domingo, 28 de noviembre de 2021

Construyendo un futuro... y un pasado.


Con motivo de la celebración (o no) del 12 de octubre, en este mismo blog publicamos en esas 
fechas unas líneas con algunas de las incoherencias históricas acerca del hecho que se 
conmemora en medio mundo. La pregunta que automáticamente se suscita es ¿y en el otro 
medio? ¿vencen esas incoherencias? Una de las ideas más frecuentes y profundamente 
arraigadas para explicar la historia de Europa a partir del siglo XVI1 es la noción de 
«descubrimiento» y es frecuente identificar la expansión europea de ese siglo como la «era de 
los descubrimientos», lo que tiene profundas implicaciones sobre nuestra visión de una historia 
moderna centrada en Europa. La idea del gran descubrimiento de lo que sería América por un 
enigmático Cristóbal Colón en octubre de 1492 es de amplia aceptación, pero claramente 
insuficiente para entender las consecuencias históricas del encuentro entre Europa y América; 
un «descubrimiento» supone una gesta heroica o un logro individual en el cual alguien, en un 
momento específico, ve o encuentra algo que nadie ha visto antes (o así se dice) y asume que 
lo descubierto existe como tal, en sí mismo, antes e independiente de su descubridor. América 
parece entrar en la historia solo cuando Europa reconoce el nuevo continente como parte del 
mundo en los inicios del siglo XVI, de forma que las narrativas del descubrimiento constituyen 
celebraciones de poder de los humanos sobre la naturaleza contribuyendo a la idealización de 
las prácticas científicas a través de las cuales el mundo cristiano reclama control y dominio 
sobre el mundo.

 

Miremos hacia atrás. El eurocentrismo considera a Europa y su cultura como centro y motor 
de la civilización, y a sus valores socioculturales como patrones o modelos universales, 
llegando en último término a identificar la historia de los europeos y sus relaciones con los 
otros continentes como la historia universal, fenómeno específicamente moderno (sus raíces 
no van más allá del Renacimiento) difundido en el siglo XIX. No obstante, tras esta 
consideración se esconde un desconocimiento y desprecio hacia las demás culturas, 
tratándose, más bien, de un estado de constricción mental que impide entender lo diferente 
facultando a Europa a la adopción cínica de actitudes paternalistas, además de otras más 
inmorales e inaceptables de explotación y dominación. Europa pensó que surgieron “desde 
dentro” los valores, los sistemas instrumentales y políticos que se universalizaron en los 
últimos cinco siglos. Esta posición se formula por primera vez a finales del XVIII con la 
Ilustración francesa e inglesa y los románticos alemanes, quienes reinterpretaron la historia 
mundial proyectando a Europa como centro hacia el pasado e intentando demostrar que todo 
había sido preparado en la historia del mundo para que Europa fuera el fin y el centro de la 
historia mundial. Fue con los enciclopedistas cuando comienza por primera vez esta distorsión 
de la historia, que prosigue en Kant2 para quien “la Ilustración es la salida por sí misma de la 
humanidad de un estado de inmadurez culpable, siendo la pereza y la cobardía las causas 
por las que gran parte de la humanidad permanece gustosa en ese estado de inmadurez”
para Kant la “inmadurez” o “minoría de edad” es culpable, constituyendo la “pereza” y la 
“cobardía” el conjunto de rasgos y modos de comportamiento que conforman el carácter o la 
identidad de una persona o una comunidad en esta posición existencial, y culmina en Hegel3 
para quien el Oriente es la niñez de la humanidad, el lugar del despotismo y la no-libertad; de 
allí el Espíritu remontará hacia el oeste en un camino a la plena realización de la libertad y la 
civilización. Europa, pues, habría sido elegida por el destino para tener en su seno el sentido 
final de la historia universal (¿no suena parecida la definición falangista de que “España es una 
unidad de destino en lo universal”?): sería el reino de la Razón, de la Libertad, en suma, la 
autorrealización de Dios. Sin embargo, la tecnología que usaron los europeos para sus 
descubrimientos la tomaron del islam y de China; y la tecnología militar como el uso de la 
pólvora y las armas de fuego les llegó a los europeos de Asia; asimismo, muchas ideas del 
Renacimiento provienen del islam, como las matemáticas, la medicina y otras.

 

Pero el mundo de hoy, está confrontado a grandes desafíos que van desde la preservación de 
nuestros ecosistemas, hasta cómo imaginar vivir juntos, una cohabitación social y cultural 
regida por un mínimo de respeto y de dignidad para todos aunque actualmente, en el campo 
socio-político emergen grupos sociales, proponiendo la supremacía de la «raza» blanca, 
donde el racismo fundamenta y se plantea como una ideología política de masas. La 
estigmatización del otro, del diferente, el racismo y la xenofobia son el corolario de esta nueva 
época y se presentan como consecuencia en parte, y como respuestas simples y 
demagógicas, a una profunda crisis social, económica, cultural y política. En este contexto, la 
«cabeza de turco» está representada por los inmigrantes y refugiados. El eurocentrismo vive 
momentos dificiles como paradigma histórico frente al desafío ético, ecológico, social, 
económico y cultural. En la Europa de nuestros días, se plantea una crisis profunda de 
identidades que se extiende a todo el mundo Occidental. 

