sábado, 29 de julio de 2023

La(s) Historia(s) que nos cuentan (2)



Así como las historias de ficción tienen claros
los roles y los personajes (protagonistas, antagonistas, la suegra irritante, el genio no comprendido, el amigo ingenuo pero adorable…), así tendemos a crear claras representaciones de cómo son las personas que nos rodean y a creer en estas representaciones. Nos cuesta mucho reconocer la complejidad o matices de una situación o de una persona que tenemos enfrente, sobre todo si va en contra de lo que pensamos. En esos casos, es fácil caer en la tentación de convertirlo en ‘el malo’ de tu historia, sin caer en la cuenta de que es ‘el héroe’ de su propia historia. Cuando te das cuenta de que llevas contigo una historia simple sobre una persona o grupo de personas puede ser útil nombrar el rol (la etiqueta) que piensas que juegan en la historia, y entonces de modo intencional cambiar ese rol y ver qué es lo que surge. Estas semanas, leer cualquier cosa de los grandes maestros de la Historia Contemporánea parece remitir al más rabioso presente y a la terrible y cambiante guerra de Ucrania, como si las páginas nos brindaran pistas para su comprensión desde el análisis de hechos no tan lejanos en el tiempo. Pero la representación de un pasado con vestimentas actuales nos habla de cómo podemos confundirnos por una operación afín, su otra cara de la moneda. Carece de sentido trasladar Ucrania a los años 1914 (maduración del nacionalismo ucraniano), 1877 (la guerra de los Balcanes, con Austria-Hungría, Serbia y Rusia) o 1941 (la ocupación nazi) porque cada era se nutre de componentes distintos, los más esenciales para la comprensión histórica, donde un punto del camino es consecuencia de un sinfín de procesos previos, en general omitidos o sólo etiquetados desde el corto plazo, sin extender en exceso el horizonte de lo pretérito. A partir de este argumento, la batalla como causante de vuelcos sin retorno es más bien una fórmula para rememorar desde una leyenda útil como cimiento de un relato nacional o universal con visos arquetípicos, más erróneo si cabe por provocar la hegemonía de una narración histórica con unos pocos saltos cruciales y muchos huecos entremedias. Durante la primavera de 2008, Georgia y Ucrania solicitaron integrarse en el Plan de Acción de Ingreso en la OTAN por la vía rápida. George W. Bush presionó todo lo posible a favor al anunciar sin ambages a Rusia la independencia de las dos antiguas repúblicas soviéticas. Ambas vieron denegada su solicitud al no ponerse de acuerdo los países miembros de la Unión Europea. La canciller alemana Angela Merkel proclamó el deseo del Club para una pronta integración de ambas a la Alianza Atlántica, lo que era combustible para Putin y sus ambiciones en el tablero, moviéndolo a sus expensas por el coincidente desbarajuste en Washington con Donald Trump, la connivencia china en algunos asuntos, sus intervenciones en Siria y la descoordinación del bloque occidental, ralentizado en la toma de decisiones. Pero cuando en Occidente nos preguntamos cómo hemos llegado a esta situación, es bueno que seamos conscientes de nuestro propio papel en los acontecimientos que nos han llevado hasta aquí. Cuando se redactan estas líneas está en plena ebullición un confuso episodio de rebelión (?) que afecta al grupo de paramilitares mercenarios, especie de ejército ruso en la sombra, pro-Putin Wagner, llamado así al parecer por la pasión de su fundador (ucraniano, mira por dónde) por el Tercer Reich alemán, en homenaje a Richard Wagner, compositor favorito de Adolf Hitler, muy activo en el conflicto Rusia-Ucrania (pero también en Mali, República Centro Africana, Siria, etc.), comandados por el oscuro y semidesconocido (para nosotros) Yevgueni Prigozhin, y las fuerzas regulares rusas mandadas directamente por el Kremlin que, en definitiva, ha socavado la imagen monolítica de firmeza de Putin y nos ha tenido a todos aguantando la respiración. Como no es cosa de jugar a adivinos ni a adelantar acontecimientos en un tema tan embrollado como éste, pese al dicho de que un misterio es algo que todo el mundo sabe, cambiamos de latitudes para estas reflexiones sobre la Historia y su historia. Y es inevitable referirnos a hechos históricamente asumidos, pero, en el mejor de los casos, cuestionables.


H
ay un conocido aforismo del escritor y dramaturgo Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) que nos viene como anillo al dedo, pues nos recuerda que “Historia es, desde luego, exactamente lo que se escribió, pero ignoramos si es lo que sucedióy eso proporciona los suficientes matices de reflexión sobre la veracidad de ciertos hechos asumidos, desde los mitos y sus leyendas a las simples falsedades interesadas pasando por una densa gama de grises. Empecemos en Italia (en todas partes cuecen habas) con hechos falsos asumidos, por no tocar nada de aquí: un estudio forense realizado a la Sábana Santa de Turín, el misterioso manto blanco considerado por algunos cristianos como el sudario con el que fue enterrado Jesucristo, sugiere que probablemente se trata de un engaño medieval. Los escépticos dicen que la sábana, que mide 4,4 por 1,1 metros, es una obra maestra de la falsificación medieval. Pruebas realizadas con carbono ya en 1988 dataron su procedencia entre los años 1260 y 1390, pero los resultados fueron puestos en duda; la Iglesia Católica no tiene una postura oficial sobre la autenticidad de la sábana, que tiene impresa una imagen como si fuera un negativo fotográfico de un hombre con las heridas de la crucifixión. La reliquia (¿o fraude?) muestra la parte frontal y trasera de un hombre con barba, con sus brazos cruzados sobre el pecho y presenta trazas de lo que parecen ser regueros de sangre procedentes de heridas en muñecas, pies y un costado. No se trata de una discusión teológica o doctrinal ni poner en tela de juicio la historicidad, indudable, del personaje de Cristo. El quid de la cuestión pasa por determinar si la pieza que se preserva en la capital lombarda es aquel lienzo sepulcral mencionado en los Evangelios de Lucas y Juan o si, como afirman los escépticos, es una falsificación medieval. La teoría más curiosa afirma que la Sábana Santa es la primera foto de la historia; la habría creado Leonardo da Vinci en 1494 con una cámara oscura y una emulsión sensible a la luz (sal de mesa y nitrato de plata). Para uno de los autores del estudio forense, sin embargo, puede ser un indicio de que el Santo Sudario es "algo que se hizo de manera artificial", quizás con algún fin didáctico o simbólico, y de hecho, la Iglesia Católica no sostiene hoy que el Santo Sudario sea una pieza genuina pero sí lo considera un símbolo que recuerda el sufrimiento de Cristo. El experto citado, que es católico, afirma que su hallazgo no cambia en nada su fe en Cristo porque “Nuestra fe no se basa en el sudario, sino en los evangelios. No necesitamos ninguna prueba física para creer en Jesucristo y en su resurrección", olvidando (otra vez) a Jardiel Poncela: “Cuando tiene que decidir el corazón es mejor que decida la cabeza”.


