Es noticia estos días la
decisión (recurrible) de la Unión Eurpea de que la conocidísima
compañía americana Apple debe pagar la friolera de 13.000.000.000
(trece mil millones) de euros que corresponden a la cantidad de
impuestos "distraidos" del pago en Irlanda, donde se ubica
la empresa en Europa. Al parecer, según los datos que se han hecho
públicos, Irlanda, en donde rige un tipo de impuesto de sociedades
del 12,5 % sobre los beneficios, mucho más favorable para la
empresas que en todos los demás países de la UE, había llegado a
acuerdos (hoy en proceso de investigación desde la UE en cuanto a su
legalidad dentro de la propia UE) con Apple, y parece que también
con otras corporaciones, por lo que el impuesto a pagar pasaba de un
favorable 12,5 % teórico a un irrisorio y sangrante 0,005 % real y eso,claro,
hizo disparar todas las alarmas hasta llegar a la decisión actual.
Si embargo, lo que no suela
concitar tanto titular periodístico en este caso, y otros similares,
son las reacciones de los agentes afectados. Y a fe que merecen
análisis concienzudo. Veamos.
- Apple. Ya se
entiende que la empresa no esté precisamente eufórica ante la
situación y que ya haya anunciado que recurrirá la sanción; lo
que ya no queda tan estético es que haya dicho públicamente que,
de consolidarse la multa, automáticamente se replantearía sus
inversiones (¿y las ventas no?) en toda Europa con su negativa
repercusión en los puestos de trabajo hoy previstos. Eso suena a
chantaje, ¿no?
- Estados Unidos,
Apple, empresa radicada en Cupertino, California, está sometida al
fisco estadounidense y el gobierno americano ya ha puesto el grito
en el cielo en el sentido de que controlarán que el posible pago de
la multa europea no repercuta en el pago de sus obligaciones
fiscales en California. Bueno, el Departamento de Comercio también
ha soltado un par de joyas sin desperdicio: en primer lugar
cuestionan la actuación de la UE por considerarla unilateral
(sin embargo, no consta que, por ejemplo, en el affaire de la
Banca Privada d'Andorra, el Departamento del Tesoro americano
consensuara con nadie su acusación) y en segundo lugar porque,
dicen, la sanción perjudica los intereses de una empresa americana
(¿aunque la forma de conseguir esos intereses sea fraudulenta o
ilegal?)
- Irlanda. Su
ministro de finanzas ha hecho saber que también recurrirá la
sanción porque, si se hace firme, se le acaba el chollo,
aunque él no lo haya dicho así, claro. O sea, que Irlanda sabe que
capta la ubicación de grandes empresas en su territorio gracias a
que aplica una fiscalidad que hace competencia desleal al resto de
países y no está dispuesta a renunciar a ello. Y prevé la
reacción de las multinacionales ante acciones que reequilibren su
esfuerzo fiscal en todos los países. Sin comentarios. ¿Donde queda
su adhesión al convenio de la lucha para acabar con los paraísos
fiscales?
Vuelve a manifestarse la
validez de nuestro refranero: una cosa es predicar, y otra, dar
trigo.
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