 

El eurocentrismo se funda sobre una visión del mundo producto de una interpretación del 
pensamiento judeo-cristiano, basado en la concepción de que el hombre (europeo, por 
supuesto) es el centro de la creación, como heredero del creador de la tierra y del universo, 
situándolo como  “dueño” de todas las formas de vida, propietario de la naturaleza y del 
universo que lo rodea, en suma el dueño de la creación. El eurocentrismo, como todo 
etnocentrismo, está centrado en su propia vertiente histórica y cultural, su propio ombligo, y 
explica el mundo desde esta percepción; el conocimiento, los saberes, están imbricados en 
ella, son los elementos históricos y filosóficos que sustentan a Occidente, que delimitan la 
validez de las ciencias y de las tecnologias, con una pretensión de validez universal4. Por lo 
que respecta a América, dejando aparte la polémica con el 12 de octubre, destacados 
pensadores, como Hegel, han sostenido que “América es el porvenir (desde los viajes de 
Colón) por lo que no tiene historia. La Historia Universal comienza en Asia, pero solo alcanza 
la plenitud en Europa”. No hay que olvidar la época en España, la de la expulsión de los judíos; 
a diferencia de los musulmanes y judíos que, conociendo la religión cristiana, se negaban a 
seguirla, los habitantes de esas nuevas tierras la desconocían y, por lo tanto, debían ser 
educados en ella. Para el eurocentrismo, en una primera instancia, pues, los «otros» son los  
infieles, «enemigos de Dios» y pertenecen a la animalidad y no a la humanidad5. La solución 
propuesta fue la Evangelización de los infieles. Pero no sólo se impone la religión de los 
recién llegados sino también su modo de vida, su gobierno, su economía, su sistema de 
clases sociales,...es decir, todo el modo de vida europeo, sin importar que aquellas gentes ya 
gozaran de una civilización perfectamente establecida y funcional; a ojos de los invasores 
eran seres atrasados, pueblos que debían ser educados y llevados por el camino correcto  
compartiendo el pasado ideal de los occidentales.

 

Un segundo período en el que los «otros» son los salvajes, a los que hay que civilizar a través 
de la evangelización y la alfabetización, que los asimile a los nuevos Estados, construidos a 
partir del modelo político del Estado-Nación, heredado de Europa, que se podría resumir en 
que el Estado representa a una nación mítica, basada en una visión del mundo, cristiano-
occidental y que se articula a partir de una lengua y una cultura oficial dominantes, en una 
imposición ideológica que no considera, ni admite, ninguna diversidad  cultural y lingüística. La 
única opción es la asimilación de los subordinados al nuevo Estado. Un tercer período de la 
imposición del eurocentrismo, ya durante una gran parte del siglo XX, estableció que los 
«otros» eran subdesarrollados y se afirmaba que la pobreza era el producto del subdesarrollo 
y de ninguna forma debida a la explotación intensiva de sus ricos y abundantes recursos por 
parte de la metrópoli. La proposición será de «desarrollarlos» e integrarlos a la Modernidad 
capitalista, como única solución.

 

Y seguimos de una u otra forma, con una u otra excusa, en el siglo XXI. Desde finales del siglo 
XX, asistimos a la emergencia de una nueva etapa del proceso iniciado siglos antes, en el 
marco histórico de la occidentalización del mundo, que inició el proceso colonial. La 
globalización neoliberal propone «liberar» la barreras fiscales, los obstáculos arancelarios y la 
abertura de los mercados, para facilitar la circulación de mercancías, el desarrollo del 
comercio y las finanzas, a nivel global. Se armonizan muchas normas jurídicas, que permiten 
la expansión económica capitalista a nivel global y el mercado es presentado, como el gestor y 
regulador de la sociedad, en detrimento de las funciones y del poder político de los Estados 
nacionales.

 

El eurocentrismo se construye históricamente en el contexto colonial, a partir del etnocentrismo 
de las culturas europeas que buscaron explicar, darle sentido y justificar su papel en el 
proceso de dominación y a partir también de la visión del mundo cristiana y antropocéntrica, 
que considera al hombre como el centro de la creación y lo sitúa en posición dominante, frente 
a las otras formas de vida. La visión indígena del mundo y su concepción de las relaciones 
entre el hombre y la naturaleza fueron perseguidas, marginalizadas y excluidas en un proceso 
que incluye todos los saberes de las culturas locales. El etnocentrismo es el hecho histórico de 
centrarse en sus propias culturas y considerarlas como la única referencia. Esto ocurre en 
todas las culturas, pero la especifidad europea es que esta afirmación cultural está ligada a la 
justificación de la dominación colonial y sustenta el poder, cumpliendo una función histórica. El 
etnocentrismo desarrollado por los países europeos que participaron de la aventura colonial 
constituye la raíz del eurocentrismo, concebido como una identidad colectiva, que representa 
Europa frente a los diferentes pueblos indígenas, que formaban parte de su alteridad histórica. 
Este contexto histórico colonial se ha prolongado de diferentes formas hasta nuestros días  El 
eurocentrismo permitió establecer la hegemonía de las culturas europeas, como referencia y 
modelo de interpretación, además, de constituirse como la única perspectiva del conocimiento 
científico, al punto de constituir la norma y la referencia, en términos económicos, sociales, 
políticos, culturales e ideológicos.
 
