Hace pocos días pudimos
leer en algunos medios de comunicación (no en todos, en realidad) la
noticia de que en Argentina, concretamente en los jardines de la
Plaza de Cataluña de Buenos Aires, se había inaugurado una estatua
pública destinada a, y representando a Lluis Companys.
Lluis Companys Jover, que
fue Ministro de Marina en el gobierno de Alcalá Zamora, es conocido
sobre todo por haber sido President de la Generalitat de Catalunya
mientras se desarrollaba nuestra guerra (in)civil; el mismo día que
las tropas franquistas tomaron Barcelona atravesó la frontera
francesa acompañado del lehendakari Aguirre y otras personas, junto
con decenas de miles de personas que huían de la guerra para buscar
refugio fuera de España. Companys recaló, después de pasar por
Perpignan y Paris, en un pequeño pueblo bretón del departamento francés del
Loira en el que, cuando Francia fue ocupada por Hitler, fue apresado
por la Gestapo y llevado hasta Irun para ser entregado a las
autoridades del nuevo gobierno de Franco. Fue torturado, sometido a
un juicio sumarísimo (hoy se sabe que ilegal) y finalmente fusilado
en los fosos del castillo de Montjuic, de Barcelona, en octubre de
1940.
Todo lo anterior son hechos
documentados y contrastados, y sin entrar en el apoyo o rechazo que
puedan suscitar, que a un personaje histórico así se le dedique hoy
una estatua precisamente en Argentina (cuya fiscalía investiga en un
acto de aplicación del principio de justicia universal los crímenes del
franquismo en España) mientras el pequeño monolito levantado de recuerdo en su
pueblo natal (El Tarrós, Lleida) es víctima frecuente de vandalismo
impune, (y mientras a la vez se hacen oídos sordos a voces
autorizadas que piden la nulidad de un proceso que no debió existir,
máxime cuando, ya en la década de los noventa del pasado siglo,
tanto el alemán Helmut Kohl como el francés François Mitterrand
pidieron perdón en nombre de sus respectivos países por haber
colaborado en la detención y deportación de Lluís Companys) nos
confirma que los callejeros y su mobiliario urbano son herramientas
de uso partidista por unos y otros en función de la dirección del
viento y en razón de la oportunidad del momento.
Pero ¿a todas las calles,
plazas y elementos urbanísticos se les puede atribuir connotaciones
de refriega política? Evidentemente, no, y los políticos que tienen
responsabilidades relacionadas con el tema (casi siempre los de las
corporaciones locales) han de conocer la diferente casuística y la
realidad del entorno, sabiendo segregar los casos ajenos a la lucha
partidista.
Por ejemplo, propuestas de
dedicar una calle, pongamos que a José Luis Rodríguez Zapatero, a
Mariano Rajoy, etc., caen de lleno en la refriega partidista y se
entiende que se lancen dardos envenenados contra sus promotores y/o
sus detractores. Pero si, por ejemplo, se propone en Córdoba dedicar
una plaza a Séneca, a Maimónides, a Averroes,... los criterios a
considerar son muy otros y negarse a las propuestas por razones
partidistas políticas es, simplemente, hacer el ridículo y poner en
evidencia la ignorancia y, posiblemente, la ruindad ciñéndose sólo
al corto plazo propio.
La Carolina, capital de las Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, hoy. |
Es lo que está pasando
ahora, en el año que se cumple el 250 aniversario de la promulgación
del Fuero que consolidó la creación de lo que se conoce como Nuevas
Poblaciones, de Sierra Morena y de Andalucía, alrededor,
principalmente, de las ciudades de La Carolina y La Carlota
respectivamente (llamadas así ambas en honor al rey Carlos III,
promotor/autorizante de la idea), en que la propuesta de dedicar el
nombre de un espacio público a reconocer la importancia del esfuerzo
de los colonos que vinieron de lejos a que hoy esas Nuevas
Poblaciones sean lo que son, ha sido objeto de asombrosas y
difícilmente entendibles acusaciones de favorecer a un partido
político DE LOS ACTUALES, de crear división en la sociedad y no sé
cuántos despropósitos más, cuando los criterios a aplicar en este
caso son meramente culturales y técnicos, al margen de que la
decisión la tome un Ayuntamiento con el color político que toque en
ese momento, lo que de ninguna manera debe interpretarse (salvo que
se sea muy fanático) como que se le está favoreciendo.
