Vaya por delante que,
ideologías aparte, a uno le encantaría creer a pie juntillas que lo
que dice el Gobierno, particularmente cuando se refiere a actividades
centradas en las necesidades sociales, es rigurosamente verdad, y que
los resultados que ofrece en su información (siempre mejorables, por
supuesto) son muestra evidente y continuada de que trabaja por solucionarlas.
Pero, al menos en este Gobierno nuestro, parece que exista un denodado
e indisimulado empeño en dar continua y machaconamente pistas demostrativas de una aparente
vocación de engaño y manipulación sin que los medios de comunicación, críticos a veces (¿cuando se lo mandan?), destaquen flagrantes incoherencias.
Y no me refiero, claro, al
análisis que se podría hacer del grado de (in)cumplimiento de los
programas electorales por la acción de gobierno posterior1,
que se erigen en indicador infalible de su credibilidad, sino a los
edulcorados y tendenciosos informes de gestión con los que
periódicamente nos regalan/manipulan/engañan/indignan. En este
terreno ocupa un recurrente "lugar de honor" la machacona
afirmación usada con cualquier excusa por todos los miembros del
Gobierno o militantes del partido que lo respalda de que por fin nos ha llegado la
recuperación y que esta crisis de valores que nos quieren hacer
creer que es sólo económica, ya es historia superada
satisfactoriamente.
A la vista de los datos que
el Gobierno divulga, parece evidente que se mueve en mundos
para-lelos diferentes de lo que se observa en la tozuda realidad que
nos rodea.¿Cómo se puede hacer bandera de una pregonada
"recuperación económica" sólo porque la cifra
estadística de personas que no tienen trabajo se ha reducido? Si
eso fuera verdad, las cotizaciones habrían crecido y no sería
necesario esquilmar, como vienen haciendo, la hucha de las
pensiones, ni la pobreza se encuentra en un porcentaje de crecimiento, por
ahora, imparable, ni se hubieran mantenido las cifras de desahucios,
ni...
Claro, que estas deducciones
podrían ser sólo impresiones personales infundadas si no fuera porque
coinciden con informes de organizaciones tan poco sospechosas de ser
manipuladoras como Cruz Roja, Cáritas, Intermon Oxfam, etc. que se
ve que, como el Bautista, predican en el desierto.
Hoy, para actualizar datos,
nos detendremos en la última información publicada por Ofideute,
servicio de información, asesoramiento y mediación dependiente
de la Generalitat de Catalunya dirigido a las familias con
dificultades para atender el pago de créditos o préstamos
hipotecarios y que se encuentran, por esta causa, en riesgo de perder
su vivienda principal, así como la gestión de la mediación del
alquiler social obligatorio derivado de la Ley catalana 24/20152.
El Servicio, puesto en marcha en 2012, ha atendido ya más de 15.000 casos y, según Ofideute, el perfil
medio de quien acudía en busca de ayuda era (nótese el uso del pretérito como tiempo verbal) el de mujer, en paro, de
45 años, que vive en un hogar de tres miembros, que acredita
ingresos de 700 euros y el alquiler que ha de pagar es de 400, en un retrato robot no
excluyente de otras situaciones ni limitado a lo que tradicionalmente se ha considerado como "personas desfavorecidas"; este es el caso, sin ir más lejos, de tantos boyantes autónomos y
profesionales liberales (incluyendo profesiones de prestigio como economistas, abogados, ingenieros o arquitectos) que antes del inicio de la crisis ni se
habían imaginado que, en relativamente poco tiempo, tendrían que
recorrer, venciendo seguramente un sentimiento inicial de vergüenza, a los servicios sociales para poder realizar algo tan simple como
subsistir.
El dato serio, que desmonta
de un plumazo el inicuo triunfalismo del Gobierno y sus altavoces
mediáticos con el mantra de la tan cacareada recuperación
justificada por el aumento del número de contratos de trabajo (sin
entrar nunca al detalle de su duración, características, salario
contemplado y minucias así) es que el 30 % de los
solicitantes de estas ayudas urgentes para poder pagar el alquiler o
la cuota de la hipoteca tiene trabajo. Sólo que ese trabajo,
pregonado como un triunfo por/del Gobierno, no le permite vivir con
un mínimo de dignidad.
¿Recuperación? Sin
comentarios.
-----------------------------
1En
este punto resulta muy preocupante que los medios de comunicación
españoles en general, con periodistas que se muestran tan incisivos con alguna formación política, no hayan considerado que sea noticia
publicable las declaraciones efectuadas por el flamante Ministro de
Asuntos Exteriores y Cooperación del nuevo Gobierno de Rajoy,
Alfonso Dastis (¡diplomático de carrera!) con motivo de haber
resultado elegido Presidente de los Estados Unidos el magnate Donald
Trump pese al reguero de excesos verbales e inconveniencias, cuando menos polémicas,
pronunciadas durante la campaña electoral. Pues bien, el señor
Dastis, para justificar el voto a Trump, no ha tenido reparo al
afirmar que "ya se sabe que en campaña es normal hacer promesas que
luego no se cumplen". ¿De verdad se admite esto como normal?
Seguramente y lamentablemente sí porque se sabe y les siguen votando.
2Formalmente,
la LEY 24/2015, de 29 de julio, de medidas urgentes para afrontar
la emergencia en el ámbito de la vivienda y la pobreza energética,
fue recurrida, en un alarde de sensibilidad social enmascarado por
el disfraz de la asfixia a cualquier iniciativa de Catalunya que se
tilda usualmente de "acción independentista", por el Gobierno de
Rajoy, en cuanto a "aspectos procesales", lo que provocó
de manera automática la suspensión cautelar por el Tribunal
Constitucional .
No hay comentarios:
Publicar un comentario