-------------------------------------------------------------- 

1El caso de las culturas clásicas romana, griega, egipcia, china,… azteca, maya,… es diferente, pues está ligado, únicamente, a los límites conocidos, aunque fuera en expansión, de cada imperio, donde, lógicamente, eran hegemónicas.

2Immanuel Kant (1724-1804) fue un filósofo y científico prusiano de la Ilustración, precursor del idealismo alemán, considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal. Además es uno de los últimos pensadores de la modernidad, anterior a la filosofía contemporánea, cuyo origen suele situarse en 1831 tras la muerte de Hegel

3Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770 -1831) fue un filósofo del Idealismo alemán, uno de los promotores más notables de la superioridad europea sobre las demás culturas del mundo Para él, la Historia Universal nace en Asia, y culmina en Europa, que se erige en la manifestación más alta del pensamiento humano, que aparece con la modernidad, y que la Reforma Protestante en Alemania, la Revolución francesa y la Ilustración son los puntos de referencia en donde la subjetividad se reconoce a sí misma. Recuerda que Inglaterra se otorgó a sí misma la «misión» de expandir la civilización por el resto del mundo.

4Según el pensamiento occidental, tres eran las formas de la divinidad como tres eran las masas continentales, Europa, Asia y África. ¿Cómo explicar, entonces, la aparición de un cuarto continente? De esta manera se entiende muy bien que los reinos europeos sintieran la responsabilidad de guiar a esos nuevos habitantes en “una cristiandad sacudida hasta los cimientos”, en palabras atribuidas a Isabel de Castilla.

5Entre 1550 y 1551 se celebró en Valladolid una junta (Controversia de Valladolid) en la que destacó la figura del fraile dominico Bartolomé de las Casas, considerado un precursor de los Derechos Humanos. La junta, enmarcada en la denominada 'Polémica de los Naturales', fue convocada para ofrecer una base teológica y de derecho sobre el proceder con los indígenas durante los descubrimientos y conquista de nuevos territorios de ultramar. En ella, se confrontaron dos posturas antagónicas, una de ellas liderada por el cordobés Juan Ginés de Sepúlveda, que defendía el sometimiento de los indígenas por parte de los españoles dada la "superioridad" de los segundos. Frente a ellos se pronunciaron los partidarios de las tesis del sevillano Bartolomé de las Casas, que sostenía la racionalidad de los indios y abogaba por sus derechos frente al poder que ejercían los conquistadores. Su interés por los derechos de los indígenas había llevado a De las Casas a dejar Chiapas, diócesis en el virreinato de Nueva España (actual México) de la que era obispo, para regresar a la metrópoli y combatir en ella los abusos de los encomenderos españoles, los cuales habían conseguido que no se aplicaran las Leyes Nuevas de Indias, dictadas en 1542 para mejorar la situación de este colectivo.

 

miércoles, 24 de noviembre de 2021

Curiosidades curiosas.


Hace unos días, aún atemorizados por las restricciones en las actividades que impone la 
lucha contra el contagio de esta pandemia de nunca acabar por el Covid-19, unos familiares 
de unos amigos se desplazaron desde Madrid, donde viven, a Barcelona, “a ver a la familia”, 
con una ambiciosa y apretada agenda de visitas previstas que incluía, entre otras cosas 
dispersas, el templo de la Sagrada Familia, el Anillo Olímpico, y otros lugares de la ciudad de 
Barcelona, la Costa Brava (así, sin detallar), el Monasterio de Montserrat,… De esta última 
visita, en la que emplearon todo un día, vinieron con curiosidad de “saber más” porque, en 
una excursión/marcha rápida por la montaña creyeron descubrir unas pequeñas iglesias 
semiocultas en las oquedades rocosas de cuya existencia nada sabían, y es que, ciertamente, 
de la montaña de Montserrat todo el mundo conoce los dos Monasterios (Santa Cecilia, más 
antiguo, y la propia Abadía), la Cova y la estética ermita de sant Miquel, con su cruz de metal 
presidiendo el paisaje, pero la montaña alberga unas catorce ermitas escondidas, la más 
conocida de las cuales es la de la Santa Creu, que es de uso privado de la comunidad 
monástica y a la que se accede desde el jardín de la Abadía por una escalera inacabable. 
Muchas son solamente cuevas a las que se les ha añadido una pequeña construcción, a 
veces una simple pared, para formar un habitáculo. Junto con la montaña del Montsant, son 
los dos lugares de Catalunya en los que ha habido más ermitaños a lo largo de la historia. De 
todas las ermitas repartidas por el macizo, siete siguen en pie: Sant Dimes y la Santa Creu, 
cuyo uso, como ya se apunta más arriba, está reservado a los monjes del monasterio; Sant 
Antoni (situada en una cavidad con vistas a la aguja más emblemática del macizo motañoso, 
el Cavall Bernat, albergó durante una larga temporada a un ermitaño laico), Sant Salvador, 
Santa Caterina y la Trinitat, que funcionan como cobijo para excursionistas, y Sant Benet. Las 
seis restantes están en ruinas: Sant Joan, Sant Onofre, Santa Anna, Sant Jaume, Santa 
Magdalena y Sant Jeroni. 
 

