La tendencia natural de la mayoría de personas es la de darle credibilidad a lo que leen
escrito en un papel, o, ahora, más a la moda, en un soporte informático, a veces sin
preocuparse de averiguar su autenticidad (porque “¿cómo dudar de lo que ha escrito X?”), lo
que da lugar, en función de las decisiones que se adoptan en base a lo leído, a situaciones
que abarcan un amplio abanico, desde la sencillamente chusca y risible a la de consecuencias
preocupantes y/o trágicas. Y si estamos hablando de un documento oficial, no digamos, lo
que pone allí “va a misa”1. Lo que ocurre es que, contrariamente a lo que sostienen ciertos “historiadores”, los hechos
del pasado deben ser cuestionables e interpretables, y si es la historia oficial, narración
enfocada para justificar el estatus de cosas actual, aún más. Debe ser por eso que se
advierte la circunstancia de que los textos referidos o que hablan de hechos del pasado
(incluso del pasado reciente) gozan de una asombrosa elasticidad y engordan o adelgazan a
voluntad de los vientos que soplan en cada momento. Ha pasado siempre. Veamos una cara
de la moneda: el engorde.
A todos nos resulta familiar la figura del viajero, explorador y mercader veneciano Marco Polo,
conocido sobre todo por los relatos de cuando, en 1271, Polo partió de su Venecia natal para
acompañar a su padre y a su tío en un fabuloso viaje de 14 años a través de Asia, hasta la
corte de Kublai Kan (nieto de Gengis Kan) en China. Pero ¿estuvo Marco Polo realmente en
China? Repasemos. Cuando regresó de sus viajes coincidió con el conflicto entre Génova y
Venecia, en el transcurso del cual fue hecho prisionero por los genoveses y compartió
desventuras con el escritor de Pisa Rustichelo, a quien Marco polo dictó el relato de sus viajes
que, probablemente fueron escritos en lengua provenzal y no en latín. Juntos lo publicaron
titulado en principio Le divisament du monde, Livre des merveilles du monde, conocido en
italiano como Il Milione (El millón), y en castellano como Los viajes de Marco Polo, algo de
cuyo contenido se parece sospechosamente al de una obra anterior de Rustichelo, Roman de
Roi Artus (Romance del Rey Arturo) o, simplemente, La Compilation, interpolación del
Romance de Palamedes, el sarraceno, con la historia de Los Caballeros de la Mesa Redonda.
El libro tuvo rápido éxito, poco frecuente en la época anterior a la invención de la imprenta, y
fue traducido pronto a muchas lenguas europeas; estas traducciones, incluso las más
tempranas, son a menudo bastante diferentes entre sí y contienen numerosos detalles
contradictorios y controvertidos. El manuscrito original de la obra no se conserva, aunque el texto se ha reconstruido (y
“engordado” en cada sucesiva primera edición) a partir de unos ciento cincuenta manuscritos
medievales y renacentistas. Como curiosidad, Cristóbal Colón poseía un ejemplar, anotado
en parte muy probablemente por él mismo, del Liber consuetudinibus et condicionibus
orientalium regionum, una edición en latín del libro publicada en Amberes entre 1485 y 1490
de la traducción de Pipino, que se conserva en la Biblioteca Colombina de la Catedral de
Sevilla.