En definitiva, las preguntas
que cabe hacerse son: cuando hablamos de reconocer las labores de
los colonos, ¿qué entendemos por "colono" y a quiénes
nos referimos? ¿merecen objetivamente ese reconocimiento? y no
¿de qué color es la corporación que lo autorizará? que, a futuro,
es absolutamente secundario y que, preguntarlo, es mostrar que no se
ha entendido nada a la vez que se exhibe que se prioriza el partido
por encima de las demandas sociales.
Para responderse
adecuadamente estas preguntas es conveniente dar un salto atrás en
el tiempo y situarse hace doscientos cincuenta años aunque nadie
espere encontrar en estas líneas una crónica sobre las Nuevas
Poblaciones, profusamente estudiadas y documentadas, por otra parte,
sino sólo un ejercicio de reflexión y acercamiento a la importancia
(o no) del papel de los colonos. Partimos, lógicamente, de la
evidencia etimológica de que si hay colonos es porque hay colonias,
es decir, que se produce una colonización, término éste que se
utiliza en distintos contextos, pero siempre con el sentido de
indicar la repoblación u ocupación de un espacio. La colonización
implica la emigración de contingentes de población, especialmente
en las denominadas colonias de repoblamiento, en las que se establece
siempre el favorable predominio de una casta colonial, compuesta por
colonizadores, sobre la población indígena.
Durante el reinado de Carlos
III, la conjunción de ciertos factores, de dentro y de fuera de
España, hace que el proyecto y desarrollo de las Nuevas Poblaciones
fuera precisamente como lo conocemos y no de otra forma porque la
verdad es que, pese a la preocupante despoblación de Castilla
desde el siglo XVI, no hubo como tal una idea o un proyecto inicial
para poblar ciertas zonas de Sierra Morena y Andalucía como
finalmente sucedió. Los antecedentes están en un proyecto inicial
presentado por Thürriegel para hacer llegar a los dominios de
Castilla una cierta cantidad de nuevos súbditos y asentarlos en
algún lugar indeterminado, preferiblemente las posesiones en
América. Si agrupamos varias ideas, donde podemos incluir incluso
los ideales de Campomanes o de Olavide, seguramente llegaremos al
proyecto de poblar estas dos zonas solitarias de Sierra Morena y
Andalucía; a pesar de todo fue una casual coincidencia en el tiempo
lo que condujo a la fundación de las Nuevas Poblaciones de Sierra
Morena y, posteriormente, las de Andalucía:
1.- Situación de la
agricultura en España
2.- Proyecto de la nueva
carretera Madrid-Cádiz por Despeñaperros.
3.- Crisis socio-política
y pobreza en Centroeuropa
1.- En ideas que
posteriormente fueron desarrolladas por Jovellanos en su Informe
sobre la Ley Agraria (1795)1,
cabía reflexionar sobre la importancia de la Agricultura en la
riqueza de un país, y sobre el deseo y deber que hay que tener por
mejorar y obtener mayores rendimientos productivos. La cuestión es
saber cómo y por qué la España del siglo XVIII no sale del atraso
en el terreno agrícola, técnicas de cultivo, etc. La importancia
de la agricultura como impulsora de riqueza se encuentra en la
doctrina económica “fisiocrática” que está desplazando al
“mercantilismo” que defendía más la actividad comercial.
Paralelamente se critica a
una institución que está impidiendo el desarrollo de la
agricultura, el “Honrado Concejo de la Mesta”, de origen
medieval, que reunía y defendía los intereses de los grandes
propietarios de ganado, es decir, nobleza y clero, quienes ejercían
sus privilegios, por ejemplo, sobre los derechos de paso, con
jurisdicción particular sobre determinados asuntos (había disputas
y pleitos que se solventaban en tribunales especiales controlados
por la propia Mesta), por lo que hay voces que abogan por disolver
dicha institución, defendiendo los intereses de los agricultores,
fundamentalmente de los pequeños propietarios y arrendatarios de
tierras de labor frente a la riqueza ganadera ya que la ganadería
enriquece solo a los grandes propietarios, mientras que la
agricultura da cobijo y sustento a un mayor número de habitantes,
necesario, además, en un escenario de crecimiento de la
población, de manera que una mejora de la agricultura evitaría
crisis de subsistencia, hambrunas etc...