La primera documentación de la vida eremítica en Montserrat data de la segunda mitad del 
siglo XI, pero se intuye que los primeros anacoretas llegaron bastante antes del siglo X. Tras 
la fundación del monasterio por el abad Oliba, de Ripoll, en 1025, los ermitaños pasaron a 
depender del mismo; primero, construyeron sus refugios en las zonas medias y bajas de la 
montaña y, a partir del siglo XII, se habilitaron habitáculos en grutas de la parte superior, 
buscando parajes más solitarios e inaccesibles. Con el tiempo incorporaron nuevas 
edificaciones pegadas a las cavidades, que hacia los siglos XVII y XVIII ya satisfacían de largo 
las necesidades más esenciales de los ermitaños. Disponían de varias habitaciones: oratorio, 
estudio, taller, cocina y dormitorio, además de cisterna para la recogida del agua de la lluvia. 
El monasterio les proporcionaba todo lo que precisaban, algunos cultivaban un pequeño 
huerto y hacían cruces, rosarios, imágenes y otros objetos religiosos que vendían a los 
peregrinos. Todas las ermitas fueron destruidas en 1812, durante la guerra contra los 
franceses. Sant Benet, Sant Dimes y la Santa Creu fueron sometidas a importantes 
rehabilitaciones, pero en las de Santa Magdalena, Santa Anna, Sant Joan, Sant Jaume y Sant 
Onofre sólo quedan sus ruinas. Para quien quiera “saber más”, estos vestigios pueden visitarse 
hoy en cómodos recorridos temáticos desde el Pla de les Taràntules, donde llega el funicular. 
Actualmente sólo dos o tres monjes van de vez en cuando a Sant Dimes o a la Santa Creu a 
hacer retiros. El último que vivió en la Santa Creu fue el padre Basili Girbau (durante treinta 
años) y antes Estanislau Llopart, que fue a la ermita “por unos días” tras una grave 
enfermedad cuando tenía 54 años y, después de pasar por la iglesia de Belén, en la Tierra 
Santa, volvió a Montserrat, donde murió con 88 años de edad. 
 

Y, ya que estamos, cuando evocamos la práctica de los ascetas, la meditación trascendental 
o el anacoretismo, damos con la imagen popular del ermitaño apartado de la sociedad, con 
ropa raída, barba blanca y larga y una personalidad entre mesiánica y quijotesca: desde los 
ermitaños que se aparecen en el bosque a los caballeros de novelas de caballerías para 
aconsejarles al personaje Obi-Wan Kenobi de La Guerra de las Galaxias en una referencia 
más contemporánea; o Kame Sen’nin, el Maestro Roshi (Duende Tortuga) de la serie de 
anime Dragon Ball. La vida eremítica de los filósofos mendicantes griegos (los cínicos y, en 
menor medida, los estoicos), los primeros ermitaños en las confesiones abrahámicas 
(personajes bíblicos, así como los Padres del Desierto -con Pablo de Tebas de paradigma-, o 
el gnosticismo, en el cristianismo; el sufismo místico en el Islam; o la cábala meditativa hebrea), 
y religiones orientales (Buda, Lao Tsé y maestros hindús como fundadores de budismo, 
taoísmo e hinduísmo respectivamente), es el ejemplo extremo de la necesidad humana de 
cultivar su interior (bienestar, iluminación espiritual, creación artística, trabajo). Pero, ¿hace 
falta subir a una montaña y permanecer allí apartado (imagen recurrente en las Escrituras de 
varias religiones), recluirse junto a un lago (virgilianismo, Thoreau), vivir dentro de una tinaja 
(Diógenes de Sinope), o recluirse en un monasterio para lograr los supuestos beneficios de 
una vida sencilla y de acuerdo con la naturaleza, dedicada a la contemplación y el cultivo 
espiritual? 
 

