El inefable dibujante Quino, ya sabéis, Joaquín Lavado, premio Príncipe de Asturias 2014 de Comunicación y Humanidades, en una de sus viñetas que suelen ser un compendio de psicología cada una de ellas, nos presenta a un señor indignado por la apariencia bohemia de un paseante, que exclama "¡Esto es el acabóse!", a lo que la entrañable Mafalda, que pasaba por allí, puntualiza: "No exagere. Esto es el continuóse del comenzóse de ustedes"
Bromas aparte, se confirma cada día que hay cosas que, pese a que a algunos parezcan novedosas, ni son nuevas ni, por el momento, se ponen remedios eficaces, más allá de palabras grandilocuentemente huecas para atajarlas. Y no, no parece que este 2015 tenga trazas de ser excesivamente halagüeño.
En ese sentido, se ha publicado en este 2015 un informe de la ONU que se editó y se presentó oficialmente a finales del pasado mes de noviembre (el drama sigue, no es un "acabóse") con el nombre de Global report on trafficking in persons 2014 (Informe mundial sobre la trata de personas 2014), elaborado
por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD - UNODC en su acepción en inglés)
y que muestra que uno de cada tres víctimas conocidas de la trata de personas es un
niño – un aumento del 5 por ciento en comparación con el período 2007-2010. Las
niñas constituyen 2 de cada 3 niños víctimas, y junto con las mujeres,
representan el 70 por ciento de las víctimas en general de este delito
grave, en todo el mundo.(Puede consultarse el informe completo, en inglés, clicando aquí o el resumen ejecutivo en español clicando aquí)
No comentamos esta atrocidad y nos limitaremos a extractar algunos puntos de la nota de prensa del día de la presentación del informe por el director ejecutivo de ONUDD, Yuri Fedorov:
“Desafortunadamente, no hay lugar en
el mundo donde los niños, las mujeres y los hombres están a salvo de la trata
de personas y hay que señalar que los
datos oficiales reportados por las autoridades de cada país, representan
solamente lo que se ha sido detectado. Es claro que la escala de la esclavitud
moderna es mucho peor .
Ningún país es inmune – hay por lo menos 152 países de
origen y 124 países de destino afectados por la trata de personas, y más de 510
corrientes de tráfico cruzan el mundo. La trata se produce principalmente
dentro de las fronteras nacionales o dentro de la misma región, con el tráfico
transcontinental que afecta principalmente a los países ricos.(un inciso: resulta revelador que, más allá del cliché de que es un problema limitado a los países pobres, el informe se esrtructura también en perfiles de países, por zonas geográficas, a saber: Europa central y occidental - Europa del Este y Asia central - Norteamérica, CentroAmérica y el Caribe - Sudamérica - Asia Oriental y el Pacífico - Asia del sur - Norte de África y Cercano Oriente - África subsahariana)
En algunas regiones – como África y el Medio Oriente – el
tráfico de niños es una preocupación importante, y constituye el 62 por ciento de
las víctimas.
El tráfico para trabajos forzados – incluyendo en los
sectores manufactureros y de la construcción, el trabajo doméstico y la
producción textil – también ha aumentado de manera constante en los últimos
cinco años. Alrededor del 35 por ciento de las víctimas detectadas de trata con
fines de trabajo forzado son mujeres.
Hay, sin embargo, variaciones regionales: las víctimas en
Europa y Asia Central son objeto de trata en su mayoría con fines de
explotación sexual, mientras que en Asia oriental y el Pacífico el trabajo
forzoso impulsa el mercado. En las Américas, se detectan los dos tipos en casi
igual medida.
La mayoría de los flujos de tráfico son interregional, y más
de 6 de cada 10 víctimas han sido objeto de trata, a través de una
frontera nacional. La gran mayoría de los traficantes condenados – 72 por
ciento – son hombres y ciudadanos del país en el que operan.
La impunidad sigue siendo un problema
grave: el 40 por ciento de los países registró pocas o ninguna condena, y en
los últimos 10 años hubo un aumento apreciable en la respuesta mundial de
justicia penal para este delito, dejando una porción significativa de la
población vulnerable a los delincuentes de forma que aunque la mayoría de los países tipifiquen la trata, muchas
personas viven con leyes que no están de conformidad con las normas
internacionales, que proporcionen una protección completa, como el Protocolo
sobre trata de personas.
Esto tiene que cambiar. Cada país tiene que adoptar la Convención de la ONU contra la
Delincuencia Organizada Transnacional y el protocolo y se comprometen a la
plena aplicación de sus disposiciones.”
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