2.- En 1761 se decretó la
construcción de una nueva carretera de acceso a Andalucía (Camino
Real de Andalucía), que se prolongaba hasta Cádiz, y que, en lugar
de discurrir por el valle de Alcudia, (recuperado hoy para el
trazado del AVE) donde pueden encontrarse todavía algunas de las
famosas ventas que lo jalonaban, se diseñó por el desfiladero de
Despeñaperros, ruta hasta entonces usada principalmente por
bandoleros y malhechores que se beneficiaban para sus fechorías en
poder buscar refugio en extensos campos despoblados. Pensemos que no
había ni un alma en zonas conocidas como el "Desierto de Sierra
Morena", entre el manchego Viso del Marqués y el andaluz
Bailén, el "Desierto de la Parrilla" entre Córdoba y
Écija, y el "Desierto de la Moncloa o Monclova" entre
Écija y Carmona, por lo que fue tomando forma la necesidad de
repoblar esas zonas.
3.- En Europa, tras el caos
político y militar vivido en el siglo XVII, el siglo XVIII, no
carente de conflictos, verá un notable desarrollo en las artes y
las ciencias, pero, paralelamente, en Centroeuropa, las guerras de
sucesión en Polonia y Austria, la de los Siete años en la que
también se ven envueltas Francia e Inglaterra, los disturbios
previos a la Revolución Francesa, ... unidos a unos años de malas
cosechas, produjo ciertamente una miseria galopante en la población,
deseosa de encontrar alguna forma de mejorar sus vidas.
En este escenario, y a pesar
de que al final del siglo XVIII también había en España un elevado
número de familias que vivían en la más absoluta pobreza y que,
por lo tanto, hubieran aceptado establecerse en Sierra Morena2,
el rey Carlos III y sus ministros optaron por traer esos colonos
desde la actual Alemania, apoyándose en el ofrecimiento que les
hizo Thürriegel, (quien, según consta en documentos de la época,
decía que era militar), que se hizo rico a costa de ese
proyecto, que estaba destinado en principio a repoblar las extensas
áreas de las colonias españolas de América, en especial la
Patagonia, e incumpliendo las obligaciones que le imponía la Cédula Real promulgada el 2 de abril de 1767 que confirmaba el Real Decreto de 28
de febrero de 1767 que aprueba el proyecto y por la que se manda también al Consejo que proponga el
medio de traer a España a los colonos.
El 15 de abril de 1767
salían de una imprenta de Madrid, en francés y alemán, los
folletos de la propaganda oficial para la captación de interesados
donde se informaba qué era España y relacionaba los Beneficios
de Su Católica Majestad en favor de 6.000 colonos flamencos y
alemanes, del contrato del Señor de Thürriegel para su introducción
y establecimiento en España, resumidos de la Cédula Real. Sin
embargo, Thürriegel tenía prisa en conseguir adeptos (y cobrar) y,
en el marco temporal del final, en 1763, de la Guerra de los Siete
Años, la situación económica en buena parte de Europa no era nada
buena: había miseria, soldados desocupados, chusma y mendigos. Por
lo tanto, dirigido a esta gente que buscaba desesperadamente algo
mejor, que quizá no había trabajado nunca y que se encontraba en
una especie de ociosidad en espera de oportunidades, se distribuyó
un panfleto, solo en alemán (de cuya existencia da fe Joseph Weiss
en su "Die deutsche Kolonie an der Sierra Morena und ihr
Gründer Johann Kaspar von Thürriegel, ein bayerischer Abenteuer des
18 Jahrhunderts") "que se encontraba en molinos,
tabernas, gremios y talleres, distribuido de forma clandestina y con
castigo para su poseedor" por contravenir las disposiciones para
la emigración dadas por la emperatriz María Teresa de Austria. El
panfleto en cuestión dice así:
"El Puerto de la
Felicidad o El Cofre del Valioso Tesoro - El Monarca Español,
como uno de los Reyes más ricos, ha abierto sus ricas arcas para
consuelo y beneficio de todos los agricultores, asalariados,
artesanos, aprendices o con oficio, jóvenes y viejos, solteros o
casados, hombres, mujeres y niños, alemanes y holandeses; será un
acierto seguro, en forma de dinero, vacas, corderos, cabras, cerdos,
aves, trigo, maíz, avena y otros alimentos necesarios de la tierra;
igualmente casas, campos, prados, bosques, así como herramientas
necesarias e instrumentos que podrán obtener, de entre ellos, los
que atiendan la presente noticia y acepten las ventajas de seguir las
prescripciones de este bando. - 1767"
No, la
verdad es que un proyecto empezado así no podía acabar bien, y, sin
adelantar acontecimientos, el mismo Olavide, por si acaso, cuando en
febrero de 1768 elaboró un informe sobre el Estado de la
Agricultura, mencionó casi de pasada la repoblación3,
de la que realmente era el primer interesado político de que fuera
un éxito.