Pues se ve que sí, con múltiples ejemplos a lo largo de la Historia, como lo demuestran, entre 
otros, los Monasterios cristianos ortodoxos de Meteora (Monasterios suspendidos del cielo
Monasterios suspendidos en los aires o Monasterios en el cielo en su original griego), 
localizados en la llanura de Tesalia, al norte de Grecia y clasificados como Patrimonio de la 
Humanidad por la UNESCO desde el año 1988. Son construcciones hechas sobre la cumbre 
de masas rocosas grises (de arenisca y conglomerado), talladas por la erosión, a una altura 
de unos 600 metros y están habitados desde el siglo XIV. También tienen su historia reciente, 
pues un gran número de los monasterios fueron destruidos o arruinados en el transcurso de la 
Segunda Guerra Mundial por los nazis debido a que la resistencia griega se refugió en ellos 
durante la invasión a Grecia y posterior ocupación militar del país. Pero, si hay una 
construcción de este tipo que llama la atención y deja boquiabierto al personal es el conocido 
como pilar Katskhi1 (nombre del pueblo junto al que está), monolito natural de piedra caliza 
que, para quien quiera hacer turismo, está ubicado en la región georgiana occidental de 
Imericia, cerca de la ciudad de Chiatura; tiene aproximadamente 40 metros de altura y domina 
el pequeño valle del río Katskhura, afluente del río Q'virila, a su vez afluente del río Rioni. 
 

La roca, con ruinas visibles de una iglesia en su superficie superior, de unos 150 m², ha sido 
venerada por los lugareños como el Pilar de la Vida y un símbolo de la Santa Cruz, y se ha 
rodeado de leyendas. Permaneció sin ser escalada y sin ser inspeccionada hasta 1944, y se 
estudió de manera más sistemática desde 1999 hasta 2009; estos estudios determinaron que 
las ruinas pertenecen a una ermita medieval que data del siglo IX o X. Una inscripción datada 
en el siglo XIII sugiere que la ermita todavía existía en ese momento. La actividad religiosa 
asociada con el pilar se reavivó en la década de 1990. La roca fue accesible para los visitantes 
masculinos a través de una escalera de hierro que se extiende desde su base hasta la parte 
superior y por la que puede subir o bajar una sola persona, pero recientemente se ha 
considerado inaccesible para el público. El complejo del pilar Katskhi consiste actualmente en 
una iglesia dedicada a San Máximo el Confesor, una cripta (bóveda funeraria), tres celdas de 
ermitaño, una bodega de vino y una muralla cortina en la superficie desigual del pilar. En la 
base del pilar se encuentran la nueva iglesia de Simeón el Estilita y las ruinas de una antigua 
muralla y un campanario. También es destacable una gruta rectangular con una entrada y dos 
tragaluces en la superficie vertical de la roca, unos 10 metros por debajo de la superficie 
superior. En la base del pilar hay una cruz en relieve, mostrando paralelismos con 
representaciones medievales similares encontradas en otras partes de Georgia. 
 

Total, que en todos sitios cuecen habas.
 
--------------------------------------------------------- 

1Para saber más: en los registros históricos, el pilar Katskhi es mencionado por primera vez el siglo XVIII, y se informa en la descripción geográfica del Reino de Georgia que "hay una roca en el barranco que se erige como una columna, considerablemente alta. Hay una pequeña iglesia en la cima de la roca, pero nadie es capaz de ascenderla, ni sabe cómo hacerlo." No sobrevive ningún otro relato escrito de la vida monástica ni sobre ascensos. Varias leyendas locales rodean el pilar; una de ellas dice que la parte superior de la roca estaba conectada por una larga cadena de hierro a la cúpula de la iglesia del pueblo de Katskhi, ubicada a una distancia de alrededor de 1,5 km del pilar. En julio de 1944 realizaron el primer ascenso documentado del pilar Katskhi., informándose en 1946 que las ruinas encontradas en la cima de la roca eran restos de dos iglesias, que datan de los siglos V y VI y están asociadas a una práctica de estilita, una forma de ascetismo cristiano. Desde 1999, el pilar Katskhi se ha convertido en objeto de una investigación más sistemática. Basándose en estudios adicionales y excavaciones arqueológicas realizadas en 2006 se, realizó una nueva datación de las estructuras, indicando que datan de los siglos IX a X, concluyéndose que este complejo estaba compuesto por una iglesia de monasterio y celdas para ermitaños. El descubrimiento de los restos de una bodega de vino también socavó la idea del ascetismo extremo floreciente en el pilar. En 2007, fue encontrada una pequeña placa de piedra caliza con inscripciones datada en el siglo XIII y que revela el nombre de Pilar de la Vida, haciéndose eco de la tradición popular de veneración de la roca como un símbolo de la Santa Cruz.

 

domingo, 21 de noviembre de 2021

De la credibilidad a las "fake news".