Gran número de historiadores han puesto en duda, en todo o en parte, la veracidad básica
del relato: Algunos autores afirman que Marco Polo solo llegó a algún lugar de Asia central,
como Bujará o Karakórum y que todos los detalles sobre China proceden de escritos persas
o relatos de segunda mano. Algunos hechos dudosos, omisiones o inexactitudes que señalan
son: - Marco Polo no figura en ninguna crónica o fuente histórica china o mongol. - No menciona la escritura china y para los nombres no suele utilizar las formas chinas y
en su lugar recurre a las persas. - En los relatos se afirma que Marco Polo fue gobernador durante tres años de la ciudad
china de Yangzhou, pero su nombre no aparece en las detalladas listas chinas de
administradores locales. - No menciona la Gran Muralla que, aunque hay que tener en cuenta que casi toda la
gran estructura actual es obra de la dinastía Ming en el siglo XVI, lo que había construido ya
entonces, resultaba muy llamativo para un extranjero. - Según su relato, los Polo ayudaron a Kublai Kan en la conquista de Xiangyang, la última
ciudad en posesión de la dinastía Song, pero la ciudad cayó en 1273, dos años antes de la
llegada de Marco a China. - No menciona el te, bebida que en esa época sólo era conocida en China. - …. Naturalmente, otros autores defienden a capa y espada la veracidad de los relatos entre otras
cosas por:
- Ningún otro europeo, y en general ningún autor, realiza una descripción tan amplia como
la suya de las monedas chinas de la época. - Marco Polo es el único que describe con precisión cómo el papel para dinero era extraído
de la corteza de la morera - El veneciano detalla el proceso de producción de sal en China. Su informe de los métodos
utilizados para hacer sal en Changlu han sido contrastados con documentos chinos de la época. - … A partir de aquí es decisión de cada uno llegar a sus conclusiones y elegir una vertiente u otra
de interpretación calibrando toda la información (y no es ésta una frase hecha en un país en el
que parece que dominan las vísceras y que ahondar en la información no es necesario para
tomar una decisión; no es la primera vez – ni será la última - que un reputado tertuliano, de
esos que crean corrientes de opinión, dice “Yo no sé nada de terrorismo, pero...” justo antes de
pasarse media hora sentando cátedra sobre el tema que ha dicho desconocer y creando
opinión en sus seguidores con su ignorancia).
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La pregunta que cabe hacerse a la vista de estas actitudes es de si las decisiones serias
también se toman/inducen a tomar sobre lo que dicen textos engordados en cada edición,
como el de la historia/leyenda de Marco Polo, o aligerados, como suele pasar en muchos
textos oficiales (no leyes) de referencia. Una muestra (incómoda, pero no por ello no válida)
esttá en todo lo que rodea actualmente al tema de Catalunya, sobre cuyo fondo no
ahondamos en estas líneas (las generaciones futuras de políticos y juristas tendrán deberes
para analizar la información acerca de cómo una propuesta constitucional de realizar una
consulta pública para decidir la forma de relación de Catalunya con España, DENTRO de
España tras el partidista y aún hoy no aclarado fallo del Tribunal Constitucional sobre la
reforma del Estatut votado por los catalanes, deriva hasta convertirse en un clamor – no
importa si es de un 40, 50 o 60 % de la población; lo que importa es que, sea el que sea, se
ha de saber gestionar – por la independencia de Catalunya)..Como la propuesta se vinculó
por sus autores con el Derecho a la Autodeterminación que no consta, lógicamente, en
nuestra legislación, la respuesta a la demanda por el Presidente del Gobierno, entonces del
PP, fue “No quiero dialogar sobre eso”, actitud que, con el paso del tiempo queda como
posible muestra de ineptitud política2 e incapacidad de gestión revestida de arrogancia, de
consecuencias aún imprevisibles visto el giro judicial que la inoperancia política ha propiciado.
Lo asombroso es que después de unos tiempos convulsos – y lo que te rondaré -, el actual
Presidente, del PSOE, sigue negando el diálogo con el argumento de que “el PSOE no
reconoce la autodeterminación”, y la ciudadanía lo cree. ¿Cómo no va a creer a todo un
Presidente del Gobierno. Pero, ¿ignorancia y “aligeración” de contenidos u olvido, deliberado
o no? Porque resulta que el derecho a la autodeterminación forma parte, aunque ahora se
pretenda ocultar, de la esencia del PSOE y sus formaciones hermanas.
Pero, ¿qué es eso del derecho a la autodeterminación? Según la ONU, el derecho de
autodeterminación es el derecho de un pueblo a decidir sus propias formas de gobierno (lo
que lleva a deducir que es falaz identificar autodeterminación con independencia, que no pasa
de ser sino una de las formas de gobierno posibles, no la única), perseguir su desarrollo
económico, social y cultural, y estructurarse libremente, sin injerencias externas y de acuerdo
con el principio de equidad. La libre determinación está recogida en los Pactos Internacionales
de Derechos Humanos. El concepto de libre determinación tiene una gran fuerza y un carácter
especialmente polémico. El Comité de Derechos Humanos ha puesto de manifiesto su
naturaleza fundamental al señalar que es requisito necesario para la plena efectividad de los
derechos humanos individuales.
