Con motivo del Día internacional de la ataxia, que se recuerda cada 25 de septiembre, tuvo lugar
ayer, día 28, en el Auditori de Vilafranca del Penedés (Barcelona – España) un concierto, organizado
por la Associació Catalana d’Atàxies Hereditàries (ACAH), con el fin de recaudar fondos a beneficio
de la investigación sobre esa semidesconocida enfermedad neurodegenerativa.Como quiera que tuve la oportunidad (y no la desaproveché) de asistir al evento, permitidme que
comparta con vosotros algunas reflexiones al hilo del mismo. No se trata, naturalmente, de una fría
crítica musical ni nada que se le parezca sino, abusando de vuestra paciencia, de poner negro sobre
blanco impresiones personales que no pretenden ser las únicas ciertas, ni mucho menos.Es obligado, eso sí, empezar por la música; en principio, para conseguir la conveniente calidez del
acto, la interpretación, cercana al publico, no fue de una orquesta al uso, sino que corrió a cargo sólo
de la pianista María Ivanovich, el contratenor Víctor Jiménez Díaz y el acordeonista Nikola
Tanaskovic1, a quienes se unió en la segunda parte la Polifónica de Vilafranca. Confieso mi perplejidad
ante la posibilidad de escuchar música clásica al acordeón, pero todas las dudas se disiparon al oir los
arreglos para ese instrumento de composiciones de música barroca del Padre Soler o Domenico
Scarlatti, por ejemplo, con resultados ciertamente cautivadores para el oído.
Gracias a las gestiones de la citada pianista María Ivanovich, se incluyó en el concierto el estreno
mundial de la obra del compositor, profesor de música en la Ben-Gurion University y en el Sapir
Academic College, ambos de Israel y partícipe de la Fundación Phonos, de Barcelona, Gil Dori,
Resplandece el sol de mediodía, inspirada en Antoni Gaudí, y, en concreto, en el templo inacabado de
la Sagrada Familia.Más allá del aspecto musical, sobre el que pueden haber diferentes gustos, todos respetables, es
inevitable cavilar sobre la evidencia de que no tiene el mismo poder de convocatoria un acto
proyectado para recaudar fondos contra la ataxia que, pongamos por caso, esas actividades masivas del
“Mulla’t” (Mójate) que se programan exitosamente cada año contra la esclerosis múltiple (que nadie
me malinterprete, por favor; no se trata de una crítica al Mulla’t, al que cabe desear la mayor
efectividad, sino una reflexión retórica que esconde el deseo de que ojalá la sociedad tuviera el mismo
grado de sensibilidad ante todas las enfermedades minoritarias de manera que algunas dejaran de ser
tratadas como un estigma, como aún pasa). Sin ir más lejos, este concierto se ha celebrado gracias a la
iniciativa privada de ámbito muy reducido: un patrocinador local cuyo nombre no estoy autorizado a
divulgar, una entidad financiera, una empresa del sector vinícola, el apoyo del Ayuntamiento de la
ciudad, y poco más, salvo la colaboración de los músicos.Hay mucho por hacer, máxime cuando se confirma, dolorosamente, que hay muchas de las personas
afectadas por la enfermedad que ni tan siquiera conocen lo poco que se sabe de ella.
1Alguien
puede decir que, al citar sus nombres en estas líneas, se les está
haciendo publicidad; no lo discuto, pero me parece que sería una
descortesía no citarlos, tanto por su calidad interpretativa como,
sobre todo, por su compromiso con el proyecto del concierto, dada su
finalidad.
Fue en 2001 cuando un grupo de familiares, allegados y facultativos
preocupados y dedicados a cuidar enfermos de ataxia, enfermedad neurodegenerativa poco nombrada, deciden
organizarse para dar a conocer a la sociedad y a las autoridades sanitarias esta problemática y,
como consecuencia de la importancia del tema y la eficacia de sus movilizaciones, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó al poco tiempo que el día
internacional para concienciar a la sociedad sobre esta enfermedad
sería el 25 de septiembre de cada año, fecha en la que se suelen
programar actividades de toda índole para darla a conocer y conseguir
fondos destinados a la investigación y conocimientos de otras
personas con el fin de poder dar una vida mejor a los afectados por
esta enfermedad.
