Algunos cineastas atacados de ataques repentinos de modestia cuando se les habla o pregunta acerca de la complejidad de argumento de alguna de sus obras, suelen echar mano del tópico y salvarse diciendo que, por complicada que parezca la trama, la realidad suele ser más extraña que la ficción. Y no les falta razón. Hay cosas que ocurren en el día a día y nos pasan desapercibidas y, sin embargo, si se toman como base de un guión cinematográfico y las vemos en pantalla, enseguida decimos que son fruto de la fértil y calenturienta imaginación del guionista.
La película americana La noche más oscura (Zero Dark Thirty) relata la operación de contraespionaje más compleja, larga y costosa de la historia: la investigación que durante una década llevó a cabo el gobierno de los EEUU para dar caza a Osama Bin Laden, el hombre más buscado del mundo tras liderar los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de New York. Y visionándola, nos parece enteramente de ficción por esa pátina de irrealidad que tenemos para el espionaje, asociado inconscientemente a Bond, James Bond, y personajes así.
La cosa empieza a cambiar si recordamos los casos, aireados mediáticamente, del confesado espionaje a determinados lideres políticos europeos por parte de la CIA, y no sólo a través de su actividad en sus despachos oficiales sino también en sus comunicaciones privadas. Y, llevado por una cierta inercia en la concatenación de ideas, uno se pregunta hasta que punto puede convertirse sin sospecharlo en objeto de seguimiento (y no me refiero, claro, a seguimiento judicial físico o intervención autorizada de comunicaciones por ser sospechoso de algún delito) en un sistema que pueda beber en las fuentes del Gran Hermano orwelliano.
En esas andábamos cuando ha llegado a nuestras manos un artículo publicado el pasado día 30 de octubre por ITProjects, empresa venezolana especializada en soluciones de alto valor en el área de tecnología de la información.y que, por su interés, y porque, al parecer, también nos atañe, reproducimos (aunque provenga de un país bolivariano) sin tocar ni una coma.
La película americana La noche más oscura (Zero Dark Thirty) relata la operación de contraespionaje más compleja, larga y costosa de la historia: la investigación que durante una década llevó a cabo el gobierno de los EEUU para dar caza a Osama Bin Laden, el hombre más buscado del mundo tras liderar los atentados del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas de New York. Y visionándola, nos parece enteramente de ficción por esa pátina de irrealidad que tenemos para el espionaje, asociado inconscientemente a Bond, James Bond, y personajes así.
La cosa empieza a cambiar si recordamos los casos, aireados mediáticamente, del confesado espionaje a determinados lideres políticos europeos por parte de la CIA, y no sólo a través de su actividad en sus despachos oficiales sino también en sus comunicaciones privadas. Y, llevado por una cierta inercia en la concatenación de ideas, uno se pregunta hasta que punto puede convertirse sin sospecharlo en objeto de seguimiento (y no me refiero, claro, a seguimiento judicial físico o intervención autorizada de comunicaciones por ser sospechoso de algún delito) en un sistema que pueda beber en las fuentes del Gran Hermano orwelliano.
En esas andábamos cuando ha llegado a nuestras manos un artículo publicado el pasado día 30 de octubre por ITProjects, empresa venezolana especializada en soluciones de alto valor en el área de tecnología de la información.y que, por su interés, y porque, al parecer, también nos atañe, reproducimos (aunque provenga de un país bolivariano) sin tocar ni una coma.
Hace algunos días, CitizenLab presentó
su tercer reporte sobre uso del software de espionaje FinFisher, el cual
revela que 32 países en el mundo estarían usando FinFisher para espiar a
su población, incluyendo algunos que no habían aparecido en reportes
anteriores, entre ellos España, Paraguay y Venezuela.
¿Qué es FinFisher?
FinFisher es una suite de spyware,
creada y comercializada por la empresa Gamma International, cuyo cliente
exclusivo son los gobiernos. FinFisher es comercializado como un
software con fines de inteligencia y seguridad nacional. El programa se
instala inadvertidamente en las computadoras, teléfonos celulares y
otros dispositivos de las víctimas, a través de un software que se hace
pasar por otro -por ejemplo, una extensión del navegador.
A pesar de que el software se presenta a
sí mismo como una herramienta para la lucha contra el crimen, existe
amplia evidencia de que es usado principalmente para investigar y atacar
a disidentes. Por ejemplo, el gobierno de Bahréin usó FinFisher para
vigilar a algunos de los bufetes, activistas, periodistas y líderes de
la oposición más destacados. En México, investigaciones revelaron que ha
sido usado por la Secretaría de Seguridad Pública, la Procuraduría
General de la República, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional
y el Estado Mayor Presidencial.