En el año 1974, cuando ya se vislumbraba el final de Franco (que no del franquismo), tuvo
lugar en Suresnes (Francia, muy cerca de París) en octubre el XIII congreso en el exilio del
entonces clandestino Partido Socialista Obrero Español, PSOE. En él, sustituyendo al
histórico dirigente Rodolfo Llopis, tomó las riendas del partido el joven abogado sevillano
Felipe González (alias Isidoro) secundado por Alfonso Guerra (alias Andrés) y, sin entrar en
otros temas, ante la complicada configuración del Estado español, integrado por diversas
nacionalidades y regiones (como recoge después la Constitución de 1978) marcadamente
diferenciadas, el PSOE manifiesta que: 1) La definitiva solución del problema de las nacionalidades que integran el Estado
español parte indefectiblemente del pleno reconocimiento del derecho de
autodeterminación de las mismas que comporta la facultad de que cada nacionalidad
pueda determinar libremente las relaciones que va a mantener con el resto de los pueblos
que integran el Estado español. 2) Al analizar el problema de las diversas nacionalidades el PSOE no lo hace desde una
perspectiva interclasista del conjunto de la población de cada nacionalidad sino desde una
formulación de estrategia de clase, que implica que el ejercicio especifico del derecho de
autodeterminación para el PSOE se enmarca dentro del contexto de la lucha de clases
y del proceso histórico de la clase trabajadora en lucha por su completa emancipación. 3) El PSOE se pronuncia por la constitución de una República Federal de las nacionalidades
que integran el Estado español por considerar que esta estructura estatal permite el pleno
reconocimiento de las peculiaridades de cada nacionalidad y su autogobierno a la vez que
salvaguarda la unidad de la clase trabajadora de los diversos pueblos que integran el Estado
español. 4) El PSOE reconoce igualmente la existencia de otras regiones diferenciadas que por sus
especiales características podrán establecer órganos e instituciones adecuadas a sus
peculiaridades. lo que choca (cuando menos) con que un secretario general del PSOE afirme a modo de
advertencia y sentencia al independentismo catalán que “la autodeterminación no sólo no es
constitucional sino que no la vamos a aceptar nunca”.
- El 26 de marzo de 1978 en el País Vasco y Navarra se celebró el primer “Aberri Eguna”
(Día de la patria vasca) cuando aún quedaban ocho meses para que la Constitución fuera
aprobada en referéndum. El lema de la pancarta no dejaba lugar a dudas de que el espíritu
de Suresnes seguía vivo: “Estatuto Nacional de Autonomía. Autogobierno. Autodeterminación”.
Tras ella, nada menos que el entonces presidente del PSOE, Ramón Rubial, y el histórico
dirigente de la UGT, Nicolás Redondo. - Paralelamente, en Catalunya, existen tres ramas socialistas que se fusionan en el congreso
celebrado en Montjuïc en julio de 1978, originando así al actual PSC. La Declaración de
Constitución del PSC plasma los principios contenidos en el Pacto de Abril (que culminaba el
proceso de unidad entre el PSC-Congrés, el PSC-Reagrupament y la Federación Catalana
del PSOE), recogen explícitamente el reconocimiento de los derechos de las nacionalidades
y pueblos, entre los cuales "el reconocimiento del derecho de autodeterminación a las
nacionalidades y pueblos del Estado". - En el Congreso Extraordinario del PSOE de septiembre de 1979 (posterior, pues, a la
votación de la Constitución de 1978), celebrado tras la “espantá” de Felipe González en el
anterior, el XXVIII, el partido renuncia al marxismo como ideología oficial aunque la mantiene
como instrumento crítico y teórico, dando lugar al surgimiento de Izquierda Socialista, y Felipe
González vuelve a la secretaría general. Sigue inalterable el derecho de autodeterminación. - En otro territorio de España, las juventudes vascas del PSE lideradas entonces por Eduardo
Madina aprobaron en 2000 una declaración de apoyo al derecho de autodeterminación (el
propio Madina declararía después que si Euskadi dice que quiere la autodeterminación
“negársela es imposible, en democracia los políticos están para hacer lo que el pueblo diga”).