La
propaganda oficial que hemos citado antes, distribuida para la
captación de los colonos, estaba referida a unas condiciones
sociales aún no documentadas, y, finalmente, el 5 de .julio de 1767
se da el auténtico pistoletazo de salida a la colonización con la
publicación del Fuero de las Nuevas Poblaciones y la
Instrucción4
para las mismas, con legislación diferente a la del resto de
territorio, hasta el punto de que, con el Fuero, las Nuevas
Poblaciones son conocidas como la quinta provincia de Andalucía (las
otras cuatro eran los Reinos de Sevilla, Córdoba, Jaén y
Granada).
Fuero e Instrucción |
Pero ya en septiembre de ese
año corren rumores por Alemania que muestran la poca confianza que
inspira Thürriegel. Al finalizar el año, es elocuente el informe
que firma en Almeria el encargado de
recibir a los colonos,
Lorenzo Tabanes, dando cuenta de que, de 162 colonos llegados por
mar, sólo fue posible admitir a 89: "No se cumple ninguna
de las condiciones estipuladas; son enfermos,
envejecidos, y los más, verdaderos mendigos. Se visten
con trajes desastrados y no traen ninguna clase de equipaje. Además,
no son ni alemanes ni flamencos, sino de varios
pueblos de Saboya". Naturalmente, no todos los
grupos de colonos que llegan se puede adscribir a estos desfavorables
comentarios, pero el hecho pone de manifiesto los engaños de
Thürriegel y se impone la búsqueda de alternativas para que el
proyecto no naufrague: se contacta con la reina de Hungría
obteniéndose una rotunda negativa a que autorice enviar colonos a
España; algo parecido ocurre en Austria, y en Suiza se consigue con
Yauch un acuerdo, similar al de Thürriegel, para suizos y lo que hoy
serían italianos; incluso se promulga una Cédula particular para
acoger como colonos a unos griegos huidos de Grecia y a los que los
conflictos corso-genoveses han dejado en la miseria en Ajaccio, donde
residen (aunque al final se les prohibe la salida de la isla, con lo
que no hay griegos entre los colonos). Ante tales peripecias, a las
que hay que añadir las numerosas deserciones registradas en los tres
primeros años, se valora como mejor opción de continuidad el
aprovechar la colonización con españoles, eso sí, no de provincias
colindantes como consta en el Fuero, y así se consolida la
repoblación especialmente con catalanes5,
valencianos y aragoneses.
Esta medida permite el éxito
del proyecto, si bien no exactamente como se preveía en su diseño.
Efectivamente, en 1784, las colonias de Sierra Morena formaban nueve
parroquias y veintidós aldeas; el número de familias españolas era
de 886, que hacían 3.720 individuos, y el de extranjeras, 386. que
formaban 1.565; o sea, un total de 1.272 familias y 5.285 individuos.
La españolización, pues, se había realizado en gran parte, y ya la
mayoría en las poblaciones era genuinamente
española.