Pero, ¿qué es la ataxia? Cuando oímos hablar de dolencias neurodegenerativas, nos viene a la memoria los nombres de las que salen en los medios: la esclerosis múltiple, el Parkinson, el Huntington, el Alzheimer,... pero, ¿ataxia? ¿qué es eso? ¿algo nuevo?
Su nombre
(del griego a- que significa "negativo" o "sin" y
taxiā que significa "orden", lo que ya da pistas sobre su
naturaleza: “no se siguen las órdenes”) ya fue usado por Hipócrates para indicar que una enfermedad iba a ser prolongada pero su adscripción actual se debe al médico
neurólogo alemán Nikolaus Friedreich, que fue el primero en
realizar investigaciones en el año 1863, empezando por los problemas de
coordinación así como la degeneración del sistema nervioso y la
dificultad de los movimientos en brazos y en piernas que había observado en los habitantes de los pueblos de la región de Heidelberg. La dolencia en
sí no es privativa del ser humano y, como curiosidad, está
emparentada con algunas formas de la rabia o con la encefalopatía
espongiforme bovina (puesta de moda hace algún tiempo como “enfermedad
de las vacas locas”). Hay que decir que en otros países no hay el casi secretismo -como si fuera un estigma- del nuestro sobre ella; ahí está, por ejemplo, la película japonesa "La historia de Aya Kitou", donde la protagonista padece un tipo de ataxia espinocerebelosa, y que se puede encontrar en Youtube, subtitulada en castellano.
Médicamente, las ataxias (en plural)
son un grupo de dolencias incluido en las llamadas Enfermedades Minoritarias que
afectan, según cifras divulgadas por asociaciones de enfermos, a menos de una persona por cada dos mil y que se caracterizan
por una degeneración progresiva espinal y/o cerebral. Los síntomas
de la enfermedad engloban problemas de coordinación, de equilibrio,
de habla, de deglución y perturbaciones en la marcha, y pueden
desembocar en enfermedad cardíaca u otras graves disfunciones que
pueden ser muy invalidantes para la autonomía personal.
Hay varios orígenes conocidos para las ataxias pero el más
estudiado es el hereditario, grupo en el que se encuentra la Ataxia
Espinocerebelosa (SCA por sus siglas en inglés), que tiene una base
genética de herencia llamada dominante, en la cual las neuronas del
cerebelo (la zona del cerebro que controla la coordinación muscular
y el equilibrio) se deterioran y mueren. Hay censados una treintena
de tipos de SCA, pese a que algunas fuentes aseguran que se han descrito aproximadamente 400 tipos resumidos en la treintena numerada, en función de cuál es la neurona (para decirlo
con exactitud, el alelo, cada una de las formas alternativas
que puede tener un mismo gen), afecta (cada tipo de SCA estudiado
tiene identificado el alelo que “va a su aire” aunque no se sepa
por qué ni mucho menos cómo reconducirlo a la normalidad), edad
estadística a la que suele presentarse la enfermedad, esperanza
estadística de vida de los afectados por cada tipo, síntomas particulares, etc. Las ataxias
hereditarias representan prácticamente el 50 % del total de ataxias
y la más común de ellas (y una de las más agresivas) es la que se
bautizó con el nombre de su descubridor, la Ataxia de Friedreich,
que afecta entre dos y cuatro individuos de cada cien mil.
La gran mayoría de ataxias no tienen cura al día de hoy ni
tratamiento aunque existen terapias de rehabilitación (neurorrehabilitación, en puridad) y dispositivos
de adaptación (que pueden ir, según los casos, del bastón,
muletas, andadores, sillas de ruedas para aquellos con alteración en
la marcha, dispositivos para ayudar en la escritura, la alimentación
y el cuidado personal si se deterioran la mano y la coordinación del
brazo, a dispositivos de comunicación para las personas con problemas
del habla, por citar algunos) que pueden contribuir a ralentizar el
proceso de la enfermedad, permitir al paciente tener la mayor
independencia posible y mejorar, por lo tanto, la calidad de vida de
los pacientes.
Tanto
la aparición de los síntomas iniciales como
la
duración de la enfermedad pueden estar, y de hecho lo están, sujetos a variación.
