jueves, 5 de diciembre de 2013

(2/2) ... y suspenso absoluto en corrupción para España

Por desgracia, después de las inhabituales excelentes noticias por la buena nota obtenida en el capítulo de transparencia fiscal (es decir, no lo olvidemos, la actuación en el intercambio de información con trascendencia fiscal con terceros países). coincide que toca mirar hacia dentro y evaluar lo que el propio ciudadano percibe en su entorno, y hay que llamar a las cosas por su nombre: España ha obtenido un suspenso absoluto en este aspecto, de acuerdo con el informe anual de la prestigiosa organización Transparency International correspondiente a este año, Índice de Percepción de la Corrupción: la corrupción en el mundo durante 2013 (puede leerse en su versión en castellano clicando aquí).

Hay que explicar, en palabras de Transparency, que el Índice de Percepción de la Corrupción se basa en la opinión de expertos sobre la corrupción en el sector público. Las puntuaciones de los países pueden ser positivas cuando existe un amplio acceso a sistemas de información y normas que regulan el desempeño de quienes ocupan cargos públicos, mientras que la falta de rendición de cuentas en el sector público, sumada a instituciones públicas poco eficaces, son factores que deterioran estas percepciones.

Los datos del informe son sencillamente demoledores para España: en sólo un año ha retrocedido diez puestos en el ranking de esta percepción y, lo que es peor, ese deterioro tan abismal entre ambos años sólo la supera un país como Siria. El ciudadano percibe que escándalos suficientemente conocidos de corrupción que afectan a partidos políticos, sindicatos, la familia real, miembros del propio gobierno, etc. crean un clima de desconfianza y desapego que, además, se ve agravado por la evidencia (para la organización responsable del informe, aunque no desmentida) de que el gobierno de Mariano Rajoy no está haciendo nada para combatir esa corrupción.

En palabras de Huguette Labelle, presidenta de la organización, “Es hora de detener a quienes cometen actos de corrupción impunemente. Los vacíos legales y la falta de voluntad política de los gobiernos facilitan la corrupción tanto interna como transnacional, y exigen redoblar nuestros esfuerzos para combatir la impunidad de los corruptos”


Hay una segunda lectura, a la que nadie puede sustraerse: en materia de transparencia, y comparando los índices publicados con pocos días de diferencia, nuestro gobierno parece mirar sólo hacia afuera, de forma que la calificación en su relación con el resto de países es magnífica, lo que no puede afirmarse cuando esa transparencia, información y control afecta al ciudadano que vota y paga impuestos.

Que cada cual se forme sus propias conclusiones leyendo el informe y sus anexos a trav´´es del enlace ofrecido más arriba.

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