Hace ya semanas que la infancia de nuestro país ha vuelto “con normalidad” presencial a los 
colegios en este curso escolar 21-22 aún atenazados todos, la infancia y nosotros, por los 
efectos (¿coletazos?) de esta pandemia por el Covid-19 y, en voz baja para no crear alarmismo 
añadido, los docentes exponen situaciones delicadas originadas por el hecho de que hay 
padres que se niegan a vacunar a sus hijos poniendo así en peligro de contagio a terceros.
Vaya por delante que la vacunación no es legalmente obligatoria (dejemos para otro día el 
análisis, con ojos de hoy, y en su vertiente de justicia, de la obligatoriedad de algunas leyes 
que aún figuran en nuestro ordenamiento jurídico), y por lo tanto hay que respetar ese derecho 
legal de negarse (que con ello se pueda perjudicar a los demás, ¿a quién le importa si la ley 
protege al negacionista?), aunque cae por su peso que la decisión ha de ser consciente, 
meditada y contrastando información suficiente, y siempre que, además, no ponga en peligro 
a la propia criatura a quien no se vacuna. Sobre lo segundo, cedemos la palabra a las 
personas del ámbito de la salud (a quienes, de acuerdo, también es legítimo no creer) que 
disponen en todo momento de toda la información sanitaria sobre el particular que se va 
conociendo, y nos limitaremos a reflexionar sobre la calidad y credibilidad de alguna 
información accesible y que lleva a tomar determinadas decisiones.

 

En el marco de la emergencia global producida a raíz de la pandemia del Covid-19, diversas 
instituciones de administraciones nacionales alertaron acerca de la reproducción de noticias 
falseadas. La Organización Mundial de la Salud (OMS) acuñó la expresión "infodemia" para 
referirse a la sobreabundancia y multiplicación de información falsa en relación con el brote 
epidémico, lo que podría resultar un factor de riesgo adicional para la efectiva contención de la 
epidemia, y Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la OMS afirmó: “La lucha contra los 
rumores y la desinformación es una parte vital de la batalla contra el virus”. Hacia finales de 
2020 y ante la inminencia del comienzo de vacunación masiva en distintos países, 
comenzaron a propagarse con intensidad una serie de rumores y noticias falsas que alertaban 
sobre supuestos planes para colocar microchips en las personas mediante la inyección, el 
supuesto cambio en el código genético y los efectos secundarios en general. La OMS y el 
Secretario General de la ONU, entre otras instituciones y personas, hicieron un llamamiento a 
las autoridades de los países a fin de que se establezcan acciones globales para limitar la 
multiplicación de información falsa, que podría poner en riesgo la efectividad de los planes de 
necesaria vacunación masiva.

 

Y ahí fue Troya; al hacer recaer en los gobiernos la responsabilidad de las acciones, en este 
caso de la vacunación, por la pandemia, los grupos anti-gobierno vieron el cielo abierto para 
sus ataques “por restringir la libertad individual” con su medidas restrictivas y los seguidores, a 
ojos cerrados y sin pensar si son buenas o malas, de consignas (que al parecer son muchos, 
de esos que definía el filósofo Arthur Schopenhauer como “Todo tonto miserable que no tiene 
nada de lo que pueda sentirse orgulloso, adopta como último recurso el orgullo de la nación a 
la que pertenece; está listo y feliz de defender todas sus faltas y locuras con uñas y dientes, 
pagando así por su inferioridad” dejándose seducir por ideas acerca de que quienes piensan y 
actúan de manera diferente a la de ellos son criticables y perseguibles), los secundaron, a 
veces con acciones y comentarios contradictorios (basta darse un garbeo por las Redes 
Sociales de los últimos meses para verificarlo), convirtiendo así lo que podría ser una decisión 
legítima mostrando unas convicciones sanitarias en una herramienta política de uso 
indiscriminado como pim-pam-pum contra el gobierno. En ese contexto, cabe recordar que 
siempre han existido las noticias engañosas, pero que, a partir de la emergencia de Internet y 
de nuevas tecnologías de comunicación e información, las fake news han proliferado a lo largo 
y ancho del planeta. Este término es utilizado para conceptualizar la divulgación de noticias 
falsas  (o, mejor, falseadas, como sugiere Fundéu1) que provocan un peligroso círculo de 
desinformación. Las redes sociales permiten que los usuarios sean productores y 
consumidores de contenidos a la vez, y han facilitado la difusión de contenido engañoso, falso 
o fabricado, de forma que así se genera un circulo vicioso, y una noticia falsa se replica miles 
de veces en cuestión de segundos adquiriendo el barniz de cierta. El derecho a informarse 
debida y verazmente está sufriendo el impacto de este fenómeno que se vuelve cada vez 
más peligroso y que influye de distintas maneras en las prácticas auténticamente democráticas. 
La alarma social generada por noticias falsas difundidas exponencialmente a través de las 
Redes (donde se puede opinar sin contrastar) y cadenas sociales, en muchas ocasiones 
dificultan la planificación y tareas a llevar a cabo de las instituciones públicas para gestionar el 
problema. Los medios de comunicación y las redes sociales se han hecho eco desde el primer 
momento de la pandemia causada por el coronavirus desde finales del año 2019, provocando 
multitud de informaciones a nivel global, no todas verídicas. 