Sin salir de Italia, una casa medieval en Verona atrae a los enamorados que buscan allí el domicilio de Julieta Capuleto y su historia de amor con Romeo Montesco, y hacen pacientes y larguísimas colas para inmortalizar en fotografía el “yo estuve allí”. A más de uno le gustaría creer que Julieta, la heroína de Shakespeare, vivió allí, pero la verdad es que no fue así.; sería tan inverosímil como buscar la casa de Blancanieves. “Romeo y Julieta”, la obra de teatro que escribió William Shakespeare a fines del siglo XVI, es el símbolo del amor romántico. Un amor de fuerza extraordinaria que, en la obra, desafió a su época y que terminó de modo trágico. Lo llamativo, o no, es su permanencia en el tiempo, esa irresistible atracción que aún ejerce, ese lugar ficticio a donde uno siempre va cuando quiere hablar del amor que sobrevive contra viento y marea. No por nada Hollywood ha filmado numerosas versiones y artistas plásticos muy distintos han retratado de modo diferente a los amantes de Verona. Respecto de los Capuleto y los Montesco no se sabe demasiado: Dante Alighieri los sitúa en el Purgatorio de La divina comedia y muchos aseguran que este enfrentamiento dinástico puede ser una metáfora para referirse a la guerra política entre los dos grandes partidos de aquellos tiempos, los güelfos y los gibelinos. Como si los testimonios de esa realidad no fueran suficientes, Verona cuenta también con la tumba de Julieta. El sarcófago de mármol se exhibe en el convento San Francisco, y según la tradición se habría identificado allí un entierro de dos amantes en el siglo XVI. Una vez en Verona, lo mejor es olvidar las especulaciones históricas y dejarse llevar por el romanticismo, que no siempre encuentra tantos motivos a mano para dar rienda suelta a la imaginación.


De estos (y otros) ejemplos se concluye que, contradiciendo a Jardiel Poncela, muchas veces en la historia y asimiladas manda el sentimiento aunque lo contradiga la realidad o cómo nos ha llegado, como hechos consumados incluso. Un caso que nos llega a incomodar (cuando conocemos sus pormenores) es, entre muchos, el de Hawaii, Hawai o Hawái pues aunque la mayor parte de gente utiliza la palabra anglosajona «Hawaii» para referirse a este turístico archipiélago, lo cierto es que la forma correcta es Hawái, donde el turismo se ha considerado como una vía de escape de la realidad que ha dado lugar a que se ignore la violencia a la que se enfrentan los nativos, que se han visto obligados a recoger pescado de estanques situados en las propiedades de los complejos turísticos, y los habitantes locales que han venido de fuera y viven en la tierra. El turismo, hoy en el ojo del huracán en todo el mundo, también aquí ha tenido efectos perjudiciales para el medio ambiente, como la escasez de agua, la superpoblación, la subida del nivel del mar, el aumento de la temperatura de la superficie marina y la presencia de microplásticos en las playas. Debido a la pandemia de COVID-19, el turismo se detuvo, lo que permitió que la tierra, el agua y los animales comenzaran a sanar y algunos peces han regresado tras años de no estar en las bahías. Los arrecifes de coral, los peces, el crecimiento del agua y las limu (algas) han podido florecer sin la pesada carga del turismo. Los nativos se han opuesto al turismo y han instado a la gente a no visitar las islas porque el turismo se había "convertido en extractivo y dañino, con turistas que vienen aquí y toman, y toman sin ninguna reciprocidad con los locales". (una encuesta de la Autoridad de Turismo indicó que más del ⅔ de los hawaianos no querían que los turistas volvieran). Conozcamos los porqués de esa oposición repasando por encima algo de su historia. Los primeros habitantes conocidos de estas islas fueron colonizadores polinesios; pasaría un largo tiempo hasta que llegaran los españoles, quienes lo hicieron a mediados de 1550, en un viaje que sólo sirvió para conocer la ubicación de las islas y registrarlas en sus mapas; a la corona española no parecía interesarle este archipiélago. En 1810 las islas estaban gobernadas por Kamehameha I, en un gobierno bajo protección británica que hizo que en pocos años el cristianismo protestante se expandiera por toda la isla y se perdiera la antigua religión de los nativos. En 1839 se creó la Primera Constitución, gran paso para la vida política ya que pasó de una monarquía absoluta a fundar una monarquía constitucional y, años más tarde, en 1874, se firmó un tratado con Estados Unidos que permitía el derecho de comercio en concesión exclusiva lo que potenció considerablemente la industria, ya en manos americanas: hubo un impresionante crecimiento en su agricultura lo que derivó en un aumento de ofertas de trabajo que trajo consigo la llegada de una ola migratoria proveniente de Asia que cambiaría considerablemente la idiosincrasia de las islas. En 1893, después de numerosos conflictos políticos, se suprimió la monarquía y la última reina, Liliʻuokalani, fue derrocada por un golpe de Estado de los terratenientes estadounidenses, siendo sustituida por un gobierno provisional y, posteriormente, por una república. Los Estados Unidos de América, tras promulgar una constitución al estilo estadounidense y abolir la monarquía, decidió la anexión de las islas en 1898 si bien el territorio no obtendría la categoría de estado hasta 1959. Al día de hoy, su organización política se encuentra regida por las normas americanas pese a haberse declarado ilegal el golpe de 1893.


¿Corazón cabeza, hechos consumados,…?

 

jueves, 27 de julio de 2023

Día internacional del perro callejero.



Desde el año 2008, a instancias de un joven estudiante de periodismo de Santiago de Chile, el 27 de julio se conmemora el Día Internacional del Perro Callejero a modo de homenaje y para concienciar sobre la mala vida que padecen los millones de animales que viven en la calle, entre perros y gatos; nacen, viven y mueren a la intemperie sin conocer el calor de un hogar y mientras no dejan de crecer los criaderos, legales y clandestinos, y la lamentable idea de vender determinadas razas que suelen ser alteradas genéticamente para darle características de mercadería, de moda. Este año recordaremos la historia de la canción “Callejero”, del cantautor Alberto Cortez, que la escribió cuando se enteró que el canino que vivió con él y su esposa durante muchos años, un día salió del domicilio y ya no regresó, pues un vehículo lo atropelló. Muchos conocemos este tema y nos hemos preguntado que fue lo que motivo al artista a dedicarle tan hermosa canción a un perro callejero que como dice su letra: “Era callejero por derecho propio”. Esta es la historia, pues, de un pequeño peludo lanudo y blanco que tenía un exquisito oído musical, un animalito que fue adoptado por un pueblo entero y al que se le dedicaron libros, poemas y estatuas. Alberto Cortez recordó que el perro se crió como el guardián nocturno de la obra del edificio donde después él y su esposa se fueron a vivir, que escogió a su esposa y a él como amigos. Cuando se quería ir, se paraba delante de la puerta, había que abrirle y se iba. Por eso en la canción se hace mención a “su filosofía de la libertad fue ganar la suya sin atar a otros, y sobre los otros no pasar jamás”. La mascota dormía en la portería acompañando al vigilante. Moro, como se cuenta que lo llamaban los niños (otras fuentes lo llaman “Fernando”), se ausentaba por temporadas y pasadas las semanas regresaba. Cuando Alberto ascendía a su apartamento en un quinto piso, el perro subía por la escalera ya que sentía miedo hacerlo por el ascensor pero, un día, el perro lo vio llegar de la clínica con su esposa convaleciente en una silla de ruedas y los acompañó en el ascensor. Desde esa vez decidió dormir unos días en el apartamento de Alberto, pero temprano solicitaba le abriera la puerta. De pronto un día ya no volvió al vecindario y se supo que un vehículo lo había atropellado mortalmente al cruzar la avenida. Esa noticia le inspiró a Alberto Cortez a escribirle la canción “Callejero”, en la cual estas frases son las que más lo destacaban: “Era el callejero de las cosas bellas/ y se fue con ellas, cuando se marchó; / Se bebió de golpe todas las estrellas, se quedó dormido y ya no despertó (…) Nos dejó el espacio como testamento, / lleno de nostalgia, lleno de emoción. / Vaga su recuerdo, por los sentimientos, / para derramarlos en esta canción”. Se dice que todo el pueblo asistió al entierro del perro, por lo que es considerado el más concurrido en la historia de la ciudad; a despedirlo acudieron hasta las autoridades municipales, y se pronunciaron sentidos discursos en su honor.