Generalmente, una persona con ataxia conserva las
facultades y la
capacidad mentales
completas,
por lo que
sabe (como pasa con otras dolencias de este tipo) que
puede perder progresivamente el control físico, y
es consciente en todo momento de su estado actual, del que tenía hace un tiempo y, por él, antes que nadie, del
progreso de la ataxia.
En
el Día internacional de la ataxia, varios propósitos conexos:
-
todo
el ánimo y la fuerza a los enfermos de ataxia en la entereza de su lucha cotidiana.
-
un recuerdo emocionado a todos los que nos han dejado con/por la
ataxia, sabiéndonos transmitir de forma callada su alegría de vivir
durante todo el proceso.
-
un homenaje sincero a aquellas personas del entorno inmediato a las
que también “les ha tocado la china” y se han convertido
de la noche a la mañana en cuidadores,
con todo lo que eso representa para ellos en trabajo, dedicación, renuncia y sacrificio.
-
agradecimiento
a los profesionales (que son muchos: médicos, enfermeros,
fisioterapeutas, logopedas, investigadores,…) que se vuelcan en su
entrega, cada uno en su especialidad, para combatir la
enfermedad y/o mantener la calidad de vida del enfermo..
Acabamos hoy con un recuerdo musical de Glen Campbell, que nos dejó hace unos meses víctima, precisamente, de una enfermedad degenerativa, en su caso, Alzheimer, interpretando una canción de aquellas que hacen pensar, compuesta en su día por Charles Aznavour.
Mañana, 16 de septiembre, se cumplen cuarenta y cinco años del atroz asesinato del cantante chileno
Víctor Jara, tras el triunfo, sólo cinco días antes, del golpe de estado en su país, encabezado por el
general Augusto Pinochet, que acabó con el mandato y la vida del legítimo presidente, Salvador
Allende y, que no se olvide, una semana antes de la muerte en circunstancias aún sin aclarar, del poeta
Pablo Neruda. Realmente, arrebatar una vida ajena siempre es una atrocidad pero cuando confluyen,
como en este caso, el hecho de que nos encontramos ante un asesinato de estado reconocido como tal,
y el ensañamiento con que se llevó a cabo, el conjunto nos proporciona elementos de análisis para
reflexionar sobre las causas y actitudes que concurrieron y para llegar a conclusiones, aunque estas
conclusiones no puedan tener efectividad práctica.Víctor Jara Martínez fue un músico, cantautor, profesor y director de teatro chileno, militante del Partido
Comunista de Chile y referente internacional de la canción protesta y de cantautor, y uno de los artistas
más emblemáticos del movimiento músico-social llamado «Nueva Canción Chilena». Su ideología
comunista se refleja en su obra artística, de la que fue pieza central. Después de hacer el servicio militar, alternó la dirección teatral con la música, interpretando ya obras
propias cada vez más comprometidas, en las que denunciaba en voz alta lo que consideraba injusticias.
Viajó a Helsinki para participar en un acto mundial en protesta por la guerra de Vietnam y publicó su
álbum Pongo en tus manos abiertas, al que pertenece el tema «Preguntas por Puerto Montt», inspirado
en la masacre de Pampa Irigoin (Puerto Montt1) durante la represión policial del gobierno conservador
del presidente Eduardo Frei Montalva. En esa canción criticó duramente al ministro de Interior
Edmundo Pérez Zújovic, y eso le acarrearía graves consecuencias.