 

Sin embargo, no hace mucho tiempo que las noticias falsas eran un mero divertimento sin 
imaginar, ni por asomo, su uso político, equivalente a alentar con ellas a la toma de decisiones 
sesgada, condicionada, forzada o, simplemente, equivocada. Ahí están, sin ir más lejos, las 
típicas inocentadas en la prensa del 28 de diciembre (que prácticamente hayan desaparecido 
es todo un síntoma). O ¿quién no conoce a Abel Martín o Juan de Mairena, complementarios 
del gran Antonio Machado? Ambos, el primero aparecido en 1926 y el segundo en 1928, 
forman parte de una treintena de autores apócrifos (no confundir con personajes de ficción), 
concebidos por el poeta para, en paralelo consigo mismo, dar salida a sus ideas en artículos 
periodísticos como si fueran del otro. Una vuelta de tuerca la encontramos en Jusep (sic) 
Torres Campalans, personaje inventado por el escritor español de nacionalidad alemana y 
española, perteneciente por edad a la Generación del 27, con cuyos miembros tenía una gran 
amistad, exiliado tras la guerra (in)civil, Max Aub Mohrenwitz (París, 1903 - Ciudad de México, 
1972). A pesar de no haber existido más allá de la ficción, Aub inventa la biografía completa 
de Torres y crea más de treinta obras y varios dibujos que llegan incluso a ser expuestos en 
dos ocasiones en galerías de México y de Nueva York. Aub concibe a Torres como un pintor 
cubista, hijo de payeses, nacido en Molleruse (sic), Lérida, que emigra a París, en donde 
entra en contacto con las vanguardias artísticas y confraterniza con artistas como Pablo 
Picasso, Georges Braque, Amadeo Modigliani o Piet Mondrian. Tras el estallido de la Segunda 
Guerra Mundial, Torres Campalans se traslada a México para acabar sus días en un lugar 
remoto de la región de Chiapas.

 

Hace poco cayó en mis manos la
magnífica historia en formato cómic Naturalezas muertas,  
edición en castellano del original francés Natures mortes, con guion del belga Zidrou (Benoît 
Drousie) y dibujos del joven catalán de Terrassa Oriol Hernández, en el que se reivindicaba la 
figura y obra del desconocido pintor modernista Vidal Balaguer i Carbonell, del que se 
acompaña una detallada aunque enigmática biografía que culmina en su desaparición, y se 
afirma que la mayoría de sus obras están en paradero desconocido y que sólo 11 de ellas se 
conservan actualmente, y ello después de más de seis años de investigación, que se iniciaron 
con la publicación de la tesis doctoral de Roser Domènech, de la Universitat Autònoma de 
Barcelona, Silencis que parlen: artistes maleïts a la nostra Història de l’Art (Silencios que 
hablan: artistas malditos en nuestra Historia del Arte). Joaquim Mir, Santiago Rusiñol, Isidre 
Nonell, Ramon Casas... Todo el mundo conoce a estos pintores modernistas. En cambio, ya 
se ve que poco o nada se sabe de Vidal Balaguer i Carbonell, compañero suyo de generación. 
¿Y si no lo sabemos todo del modernismo? ¿Puede ser que los muchos estudios dedicados a 
la peña de pintores bohemios de la archifamosa cervecería barcelonesa Els 4 Gats hayan 
omitido algún nombre de peso del arte catalán? Recientemente comenzaron a aparecer los 
trabajos de Vidal Balaguer, los cuadros y dibujos que reflejan sus obsesiones, los paisajes que 
remiten al colorismo de Mir, su mirada al Liceu en llamas durante el aparatoso incendio que 
casi lo reduce a cenizas (el de 1861, no el de 1994, aunque lo llamativo es que el incendio del 
Liceu sucede 12 años antes del nacimiento de Balaguer, según su biografía), sus retratos de 
Picasso, Casas, Nonell o Utrillo... Un conjunto que tiene el aroma de lo mejor de Gosé, Mir, 
Casagemas o Casas. Todo ese material es una oportunidad única para conocer a este 
olvidado. Pero, ¿por qué, entonces, la historiografía lo ha dejado arrinconado hasta ahora? 
Hay una explicación muy sencilla: porque nunca existió ese pintor, nunca fue real. Resulta 
curioso que desaparezca también del directorio de la Universitat Autònoma de Barcelona la 
catedrática de historia del arte que ha escrito el epílogo de la obra, y que su tesis se haya 
perdido en la red. En la era de la postverdad, también hay postarte. Y Vidal Balaguer quedó 
olvidado para siempre porque nunca existió. Eso sí, su trágica historia (inventada) no deja de 
fascinarnos porque a los humanos nos gusta el drama. Sobre todo si el drama afecta a un 
personaje de gran talento al que no se ha reconocido hasta ahora. 

