen a base de políticas que buscan sólo cómo conseguir más subvenciones que le permitan sanear sus arcas afectadas por garrafales errores de gestión no reconocidos, la reorganización del sistema financiero seguirá siendo una asignatura pendiente en la que se aplica maquillaje en lugar de cirugía.



Fusiones, absorciones, alianzas, sí, pero no para mirarse el ombligo y declararse encantado de haberse conocido sino para asumiendo su parte de responsabilidad, desarrollar prácticas positivas en la lucha contra el marasmo que nos invade. Y la solución, no es el tamaño sino la gestión.