 

miércoles, 26 de julio de 2023

Lo dijo Casals. "I'm a catalan... "



Ahora que, un año más, se ha celebrado por estas fechas el festival Pau Casals, bueno es recordar que numerosos son los actos, conmemoraciones y eventos de cierta relevancia y sobre todo solemnidad, en los que suena la pieza musical ‘El cant dels ocells’ (El canto de los pájaros, the song of birds), que magistralmente popularizó e hizo universal el violonchelista catalán, de El Vendrell, Tarragona, Pau Casals. Éste llevaba varias décadas iniciando sus conciertos con la pieza (sobre todo durante sus años de exilio -nunca volvió a España- desde la finalización de la guerra (in)civil española, en 1939), tocándola en todos los lugares del planeta en el que dio un concierto, entre ellos en la Casa Blanca, frente al presidente John Fitgerald Kennedy (que hoy recordamos) o interpretándola en la Asamblea de las Naciones Unidas, el 24 de octubre de 1971, aprovechando que aquel mismo día se estrenaba el ‘Himno de las Naciones Unidas’ (conocido como Himno de la Paz), compuesto por el propio Casals y con letra del poeta británico W.H. Auden., en cuyo acto se le hizo entrega al genial violoncelista, de 95 años, de la Medalla de la Paz. Pero esta pieza musical, de estilo melancólico, no era una composición original del propio Casals sino una adaptación que el músico había realizado de una antiquísima canción de Navidad catalana, de autor desconocido y que versaba alrededor de la bienvenida que daban los pájaros, a través de sus cantos, al Mesías/Jesús recién nacido. No se sabe a ciencia cierta cuándo fue compuesta, pero sí que hay constancia de la misma a principios del siglo XVIII, pudiendo ser incluso bastante anterior (‘The World Encyclopedia of Christmas’ de Gerry Bowler, indica que es una composición medieval). Numerosísimas han sido las diferentes versiones, instrumentales o cantadas, que se han realizado de ‘El cant del ocells’, quedando la de Pau Casals como la más popular y universalmente conocida. En el acto de las Naciones Unidas, Pau Casals aprovechó para decir unas palabras ante la Asamblea, presidida en aquel momento por U Thant que, traducidas de su original inglés, dicen: “Dejadme que os diga una cosa. Yo soy catalán. Hoy una provincia de España. Pero, ¿qué ha sido, Catalunya? Catalunya fue la nación más grande del mundo. Les diré por qué: Catalunya tuvo el primer Parlamento, mucho antes que Inglaterra. Y fue en Catalunya donde hubo un principio de «Naciones Unidas». Todas las autoridades de Catalunya en el siglo XI se reunieron en una ciudad de Francia, pero que antes era de Catalunya, para hablar de paz. En el siglo XI. Paz en el mundo, en contra de las guerras, la inhumanidad de las guerras. Esto era Catalunya. Estoy tan contento, tan emocionado de estar aquí con vosotros…




 

martes, 25 de julio de 2023

La vida es maravillosa.



A veces la musa que nos inspira no es una persona sino un sentimiento, no siempre positivo, una desgracia, una alegría, un amor o un desamor. Fue lo que le pasó al cantante y compositor británico desaparecido prematuramente, víctima de un accidente de carretera, Colin Vearncombe mas conocido como Black. Desafortunadamente o afortunadamente, depende como se mire, su complicado divorcio se convirtió un su mejor y mas sublime musa. Escribió Wonderful Life en el peor momento de su vida y se convirtió en uno de los mejores y mas recordado tema de los '80. Luego, mas tarde, en entrevistas, cuando solo quedaba el recuerdo de la ruptura, siempre sacaba el tema para agradecerle a su ex, su único gran éxito. No todo el mundo sabe que Wonderful life es una canción cargada de ironía, y que cuando Black la escribió "estaba siendo sarcástico". En el backstage, al comienzo de su tour de 1993, Colin reflexionaba así sobre Wonderful life: "Es otra de las abundantes ironías de la vida porque mi primer matrimonio era un desastre de dimensiones descomunales, y yo había terminado escribiendo un par de canciones que fueron las más exitosas de todas las que había hecho jamás. Mi ex mujer es indirectamente responsable de que yo tuviera este éxito. Es algo que me hace sonreír. Además, había tenido un par de accidentes de coche, mi madre estaba gravemente enferma, yo había sido despedido de mi compañía discográfica y era un 'sin techo'. Entonces me senté y escribí esta canción; así pues, Wonderful life (Vida maravillosa) es un título cargado de ironía. Yo estaba siendo realmente irónico cuando la escribí pero la mayor parte de la gente se lo tomó al pie de la letra, y, bien mirado, ¿por qué deberían pensar lo contrario?" Nunca más Black reprodujo el éxito comercial de Wonderful life, aunque continuó trabajando y ampliando su catálogo. Colin Vearncombe atribuyó su fracaso después del éxito de Wonderful life a desavenencias con su sello discográfico. A lo largo de los años, la canción revivió repetidamente en otras voces. El tema fue versionado por muchos artistas y a Black le gustaba: "Disfruto cuando la gente canta mis temas, siempre y cuando no hagan trucos circenses con mis canciones y si Rex Harrison siguiera todavía vivo, hubiera sido magnífico que las interpretara con ese estilo suyo, mitad hablado, mitad cantado". Black y Wonderful life es un tándem indisoluble. Tanto que en los titulares de muchos medios de comunicación, es habitual que al hablar de Black se mencione a continuación a su tema estrella. Wonderful life es el único gran éxito de Black, pero no importa, es suficiente porque es una de esas canciones que puedes escuchar una y otra vez sin cansarte y nunca ha caído en el olvido, ha trascendido a través de los años debido a las muchas versiones y a su utilización frecuente como sintonía en series de televisión y anuncios. Es una especia de 'banda sonora' de nuestras vidas que va y viene.


Ahí voy, me acerco al mar de nuevo

Los rayos de sol hacen brillar mi cabello

Y los sueños flotan en el aire.


Gaviotas en el cielo y en mis ojos tristes

Sabes que se siente injusto

Hay magia por doquier.


Mírame aquí de pie

Por mi cuenta otra vez

Firme, bajo el sol.


Sin necesidad de correr ni de esconderse

Es una maravillosa, maravillosa vida

Sin necesidad de reír y llorar

Es una maravillosa, maravillosa vida.


El sol en tus ojos

El calor en tu cabello

Parece que te odian

Por estar ahí.


Necesito un amigo

Oh, necesito un amigo

Para hacerme feliz

Y no permanecer aquí solo.


Mírame aquí de pie

Por mi cuenta otra vez

Firme, bajo el sol.


Sin necesidad de correr ni de esconderse

Es una maravillosa, maravillosa vida

Sin necesidad de reír y llorar

Es una maravillosa, maravillosa vida.


Necesito un amigo

Oh, necesito un amigo

Para hacerme feliz

No tan solo.


Mírame aquí de pie

Por mi cuenta otra vez

Firme, bajo el sol.


Sin necesidad de correr ni de esconderse

Es una maravillosa, maravillosa vida

Sin necesidad de reír y llorar

Es una maravillosa, maravillosa vida...

Maravillosa vida...

Maravillosa vida...

Maravillosa vida.