Es obvio que un personaje así, que opina libremente y lo divulga, resulta incómodo a ciertas formas de
ejercer el poder, y cuando se produjo el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, fue detenido ese
mismo día junto con otros profesores y alumnos en la Universidad Técnica del Estado, donde le sorprendió
el golpe dando clases. Lo llevaron al Estadio Chile, convertido en centro de internamiento por los
militares (actualmente Estadio Víctor Jara, lugar en el que hay una placa en su honor con su último
poema), donde permaneció durante cuatro días. Lo torturaron durante horas (le realizaron quemaduras
con cigarrillo, le rompieron los dedos, le cortaron la lengua y lo sometieron a simulacros de fusilamiento)
y, finalmente, el 16 de septiembre lo acribillaron junto al director de la Empresa de Ferrocarriles del
Estado. El cuerpo fue encontrado el día 19 del mismo mes con 44 impactos de bala2.Todos pensamos que el de Víctor Jara es un caso extremo, pero el analizarlo nos permite reflexionar
sobre por qué hay seres humanos (?) cuyo único deseo es silenciar, perseguir, encarcelar y, de alguna
forma, aniquilar a quien no piensa como ellos y estudiar someramente por que esto suele ser así,
precisamente, cuando quien discrepa representa a una minoría. Yendo al fondo de la cuestión, hay que
diferenciar en el análisis si esa actitud arrogante es propia de la persona o inducida.Dicen los principios de la psicología que la base de la evolución de las sociedades humanas,
representada por las relaciones entre personas, ha sido siempre en saber llegar a acuerdos positivos
para todos (lo que hoy identifican las escuelas de negocios como “I win, you win”) en el tratamiento
de las discrepancias, y eso con más relieve que las victorias bélicas que nos inculca la historia teniendo
en cuenta además que, en palabras de Jorge Luis Borges, “nada hay tan contaminado de ficción como
la historia”, ergo la discrepancia ES base de la evolución cuando se sabe gestionar. Siguiendo con el
hilo de los principios psicológicos, cuando se plantean diferencias, es imprescindible pensar en la
conveniencia de una negociación, que no es un pulso o una demostración de fuerza, sino un proceso de
diálogo encaminado a lograr un consenso. Por lo tanto, el objetivo no es (y no debe presentarse así) que
uno gane y el otro pierda, sino conseguir que ambos ganen con el acuerdo a que se sea capaz de llegar.
Para ello, es necesario fijar previamente unas reglas de juego claras, exponer los respectivos puntos de
vista e intentar ponerse en la piel del otro para comprender su perspectiva. Conviene decidir la posición
de antemano, pero no el resultado esperado, impensable de inicio. También deben tenerse claros los
límites mínimos y máximos que se pueden aceptar, así como estar dispuesto a negociar todas las
variables, no sólo algunas, para evitar llegar a puntos muertos. Si la otra parte lanza una propuesta que
no encaja, en lugar de rechazarla debe intentar canalizarse hacia un punto medio. En caso de que se
formule de manera poco apropiada, no debe tenerse en cuenta porque no hay nada peor que trasladar
los posibles desacuerdos a un plano personal.Para que el resultado de una negociación sea equilibrado, ambas partes deben ceder en algunas cosas.
Por lo tanto, no deben celebrarse las cesiones de la otra parte como una victoria y hay que ser generoso
(pensando en el futuro común) aportando también algo propio. Cuando la negociación se atasca, a veces
lo mejor es posponerla para poder reflexionar. Siempre es preferible no llegar a un acuerdo que alcanzar
(o imponer) uno que no satisfaga a todos. Finalmente, cabe recordar que los acuerdos sólo se cumplirán
si son equilibrados y las dos partes los han aceptado con buena disposición. Este esquema sencillo, intuitivo y lógico de diálogo/negociación, con sus matices particulares en cada
caso que se presente, se aplica con eficacia demostrada en todas las temáticas… cuando se aplica, que
no es siempre a la vista de lo que pasó con Víctor Jara y sigue pasando con muchos otros en latitudes
diversas aunque no se llegue al extremo de lo que se hizo con el cantante. Especialmente en política,
aún hay quien cree que la represión/imposición permanentes son más efectivas que el diálogo cuando
basta con echar un vistazo a la evolución de las sociedades para comprobar que quien se empeña en
imponer y no dialogar se queda anclado en el pasado y que la imposición/prohibición/represión sólo es
efectiva en el corto plazo, nunca a largo plazo. Pero ¿qué argumentos pueden esgrimirse para negar el
diálogo? Aparte de la incapacidad/ineptitud para gestionar las diferencias, claro, que ese no se dice
porque esconde, precisamente, la ausencia de argumentos y ¿cómo se puede dialogar sin ellos? Una muletilla recurrente, repetida como una gota malaya y que suele calar en muchos que, posiblemente,
se presten a ser manipulados sin saberlo, es que la discrepancia sobre la que se pretende dialogar está
fuera de la ley y altera la convivencia. Vayamos por partes:- que esté o no contemplado en las actuales leyes sólo indica que, una vez conocido y analizado el motivo
de la discrepancia, deberá evaluarse si se han de revisar las leyes para darle cabida (o no) en la forma en
que se llegue al acuerdo ¿o alguien en su sano juicio piensa que las leyes son eternas?- la discrepancia NO altera la convivencia, sino la forma de tratar esa discrepancia, y resulta muy triste
que en nuestro país haya ciudadanos de buena fe que caen en la trampa de creer ese mensaje y acepten
como normal incluso el uso de la violencia para acallar la expresión de una discrepancia en lugar de
conocerla y gestionarla inteligentemente.
