Es notorio que las Redes
Sociales nos proporcionan a veces sobresaltos inesperados y, en
concreto, cuando vemos que el nombre de una persona de edad avanzada
se convierte en tendencia, lo primero que pensamos es que ha sucedido
"lo peor" con esa persona: es lo que ha pasado al encontrar
como tendencia el nombre de Kirk Douglas.
Afortunadamente hemos podido
respirar con un cierto alivio al comprobar que si aparecía el nombre
de Kirk Douglas era porque el actor (Issur Danielovitch Demsky de
nombre real, hijo de eso que hoy llamaríamos "refugiados por
razones económicas" originarios de la actual Bielorrusia) ha
cumplido 100 años. Nuestra humilde felicitación por ello.
Pero esta circunstancia nos
ha permitido recordar, eso sí, como en un flash, la amplia gama de
papeles que ha interpretado, en un catálogo que ha contribuido a
conformar esa pequeña historia cultural y visual que ha sido (es)
nuestro marco de referencia, y nos ha venido a la mente su figura,
siempre convincente, dando vida al jugador Doc Holliday de Duelo de
titanes (Gunfight at the O.K.Corral), al Coronel Dax de Senderos de
gloria (Paths of glory), al gladiador Espartaco de la película
homónima, al pintor Van Gogh de El loco del pelo rojo (Lust for
life),... o al boxeador Midge Kelly de El ídolo de barro (Champion),
por citar unos pocos.
Esta última, precisamente,
mira por donde, guarda cierta analogía con las razones que se
esconden para dar lugar a eso del Football Leaks, de rabiosa
actualidad, y es que, en la película, salvando las distancias que
han salido a la luz con el tema del fútbol, su protagonista Midge,
ambicioso, cae en la única opción que conoce porque no tiene
ninguna otra capacidad: el boxeo. Seducido por multitudes que le
animan, dinero fácil y una sucesión de rubias (en la película,
repito), Midge se convierte cada vez más en un héroe en público
... y una fuente de ingresos para terceros en privado... Y hasta ahí
puedo contar para no destripar la película, claro.
Lo
que sí que es común a esta y otras películas sobre el tema es que
no es inusual que se transite en el filo de la navaja de la
delincuencia, casi siempre con un trasfondo económico, tanto los
deportistas a título individual como el deporte en sí. Y esto es
así porque, desde siempre, las sociedades de todo el mundo han
dedicado considerables recursos al deporte, generalmente como
elemento demostrativo de superioridad, del mismo modo que han
admirado y elogiado las hazañas de los deportistas. La novedad de
hoy es el crecimiento en la comercialización del deporte, la
internacionalización sin precedentes de este mercado laboral, las
considerables sumas de dinero que aportan empresas de radiodifusión,
y las grandes inversiones transnacionales que realizan los
patrocinadores, incluyendo la industria del deporte en sí misma y en
ocasiones inversionistas privados “súper ricos” (basta repasar
el listado histórico de bastantes dirigentes de clubes, dentro y
fuera de nuestras fronteras), hasta el punto de que en junio de 2008
el GAFI (Grupo de Acción Financiera Internacional contra al
blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo) decidió
investigar el lavado de dinero en el sector del fútbol con el fin
de comprender mejor el proceso del lavado de dinero, las maneras en
que la criminalidad puede conectarse con las actividades económicas
y el modo en que el dinero mal habido puede infiltrarse en
actividades legítimas.
Fruto de ese estudio fue el informe, publicado en junio de 2009, Money laundering through the football sector (Blanqueo de capitales en el sector del fútbol), ya aludido anteriormente en estas páginas, de lectura sosegada recomendable, y del que reproducimos algunos fragmentos de la presentación, tomados de una traducción de trabajo, no oficial, realizada por el GAFISUD:
El
propósito de este proyecto es el estudio de un deporte específico,
que podría revelar ardides delictivos para el blanqueo de dinero que
posiblemente estén replicándose en otros deportes. Se eligió el
fútbol por ser uno de los deportes más extendidos en el mundo. Se
requería examinar el fútbol profesional al igual que el amateur.
Aunque la escala de vulnerabilidades al lavado de dinero es
potencialmente distinta, se estimó que los riesgos en ambas áreas
eran probablemente similares.