 

domingo, 23 de julio de 2023

La(s) Historia(s) que nos cuentan (I)


Una de las cosas que nos definen como humanos es nuestra inclinación hacia las historias
(y, por extensión, hacia la Historia). Nos encantan, tanto explicarlas como escucharlas. La buena noticia es que estamos perfectamente preparados para las historias; la mala noticia es que las historias, incluso las oficiales, son probablemente demasiado simples y sesgadas para un mundo tan complejo como el que nos ha tocado vivir. Vivimos en historias y en ellas encontramos respuestas a nuestras más inquietantes preguntas. Las narrativas han unido tribus, religiones, sociedades,… han aportado solaz y sentido, nos han liberado de la ansiedad que generan algunas preguntas existenciales sobre grandes temas en nuestra corta vida y ahí está el gran problema: nuestra inclinación por una narrativa simple nos ciega a las narrativas más reales, no nos damos cuenta de cuán simple es la historia que nos contamos; la propia historia que creamos le da forma a lo que percibimos, a nuestras conclusiones. El problema es doble pues la historia no suele ser tan clara, limpia o evidente cuando las cosas ocurrían, y solemos utilizar esa misma “habilidad” cuando proyectamos hacia el futuro; lo que es muy arriesgado en tiempos tan cambiantes y complejos, porque no tenemos ni idea de cuál de las muchas posibilidades emergerá. Los líderes (?) que sostienen con pasión sus heroicas batallas del pasado y proyectan versiones simplistas del futuro pueden ser muy seductores… y peligrosos; para escapar de ellos debemos renunciar o dudar de historias simples y volver a las más complejas, llenas de matices y más ajustadas a la realidad y no es que las historias sencillas sean inútiles porque a veces son muy útiles. El problema, la trampa, está en no darnos cuenta de que estamos cayendo en ella. La mayor parte del tiempo no creamos historias a propósito; sino que estas son creadas en el fondo de nuestra consciencia porque tratamos de darle forma a las muchas partes de nuestra vida que no tienen esa forma o que no tienen sentido.


La verdad suele ser la primera sacrificad
a. Cuando la incertidumbre se adueña de nuestras vidas, nos dejamos arrastrar por miedos irracionales y damos por ciertas noticias que carecen de sentido, pero a las que nos aferramos porque nutren nuestras esperanzas o disipan nuestros temores; en esos momentos la sociedad se manipula con mayor facilidad y su voluntad es considerablemente más maleable: una especie de aborregamiento generalizado lleva a aceptar las decisiones de quien ostenta el poder o es el líder de un partido sin apenas cuestionarlas. La versión oficial de uno u otro se convierte en la única versión y quien se atreva a cuestionarla puede enfrentarse a serios problemas. No es algo de este siglo, sino una constante que se repite inexorablemente desde que el hombre formó comunidades; el miedo es un elemento muy poderoso de cohesión: aprovechándolo sin escrúpulos, permite tener bajo control a la masa y dar bastante libertad de actuación al dirigente de turno. La Historia resulta así damnificada; los fundamentos de la historiografía se tambalean cuando el rigor científico es sustituido por los sentimientos o los prejuicios y las adhesiones. Hay hechos cuya existencia está acreditada y aún así son muchos quienes los cuestionan con argumentos estrambóticos y delirantes, que solo se sostienen en teorías demenciales. Se genera tanto “ruido” en las redes sociales, las tertulias o los informativos que es muy difícil discernir entre un buen estudio histórico o una simple fantochada sin fundamento. Ante la avalancha de información que recibe el usuario, este prefiere retirarse y desechar la inmensa mayoría de los datos que le llegan, quedándose lo con aquello que se ajusta a sus intereses y preferencias. Al final, uno se retroalimenta con sus propias creencias y renuncia al espíritu crítico y a la reflexión pues es más cómodo reafirmarse en lo que se cree que cuestionar sus fundamentos


Buscamos historias con un principio, desarrollo y fin, nuestro cerebro se ha desarrollado para buscar este tipo de patrones, y cuando estos no son satisfechos experimentamos en nuestro cuerpo estrés y confusión, lo que está bien si estamos en el cine o en teatro (el autor nos confunde adrede con su narrativa), pero es un problema en la vida real donde pocas veces hay claros inicios o finales de algo. Y los buscamos; buscamos cuándo empiezan y acaban las cosas. ¿Cuándo empecé a darme cuenta de que estaba en un trabajo sin sentido para mí? ¿Cuándo acabé de darme cuenta de que mi matrimonio no funcionaba bien? Buscamos también relaciones claras y simples de causa y efecto. ¿Qué va a ocurrir a continuación? Que los humanos podamos establecer relaciones de causa-efecto fue un gran logro de nuestra inteligencia, un avance sensacional. Pero hoy abusamos de esa habilidad creando relaciones causales demasiado simples y acabamos creyendo en ellas. Proyectamos hacia el futuro basándonos en el pasado y rellenando los huecos. Y este sesgo de crear relaciones causales también afecta al futuro. Cuando miramos atrás y creamos una conexión causal, por ejemplo, entre la contención de la reciente pandemia y el rastreo masivo de casos, entonces ponemos el foco en rastrear casos; si la relación causal la establecemos entre la contención de la pandemia y el cierre de fronteras, entonces vamos por ahí… Si alguien te resulta molesto en una primera reunión, es probable que en siguientes reuniones ya creas que es una persona molesta, y lo mismo pasa en positivo. Y una vez que hacemos una hipótesis sobre una persona, empezamos a seleccionar datos que apoyan y refuerzan esa conclusión (sesgo de confirmación). Lo mismo pasa con una idea. Una vez nos gusta, empezamos a buscar selectivamente evidencias que la apoyen y a obviar aquellas que puedan ir en contra (de nuevo, sesgo de confirmación). No hacemos esto adrede. Simplemente, no percibimos los modos en los que descartamos información que va contra el primer juicio formado. No hay modo de parar la tendencia biológica a buscar historias simples, porque ocurren sin que nos demos cuenta. Creamos esas historias y creemos en ellas. Punto. Proyectarás lo ocurrido en el pasado al presente y hacia el futuro, crearás personajes rotundos con poca información; seleccionarás datos que confirmen tus suposiciones… Te pasará decenas de veces por día. Y pasa porque ha sido muy útil para nuestros antepasados. Lo único que debes hacer es utilizar algunos antídotos para evitar que esas historias simples limiten tu mundo, e impacten negativamente en tus resultados y relaciones. La clave no es evitar crear historias. No puedes evitarlo; ni siquiera evitar que estas sean simples. Es demasiado difícil, cuando no imposible. La clave es darte cuenta de tus historias simples, recordar que son simples, creer menos en ellas, apegarte menos a ellas, y utilizar el hábito de multiplicar las opciones que estás contemplando. La clave está en que en un mundo tan complejo una historia simple tiene una alta probabilidad de estar equivocada, al menos en parte, Y que esa historia te llevará a opciones o elecciones limitadas, pobres o sesgadas. Escapa de esta trampa para contar con más opciones, con más posibilidades y más elecciones en este mundo tan incierto.