No olvidemos, además, que las leyes las dicta el Poder de turno, por lo que lo primero que deberíamos
preguntar cuando se nos repite machaconamente, por ejemplo, que alguien está en prisión por haber
vulnerado una ley de contenido político, es ¿qué ley? Seamos prudentes; en nuestra historia reciente hay
ejemplos de subversión impune de la legalidad con fines espurios. En la documentada publicación de
Ramón Arnabat, Doctor en Historia, investigador y profesor universitario, respetado y reputado
especialista en la España del siglo XX, La represión: el ADN del franquismo español (lo de “español” por
la divulgación de la obra fuera de nuestras fronteras), puede leerse que “la dictadura franquista, el Nuevo
Estado, la España de Franco, nació de un golpe de Estado militar contra el régimen democrático
republicano legalmente establecido (17-18 de julio de 1936), y se configuró y articuló a lo largo de una
cruenta guerra civil que finalizó con su victoria militar (julio de 1936/ abril de 1939)1. Este es un aspecto
clave para entender la dinámica de la represión franquista, fundamentada en la “trampa (i)legal” de
convertir a los defensores del legítimo régimen republicano, en rebeldes; acusados de Adhesión a la
Rebelión, Auxilio a la Rebelión o Rebelión Militar; mientras que los golpistas se autodenominaban
defensores del orden. El mismo dictador, Francisco Franco, afirmaba que “el –Glorioso– Movimiento
Nacional –el golpe de estado–, no ha sido nunca una sublevación. Los sublevados eran y son ellos, los
rojos3”. Y en las sentencias de los consejos de guerra vemos escrito, una y otra vez: “que contra los
legítimos poderes del Estado, asumidos por el Ejército a partir de 17 de Julio de 1936 en cumplimiento
de su función constitutiva, se desarrolló un alzamiento en armas y una tenaz resistencia, cometiéndose
a su amparo toda suerte de violencias, ...” “Todos aquellos que habían defendido a la República, de
forma activa o pasiva, y todos aquellos que no se habían mostrado favorables al Glorioso Movimiento
Nacional, eran susceptibles de sufrir este tipo de [in]justicia franquista. El franquismo, tanto durante
la guerra civil, como en la posguerra, se planteó eliminar “al enemigo”, de “extirpar” o de “aniquilar”
los elementos republicanos que podían poner en peligro la dictadura, y extender la miedo entre aquellos
a los que no llegaba la represión. Tan importante era eliminar físicamente al enemigo, como atemorizar
y humillar a la población vencida que sobrevivía para que asumiera su lugar en el Nuevo Estado. El
régimen franquista creó una tupida red represiva que abarcó todos los campos posibles: el económico, el
social, el cultural, el ideológico, el político y fue un instrumento de dominación, de humillación y de
consenso forzado.” “Durante la postguerra, el régimen franquista aplicó la legislación represiva
generada durante la guerra civil española (1936-1939), ampliada y matizada por un conjunto de órdenes,
decretos y leyes de carácter complementario.
Durante
el periodo 1939-1948, el eje de la política represiva franquista fue
la “justicia” militar que, con sus sumarios de urgencia y sus
consejos de guerra, llenó las prisiones de penados y los cementerios
de ejecutados (Decreto de 28 de julio de 1936, que se mantuvo hasta
julio de 1948). Decenas de miles de personas fueron sometidas a
consejos de guerra, de las cuales el 90% fueron condenadas, de estas
un 85% a penas de prisión de entre 6 y 30 años y un 15% a penas de
muerte.”