 

Oriol,
el dibujante del librito, ha dicho que el proyecto surgió cuando descubrió la obra de
pintor modernista Joaquim Mir en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (MNAC). "Hablé con el 
guionista belga Zidrou, con el que trabajo habitualmente, de que quería hacer un cómic sobre 
Mir, pero éste no es conocido en Bélgica, por lo que al final se me ocurrió hacer algo más, 
como una novela negra con una desaparición de por medio, relacionada con el ambiente de la 
bohemia artística modernista y fue así como nació la figura de Vidal Balaguer", y con ello se 
ha buscado hacer creíble a Vidal Balaguer “dándole un contenido, creando una incertidumbre, 
sembrando una duda2 y también ha permitido redescubrir la Barcelona de entonces y 
constatar que han cambiado pocas cosas porque se siguen viviendo problemáticas que ya 
eran evidentes en el 1900, porque este álbum no se limita a biografiar a un pintor modernista, 
sino que intenta reproducir el ambiente del modernismo. Puestos a falsear el pasado, algo a lo 
que las historias oficiales nos tienen más que acostumbrados, el propio Oriol recrea unas 
posibles influencias de Vidal Balaguer en aquellas vacas sagradas y así se puede ver en el 
retrato de Picasso, que "parece anticipar la época azul" del pintor malagueño, apunta el 
dibujante. Lo más divertido es que "incluso algunos especialistas han picado en el anzuelo, 
creyendo que realmente este pintor había permanecido en el más absoluto ostracismo; lo más 
interesante ha sido darle contenido al personaje y traspasar la frontera de la ficción y la realidad".

 

P
ero estábamos con la pandemia porque los casos relatados no condicionan las decisiones ni 
crean opinión, pero ahí están aunque sean meros divertimentos. Por el contrario, las redes 
sociales llevan años siendo el campo de cultivo de ‘fake news’, bulos e ideas conspiranoicas de 
unos pocos. Y con el Covid-19, que recordemos que es una pandemia global, desde 
plataformas digitales hasta aplicaciones de mensajería han conectado los cinco continentes 
alimentando el negacionismo y el rechazo a las medidas que los diferentes gobiernos 
implantaban para detener un virus desconocido. Así, mensajes y videos que cuestionan la 
utilidad de las medidas sanitarias, las vacunas o que el propio virus exista, han plagado las 
redes desde el inicio de la pandemia hasta la actualidad. Con bucear un poco encuentras 
desde influencers que cuestionan que la mascarilla sirva de algo o que vaya a  afectar a los 
demás que no se lleve, a videos de personas con bata blanca que rechazan la validez de las 
pruebas PCR o la de las vacunas. En esta línea, según los negacionistas, esta pandemia ha 
sido creada para enriquecer a algunos pocos, como el magnate y empresario Bill Gates. 
Además, según estas personas, las vacunas llevaban un chip para conectarse al 5G y 
controlar a la humanidad, o luciferina, que es una sustancia que tienen las luciérnagas que les 
permiten emitir luz, o grafeno. En general, en España, la adherencia a las medidas sanitarias 
y a las vacunas ha sido muy alta y, además, actualmente el 74% de la población se ha 
inmunizado contra la Covid; sin embargo, un porcentaje de la población está en contra de 
todo y aprovechan noticias anecdóticas para alzarse en las redes y alimentar las teorías 
conspiranoicas y el negacionismo. Y eso lleva a fallecimientos, porque, como explicaba la 
hermana de un fallecido3 por el virus: “La realidad es bien sencilla: el Covid-19 mata y las 
vacunas salvan vidas. Puede que no frenen totalmente los contagios, pero sí evitan acabar en 
la UCI. Y eso es más que suficiente”. 
 
----------------------------------------- 

1La Fundación del Español Urgente —FundéuRAE— es una institución sin ánimo de lucro, creada en 2005 y promovida por la Real academia española de la lengua RAE y por la Agencia de noticias EFE, que tiene como principal objetivo impulsar el buen uso del español en los medios de comunicación.

2Entre las obras, realizadas por Oriol al estilo de Vidal Balaguer, hay cinco retratos, de Picasso, Casas, Nonell, Mir y Pichot, obras de cronista, como el atentado con bomba en el Gran Teatre del Liceu de 1893, y, sobre todo, escenas cotidianas burguesas y otras de personajes suburbiales.

3Nos referimos en este caso, que no es único, al expiloto de motos y coach Jorge Lis Ortega, subcampeón de España de motos 125cc en 1996. fallecido tras luchar durante más de 45 días en la UCI del Hospital La Fe de Valencia contra los daños que el Covid-19 produjo en sus pulmones, que había sido uno de los negacionistas del virus, y que durante meses dejó de llevar a cabo las medidas sanitarias y animaba a no vacunarse a sus familiares. y cuando enfermó se arrepintió de haberse dejado arrastrar por esas ideas que circulaban en redes sociales. “Tengo miedo, Elena, de que por haber sido un cafre ahora no podamos frenar esto. Esta semana ha sido de golpe una de mis mayores lecciones de vida. Pasar mucho tiempo en Twitter, etc., me había radicalizado al extremo. Ojalá me hubiera vacunado", escribió a su hermana.“Este virus es así de traicionero: en cuestión de horas pasó de creer que pronto se iba de alta a complicarse con una gravísima neumonía bilateral. Él, que al inicio de la pandemia vivía atemorizado, de repente dio un giro y se contagió de un virus invisible y muy peligroso: el de las teorías que niegan la existencia de la covid o relativizan sus efectos. Escuchaba a presuntos gurús que presumían de manejar información privilegiada: datos económicos y sociales fuera del alcance del resto de los mortales, científicos incluidos”, añadió Elena.