La naturaleza, la bella naturaleza, nos sorprende a veces con acciones que, en general, no son en absoluto anticipables y cuyas consecuencias desbordan todas las previsiones. Otras consecuencias, sin embargo, son evitables y entre todos deberíamos ser capaces, por un lado, de poner remedio, y por otro de investigar por qué no se han evitado y actuar en consecuencia.
Viene a cuento por el reciente y luctuoso suceso de Lorca (Murcia), en el que dos temblores de tierra seguidos, de un grado apreciable (4,5 y 5,2 de la escala Richter) han provocado la pérdida de vidas humanas y la evidencia de que en edificaciones recientes no se ha cumplido con el celo debido las ordenanzas de construcción correspondientes a la zona de que se trata.
Veamos. Lorca se encuentra en una zona de reconocida actividad sísmica, lo que comporta que la edificación en su zona de influencia está sometida al cumplimiento de unos protocolos que, al parecer, no se han respetado. Llueve sobre mojado: Lorca está situada en unos terrenos muy fértiles y cercanos a los centros turísticos lo que indujo, por una parte, a incrementar los cultivos con mano de obra captada, principalmente, entre el colectivo emigrante, y por otra a una desaforada fiebre de construcción en cualquier sitio del municipio. Pero bien se dice que la naturaleza es muy sabia, que un torrente es siempre un torrente, un volcán siempre será un volcán ... y una falla tectónica será siempre una falla tectónica.
En razón de ello, todo indica que una parte importante de los edificios que han quedado en espera de la piqueta (que no ses ninguna broma, se dice que un 50 % de los edificios son irrecuperables), fueron construidos sin observar las debidas ordenanzas antisísmicas.
¿Qué hacer ahora? Obviamente, solidarizarse con quienes han sufrido pérdidas humanas y arrimar el hombro entre todos para ayudar a recuperar la normalidad cuanto antes, pero ¿no debería exigirse una mayor "intensidad de colaboración" a quienes se han lucrado de forma obscena bien diseñando, bien construyendo, bien autorizando o bien concediendo cédulas de habitabilidad a edificios que no cumplían las normas?
¿Cómo se entiende que deba evacuarse un hospital cuando es un tipo de edificio que, por su destino de uso, debe ser escrupulosamente construido?
Otro día nos permitiremos una reflexión sobre el hecho de que la mayor parte de los damnificados sean inmigrantes que trabajaban de sol a sol labrándose un futuro que ahora se ha visto de repente atrozmente truncado.
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