Por
éste y otros factores similares, el franquismo tiene el triste y
dudoso “privilegio” histórico de haber sido el primer régimen
político que, tras una contienda interna (en un proceso del que hay
muchas voces que afirman que, de alguna forma, se mantiene, casi
ochenta años después del final oficial de la guerra), diseñó y
llevó a cabo un plan “legal”
organizado
destinado a acallar/encarcelar/aniquilar a la población civil con
ideas diferentes de las de los vencedores.
Hay
que decir, para bochorno de todo el mundo, que ese sistema ha tenido
y tiene “alumnos aventajados y muy aplicados” en castigar a la
población civil para conseguir sus fines. Volviendo a Arnabat, “La
dictadura franquista siempre se fundamentó
en la distinción entre vencedores
(adictos)
que merecían el premio y el reconocimiento, y los vencidos
(indiferentes
y desafectos)
que merecían el castigo y la humillación.
Una
división marcada por la victoria en la guerra que legitimaba al
régimen franquista. Y así fue a lo largo de toda la dictadura. Por
este motivo, la memoria del franquismo es hoy todavía tan compleja
en España. Unos quieren recordar, “los vencidos”, y otros
quieren “olvidar”, los “vencedores”. Pero, el recuerdo y el
olvido forman parte inseparable de la memoria, de las diversas
memorias del
franquismo y de la represión.”
Por
eso, entre otras cosas, se ha de ser escrupulosamente cauteloso en
conocer siempre los porqués y el marco que rodea cada situación e
intentar no dejarse manipular repitiendo sin más y creyendo sin
corroborar su veracidad lo que no suelen ser sino consignas
partidistas interesadas, sesgadas y parciales. Vengan de donde
vengan. Y si hay discrepancias (que forman parte de la vida en todos
sus ámbitos), lo que nos debe preocupar es que se conozcan y se
sepan gestionar, no que se acallen: pan para hoy y hambre para
mañana.
Acabamos
estas reflexionesproponiendo
escuchar
la canción más conocida de Víctor Jara,
Te recuerdo, Amanda,
en su homenaje y con el deseo
de que no haya nunca más otro caso como el suyo. Incluida en el
mismo disco que Preguntas
por Puerto Montt,
citada
más arriba, es
una pieza internacional,
porque el tiempo la ha convertido en una historia de lucha de clases.
Representa
a la lucha de la clase obrera a través de la historia de amor de una
muchacha llamada Amanda y de un obrero que respondía al nombre de
Manuel. Él trabajaba duramente en una fábrica, donde ella la
visitaba durante los cortos descansos, cinco minutos escasos hasta
que la sirena indicara el regreso al trabajo. Un día su rutina
cambió radicalmente, porque Manuel faltó a la cita, víctima de la
injusticia del sistema explotador y la codicia de los patronos.
¿Una canción de amor, pues, o un
manifiesto social? Da igual en el fondo como se deduce de lo que dice
en la presentación el propio Víctor, y como anécdota final, citar
que la repercusión de la canción fue tal en los años setenta y en
los ochenta del siglo pasado que fueron muchas las niñas bautizadas
con este nombre.
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1Puerto
Montt es una ciudad de unos doscientos mil habitantes hoy al sur de
Santiago, al comienzo de la Patagonia. La fuerte explosión
demográfica tras el terremoto de 1960 y la ineficaz respuesta del
gobierno al problema hizo que los inmigrantes llegados a ella desde
otras zonas del país recurrieran a la toma de terrenos abandonados
para solucionar sus problemas de vivienda.
En marzo de 1969, cerca de 90 familias de
escasos recursos ocuparon un terreno en el sector llamado Pampa
Irigoin con la intención de obtener una expropiación legal por
no-uso de la tierra (lo que era posible en la legislación chilena
de aquella época) y poder construir allí sus futuros hogares. La
toma transcurrió de forma tranquila y pacífica, y no existió una
acción inmediata por parte de los carabineros. Las negociaciones
transcurrieron con normalidad durante cuatro días, sin dar señales
por parte del gobierno de que se realizaría un desalojo. Sin
embargo, en el quinto día de ocupación, y una vez que el
contingente policial hubo recibido refuerzos de otras prefecturas,
la policía entró en el lugar, con el objeto de poner fin a la
toma. El desalojo se realizó de madrugada, confiando en encontrar a
los ocupantes dormidos y poner fin a la ocupación sin resistencia.