Nos apoyaremos en alguna obra, bestseller, todo sea dicho, del historiador australiano residente en el Reino Unido Christopher Clark, catedrático de Historia en la Universidad de Cambridge: Sonámbulos. Cómo Europa fue a la guerra en 1914 (The Sleepwalkers: How Europe Went to War in 1914), un replanteamiento radical de los orígenes de la Primera Guerra Mundial que ha tenido un gran impacto en cómo vemos el pasado y el presente, y la reunión de muchos de los principales ensayos del autor, que plantea una serie de preguntas sobre cómo pensamos acerca del pasado, y cuáles son el valor y las trampas de la historia como disciplina, editado en castellano en 2022 por Galaxia Gutemberg, Las trampas de la historia. De Nabucodonosor a Donald Trump. La facilidad para asumir determinados postulados históricos en la contemporaneidad es un misterio del inconsciente colectivo de las naciones. 'Sonámbulos' causó conmoción por motivos inesperados al publicarse en Alemania. En su estudio, el autor exculpaba a los cabecillas prusianos de ser los responsables de la Primera Guerra Mundial. El mensaje original cuajó entre la opinión pública de la potencia europea, generándose ira al romper con la narración canónica; ello obviaba los matices, pues las conclusiones del ensayo apuntaban a una culpabilidad colectiva, con el imperio de Guillermo II preparándose durante el intenso julio de 1914, como los demás implicados en la contienda venidera. Antes, Clark retrocede a finales del siglo XVIII con una anécdota repleta de advertencia. Esos años vieron proliferar en Prusia a sectas religiosas, una amenaza para la unidad espiritual del territorio. En Königsberg, Immanuel Kant concedió audiencia al santón Johan Wilhem Ebel, quien quería pedirle consejo tras una epifanía. Una tarde, al lado de un laguito con lirios, la luz del sol deslumbró al buen hombre, revelándose fundador de un nuevo credo donde bastarían el agua y la luz para conferir energía a la Humanidad. El filósofo guardó silencio durante un rato y le replicó con sabias palabras, exhortando a su interlocutor a probar su teoría desde lo práctico. La segunda obra reúne trece ensayos escritos por Christopher Clark en distintos momentos de los últimos años (el más antiguo data de 2012 y el más reciente de hace unos meses), abordando temáticas muy dispersas, aunque entrelazadas por un mismo objetivo1: recapacitar sobre cómo pensamos y concebimos el pasado y las herramientas (no siempre irreprochables) que los historiadores utilizan para comprenderlo. Este designio subyace en casi todos los capítulos, aunque no sea evidente a primera vista, pues la heterogeneidad de los temas abordados puede despistar a algún lector. La obra tiene un preludio y un broche centrados en el ahora. En el primero la pandemia cobra protagonismo a través de una serie de pensamientos de una lógica aplastante; la crisis sanitaria ha afrontado varios riesgos en su crónica, entre ellos algo muy significativo e inédito en experiencias anteriores de la Humanidad: la sobreinformación científica, fantástica sin duda como bálsamo mientras durante los primeros meses los gobernantes adoptaron medidas casi idénticas a las de la Edad Media El libro, pues, es un ejercicio de reflexión muy bien macerada durante la pandemia, cuando el confinamiento permitió al autor ordenar unas serie de ensayos bajo la temática del título que los reúne y funciona cómo una espléndida meditación sobre la importancia de cómo se narra la Historia, con un mensaje clarísimo contra la manipulación de la misma desde la clase política. El historiador australiano intenta exponer la naturaleza del poder político y su íntima relación con la historia apoyándose en distintos ejemplos (varios de ellos centrados en la Alemania de finales del XIX y principios del XX, área en la que es experto). Clark enlaza pasado y presente a través de una estructura modulada donde esparce para empezar el bíblico sueño de Nabucodonosor y la invención de Daniel sobre la estatua con un quinteto de materiales, de barro a oro, para representar los cinco imperios terrestres. Para muchos, el último imperio serían los Estados Unidos de América, si bien esa certeza, aceptable hasta la crisis económica de 2008, podría ser una fórmula repetida hasta la extenuación al no razonarse. En el epígrafe que sirve como cierre del libro, Clark reflexiona sobre la incertidumbre que domina a la sociedad actual y su paralelismo con otros tiempos turbulentos. Dice así el historiador australiano: “No debemos alarmarnos demasiado: en la década de 1520, los reformadores religiosos Martin Lutero y Philipp Melanchthon pensaban que el fin del mundo estaba muy cerca. Cuando comprobaron que el fin del mundo seguía sin llegar, cambiaron de opinión y lo pospusieron. Aquí el problema que me preocupa no es la inminencia de un verdadero fin (que es otra cuestión) sino la muerte de los relatos que nos brindan un futuro y planteaban un medio para actuar de una manera políticamente eficaz. El efecto de la desaparición de ese relato es una angustia acuciante, una incapacidad de trazar un nuevo rumbo después de cada incidente inquietante”. El autor comulga, por cierto, con el discurso de Emmanuel Macron en la Sorbona en septiembre de 2017; esa jornada, el presidente francés quiso recordar a los habitantes del Viejo Mundo que Europa es el único horizonte posible, y mientras no nos dediquemos a construir el edificio incompleto de la UE seguiremos sumergidos por el pasado. El único pero a este sueño, concluye el historiador, es cómo este trazar y ocupar el mañana puede truncarse por un presente con la imprevisibilidad como suprema bandera.

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1Como explica el propio autor, “he escogido los ensayos que forman este libro porque abordan algunos temas que han influido en mi trabajo desde mis tiempos de estudiante de Historia Europea contemporánea: la religión, el poder político y la conciencia del tiempo. La historia de la religión siempre me ha interesado porque las tradiciones religiosas sitúan el quehacer humano en el marco más amplio posible. El poder político relaciona la cultura, la economía y la personalidad con las decisiones que afectan a una gran cantidad de gente. Y el estudio del tiempo, considerado no como el cristalino plasma por el que discurre la historia, sino como algo construido y configurado por las narraciones, religiosas y seculares, siempre me ha interesado, ya que pone de manifiesto una de las maneras más profundas de que disponen quienes ostentan el poder para manipular nuestra conciencia, nuestro sentido de la historia”.

 

jueves, 20 de julio de 2023

Así son las cosas.



Dentro de lo que se conoce como rock progresivo de los años setenta, uno de los grupos más rompedores y avanzados fue sin duda Emerson, Lake & Palmer (ELP). Con su sonido contundente, especialmente con el de aquellos maravillosos sintetizadores analógicos, ELP consiguieron un sonido nuevo y directo, con una energía que solo aquella tecnología podía dar. Famosos fueron los teclados a cargo de Keith Emerson como el Mini Moog, que era monofónico, y que no tenía ni un solo chip digital en su interior; todo el sonido nacía de la circuitería analógica, que generaba osciladores de onda que luego eran pasados por filtros analógicos, para conseguir aquel sonido tan especial y fantástico. Entre 1970 y 1973 el trío publicó cuatro excelentes álbumes, que se cuentan entre los mejores del género: “Emerson, Lake & Palmer”, “Tarkus”, “Trilogy” y “Brain Salad Surgery”. Tardaron cuatro años en editar el siguiente, probablemente debido a tensiones entre los miembros de la banda, más interesados en proyectos personales, y ya sin esa complicidad creativa que les hizo ser uno de los grandes grupos de la historia del rock. Un año antes, este trío de virtuosos sacaba al mercado un trabajo doble titulado “Works”, del que Greg Lake (antigua voz, compositor y bajista de King Crimson) tuvo a su cargo la cara B del primero. El tema más conocido, y el que tuvo mayor repercusión fue “C’est la Vie”, una bella y emotiva balada que, según el mismo Lake había comentado, compuso influenciado por los sonidos de los instrumentos que escuchaba en la calle, cuando vivía en París, y también estimulado por la propia Edith Piaf; quiso entonces escribir una especie de canción francesa en torno a una de las pocas frases que conocía en aquel idioma: “C’est la Vie”. Una obra maestra, que merece la pena escucharse en silencio y con calma. Poco después, esta melodía acabaría siendo versionada por el rockero local por excelencia, Johnny Hallyday. El único del grupo ELP que aún permanece con vida es Carl Palmer; Keith Emerson se suicidó en marzo de 2016 y, nueve meses después, el mismo año, falleció Greg Lake debido a un cáncer.



 

miércoles, 19 de julio de 2023

Escenas de niños.