Por
otra parte, se amplió el título del proyecto, pasando de ‘clubes’
a ‘sector’, ya que un enfoque dirigido únicamente a los clubes
resultaba demasiado limitado. Las vulnerabilidades se producen no
solamente dentro de los clubes, sino que involucran también a otros
interesados de relevancia dentro de la industria del fútbol. Por
estos motivos, el alcance original del proyecto "lavado de
dinero a través de clubes deportivos" se ha convertido en
"lavado de dinero a través del sector futbolístico".
Este
estudio analiza varios casos que ilustran el uso del sector
futbolístico como vehículo para blanquear las ganancias
provenientes de actividades delictivas. A continuación de este
análisis, queda en evidencia que el lavado de activos constituye un
problema más profundo y complejo que lo que se creía anteriormente.
En efecto, este análisis parece revelar que existen pruebas, además
de las de índole anecdótica, que indica que diversos flujos de
dinero y/o transacciones financieras pueden incrementar el riesgo del
lavado de dinero a través del fútbol. Estas operaciones se
relacionan con la propiedad de clubes de fútbol o de jugadores, el
mercado de transferencias, las apuestas, los derechos de imagen y los
convenios de sponsoreo o publicidad. Otros casos demuestran que
también se emplea el sector del fútbol para cometer otras
actividades delictivas, tales como trata de personas, corrupción,
tráfico de estupefacientes (doping) y delitos impositivos.
Es llamativo, sin embargo,
que, pese a la claridad demostrada en la declaración del propósito
y alcance del Informe, en España se ignoró o menospreció, con el argumento,
difundido por un columnista de prestigio, que aún hoy
sigue creando opinión, de que el Informe era un ataque contra
el fútbol español, y en concreto contra un club (se puede
decir: el Real Madrid, al que flaco favor hizo el columnista de
marras al relacionarlo inconsciente e imprudentemente con los oscuros manejos que denunciaba el
GAFI).
Centrados los focos de la
investigación en "el sector" ampliando "los clubes", y ampliado el campo aaspectos impositivos,
resulta obvio que el protagonismo de los futbolistas había de caer
como fruta madura. Y ha llegado a través de las revelaciones del
portal Football Leaks, que bien merece un inciso. Pese a que ha sido
conocida ahora por el gran público, la web de Football Leaks irrumpía en Internet a finales de septiembre de 2015, como “una
organización creada en busca de la verdad”, que manifestaba su
intención de sacar a la luz documentos confidenciales referidos a la
compra y venta de jugadores con intervención de terceros, los fondos
de inversión, con el convencimiento de que “sólo a través de la
presión pública se puede lograr la diferencia y destapar la parte
oculta del fútbol”. Un portal, pues, hecho a imagen y semejanza
del creado por Julian Assange, Wikileaks, que desde 2010 revela
archivos y documentos secretos de políticos y Gobiernos de todo el
mundo, en particular sus escándalos y actuaciones irregulares de los
Estados.
La página web de Football
Leaks ha venido operando a través del servidor ruso Yandex, hasta el
cierre de su cuenta en la nube, aunque su origen se supone en
Portugal ya que su primera revelación fue la del contrato del
entrenador Jorge Jesús, que rompió su contrato con el Benfica para
firmar por el rival lisboeta, el Sporting de Portugal con unas cifras
escandalosas y desorbitadas para el volumen de negocio que mueve el
fútbol luso y cuya revelación significó el inicio de las
filtraciones de Football Leaks, que con el tiempo ha extendido su
foco a todo el fútbol internacional.
Por lo que respecta al
fútbol español, en el último mes, Football Leaks ha revelado
distintas operaciones realizadas por equipos de aquí. Atlético de
Madrid, Getafe, Granada, Real Madrid, Valencia y Zaragoza son algunos
de los clubes que han aparecido.
Football Leaks tiene en su
punto de mira tanto a personas físicas como a empresas, como puede
ser el fondo de inversiones Doyen Sports, creado para la
financiación de la compraventa de derechos de deportistas, con el
fútbol como principal campo de gestión (inició su actividad en
2008, interviniendo como prestamista en diversas operaciones, o
comprando directamente parte de los derechos de algunos futbolistas
para rentabilizar su inversión en posteriores operaciones de
traspaso), y perteneciente al Doyen Group, con sede en Estambul y
oficinas en Londres, que opera prácticamente en todo el planeta en
la extracción de minerales, metales, gas y combustibles.