Pero los improvisados sistemas de alarma (latas atadas con alambre a
baja altura) que los ocupantes habían instalado, les permitieron
reaccionar armados con palos y piedras. La policía respondió
haciendo uso de carabinas y gases lacrimógenos, causando la muerte
de 10 pobladores, incluyendo un bebé de nueve meses, y dejando
cerca de 50 heridos entre los pobladores; resultaron también
lesionados 23 carabineros.
En la operación policial participaron 200
carabineros que cumplían órdenes del ministro del Interior Edmundo
Pérez Zujovic.
Las motivaciones que desencadenaron los
hechos han sido muy discutidas y abarcan desde un legítimo problema
habitacional hasta intereses políticos, considerando por algunos
que no se trataba "de la explotación espontánea de un
problema habitacional agudo, sino del resultado lamentable de
intereses políticos irresponsables y bastardos, que no han dudado
en jugar con vidas humanas dignas y valiosas subordinándolas a sus
intereses partidistas inmediatos
Apenas una semana después de los hechos, en
el Senado de Chile, Salvador Allende, entonces senador, pronunció
un discurso sobre ellos que inició con un contundente “Digo,
midiendo mis palabras, que, a mi juicio, éste ha sido un crimen
colectivo, y que hubo en él premeditación y alevosía”
2En
1990, la Comisión de Verdad y Reconciliación confirmó el
horror de las torturas y determinó que Víctor Jara fue acribillado
con 44 disparos el 16 de septiembre de 1973 en el Estadio Chile y
que fue arrojado a unos matorrales en los alrededores del Cementerio
Metropolitano. Luego fue llevado al depósito de cadáveres, donde
le asignaron las siglas NN, y donde más tarde sería identificado
por su esposa. Sus restos fueron enterrados en el Cementerio
General. La viuda, años después, mencionaría que el diario
chileno La Segunda, al día siguiente del entierro, publicó un
párrafo que daba a entender que Jara había muerto sin violencia y
que su sepelio había sido de carácter privado.
El 29 de mayo de 2009, la Corte de
Apelaciones de Santiago de Chile ratificó el encarcelamiento del ex
soldado acusado del asesinato del cantante, que confesó la
coautoría del asesinato, y confirmó que a Jara se le fracturaron
las manos a culatazos en los interrogatorios y que cuando le
tirotearon, Jara ya había fallecido, debido a un disparo en la
cabeza efectuado por un oficial de ejército, por lo que el juez
encargado del caso ordenó la exhumación de sus restos, con el fin
de practicarle una segunda autopsia, que certifico que el artista
murió a consecuencia de «múltiples fracturas por heridas de bala
que provocaron un choque hemorrágico en un contexto de tipo
homicida» y que fue golpeado y torturado durante su paso por el
Estadio Chile, donde estuvo detenido. El texto destaca que se
encontraron más de 30 lesiones óseas producto de fracturas
provocadas por heridas de proyectil y otras provocadas por objetos
contundentes, diferentes a las heridas de bala.
3No
deja de ser llamativo que este mensaje vuelve a emitirse con
profusión estos días
Ante las iniciativas políticas y propuestas legislativas del presidente Donald Trump en Estados Unidos,
alineadas con un declarado deseo de aislacionismo rayano en la autarquía, es bueno recordar que
Marilynne Robinson, escritora estadounidense galardonada, entre otros, con el premio Pulitzer y autora
de cabecera del anterior presidente Barack Obama, ya dijo en uno de sus ensayos algo que ahora es
actualidad, que es que “añoro la civilización y quiero que me la devuelvan”, englobando en esta
añoranza las ideas inteligentes, los debates sensatos y respetuosos y las palabras enriquecedoras, no
hirientes.