Robert Schumann
(1810-1856), sin confundir con el político homónimo del siglo XX, fue un compositor alemán cuya obra influyó en toda la música del siglo XIX. En alguna de sus obras evoca la tradición de los carnavales europeos, creando un conjunto de piezas que reflejan la alegría y el jolgorio de esta fiesta. Uno de los aspectos más interesantes es representar a los personajes que aparecen en el Carnaval, como Pierrot, Arlequín y Columbina como leit motiv. Otra obra que lo consagró como el maestro del Romanticismo alemán son las Canciones de amor, que son una colección de ciclos de lieder que reflejan el amor, la pérdida y la esperanza (aunque Schumann no alcanzó la misma fama que otros compositores de la época, como Franz Schubert y Johannes Brahms, sus lieder siguen siendo muy valorados por su riqueza musical y su capacidad para expresar emociones profundas de manera sencilla y directa). Pero sin duda alguna, la obra cumbre de Schumann es la Sinfonía n.º 4, que es una obra clásica reconocida mundialmente que refleja de manera magistral la época romántica alemana. Sin embargo, la más conocida son sus Escenas infantiles, obra compuesta por una serie de piezas cortas que evocan diferentes estados de ánimo, como la melancolía, la ternura y la euforia. El uso de la forma libre, y la utilización de diferentes tonalidades y armonías, hacen que cada pieza sea un mundo en sí misma. En esta obra, Schumann captura la inocencia y la nostalgia de la infancia, a través de una serie de piezas que evocan diferentes momentos y situaciones de la vida de un niño. Uno de los aspectos más destacados de ella es la habilidad del compositor para crear piezas musicalmente simples pero emotivas, que reflejan la imaginación y el sentido de la maravilla de los niños."Sueños" (Träumerei), la número siete, que recordamos, es la pieza más popular del ciclo, que a menudo se incluye en el programa de varios conciertos, en la que la música suave y conmovedora tiene una impresión encantadora en el público. Schumann compuso su ciclo "Escenas infantiles" como un regalo para su futura esposa y gran pianista, Clara (con la que, todo sea dicho, no podía casarse por la negativa del padre de ella). Robert le escribió a Clara, al enviarle la música, que todos sus pensamientos están llenos solo de recuerdos de ella. Mirando los momentos románticos de su relación, se inspiró en sus palabras de que a veces actúa como un niño. Esta declaración recordada inculcó en el compositor la idea de crear un ciclo, más tarde llamado "Escenas infantiles". Schumann le escribió a Clara que estas miniaturas no fueron creadas para niños, sino para adultos, como un recordatorio para ellos de una feliz temporada sin preocupaciones. Inicialmente, el compositor llamó a la colección "Piezas fáciles" y agregó los títulos de las obras solo después de que terminó de componer la última miniatura. Robert y Clara finalmente se pudieron casar y tuvieron ocho hijos. El compositor los quería mucho y era un buen padre, tal vez por eso en su trabajo prestó mucha atención a los trabajos de escritura para la generación más joven. En resumen, la obra de Robert Schumann es un ejemplo de la complejidad y la profundidad de la música del siglo XIX. Su habilidad para crear composiciones emotivas y llenas de vida, junto con su técnica musical innovadora, hacen que su obra sea un ejemplo de la música romántica europea. .





martes, 18 de julio de 2023

Segundas partes.



A comienzos de 1965 una banda inglesa con su cantante Eric Burdon y bautizada con el explícito nombre de The Animals debido a la energía que desplegaban en el escenario, realizaba una fabulosa versión del tema «Don’t let me be Misunderstood» (“Comprensión” en su versión castellana) que un año antes había grabado Nina Simone para su álbum «Broadway-Blues-Ballads». Es curioso, porque no era la primera vez que The Animals, amantes de la música “negra”, versionaba un tema que ya había sido interpretado por Nina Simone ya que el grupo alcanzaba la fama gracias a una canción folk de autor desconocido, titulada «The House of the Rising Sun« (“La casa del sol naciente”), que también había sido grabada por la norteamericana en fechas relativamente próximas. Aunque Simone ya era conocida entonces, llegaron The Animals y trasformaron la canción (la interpretación de la Simone era muy lenta, con orquesta, arpas, coros a lo góspel y una introducción prácticamente hablada más que cantada), dotándola de un estilo más rockero. A raíz de esta versión la fama del tema se hizo eterna y ha sido versionado por artistas como Joe Cocker, Gary Moore, Elvis Costello, Cindy Lauper, Bruce Springteen ó Dire Straits entre otros. «Don’t let me be Misunderstood» es un tema ideado por el compositor Horace Ott, probablemente influenciado por una discusión que había tenido con su novia, que después sería su esposa, Gloria Caldwell, lo que podría explicar esa letra sobre alguien que pide perdón por un mal acto. Sin embargo, por motivos contractuales, Horace Ott no podía firmar la canción, por lo que se la ofreció a dos compañeros suyos, Bennie Benjamin y Sol Marcus, añadiendo en la autoría a la propia Gloria Caldwell. Una vez que The Animals sacaron esta canción del ámbito góspel-soul, han sido muchos artistas los que se han animado a versionarla y, de hecho, hay propuestas melódicas, disco e incluso de tipo heavy metal sin echar en saco roto la magnífica versión en castellano de Lone Star con la potente voz de Pere Gené. La temática de la canción versa sobre alguien que ha hecho una tontería que ha ofendido a su pareja, y entonces le pide perdón argumentando que, como ser humano que es, tiene sus fallos y sus defectos, sin embargo, otras personas han querido ver una interpretación ulterior relativa al Movimiento de Derechos Civiles, Según los expertos este tema representa y es fiel reflejo de la vida y la carrera de Nina Simone pero algunos van mas allá y ven en ella un implícito mensaje por el Movimiento de los Derechos Civiles ya que en la época en la que fue publicada la gran cantante estaba muy comprometida con este movimiento, quizás no sea así (o si), pero dado que las canciones son susceptibles de interpretaciones y reinterpretaciones no descartamos ninguna de las dos versiones. Este single está catalogado por la revista Rolling Stone en el puesto nº 322 de su lista de las 500 mejores canciones de todos los tiempos.



 

lunes, 17 de julio de 2023

En el adiós a Mortadelo.


Recuerdo que, de niño, iba con cualquier excusa a casa de los vecinos “ricos” Julián y María, en realidad a dar buena cuenta de los tebeos que su hijo Juan traía a casa, la mayoría de ellos, de humor y, significativamente, muchos de la familia o el estilo de Mortadelo, hoy huérfano tras la desaparición de su creador, Francisco Ibáñez. Me sentaba y los devoraba entre risas, más o menos contenidas y disimuladas. No recuerdo cuándo cayó en mis manos la primera aventura de Mortadelo y Filemón, pero sí que su aparición representaba un verdadero acontecimiento en mi rutina infantil, marcada por el tedio de las ecuaciones, los análisis sintácticos y los accidentes geográficos. Especulo que conocí a las criaturas de Ibáñez en Pulgarcito o Tío Vivo, cuando los tebeos acudían semanalmente a los quioscos de prensa, proporcionando una admirable combinación de humor, aventura y pedagogía. He olvidado casi todo lo que aprendí en los manuales de texto de la escuela, pero conservo un recuerdo muy preciso de las peripecias del Capitán Trueno, El Jabato o Rompetechos. Acudiendo hoy parcialmente a la Wikipedia, Francisco Ibáñez Talavera fue un historietista perteneciente a la segunda generación o generación del 57 de la llamada Escuela Bruguera junto a autores como Figueras, Gin, Nadal, Raf, Segura o Martz Schmidt (nombres históricos de la historieta). Creador de multitud de series humorísticas, entre las que destaca Mortadelo y Filemón (de los diferentes nombres propuestos, como Ocarino y Pernales o Lentejo y Fideíno, al final se quedó con Mortadelo y Filemón, según su autor,:”Me preguntaban si me volví loco para encontrar ese nombre, y yo les decía que me pasé semanas, meses, borrando y pintando. Qué va, todo mentira. A última hora es el personaje el que hace al nombre y no el nombre al personaje. En aquella época estaban de moda los títulos de las historietas con una especie de versito: Mortadelo y Filemón, agencia de información; Pepe Gotera y Otilio, chapuzas a domicilio... Recordaban un poco a aquellas cosas que se hacían en la tele, en el llamado celuloide rancio”.), muchas de ellas se perciben en España como un icono esencial de varias generaciones y muchos otros dibujantes de cómic posteriores reconocen su gran influencia. Además de Mortadelo y Filemón, también fue el responsable de series como 13 Rue del Percebe, Rompetechos, El botones Sacarino, Pepe Gotera y Otilio y Chicha, Tato y Clodoveo aunque desde la década de 1990 se centró casi exclusivamente en Mortadelo y Filemón. Hizo sus pinitos como empleado de banca, pero cuando descubrió que se ganaba mejor la vida como dibujante, se lanzó de lleno e, influido por el cómic franco-belga, publicó El sulfato atómico, la primera historieta de sus personales Mortadelo y Filemón (nacidos años antes en las páginas de la revista Pulgarcito) concebida como parodia del mundo de los espías y de larga extensión; el nuevo modelo triunfó tanto a nivel nacional como internacional y Bruguera lo explotó sacando cabeceras como Mortadelo, Super Mortadelo, Mortadelo Gigante o Mortadelo Especial, a veces sin respetar sus derechos laborales y de autor. El recrudecimiento de la censura (sí, también con Ibáñez: en 13, Rue del Percebe había un Dr. Frankestein que se dedicaba a fabricar muertos, hasta que un día se les ocurrió a los de censura decir que eso no lo podría utilizar, que no podía ser porque el autor estaba ahí poniendo un personaje que fabricaba seres vivos y esto tan solo es posible para el “sumo hacedor”) también contribuyó al abandono de los referentes sociales locales. El teórico Jesús Cuadrado, en su libro “Ibáñez, la ñ de Europa” lo resumió así: “La industria, el padre insaciable y saturnal: Su voracidad, engulló al vasallo, acabó con la creatividad de Ibáñez, un gran fabulador, un más que excelente narrador que se bautizó con las mismas sales (o parejas o parecidas, pero siempre ejemplares) que las de algún genio del Benelux”, haciendo mención a la historieta o cómic franco-belga. Por extensión, el término se refiere al conjunto de estilos y contextos editoriales comunes al cómic europeo francófono después de la Segunda Guerra Mundial. El propio Ibáñez se ha caricaturizado numerosas veces en sus historietas, llegando a ser un personaje más e incluso el principal en algunas. Se presenta en estas ocasiones como un individuo engreído que cobra muchos millones por dibujar y también que trabaja mucho, aunque sus propios personajes hacen burla de su capacidad para dibujar bien.


