Cuando en 1999 se encumbró al rapero estadounidense Eminem (en los papeles, Marshall
Bruce Mathers III) a raíz de la publicación de su segundo disco (el primero pasó sin pena ni
gloria) The Slim Shady LP, del que se vendieron más de dos millones de copias, y que
contenía, entre otras, “lindezas” tales como 97 Bonnie and Clyde, en la que Eminem describe
un viaje con su hija pequeña, llevando en el maletero del coche el cadáver de su mujer, su
amante y su hijastro, que lanzan a un lago, lo primero que pensé es que el mundo iba mal y
que la industria daría la espalda al rapero. Me equivoque, claro; sólo hay que repasar la
apabullante relación de galardones conseguidos desde entonces por el personaje, desde
Grammy hasta MTV pasando por America Award, Billboard Music y casi cualquiera que se
nos ocurra hasta un total de más de medio millar.
Desde sus inicios, Eminem ha recibido duras críticas debido a su estilo musical y contenido de
las letras, empezando ya con el citado The Slim Shady LP, que incluye algunos de sus temas
más agresivos y controvertidos, pese a que en los premios Grammy haya sido elogiado como
«verbal energy» («energía verbal»), por su alta calidad lírica pero, aún así, nunca ha afrontado
ninguna demanda, en el paraíso de ellas como es los Estados Unidos, por sus contenidos
(cuando menos, discutibles), mucho menos demandas del tipo “El Estado contra...”
Sea como sea el estilo musical de Eminem y de muchos otros, el rap, con raíces en el blues y
herencia afroamericana, guste o no, no define solamente un género musical sino toda una
particular ideología comprometida en muchos aspectos con lo social, lo político y de mayor o
menor forma con la vida urbana, o al menos fue así en sus inicios, ya que sus letras
frecuentemente se referían a la lucha de las clases pobres, a la búsqueda de una identidad
propia en un contexto urbano y caótico. Los raperos han sido criticados a menudo por gente
que cree que es una forma de vida violenta y referida al uso y consumo de drogas, pero todo
ello es una forma de ver el rap de una manera tendenciosa y equivocada olvidándose de su
origen mismo.
En este contexto, es noticia aquí estos días el encarcelamiento de un rapero llamado Pablo
Hasél, a quien, por cierto, nadie de fuera de su entorno conocería por su música, condenado
por los contenidos de sus letras, injuriosos, dicen, contra la monarquía y otras instituciones del
estado, y las consecuencias sociales que esa orden judicial de entrada en prisión están
teniendo (y que los políticos - los buenos políticos y no los que dicen “no quiero” cuando
deberían decir “no sé”, traspasan su responsabilidad a unos jueces y pasa lo que pasa –
deberán gestionar porque todo indica que la reivindicación del caso Hasél es sólo la espoleta).
Como quiera que este hecho, o similar, se repite últimamente, sin ser exhaustivo en la relación,
con otro rapero, Valtònyc (José Miguel Arenas Beltrán de nombre oficial, actualmente exiliado
en Bélgica), el actor Willy Toledo (acusado y exonerado por la justicia de ofensas contra el
sentimiento religioso – católico, claro, en un país constitucionalmente aconfesional -), los
titiriteros de Madrid,… y, paralelamente se nos dice que vivimos en una democracia
consolidada, parece conveniente reflexionar sobre el fondo de la cuestión, sin pretender
sentar cátedra, desde luego, de lo que tiene todos los números para ser un ataque al ejercicio
de la libre libertad de expresión, y hay que recordar para analizarlo las palabras pronunciadas
nada menos que por el Jefe del Estado recientemente, en la entrega de unos premios en la
Asociación de la Prensa de Madrid: “Sin libertad de expresión y de información no hay
democracia”.
Volvamos, pues, en esta reflexión, a Eminem y al lugar donde se desarrollan los hechos que a
él le afectan, los Estados Unidos de América, cuna para muchos de la democracia moderna,
en particular porque dispone de una Constitución1 que pasa por ser la más antigua de las hoy
vigentes. Esta Constitución incluye la Declaración de Derechos de Virginia, adoptada el 12 de
junio de 1776 en el marco de la Revolución Americana por la Independencia, que está
considerada la primera declaración de derechos humanos moderna de la historia (anterior a la
de la Revolución Francesa, que se toma como referencia en Europa), aunque tiene un
importante antecedente en la Carta de Derechos Inglesa (Bill of Rights) de 1689. Hay que
decir que a través de ella, las llamadas 13 colonias2 animaron a las demás a independizarse
de Gran Bretaña. En 1787 se propuso que la Constitución contemplara específicamente una
carta de derechos listando y garantizando libertades civiles, y así nació la Primera Enmienda3,
adoptada a finales de 1791 y que prohíbe la creación de cualquier ley con respecto al
establecimiento oficial de una religión, que impida la práctica libre de la misma, que reduzca la
libertad de expresión, que vulnere la libertad de prensa, que interfiera con el derecho de
reunión pacífica o que prohíba el solicitar una compensación por agravios gubernamentales.