Pero no habían acabado aquí
las penurias para los colonos, procedieran de donde procedieran: no
bastaba con haber dejado su tierra y su familia; tampoco con haber
soportado un viaje penoso, no. Ahora que ya se encontraban en ese
terreno baldío que era la Arcadia prometida, descubrieron que en
ella no había suficiente agua (salvo la escasa de los pozos del
convento de La Peñuela) ni comida para mantenerlos, lo que empezó a
provocar epidemias de viruela, fiebres tifoideas, escorbuto, dolores
de costado, tabardillo,… que ocasionaron una gran mortandad entre
los colonos durante los primeros años de la colonización. Para
colmo de males, desde los pueblos vecinos, que no gozaban de las
condiciones favorables a los colonos que estipulaba su Fuero, cada
colono era un enemigo y se desató una campaña contra ellos de robos,
ataques, quema de viviendas y cosechas, etc. hasta el extremo de
tener que promulgarse y publicarse en 1769 una Real Cédula
detallando los castigos previstos a los atacantes de los colonos.
Con lo que se ha recordado
hasta ahora, y sin necesidad de recensar hechos posteriores6,
queda de manifiesto, tanto las triquiñuelas empleadas por algún
ilustre personaje decisivo en el proceso como el protagonismo
no reconocido de personas anónimas (aunque se conozca su nombre)
que, superando adversidades de todo tipo, lo dieron todo por el
florecimiento a futuro de algo que, en principio, les era
absolutamente ajeno. Este aspecto, por cierto, nos hace pensar en que
quizá tenía más razón que un santo aquel que, cavilando sobre el
concepto "patria", llegó a la conclusión de que uno es
de donde crecen sus hijos, lo que no debe interpretarse como un
olvido de las raíces que, perteneciendo al pasado, han contribuido a
modelarnos como somos. ¿O alguien cree que los colonos, que dieron
su vida por el futuro de una nueva tierra, olvidaron alegremente sus
orígenes? Sólo por eso ya merecen el reconocimiento a través de la
dedicación de un espacio público, sobre todo si pensamos, sin ir
más lejos, que ellos no lo tienen mientras Thürriegel, dinamitador
del proyecto en su propio beneficio, sí lo tiene.
Y este acto no es político
ni partidista, incluso si se diera la paradoja de proceder a
autorizarlo un partido que honra a sus ascendientes a la vez que
cuestiona la acogida de actuales refugiados, similares de hecho a los
colonos de hace 250 años. De todas formas, se puede hacer visible
que el homenaje es ajeno al partido que haya en el poder, por el
sencillo método de que sea una propuesta al Ayuntamiento (que es
quien puede hacerlo, sea del color político que sea) de TODO el
tejido social, asociaciones profesionales, comunidad educativa,
gremios, personas particulares, etc., ya que al margen de su tendencia
política actual, se trata de homenajear al tatarabuelo COMÚN,
luego, por pura lógica, el proyecto es transversal, y un político
(para más inri si también es descendiente de colonos) ha de ser muy
miope para negarse arguyendo intereses partidistas. Además, con este sistema se impide de paso que alguien se cuelgue medallas que no le corresponden porque no estaríamos ante una propuesta de la Corporación, sino que el Ayuntamiento simplemente tramitaría administrativamente una iniciativa popular que, en buena ley, contaría con el voto favorable de todos los grupos por su transversalidad.
Por último hay que
mencionar la gran suerte de tener la información contrastada de la
colonización y de que ésta fuera iniciada por extranjeros; no nos
llamemos a engaño toda vez que si los colonos hubieran sido todos
García o Martínez, las Nuevas Poblaciones estarían ahora en una
difusa neblina en cuanto a reconocimientos, pero al darse como se dio
permite plantear homenaje, no a los fundadores (romanos,
fenicios, griegos, pongamos por caso), sino a Abi, Adam, Ahufinger,
Akerman, Alter, Aman, Ambil, Anser, Aperte, Basmer, Beiseneker,
Berbel, Bernard, Bitner, Bullón, Capel, Cattoni, Claudel, Crat, Creus,
Diepol, Divols, Eisman, Felder, Ferriz, Fettez, Filip, Fiscer,
Fritman, Fuch, Gabel, Heinzman, Helder, Herlet, Hoc, Jacobi, Kaiser,
Kapel, Kestemayer, Kifer, Kieffer, Kobler, Kori, Kraff, Lux, Maier,
Maiet, Metzveiler, Minch, Mitelbrum, Montalbán, Morik, Neff,
Ongeti, Paterman, Payer, Piller, Pinel, Pretel, Prilman, Quer, Quiler,
Rehinart, Reiger, Rovira, Risotto, Ruff, Scheffle, Scheroff, Schif,
Schik, Schneider, Seyler, Siferpestrusf, Schmind, Schniete, Smindt,
Stunweiler, Strasburg, Teclemayer, Thibots, Trunser, Ungueti, Wagner,
Waisanaquer, Veiseneker, Vidmer, Wigel, Vich, Vigil, Wilt, Wis,
Witmer, Vizner, Yacobie, Yekcle, Yegles…(alguno ha
cambiado/españolizado su notación, claro).
