Entrando ya en la recta final de
este año 2014, aún estamos a tiempo de recordar como se merece el 500
aniversario de una obra a caballo entre el arte, la ciencia y la matemática.
Nos referimos a cierto contenido del grabado “Melancolía”, de Albrecht Dürer
(Alberto Durero para nosotros), fechado precisamente en 1514.
Alberto Durero fue un
pintor alemán (Nüremberg, 1471 - 1528) con una producción artística muy amplia
y de gran calidad que ejerció gran influencia en sus contemporáneos, y además consiguió
utilizar de forma magistral la geometría y las proporciones matemáticas en su
arte. Fabricó algunos dispositivos mecánicos para facilitar el dibujo en
perspectiva, que representó en algunos de sus propios grabados, como en El
dibujante del laúd, La mujer desnuda o El dibujante en la jarra, llegando
a escribir tratados donde explicaba métodos de dibujo de perspectivas y
secciones.
Durero fue también un relevante matemático.
Y tanto su escritura matemática, ideas y conceptos influenciaron profundamente
a los científicos, sobre todo del norte de Europa en los siglos XVI al XVIII.
Su influencia directa todavía se puede encontrar en las obras, referencias y
experiencias personales de los científicos modernos pues introdujo una tradición
muy interesante en la educación matemática, una de enseñanza de la geometría
mediante polígonos plegados en poliedros 3D. Ha sido utilizado por maestros de
todo el mundo. En 1525, Durero fue el primero en publicar este enfoque.
Entre sus obras artísticas se
encuentran cuadros, varios de ellos autorretratos, dibujos y grabados, dentro
de los que vamos a detenernos en uno de ellos, Melancolía I.
Este grabado compone, junto con “El
caballero, la Muerte y el Diablo” y “San Jerónimo en su gabinete”, las
“Estampas Maestras” y es, posiblemente, la obra más misteriosa de Durero.
El nombre de la obra alude a uno
de los cuatro “humores” clásicos que influían en el cuerpo humano y su
conducta (sanguíneo, colérico, flemático y melancólico). Durante el
Renacimiento la figura del melancólico se asoció a la genialidad y la
creatividad del artista, y la interpretación del significado de cada detalle
que contiene resulta apasionante. Se han vertido ríos de tinta intentando
explicar lo que se supone que pasaba por la cabeza de Durero al hacer la obra y
una versión generalmente aceptada relaciona el grabado con la alquimia y la
búsqueda de las piedra filosofal, y hay quien asegura que la figura central del
ángel es la del propio artista, abatido y “melancólico”
La balanza, el reloj de arena y
las campanillas presentes también son símbolos del dios Saturno, dios vinculado
a la vejez y la muerte (recordemos que Saturno, el Cronos griego, es el padre
tiempo y dios de la medida). La presencia de malos augurios se reflejan no sólo
en Saturno, sino también en el cometa, los cometas siempre han sido vistos como
mensajeros de mala suerte; imagen complementada con el murciélago (vinculado a
la oscuridad, aunque también puede señalar que el trabajo alquímico se realiza
en la oscuridad, en secreto). Se señala que el artista puede estar
reflejando con estos signos de mala fortuna la muerte de su madre,
ocurrida en 1514 (justamente la fecha
en el cuadrado mágico). Para contrarrestar los influjos negativos del planeta
Saturno, del cometa y el murciélago se coloca el cuadrado mágico en su función de talismán protector contra las
malas influencias. Por otra parte el poliedro y la esfera aluden a la geometría
como base de la alquimia, la escalera de siete peldaños indicaría los pasos que
debe seguir el alquimista para alcanzar su meta.
El perro de la imagen, está
vinculado al dios Mercurio y, por otro lado, el poliedro irregular es la imagen
del azufre. El compás del ángel representa la universidad, ya que permite
dibujar al círculo perfecto; por otra parte la escuadras y reglas son signo de
rectitud y medida, representan al conocimiento; ambos objetos juntos con todas
esas herramientas dispuestas en el suelo y el crisol encendido nos hablan del
trabajo alquímico. En conclusión, aunque las interpretaciones y opiniones
pueden variar, la obra nos señalaría los elementos presentes en ese primer paso
para fabricar la piedra filosofal.