Y ese es el modelo que, con pocas variantes, se viene aplicando en los países donde la
forma de gobierno es la democracia, particularmente después de acabada la Segunda Guerra
Mundial. La libertad de expresión se reconoce como un derecho humano en virtud del artículo
19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que dice: "Toda persona tiene
derecho a la libertad de opinión y de expresión, este derecho incluye la libertad de mantener
opiniones sin interferencia y de buscar, recibir y difundir información e ideas a través de
cualquier medio de comunicación e independientemente de las fronteras; ya sea oralmente,
por escrito o impreso, en forma de arte, o por cualquier otro medio de su elección", y se
reconoce en el derecho internacional de los derechos humanos en el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos. Naturalmente, la libertad de palabra y de expresión puede no ser
reconocida como absoluta, y las limitaciones comunes a la libertad de expresión se relacionan
con difamación, calumnia, obscenidad, pornografía, sedición, incitación, palabras de combate,
información clasificada, violación de derechos de autor, secretos comerciales, etiquetado de
alimentos, acuerdos de confidencialidad, el derecho a la privacidad, el derecho al olvido, la
seguridad pública y el perjurio. Por ello, la versión que recoge el Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos afirma que el ejercicio de estos derechos conlleva "deberes y
responsabilidades especiales" y "por lo tanto, está sujeto a ciertas restricciones" cuando sea
necesario "para respetar los derechos o la reputación de otros" o "para la protección de la
seguridad nacional o del orden público, o de la salud o la moral públicas", lo que convierte en
la práctica las limitaciones en un cajón de sastre en el que todo lo que se decida que sea
“legal” es válido.
Hay que considerar, no obstante, la evidencia de que ejercitar el derecho a la libertad de
expresión puede incluir expresiones que ofendan, escandalicen o molesten a otros y como ya
dijo George Orwell en su Rebelión en la granja, en 1943, «Si algo significa la libertad es el
derecho a decirle a la gente lo que no quiere oír».; en España, según informes de Amnistía
Internacional, la libertad de expresión ha sufrido un grave retroceso desde 2015, cuando el
Partido Popular impuso su mayoría absoluta para aprobar en solitario la Ley Orgánica de
Protección de la Seguridad Ciudadana (conocida como 'Ley Mordaza') y la reforma del Código
Penal, que entraron en vigor el 1 de julio de ese año. La posibilidad de ser multado,
inhabilitado para empleos públicos e incluso ser enviado a prisión, está teniendo una
consecuencia clara: una autocensura cada vez mayor y, en general, un efecto inhibitorio en la
libertad de expresión en España. Tras los atentados terroristas de París de enero de 2015, el
gobierno español introdujo unas enmiendas al Código Penal que ampliaban el ámbito de
aplicación del artículo 578 para penalizar el “enaltecimiento” del terrorismo mediante la
difusión pública de “mensajes o consignas”, convirtiendo en factor agravante la comisión de
este delito a través de Internet y aumentando la pena máxima de dos a tres años de prisión y
desde entonces, las autoridades vienen utilizando el artículo 578 para reprimir las expresiones
de índole política y a la comunidad artística del país. Este es un aspecto especialmente
preocupante de las restricciones de la libertad de expresión en aplicación de esta ley. Al usar
de este modo el artículo 578, las autoridades han indicado a toda la sociedad que no se va a
tolerar la discrepancia (eso conduce a que contradecir la monarquía, la Guardia Civil, la
Policía, la Iglesia – católica, por supuesto – y otras instituciones, y los símbolos, es delito
penal), así como el cuestionamiento y las perspectivas alternativas. Amnistía Internacional
considera que en los casos de los raperos Valtònyc, Pablo Hasél y otros, no había, según el
derecho internacional, incitación a cometer un delito de terrorismo o apología del odio que
constituyera incitación.
Es una evidencia constatable la profunda regresión que sufre el ejercicio de la libertad de
expresión en nuestro país por el uso ¿tendencioso? de estas “leyes”; basta con echar un
vistazo a lo que se publicaba o se editaba (“destape” aparte), el humor que se hacía, lo que
se decía en la radio, la música, los espectáculos,… a finales de los años setenta, tras la
muerte de Francisco Franco, y durante los ochenta, todos ellos ¡del siglo pasado!, y
preguntarse si se pudiera hacer lo mismo hoy. La respuesta deprime y preocupa. Una última
mirada fuera de nuestras fronteras, y seguimos con la música, con la que empezábamos; el
punk es un género musical que emergió a mediados de los años 1970, caracterizado por su
actitud independiente y contracultural, cuya intención por lo general es la protesta, y seguido,
entre otros, por David Bowie, Blondie, Ramones, etc.