Por ellos.
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1El
Informe se dirige, en primera instancia, al Consejo de Castilla,
institución que desde las reformas centralizadoras de Felipe V
constituía el Consejo de Gobierno del rey, luego, por extensión,
el informe va destinado al rey. Vale la pena hoy, más de doscientos
años después de su redacción, releer alguna de sus conclusiones:
"Dígnese, pues, Vuestra Alteza de derogar de un
golpe las bárbaras leyes que condenan á perpetua esterilidad
tantas tierras comunes; las que exponen la propiedad particular al
cebo de la codicia y de la ociosidad; las que, prefiriendo las
ovejas á los hombres, han cuidado mas de las lanas que los visten
que de los granos que los alimentan; las que, estancando la
propiedad privada en las eternas manos de pocos cuerpos y familias
poderosas, encarecen la propiedad libre y sus productos y alejan de
ella los capitales y la industria de la nación; las que obran el
mismo efecto encadenando la libre contratación de los frutos, y las
que, gravándolos directamente en su consumo, reunen todos los
grados de funesta influencia de todas las demás... Así es como
Vuestra Alteza... corresponderá á la expectación pública y como
llenará aquella íntima y preciosa confianza que la nacion tiene y
ha tenido siempre en su celo y sabiduría... (en el)
restablecimiento de la agricultura y á la prosperidad
general del Estado y de sus miembros."
2Curiosamente,
en esa misma época, numerosos gallegos pasaban a Portugal para ir a
repoblar su colonia americana, Brasil.
3En
este Informe, Olavide apuntaba las siguientes ideas: 1.- Alto precio
de las tierras provoca gran valor del grano (u otros productos
agrícolas), y a su vez, ésto lleva a la ruina a la población. 2.-
Libre comercio del grano llevará a establecer su precio real, en
caso contrario se producirán fraudes, monopolios (lo que siglos
después hemos conocido como estraperlo o mercado negro, provocado
por el racionamiento de algunos alimentos). 3.- La escasez de
tierras de cultivo, era debido a que los dueños de los latifundios
no querían tratar con varios arrendatarios, sino que preferían
hacerlo con uno. (Éste a su vez sub-arrendaba las tierras a
otros agricultores a un alto precio, para así las que él se
quedaba, generalmente las mejores, les salieran gratis....)
Las soluciones que proponía, novedosas para la época, eran, en general, la promulgación de leyes que indirectamente y sin violencia, 1.- Abarataran arrendamientos, 2.- Propagaran y extendieran la agricultura, 3.- Corrigieran defectos sociales, provocando de paso la prosperidad del Estado, 4.- Aumentaran el suelo fértil, 5.- Compaginaran agricultura y ganadería, 6.- Dividieran latifundios, 7.- Eliminaran despoblados en zonas muy frecuentadas e importantes para el Estado (Camino Madrid-Cádiz).
Las soluciones que proponía, novedosas para la época, eran, en general, la promulgación de leyes que indirectamente y sin violencia, 1.- Abarataran arrendamientos, 2.- Propagaran y extendieran la agricultura, 3.- Corrigieran defectos sociales, provocando de paso la prosperidad del Estado, 4.- Aumentaran el suelo fértil, 5.- Compaginaran agricultura y ganadería, 6.- Dividieran latifundios, 7.- Eliminaran despoblados en zonas muy frecuentadas e importantes para el Estado (Camino Madrid-Cádiz).
