El problema es que uno intuye que seguimos siendo diferentes y, por desgracia, no para marcar diferencias positivas. Pasemos por alto la más llamativa cual es la de ser el único país del mundo (de países de nuestro nivel económico y social) en el que un partido de gobierno con el historial hediondo que acredita el nuestro, no sólo no dé explicaciones ni exija responsabilidades, sino que siga siendo el preferido por los ciudadanos según las encuestas, y fijémonos hoy en cuestiones quizá menos trascendentes pero igual de indicativas de la perdurabilidad de ese Spain is different.
No es la primera vez que se habla de desigualdad ni del obsceno escándalo que supone la escalada alcista de los porcentajes de pobreza ciudadana frente a las inmorales retribuciones que aun declaran algunos responsables de esta crisis que, no lo olvidemos, no es sólo económica o financiera. Por eso llaman poderosamete la atención hechos como el que se ha producido estos últimos días cuando, en una conferencia en la Universidad Goethe de Frankfurt, el nuevo presidente del gigante Deutsche Bank, John Cryan, sorprendió a propios y extraños al entonar públicamente un mea culpa. “Creo que la gente de los bancos gana demasiado dinero”, afirmando, además, que “Ya les digo que yo no voy a trabajar más o menos a lo largo del año porque alguien puede pagarme más o menos dinero”. Hay que explicar el este punto que el Deutsche, como otras muchas corporaciones, financieras y no financieras, suele comunicar y pagar las bonificaciones al personal en el primer trimestre de cada año, lo que, para más Inri, puede provocar lo que denuncia Cyran: “Actualmente se hace una promesa de ganar primero y luego se cae en la ridícula situación de haberle dado la golosina al bebé y después no poder sacársela”.
Una primera pregunta que surge de la lectura de lo anterior es: ¿Si cobra más el directivo, se puede afirmar que la empresa lo hará mejor? De acuerdo con algunas doctrinas del moderno management, hay quien argumenta que lo mejor para motivar el talento (uno de los "palabros" de moda en gestión empresarial, no siempre utilizado correctamente) es prever al inicio del ejercicio económico un nivel de remuneración con algún tipo de bonus, lo que funciona bien para incentivar, por ejemplo, a los comerciales que a través del incremento de las ventas mejoran la rentabilidad, pero cuando se habla de saber si la labor de directivos, presidentes, gerentes, consejeros delegados, ... en el diseño e implementación de una estrategia es acertada o no, es complicado de evaluar; si, por ejemplo, un determinado endeudamiento se acabará traduciendo en beneficios es algo que se conocerá a medio plazo y es difícil de medir. Un análisis de la empresa americana Equilar (www.equilar.com, que se anuncia en su propia web como "proveedor de confianza de datos de compensación de ejecutivos y soluciones de compromiso de los accionistas") ha examinado la revalorización de las acciones de las compañías con la remuneración de sus dirigentes y ha concluido que no hay ninguna correlación entre las dos variables, lo que, curiosamente coincide con el informe de la CNMV relativo al ejercicio 2013, en el que decía que “en general, los consejeros ejecutivos de las compañías con mayor capitalización bursátil tienen remuneraciones más elevadas y no se percibe una conexión directa entre los resultados de las compañías y el nivel de retribución de los consejeros ejecutivos”.
Resulta, sin embargo, llamativo, como cita Piergiorgio Sandri en La Vanguardia que, pese a que no siempre el hecho de que los altos ejecutivos tengan unos sueldos generosos son garantía de éxito de la compañía que presiden, Boris Groysberg, de la Universidad de Harvard ha llegado conclusiones todavía más provocadoras, porque sí que ha encontrado una relación curiosa al descubrir que las altas remuneraciones de los directivos de la banca estaban asociadas con el número de sus menciones en el Wall Street Journal. A mayor notoriedad mediática, mejor salario. Se habla de los “ejecutivos estrella”.
Pero decíamos que Spain is different. En esto, también. Porque si bien, según la consultora PWC, las remuneraciones de los banqueros en todo el mundo han caído un 20% desde el 2010, puede decirse que nuestro país ("estamos en recuperación, la crisis ya ha pasado", ya se sabe) es la excepción que confirma la regla. Un estudio de la EBA (Autoridad Bancaria Europea) pone de manifiesto que el número de banqueros europeos que ganan más de un millón de euros ha disminuido desde 3.530 (2012) hasta 3.178 (2013), mientras que en España, durante 2013, 133 banqueros españoles cobraron más de un millón de euros, lo que supone un 33% más que durante el año anterior.
No está de más recordar que tanto la EBA como el BCE (Banco Central Europeo) han anunciado en distintas ocasiones que vigilarán para que los bancos no vuelven a tener malas prácticas profesionales y en particular mirarán de cerca los bonos y dividendos de que reciben los banqueros.
“El BCE ha notificado separadamente a las entidades que examinará detalladamente sus políticas de remuneración variable. Durante esta evaluación, tendrá en cuenta la situación de capital de las entidades, dado que la remuneración variable debería ser acorde con la capacidad de las entidades de crédito para mantener una base de capital sólida”, y hay que reconocer que existe un abismo entre lo que percibe el directivo de entidades como Bankia (¿premiados por su gestión?) y un trabajador medio de la entidad (de acuerdo con datos publicados por CCOO, referidos a 2013, el salario medio de un empleado estándar es casi 15 veces menos de lo que cobran los miembros de sus consejos.) Y si comparamos los ingresos medios de los trabajadores en general, afectados por la exitosa reforma laboral, es para no dejar de llorar.
Spain is different: cuando en todo el mundo se lucha contra la desigualdad, aquí se alienta.
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