Héroes para algunos,
villanos para otros (en función,básicamente, de si las revelaciones
afectan al "club de mis amores" o a los clubes rivales),
Football Leaks ha removido profundamente el negocio futbolístico al
poner el foco sobre operaciones, comisiones y actuaciones
irregulares, cuya revelación ha puesto no solo al descubierto sino
en duda la legitimidad de muchas de las prácticas habituales en el
mundo del fútbol y de su “parte oculta”, entre las que no son de
importancia menor las ya apuntadas en el citado Informe del GAFI,
aquellas relacionadas con los aspectos impositivos.
En efecto, con las
informaciones publicadas con anterioridad a que un juez prohibiera
difundirlas1
se ha conocido al detalle que, en el mundo del fútbol, en algunos
personajes, el sentido de la responsabilidad ética y social no es
directamente proporcional, ni de lejos, a las pasiones y devoción
que suscitan, tanto por su habilidad dando patadas a un balón como
por su capacidad de "vender su imagen". Como no es cosa que
nadie piense que se intenta soslayar en este blog la prohibición
judicial de reproducir informaciones denominadas "sensibles"
en este tema, dictada según el juez para no entorpecer las
investigaciones en curso, no comentaremos nombres de personas
afectadas ni ningún otro detalle identificativo ya conocido, pero sí que nos
permitiremos reflexionar sobre algunas razones que justifican/amparan
las actuaciones denunciadas.
Quizá lo más importante (y
triste e indignante a partes iguales) es que, en materia de
cumplimiento impositivo nulo para con la Hacienda española de
personajes del sector que acreditan cifras escandalosas de ingresos, tanto de
casos ya juzgados como de los que se conocen ahora, todos argumentancon aplomo que realizaban operaciones legales. Y es cierto, como ya se ha
sabido en muchas investigaciones de Suiza, de Andorra, de Panamá,...
y en otras puramente internas españolas como la sinvergonzonería de
las tarjetas black (que quedará en nada, al tiempo).
Ciertamente, forma parte de
la condición humana recortar gastos de cualquier tipo siempre que se
pueda, y parece razonable establecer métodos oficiales que permitan
al contribuyente pagar menos impuestos mediante el uso alternativo de
herramientas financieras que conlleven deducciones o subvenciones; es
lo que se llama elusión fiscal. Pero si estas medidas quedan
al alcance sólo de unos pocos privilegiados quebrantando el
principio de igualdad, el legislador no puede dar la espalda al
problema, por impopular que esas elites privilegiadas y sus altavoces
mediáticos quieran presentarlo. Y, rizando el rizo, si la pretendida
elusión se convierte realmente en evasión merced al diseño de tramas
financieras en las que participan sociedades creadas al efecto en
territorios considerados paraísos fiscales y se acaba sin pagar ni
un céntimo de impuesto en el país que corresponde, no debe darse
por válida la excusa de que "estoy al día de mis obligaciones
fiscales" porque eso es una mentira con argumentos pseudo
legales que esconde la voluntad de montar el entramado justamente
para no pagar impuestos ocultando unos abultados ingresos sujetos a tributación.
Como siempre, también en
ésto, una cosa es predicar y otra dar trigo; una cosa es
desgañitarse gritando que hay que combatir el fraude fiscal y los
refugios financieros y otra dar pasos efectivos para combatirlos, Y
si se mezcla con el fanatismo en forma de deporte...
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1En
una muestra indiscutible, ésta, de que el tema ha cogido a la Justicia con
el pie cambiado y no sabe cómo actuar, ya que otra opción
que justifica la decisión representa una parcialidad en la que no cabe ni pensar (se llama
prevaricación). ¿Cómo explicar que casos conocidos de un importe
mucho menor, y ya devuelto, de otros divulgados ahora, cuya
publicación se prohibe, hayan sido portada recurrente en los
medios, objeto de sesudos análisis en tertulias e incluso
motivo de que la justicia (con minúsculas en este caso) pida pena
de cárcel al infractor, al que define sin despeinarse como "capo
de una organización mafiosa", si hemos de creer eso de que "la
Justicia es igual para todos"?
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