4La
Instrucción y Fuero de población es la imagen viva de una sociedad
ideal: sin mayorazgos, vinculaciones ni manos muertas; sin frailes.
ni monjas. ni doctores, y con escuelas primarias de asistencia
obligatoria (aunque en las colonias estaba vedado el acceso a la
enseñanza superior); sin mesta privilegiada ni derrota de mieses;
sin ganaderos que no fuesen labradores ni labradores que no fuesen
ganaderos, con viviendas diseminadas por los campos, formando cada
labranza coto; los pastos de común aprovechamiento, derecho de
plantar árboles los vecinos en los montes comunes; molinos, hornos
y tierras para patrimonio de propios; prestación vecinal; haciendas
y quiñones iguales y acomodados a los que una familia puede
necesitar y beneficiar no hipotecables ni susceptibles de ningún
otro gravamen; indivisibles, pasando íntegros a uno de los hijos y
constituirse para los demás nuevas suertes o haciendas;
inacumulables, no estando permitido juntar, ni aun por causa de
matrimonio, dos o más haciendas o labranzas.
Las poblaciones serian de quince,
veinte o treinta casas, repartiéndose 50 fanegas de tierra a cada
vecino poblador, que además tendría en los collados y laderas
algún terreno para plantío de árboles y viñas. y podría
disponer de los valles y montes para pastos y leña. Cada t res o
cuatro poblaciones formarían una feligresía o concejo con Párroco,
Personero y Alcalde. Una iglesia, casa de Concejo y cárcel se
erigirían en cada uno de los centros de población. A cada familia
se le entregaría pico, azadón, hacha. arado, cuchillo de monte y
los utensilios que necesitare; dos vacas. cinco ovejas, cinco
cabras, cinco gallinas, un gallo y una puerca de parir; grano y
legumbres en cantidad suficiente para su subsistencia y la
sementera; vajilla de barro, dos mantas y cáñamo, lana y esparto
para que las mujeres trabajasen y ayudaran a la prosperidad de la
obra.
No es sólo exclusiva la admisión
para los extranjeros católicos, sino que se podría en cada lugar
admitir dos o más vecinos españoles de Murcia, Valencia, Cataluña,
Aragón, Navarra, o del norte de Galicia, Asturias, Montaña,
Vizcaya y Guipúzcoa, para de este modo fomentar los matrimonios y
relaciones entre los naturales y los extranjeros
Se procurará el fomentar los
matrimonios con los naturales del país, pero prohibiéndose con los
de los reinos de Córdoba, Jaén y provincia de la Mancha, para
evitar así la despoblación de los lugares vecinos.
Toda la organización queda bajo
la absoluta autoridad del Superintendente, independiente su mando de
todos los Intendentes, Corregidores, Jueces y Justicias. estando
únicamente sujeta su suprema autoridad al Consejo del Reino,en Sala
primera de Gobierno, y en lo económico. a la Superintendencia
general de la Real Hacienda
5Es
de destacar que la primera actividad no artesana de la naciente La
Carolina es obra de catalanes. Efecivamente, a finales de 1773, el
Superintendente don Pablo de Olavide firmó con don Antonio de
Capmany (militar y académico barcelonés residente en Sevilla) una contrata para que este último
reclutase en Cataluña diversas familias con el encargo de que
buscase también a individuos que quisieran establecer a sus
expensas fábricas en La Carolina, concretamente una de lienzos
pintados y otra de cordellates. Además, con el tiempo, favorecieron
la incorporación femenina al trabajo, creando también una serie de
talleres de artesanía y más de ochenta telares de lana, además de
la fábrica de loza de La Carolina o la fábrica de ácido sulfúrico
y minio.
6En
realidad, de Nuevas Poblaciones como tal, sólo cabe hablar hasta
1835, año en el que, bajo el reinado de Isabel II, se derogó
definivamente el Fuero, y las ciudades, villas y aldeas que las
componían pasaron a integrarse en la estructura administrativa
normal española, aboliéndose los privilegios (los colonos estaban
exentos durante un período de 4 años del pago de impuestos, y si
eran colonos artesanos, el plazo se ampliaba de 6 a 10 años, por el
mayor trabajo que debían realizar – artesanía, agricultura y
ganadería -) y unificando la normativa a la que sujetarse.
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