Los personajes de Ibáñez, en el fondo, son el reflejo de una sociedad y una época; si se hicieran hoy, serían diferentes y, en su día, permitieron evadirse de la atmósfera asfixiante del franquismo, que se manifestaba con malos tratos físicos y psíquicos. Desde el primer momento, se sentía una enorme simpatía por Mortadelo y Filemón que, desprovistos de toda cualidad, sus éxitos siempre se debían al azar o a cómicos malentendidos. En sus inicios fueron una versión paródica de Sherlock Holmes y Watson, pero al cabo del tiempo se convirtieron en una caricatura de James Bond. Por eso “descuadran” las declaraciones del propio autor: “Yo cuando saco un personaje no es para hacer crítica social. Para eso ya están los chisteros de los periódicos, que son un montón y la mayoría magníficos. Ellos lo pueden publicar en consonancia con la actualidad, pero yo tardaría meses en meter cualquier político y cuando saliera la gente diría: 'Pero esto qué es, de qué habla este tío, si esto ocurrió ya en la edad de piedra”' confrontadas con estas otras: “Por eso le metimos (a Mortadelo) cosas de absoluta actualidad, para que al coger la revista también pudieras ver lo mismo que aparece por la tele, se lee en los periódicos o se escucha por la radio. Empecé con las Olimpiadas, hace ya la tira de años, y desde entonces vuelvo a ellas cada cuatro años. Luego se añadió también lo del fútbol, el dichoso fútbol. Cada cuatro años hago un extraordinario del Mundial y nadie sabe que en mi vida habré ido a verlo dos veces”. La verdad es que tras el fin del franquismo, Ibáñez empezó a adentrarse en la actualidad, empezando por los Juegos Olímpicos y los Mundiales, a los que eran llamados cada cuatro años los agentes de la TIA Mortadelo y Filemón. Era una forma de salirse levemente de la misma historia y gag. Bárcenas tampoco es el primer corrupto al ser retratado por el mundo de Ibáñez. En 'Corrupción a mogollón' , en 1994, el autor entraba de pleno en el caso Roldán. Su protagonista era Rulfián, director general de la Guardia Viril que huye con los dineros en su alfombra mágica. En 1991 y 1992, Mortadelo y Filemón celebraron el quinto centenario del descubrimiento de América; ningún líder internacional quiso perderse el Quinto Centenario, ni el papa Juan Pablo II, ni Manuel Fraga, ni el presidente catalán Jordi Pujol y todos reivindicaban la nacionalidad de Cristóbal Colón. En “Maastricht... Jesús” y “¡Llegó el euro!", Ibáñez avisaba de los problemas de la Unión Europea y la moneda única. En 'Parque de Atracciones' como Puerto Chifladura (el Port Aventura del universo) como eje central, trató Aznar sin éxito inaugurar una estación de tren. En 2003, la crítica a las infraestructuras del gobierno del PP se hizo aún más palpable cuando Mortadelo y Filemón trataron de parar la proliferación de alta velocidad con 'El UVA (Ultraloca Velocidad Automotora)'.Y el euro trajo también la corrupción urbanística, entre constructoras y equipos de fútbol Ni siquiera el presidente estadounidense Barack Obama se ha quedado sin su dibujo. '¡En la Luna!' llevaba a Mortadelo y Filemón y a Pepe Gotera y Otilio a trabajar en la NASA. Pero su último protagonista es ese tesorero sin nombre que, como el extesorero del PP Luis Bárcenas, tiene el pelo canoso y hacia atrás y un impertérrito dedo corazón bien levantado (otra situación de censura,”en democracia”, en este caso mucho más actual: cuando el Telediario de TVE se negó a cubrir el lanzamiento de El tesorero para no hablar de Bárcenas ni del PP. ¿Estamos dando pasos atrás en lo que a libertad de expresión se refiere?). O sea, que política, sí, a la que añadimos su ¿premonición? del ataque a las Torres Gemelas de New York.


En definitiva, la gran virtud de Ibáñez es que hacía reír y si bien la perspectiva de morir no es agradable, pero como no es posible eludirla, constituiría un consuelo poder elegir el modo de pasar ese trance. Morirse de risa leyendo una historieta de Mortadelo y Filemón parece mucho más atractivo que dejar este mundo por culpa de un accidente cardiovascular o un insidioso cáncer. La risa es quizás lo más saludable que ha inventado el ser humano y uno de los rasgos distintivos de nuestra especie. No está claro si los animales poseen sentido del humor –que son divertidos es innegable–, pero el ingenio, el disparate y el chiste parecen exclusivamente humanos.




 

sábado, 15 de julio de 2023

Los cómics y la vida misma.



Hoy toca un divertimento para los amantes de los cómics (¿sólo?).
Los dioses (greco-latinos) se metían demasiado en los problemas terrenales. Tanto que no dudaban en “bajar a la Tierra” e involucrarse sentimentalmente con los humanos, en especial con las humanas (Europa, Danae y un largo etcétera). De estas uniones nacían hijos con poderes super-especiales, como semidioses. En el Siglo XX, a rebufo de la Segunda Guerra Mundial, cuando se crearon los superhombres de la historieta -a imagen y semejanza de los dioses clásicos- no especificaron de un modo claro si además de salvar al mundo de los villanos, sus momentos libres los dedicarían a esa actividad tan propia de los humanos y que tiene que ver con la supervivencia de la especie. La pregunta es: ¿se enamoran los superhombres? Si nos dejamos influenciar por las imágenes publicadas en los medios, especializados o no, podemos deducir que la pasión y el erotismo también están entre sus planes y constituyen unas de sus debilidades. Una especie de kriptonita. Tomando como referencia la mitología, Venus y Hera, por ejemplo, eran muy celosas, y Zeus y Saturno eran vengativos y, el segundo, además, capaz de devorar a sus propios hijos, pero esas características no quedan bien para los superhombres del siglo XX. Estos casi no tienen defectos. Entonces, ¿qué hacen besándose? Porque siempre se empieza así. Una mirada cómplice, un beso delicado (luego apasionado), una invitación a tomar un café, una regalo, un ¿puedo pasar? y ya sabemos como termina. Los dioses de la antigüedad podían enamorarse de las humanas y engendrarles hijos y no pasaba nada malo. Pero ¿podemos deducir lo mismo de un superhombre del siglo XX en pareja con una mujer, común y corriente? El escritor Larry Niven1 especuló sobre las consecuencias de una relación de este tipo en un relato de la vida íntima de Superman (superhombre histórico y símbolo, previo a la lluvia de Marvel) ¿Qué pasaría si convence a Luisa Lane a hacer lo que el respetable lector se imagina?. Superman y Luisa Lane es la pareja más famosa en el mundo del cómic (por cierto, ella no es el único amor del superhéroe con las iniciales “L.L.”). Durante años, se vio a Clark Kent/Superman suspirar por su compañera del periódico en el que ambos trabajaban, Daily Planet, sin confesarle su amor, pero al final el amor venció todos los obstáculos y culminó los sueños de miles de lectores alrededor del mundo. Lo que en las películas se hizo realidad a los pocos minutos, en el cómic tardó casi seis décadas en concretarse; las consecuencias de esa unión son impredecibles.