Sex Pistols fue una banda formada en Londres en 1975 y considerada la responsable de
haber iniciado el movimiento punk. La banda protagonizó diversos escándalos que la
convirtieron en centro de atención de la opinión pública británica, gracias a sus letras con
fuertes contenidos satíricos… hasta “God save the Queen”, considerado por el público y la
parte más conservadora de Inglaterra en general como un ataque directo a la Reina Isabel II y
una burla hacia la corona británica4, ante lo que la banda argumentaba que "no se escribe
una canción como 'God Save the Queen' porque odies a los ingleses. Se escribe una canción
así porque los amas y estás cansado de que los maltraten". La polémica principal se suscitó
específicamente por la estrofa "Dios salve a la Reina, el régimen fascista; te ha convertido en
un idiota, una potencial bomba de hidrógeno", por la famosa frase repetida hasta la saciedad
"no hay futuro en el sueño de Inglaterra", y por el título, copia directa del título del himno
nacional británico. Como consecuencia de todo ello, la canción fue vetada en todos los medios
de comunicación de la BBC y algunas tiendas decidieron no vender el sencillo que la contenía
(las copias están entre los discos más caros del Reino Unido, a un precio de 13,000 libras
esterlinas en 2006) pero no se registró ni una sola demanda ni querella, ni siquiera de la
Corona. "God Save the Queen" ha sido incluida en muchas recopilaciones posteriores; además,
la canción alcanzó el número 173 en la Lista de Rolling Stone de las 500 mejores canciones
de todos los tiempos y, según el sitio Acclaimed Music, es la 23.ª canción más aclamada por
los críticos de todos los tiempos.
Llega ahora la noticia de que la Fiscalía pide ¡5 años! más de prisión al rapero Hasél por unos
altercados de 2018, producidos, al parecer, por protestar por unos hechos en los que la
Fiscalía, objetivamente, algo tuvo que ver, en una espiral perversa de protagonismo que nunca
reconocerá; hora es recordar que democracia es más que votar cada equis años o que el
cacareado “estado de derecho” con leyes del tiempo de la dictadura: es una costumbre, una
forma de vivir, una cultura,… asumidas, basadas en el respeto por quien piensa diferente, y lo
dice, empezando por los poderes del Estado si no se quiere que se convierta, en el mejor de
los casos, en una dictadura de mayorías regida por el literal y no por el espíritu de las leyes.
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1La Constitución de los Estados Unidos, ley suprema de los Estados Unidos de América, fue adoptada en su forma original el 17 de septiembre de 1787 por la Convención Constitucional de Filadelfia (Pensilvania) y luego ratificada por el pueblo en convenciones en cada estado en el nombre de «Nosotros el Pueblo» (We the People) que finalizaron en 1790.
2Las Trece Colonias, germen de lo que hoy es Estados Unidos, eran un grupo de colonias británicas en la costa este de América del Norte que declararon su independencia en 1776. Eran (de norte a sur): Provincia de la Bahía de Massachusetts, Provincia de Nuevo Hampshire, Colonia de Rhode Island y las Plantaciones de Providence, Provincia de Connecticut, Provincia de Nueva York, Provincia de Pensilvania, Provincia de Nueva Jersey, Colonia de Delaware, Provincia de Maryland, Colonia de Virginia, Provincia de Carolina del Norte, Provincia de Carolina del Sur y Provincia de Georgia.
3El nombre "enmienda" no es, en la terminología jurídica de los países del Continente europeo , significativo. En Europa, enmienda significa modificación de un proyecto de ley, que luego será admitida o rechazada por la mayoría de la cámara legisladora. Lo que los norteamericanos entienden por amendment (enmienda) es lo que en España se denomina "disposición adicional", que posteriormente puede ser integrada en el articulado de la ley, si se llega a aprobar un texto refundido
4La letra dice. “God save the queen The fascist regime They made you a moron A potential H bomb. God save the queen She's not a human being and There's no future And England's dreaming.Don't be told what you want Don't be told what you need There's no future No future No future for you.God save the queen We mean it man We love our queen God saves,God save the queen 'Cause tourists are money And our figurehead Is not what she seems Oh God save history.God save your mad parade Oh Lord God have mercy All crimes are paid Oh when there's no future How can there be sin We're the flowers In the dustbin We're the poison In your human machine We're the future Your future.God save the queen We mean it man We love our queen God saves.God save the queen We mean it man There's no future In England's dreaming God save the queen.No future No future No future for you No future No future No future for me No future No future No future for you."
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