- El PSC, siendo Miquel Iceta Secretario del Parlament de Catalunya, contemplaba en su
programa electoral para las elecciones autonómicas del 25 de noviembre de 2012 estas
medidas: “Manifestamos nuestro convencimiento de que los ciudadanos y las ciudadanas
de Cataluña deberán decidir libremente sobre cualquier propuesta de cambio substancial de
las relaciones entre Cataluña y España, acordada entre las instituciones catalanas y
españolas, a través de un referéndum, en el que se plantee una pregunta clara, a la que se
deba responder de forma inequívoca, aceptando o rechazando el proyecto sometido a
consulta”, remachándolo con un claro y contundente, del propio Iceta «Se debe poder hacer
un referéndum sobre la independencia, de hecho, en las democracias avanzadas se hace». - En febrero de 2013, el PSC votó en el Parlament claramente su apuesta por el derecho a
decidir, después de romper por ello por primera vez la unidad de acción del Grupo Socialista
en el Congreso de los Diputados. Es más, el líder del PSC entonces, Pere Navarro, pide a
Artur Mas el President de la Generalitat, de Convergència, que haga “el máximo esfuerzo”
para dialogar con el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, con vistas a la consecución de
la consulta de autodeterminación.
Pero, con todos esos antecedentes, el Presidente de Gobierno Pedro Sánchez, del PSOE,
dicta sentencia, “el derecho de autodeterminación no es constitucional y no lo vamos a
reconocer nunca”. Quizá el independentismo dicte la suya. Y ya estamos. Dialogando…
Como es natural, Pedro Sánchez en este caso, y por extensión cualquier persona en
cualquier caso, es muy libre de interpretar en su ámbito privado lo que le venga en gana de
cuanto le llega y, sin ir más lejos, creer a pie juntillas como verídicos todos los añadidos
posteriores a Los viajes de Marco Polo, pero, en buena lógica, si de esa interpretación se
derivan acciones que afectan a terceros, aplicar un mínimo de prudencia y sentido común a
lo que se proclama (aunque sólo sea por la lejana eventualidad de que no se ajuste a la
verdad) nunca viene de más. A no ser que se pretenda engañar/manipular a quien lo cree sin más.
1No
siempre es así: en época reciente, el comisario Eugenio Pino, mano
derecha del entonces Ministro del Interior Jorge Fernández Díaz,
en el llamado “Caso Pujol”, “actuando de manera concertada
con el también comisario Bonifacio Díaz, y
prevaliéndose de su posición jerárquica y organizativa en la
Dirección Adjunta Operativa del Cuerpo Nacional de Policía,
facilitaron a la Unidad de Delincuencia Económica y Financiera del
mismo cuerpo un dispositivo electrónico 'pendrive' con
documentación propiedad de Jordi Pujol Ferrusola indicando un
origen de la documentación falso, desconociéndose en la actualidad
el origen real de dicho pendrive. El ánimo al indicar un origen
falso de la documentación a los miembros de la UDEF fue crear una
apariencia de legitimidad bastante sobre esta documentación de
forma que ésta pasara a ser incorporada, en forma de informe
policial". Cuando fue llamado por el juez a dar
explicaciones porque esa información “no proviene de ninguna
diligencia practicada" en la causa que investiga a la
familia Pujol, argumentó que el informe OFICIAL estaba basado en la
“poderosa imaginación de la policía”, lo que abre el
melón de preguntarse si esa operativa en las investigaciones
oficiales se ciñe sólo a ese informe. Pero esa es otra historia.
2Salvando
las distancias conceptuales, es como si en una casa común elegida
para vivir (si te obligan a vivir en ella, el escenario es muy otro)
se detecta la aparición de goteras. Lo razonable, parece, es
analizar sus causas para acometer su eliminación con vistas al
bienestar futuro, haciéndose cargo cada uno de la parte que le
corresponda en el arreglo. Lo que es de una irresponsabilidad
aberrante es impedir, so pena, además, de sanciones, decir que hay
las goteras con el pretexto pueril de que no puede haberlas por ley,
salvo que se busque y se aliente que se extiendan.
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