Ya por extensión, trascendiendo los problemillas de los semidioses/superhéroes, adentrémonos en el mundillo de los cómics, como reflejo del mundo real: ¿te excitaría mantener una relación sexual en una vía férrea, con un tren a punto de aplastarte, como se ve en una historieta? ¿y acostarse con alguien que lleve puesta una piel de animal? Se dice que la fantasía humana no tiene límites. Y en cosas de la cama menos aún. Así que ambas prácticas existen, trascendiendo el mundo del cómic; se llaman, respectivamente, quinunolagnia y felpursufilia, y son dos de las voces que recoge la Enciclopedia erótica del cómic.(¿o de la vida?). De hecho, algunas de ellas son tan raras que hasta asombraron al propio Román Gubern2, autor de los textos del libro. De las voces más normales a las más peculiares la Enciclopedia acompaña cada definición con su contexto histórico y con viñetas extraídas de la historia del tebeo. A fuerza de buscar entre parafilias, perversiones y curiosidades, Gubern dio con un caso que le dejó especialmente impactado y que dio origen a la entrada “dipoldismo”; era 1903 cuando el tutor alemán Andreas Dippold provocó la muerte de uno de sus jóvenes alumnos, Heinz Koch, un epílogo tarde o temprano probable, ya que el señor (por llamarlo de alguna forma) en cuestión se dedicaba a martirizar y torturar sus pupilos (no en la ficción del cómic, sino en la realidad). El pobre pequeño abofeteado que ilustra la definición en la Enciclopedia pertenece a un dibujo del gran Carlos Giménez de 1981. Y apenas 20 años antes coloca Gubern el origen del cómic erótico como antecesor; con los tebeos del movimiento underground de Estados Unidos e historietas como Barbarella de Forest y Valentina de Crepax en Europa, el cómic se hizo adulto en Europa (el boom en España fue posterior). La revolución sexual y el movimiento hippy marcaron la pauta, y desde entonces, el cómic siguió madurando, hasta el punto de que hoy se vive una segunda edad de oro, tras el período de entreguerras. Y entre tantos talentos de dibujantes y guionistas, hay decenas que se han dedicado o se dedican a trazar cuerpos desnudos, orgías y coitos de los más acrobáticos puesto que el cómic tiene dos virtudes: permite dibujar proezas imposibles en la realidad y cuenta con la estilización gráfica; de ahí que el tebeo se preste al género provocador incluso mejor que literatura, que ofrece la ventaja de la imaginación, y el cine, que permite una imagen hiperrealista.


Muchos puntos quedan sin embargo por cambiar y poner al día, no sólo en los cómics, con las tendencias sociales. Y uno de ellos, como muestra, por ejemplo la constante presencia de mujeres (y no de hombres) semidesnudas en todo tipo de anuncios, en el cine y también en el cómic, es el machismo. Toda la cultura occidental es sexista y el varón sigue dominando con siglos y siglos de tabúes pues durante 2000 años todo (y este “todo” lo abarca TODO) el saber estuvo en manos de la Iglesia católica, dominada por eclesiásticos hombres, celosamente guardado y el argumento válido aunque incomprensible para no compartirlo siempre era a fuerza de repetir: ‘Eres culpable (¿de qué?). Has de confesar (¿qué?), has cometido una falta (¿cuál?)”. Por suerte esto está evolucionando rápidamente, pero es cierto que hay una hegemonía social masculina en todos los ámbitos, también en la cultura sexual; ojalá que pronto ya no sea normal sino tan raro como fornicar a la espera de un tren que se acerca.

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1Laurence van Cott Niven, más conocido como Larry Niven, es un escritor, psicólogo y matemático estadounidense, conocido sobre todo como el autor de la serie Mundo Anillo y también por el universo creado bajo el nombre de Espacio conocido. Dedicado a la escritura profesionalmente desde 1963, destaca en sus obras por la rigurosa consistencia científica, lo que le ha valido el calificativo de primer autor "moderno" de la llamada ciencia ficción dura, caracterizada por conceder una especial relevancia a los detalles científicos o técnicos de la narración. “Man of Steel, Woman of Kleenex" es un ensayo de 1969 en el que el autor detalla los problemas que enfrentaría Superman en las relaciones sexuales y la reproducción con una mujer humana, utilizando argumentos basados ​​en la reconciliación humorística entre la física, la biología y la habilidades de los kryptonianos como se presenta en los cómics de Superman. Los temas discutidos incluyen la supuesta pérdida de control físico de Superman durante el coito, los supuestos "superpoderes" de los espermatozoides de Superman., incompatibilidad genética entre humanos y kryptonianos, y los peligros para la mujer durante la gestación. El título es una referencia al poder y la invulnerabilidad de Superman, y lo contrasta con la relativa fragilidad, como el tejido facial de la marca Kleenex , de un humano. El ensayo se publicó por primera vez en la revista para lectores masculinos Knight en 1969 luego se recopiló en la colección de 1971 de Niven, All the Myriad Ways .Se volvió a publicar en la antología de 1978 SuperHeroes editada por Michel Parry y se indicaba con un estallido de estrellas en la portada la “revelación” de detalles íntimos de la vida sexual de Superman y, como no podía faltar, fue también publicado con ilustraciones softcore con todos los logotipos y nombres de identificación eliminados, en una edición de 1995 de Penthouse Comix . Curiosamente, en 1986 se publicó en Usenet , lo que dio lugar a un debate temprano sobre la violación de los derechos de autor en línea .

2Román Gubern Garriga-Nogués es un escritor e historiador de medios de comunicación, singularmente de cine y cómic. Sus estudios sobre el cine mundial, o durante la guerra civil española, así como el lenguaje del cómic fueron pioneros en España. Es especialista en estudios sobre cultura de la imagen y comunicación audiovisual, catedrático jubilado de comunicación audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), de la que ha sido decano, ha enseñado en la Sorbona, así como en las universidades de Harvard, Yale, el Museum of Modern Art de Nueva York o la Bienal de Venecia, investigador invitado en el Massachusetts Institute of Technology y ha sido profesor de Historia del Cine en el California Institute of Technology (Pasadena), la University of Southern California (Los Ángeles), la Venice International University. En los setenta del pasado siglo militó en el comunista Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC) y fue un destacado miembro de la gauche divine barcelonesa .Entre sus más de cuarenta libros, y en lo que se refiere a historietas, figuran El lenguaje de los cómics, Mensajes icónicos en la cultura de masas, Máscaras de la ficción, Patologías de la imagen, etc. Colaboró con la revista Bang!,centrada en el estudio del mundo del cómic, firmó los manifiestos "Ante un conato de degradación del significado cultural del cómic" y "Manifiesto contra la exposición Tintín y Hergé". Con Javier Coma publicó la monografía Los cómics en Hollywood y con Luis Gasca, El discurso del cómic y Diccionario de onomatopeyas del cómic.