El pasado día 16,
coincidiendo con la festividad de la Virgen del Carmen, tuvo lugar la
conmemoración de la Batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, y, como
es sabido, se celebraron algunos actos de recuerdo (pocos, todo sea
dicho, seguramente eclipsados este año por los recientes fastos de
los 250 años del Fuero de las Nuevas Poblaciones).
No vamos a glosar aquí la
Batalla, suficientemente estudiada y en revisión permanente (como
una teoría, no descartable a decir de los expertos, de darle más
protagonismo que a la revancha contra los almohades del rey
castellano - motivo principal habitualmente admitido hasta ahora - a
las intrigas del Papa Inocencio III y del rey aragonés por la otra
Tolosa, la del Languedoc) sino, aprovechando el aniversario, a
pequeñas cosas alrededor de su estudio que pasan desapercibidas.
Juan Eslava Galán es un
prolífico escritor nacido en Arjona1,
galardonado con el Premio Planeta en 1987 por En busca del unicornio, autor de una extensa obra, compuesta no sólo de novelas sino también de libros de otros géneros, en los
que, en general, reviste su erudición con un particular sentido del
humor, a veces altamente satírico. Su narrativa abarca la novela
histórica, el costumbrismo, la fantasía, leyendas, biografías, misterio,... y, dentro de
los temas históricos, destacan los desarrollados en la Edad Media, de
la que se declara un apasionado.
Pues bien, dentro de sus
novelas, y a riesgo de que alguien piense que se hace publicidad
gratuita con su mención en estas líneas, hay un par que deberían ser de lectura obligada para todos
los carolinenses y me refiero a El amor en el jardín de las
fieras, de 2016, de la que podemos hablar otro día, y Últimas
pasiones del caballero Almafiera, de 2012, que toca comentar hoy, recordando Las Navas.
Almafiera es un caballero
que regresa a España cansado tras participar en la fallida Cuarta Cruzada, que no llegó a Jerusalén, y que, una vez en España, sin comerlo ni beberlo,
se ve enrolado en Zaragoza en las tropas que se enfrentarán a los
almohades en las Navas de Tolosa. La historia, escrita a modo
juglaresco, hace un repaso por las costumbres, las fiestas, la vida
en definitiva en los pueblos de la época.
"Y hasta ahí puedo
leer..."
¿Pero, qué es lo que hace
diferente y especial esta novela? La respuesta está en el nutrido elenco de
personajes secundarios que el autor crea (además de al propio Almafiera, su enamorada Eliabel y los pocos personajes del relato principal) para desarrollar y dar
sentido a las subtramas; algunos de esos personajes "de ficción" con nombre tan reconocible hoy día como
el caballero Arturo Pérez Reverter. Puesto que la acción transcurre durante la Batalla
de las Navas de Tolosa, Eslava aprovecha para rendir homenaje disimulado en el libro a uno de los
historiadores que más sabe de ella, mediante la inclusión en la historia del personaje del
mayordomo mayor de la cámara del rey que ha de administrar los
dineros de la cruzada, don Manuel López Payer... ¿A alguien le
suena el nombre?
Ahora sí, definitivamente,
hasta aquí puedo leer. Recomiendo vivamente su lectura, realmente amena; Eslava se lo
merece y el pueblo se lo debe a Don Manuel.
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1Quien
suscribe confiesa que, hace años, empezó a valorar la obra de
Eslava, paradójicamente, a través de su alter ego Nicholas Wilcox,
cuyas obras incluían detalles costumbristas, giros lingüísticos y dichos locales difíciles de
conocer y dominar por un extranjero... o por el inexistente traductor.
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