Después
de muchos estudios empíricos y numerosas pruebas de ensayo-error para ir
puliendo la técnica, por fin podemos ofrecer a l@s interesad@s un método que
acredita una efectividad superior al 90 % en la resolución de cualquier
problema de matemáticas, física, química, …en el que se proporcionen datos
alfanuméricos, sean cuales sean.
Lamentablemente,
se ha de reconocer que su uso está limitado a iniciados que ya posean un cierto
dominio del obscuro y difícil mundo de las matemáticas. Efectivamente, han de
saber sumar, restar y multiplicar números enteros con soltura y, aunque no es
imprescindible, representa un claro valor añadido que conozcan, aunque solo sea
en teoría, esa operación extraña llamada división. Es conveniente que sepan de
la existencia de unos instrumentos llamados “fórmulas” con los que, utilizando
y combinando de una manera indescifrable los números que se les suministran, nos
sorprenden con el resultado que esperamos (hay que decir que, a veces, no). Si
en las fórmulas se observan números de tamaño más pequeñito encaramados a la
derecha de otros (los entendidos muy sofisticados les llaman “potencias”, vete
a saber por qué), unos signos como de “V” con visera tapando números o, en general,
signos como ∂, π, ∑, ∞, etc. y letras extrañas, hay que desechar esa fórmula
inmediatamente, pues ha sido puesta allí como trampa para cazar incautos.
Una
vez revisados los prolegómenos, las fases del método infalible son como sigue:
- En lo posible, evita leer el problema. Leer el problema solo consume tiempo y causa confusión, sobre todo si pretendes entenderlo.
- Extrae y anota los números del problema en el orden en que aparecen. Ojo, has de temer MUY en cuenta que los números también pueden expresarse con palabras. Debes estar atento, por lo tanto, para seleccionar, por ejemplo, tanto “4” como “cuatro”, que tienen igual valor. Sin embargo en el trabajo has de usar su expresión numérica; algún examinador pejiguera se pone nervioso si ve, por ejemplo “dos por cinco” en lugar de 2x5 (recuerda que esa “x” entre los números indica que propones multiplicarlos)
- Si con la regla 2 obtienes tres o más números, lo mejor para dar con la respuesta es sumarlos.
- Si solo se obtienen dos números, que además son, más o menos, del mismo valor, la operación de restarlos da los mejores resultados.
- Si hay solo dos números en el problema y uno es mucho más pequeño que el otro, divídelos si ves que el resultado obtenido da exacto; en caso contrario, multiplícalos.
- Si el problema parece necesitar una fórmula, escoge una que incluya letras suficientes como para usar todos los números del problema.
- Si las reglas 1-6 no funcionan, haz un último intento desesperado. Toma el conjunto de números que has encontrado aplicando la regla 2 y llena por lo menos 2 páginas de operaciones utilizándolos al azar. Marca cinco o seis respuestas en cada página por si alguna fuera casualmente la correcta. En esta fase es importante utilizar rotuladores de colores fluorescentes alternando siempre varios colores en cada página (el amarillo suele ser muy efectivo para estos fines). Posiblemente puedas conseguir alguna nota por el empeño demostrado de haberlo intentado duramente.
- Nunca emplees mucho tiempo resolviendo problemas. Con estas reglas podrás realizar el examen más largo en no más de 10 minutos y sin tener que pensar mucho.
Aunque lo parezca, por manifiesta coincidencia inicial en el punto 1, el del desconocimiento del problema, sería injusto argumentar con solidez la idea de que este método haya servido de base académica a los criterios que aplican algunos poderes públicos en la adopción de determinadas decisiones (más que nada porque se echa en falta en los documentos de salida el uso de rotulador fluorescente) como las inversiones en energías renovables, el encaje territorial y duradero del Estado, la base de la educación de nuestros jóvenes, el barullo entre sanidad preventiva (pública porque afecta a todos) y curativa (engorde de farmacéuticas), y un largo etc.
Palos
de ciego se llama eso, diferente del método matemático infalible que se glosa
aquí, con el que no debe confundirse.