Si sientes que estás en una película de
Hollywood, agárrate del teclado: el software tiene la capacidad de
capturar imágenes de las pantallas de los dispositivos, encender cámaras
y micrófonos, almacenar las pulsaciones del teclado y grabar las
llamadas de teléfono y de Skype. También puede descargar fotos,
contactos, archivos, correos electrónicos y mensajes de texto.
¿Cómo funciona?
Cuando un gobierno compra FinFisher,
recibe un servidor de control llamado FinSpy Master, que es instalado en
la sede de la propia entidad. Luego de esto, pueden configurar proxis
anonimizadores (conocidos como “FinSpy Relays”) con la finalidad de
ocultar la ubicación del servidor de control. Las computadoras
infectadas se comunican con los proxis anonimizadores, que usualmente
están localizados en un Servidor Privado Virtual en otro país, y que
reenvía entonces las comunicaciones entre los dispositivos de la víctima
y el servidor de control.
Los investigadores de CitizenLab, a
través de una serie sistemática de consultas a los servidores de
anonimización, encontraron que éstos podían revelar la ubicación del
servidor maestro, cuando las páginas devueltas por estas solicitudes
contenían datos de localización (por ejemplo, algunas páginas de Google
que incluyen pronósticos del clima localizados geográficamente).
En 2013, Gamma fue señalada como uno de
los “enemigos de Internet” en el reporte periódico de Periodistas Sin
Fronteras. El mismo año, Firefox denunció que Gamma estaba haciendo
pasar su software por un producto de Mozilla para evitar ser detectado,
táctica que describieron como abusiva.
A pesar del hackeo sufrido en 2014, el
reporte de CitizenLab ha encontrado que existen en la actualidad más
servidores de FinFisher en más países que en cualquier ronda previa de
investigación. Aunado a este crecimiento, han encontrado nuevos
clientes, que no aparecían anteriormente ni en los informes de
CitizenLab ni en ninguna de las revelaciones de Wikileaks: Angola,
Egipto, Gabón, Jordania, Kazajstán, Kenia, Líbano, Marruecos, Omán,
Paraguay, Arabia Saudita, Eslovenia, España, Taiwán, Turquía y Venezuela.
Intercepción de tráfico de Venezuela vía Lituania
Un número significativo de servidores de
FinFisher que CitizenLab pudo detectar, usaron www.Yahoo.com como
página de señuelo. Si bien, CitizenLab no pudo encontrar manera de
detectar la dirección IP exacta de los servidores de FinFisher que
falsifican el tráfico de www.Yahoo.com, sí pudo recuperar la información
personalizada que Yahoo manda al navegador del usuario dependiendo de
su ubicación geográfica, al examinar el contenido del objeto
“userLocation” en la data que de allí proviene. Yahoo utiliza la
ubicación del usuario para mostrarle contenido personalizado como
información del clima y noticias locales.
Basado en esto, CitizenLab pudo determinar que el objeto “userLocation” enviado desde la dirección 185.8.106.xxx (en Lituania) es:
“userLocation”:
{“woeid”:395269,
“zip”:”Caracas”,
“city”:”Caracas”,
“state”:”Distrito Federal”,
“country”:”Venezuela”,
“countryCode”:”VE”,
…}
De forma que un servidor ubicado en Lituania, sirve como “intermediario” o “proxy” para cierto servidor maestro ubicado en Venezuela. Ello significa que conexiones de usuarios en Venezuela hacia Yahoo.com, podrían ser reenviadas hacia Lituania, antes de ir a los servidores de Yahoo, con lo cual, la data (incluyendo contraseñas) puede ser interceptada y analizada sin que el usuario tenga conocimiento de ello.
Si bien CitizenLab señala que
probablemente no estén detectando todas las instalaciones existentes de
FinFisher, el nuevo reporte ha mejorado su capacidad de detectar
instalaciones y de atribuir algunos de los servidores a instituciones
específicas de ciertos gobiernos. Esto debería facilitar a los
activistas que trabajan en el área de políticas públicas en estos
países, exigir responsabilidad y rendición de cuentas a sus
instituciones, presentar solicitudes de información e investigar qué
agencias están usando este software, cuánto dinero se invirtió en él y
con qué fines.
FinFisher no es detectable por los
antivirus tradicionales. Si piensas que podrías estar siendo rastreado,
existe una herramienta llamada Detekt
que, aunque no es infalible, puede ayudar a averiguar si en tu
ordenador existe software espía como el desarrollado por Gamma o por
Hacking Team. Sea como sea, si estás en uno de los países que aparecen
en la lista de CitizenLab, no está de más tomar medidas adicionales de
seguridad, como usar cifrado PGP en tus comunicaciones.
Ahora ya podemos volver al cine y ver, por ejemplo, La espía que me amó, a ver si conseguimos desdramatizar, sosegarnos y comprobamos si la realidad supera a la ficción.
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