Parece evidente que, con todo
ello, se logra captar el interés en la obra artística. Sin embargo, no hay
ninguna tabla matemática que haya inspirado el interés del público en general
como el cuadrado mágico que Durero insertó en un lugar prominente en
"Melancolía I", en la esquina superior derecha del grabado..
Es este el primer cuadrado mágico
de 4x4 publicado de la historia. A pesar de que Durero no había inventado los cuadrados
mágicos -parecen haber sido conocidos en China durante miles de años-, fue el
responsable de popularizarlos e inspirar su estudio riguroso en Occidente. El
cuadrado mágico consiste en los números, del 1 al 16, que no se repiten en una
cuadrícula; los números de cada fila, columna y diagonal suman el mismo número.
Durero consiguió incrustar muchas propiedades interesantes en su cuadrado
mágico, incluyendo la fecha del grabado, su edad e incluso sus iniciales.
Hay que decir que el término
"mágico" se refiere más a las propiedades matemáticas del cuadrado,
que fueron utilizadas durante las ceremonias antes y durante la vida de Durero,
y que además continúan siendo vistos por algunos como poseedores de virtudes
mágicas. (Dan Brown escribió prominentes cuadrados mágicos en la trama del
thriller “El Código Da Vinci” y es famoso también el cuadrado mágico de Gaudí
esculpido en el templo de la Sagrada Familia, en Barcelona). Cual rompecabezas, estos cuadrados han
fascinado a los matemáticos recreacionales, incluso se dice que Benjamin
Franklin se pasaba horas con estos pre-sudokus. Y más seriamente, las
matemáticas de los cuadrados mágicos desafían a los investigadores en nuevos
campos dentro de la combinatoria, que en términos generales hacen referencia al
estudio y recuento de los objetos.
Pero, vamos a ver ¿es un cuadrado
mágico? Pues algo de eso hay; de entrada, la suma de los elementos de sus
filas, de los de sus columnas y de los de sus diagonales es siempre la misma, 34,
que es por tanto la “constante mágica” del cuadrado.
Fijémonos en los cuadrados
reproducidos arriba, empezando por los que suman filas o columnas.
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Sumemos los números de las esquinas: ¿Cuánto suman? Sí,
34.
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Sumemos ahora los números centrales: ¿cuánto suman?
Otra vez 34.
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Si dividimos el cuadrado por la mitad tanto horizontal
como verticalmente, nos quedan cuatro cuadrados más pequeños con cuatro números
cada uno: ¿qué ocurre si sumamos los números que hay en cada uno de esos
cuadrados? Pues sí amigos, 34 en todos los casos.
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Veamos ahora qué ocurre con los números centrales de
las filas superior e inferior: exacto, 34.
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¿Y con los centrales de la primera y la última columna?
También 34.
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¿Y si saltamos una posición tanto en filas como en
columnas (primero y tercero de primera y tercera fila, segundo y cuarto de
primera y tercera fila, etc.)? ¿Y agrupando con salto de caballo los números
exteriores? ¿Y si sumamos por parejas saltando una fila (primero y segundo de
primera y tercera fila, tercero y cuarto de primera y segunda fila, etc.)?
Todas, 34
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¿Y agrupando por parejas saltando una columna? ¿Y
formando esas dos cruces?
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¿Y….? Seguro que hay más agrupaciones interesantes y
curiosas de elementos de este cuadrado cuya suma vuelve a ser este misterioso
y enigmático, a la par que cansino, número 34.
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Y para terminar, ¿recordamos de
qué año es Melancolía I? Sí, efectivamente, de 1514 (los números
centrales de la última fila). Y, para rizar el rizo, los números de las esquinas,
que completan la última fila, el 4 y el 1, corresponden en nuestro alfabeto a
las letras D y A, esto es: Durero, Alberto.
Sin más comentarios. ¿Recordatorio de aniversario
merecido o no?
Uno de los muchos autorretratos del artista |
Gracias, la mejor explicación que he encontrado sobre este maravilloso y misterioso cuadro
ResponderEliminarGracias a vosotros por leerla. Vuestros comentarios siempre son un incentivo impagable.
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