Lamentablemente, esta añoranza no se circunscribe a los Estados Unidos; basta echar una ojeada
alrededor (y sí, mirarse el ombligo también) para advertir un clima de confusión y crispación, se podría
afirmar que generalizado, en gran parte de los países del mundo. En esta tendencia universal de
regresión de valores, nosotros en nuestro país notamos un evidente retroceso en el campo legislativo,
en el judicial (en el que no es ajeno algo que en su día pasó casi desapercibido como fue la renuncia a la
Justicia Universal), y en el político en general, pero también en la vertiente social, por ejemplo con la
aceptación como normal que políticos irresponsables (y, a todas luces, por ello, ineptos como políticos)
califiquen alegremente a quienes defienden ideas diferentes a las suyas de fascistas, nazis, xenófobos y
otras lindezas, que se acuse impunemente a quien piensa diferente de violento o peligroso por el simple
hecho de pretender expresar pacíficamente sus ideas, o que se haya asumido socialmente como insulto
comunista, nacionalista, independentista, etc. Todo ello se resume en la evidencia de que, ante la
necesidad de gestionar determinados asuntos que no se tiene ni idea de cómo gestionar o cuya gestión
franca puede mermar votos porque va en contra de lo que se ha sembrado durante años, la decisión es la
de difundir hasta que cala en gente bien intencionada pero pésimamente informada que esas ideas
diferentes dañan la convivencia y debe reprimirse incluso su expresión. ¡Y muchos, exaltados aparte, lo
creen! Políticamente, esto se aleja del concepto y ejercicio de la democracia, al caer, no en el terreno del debate,
sino en el de imposición (dictadura), y psicológicamente, esta actitud está entroncada inicialmente con la
ausencia de respeto por las ideas ajenas dando validez única (si es preciso, por la fuerza) a las propias.Reflexionemos, pues, sobre eso del respeto como pecado original de la situación. Etimológicamente, la palabra proviene del latín respectus, que se traduce como ‘atención’, ‘consideración’,
y originalmente significaba ‘mirar de nuevo’, de donde se entiende que algo que merezca una segunda
mirada sea algo digno de respeto. El respeto es un sentimiento positivo para las personas; es equivalente
a tener reconocimiento por una persona o cosa, y como tal es uno de los valores morales más importantes
del ser humano, pues es fundamental para lograr una armoniosa interacción social, como se confirma
efectuando un ligero vistazo a la historia de la evolución social humana. Una de las premisas más
importantes sobre el respeto es que para ser respetado es necesario saber o aprender a respetar, a
comprender al otro, a valorar sus intereses y necesidades. En este sentido, el respeto debe ser mutuo, y
nacer de un sentimiento de reciprocidad.
Respetar no significa estar de acuerdo con la otra persona, sino que se trata de no discriminar ni ofender a
esa persona por sus ideas, forma de vida y decisiones razonadas; en este sentido, respetar también es ser
tolerante con quien no piensa igual, con quien no comparte los mismos gustos o intereses, con quien es
diferente o ha decidido diferenciarse. Tampoco cabe dar como ciertas las aberraciones interesadas de que
tener ideas diferentes a las de la mayoría incita a la violencia o impiden la convivencia (¿dónde estaría
entonces el matrimonio, que se desea feliz, entre una persona de, por ejemplo en política, derecha radical
y otra nacionalista?) El respeto a la diversidad de ideas, opiniones y maneras de ser es fundamental, un
valor supremo en las sociedades que se dicen modernas, particularmente si pretenden ser democráticas,
que aspiran a ser justas a través del debate/diálogo y a garantizar una sana convivencia.Ahora bien, el respeto también debe aprenderse cuando se advierte que no es espontáneo de la persona, y
para reflexionar sobre este aspecto, nos permitiremos un rodeo argumental. Hay quienes creen a pie juntillas (y algunos autodenominados historiadores, en realidad defensores
acérrimos de la incuestionabilidad e inmutabilidad de la historiografía oficial, tienen bastante que ver en
que haya esta creencia) que la historia (con minúscula) es una sucesión de relatos de conflictos bélicos de
los que quedan vencedores, lógicamente, quienes escriben la historia (seguimos con las minúsculas) a la
vez que los vencidos suelen quedar retratados como innobles, arteros, traidores, y cuanto haga falta para
despreciarlos y demonizarlos. Pero la Historia (con mayúsculas) es algo más y, entre muchas razones que
lo pueden demostrar, elegiremos sólo una: si es verdad (y lo es) que se puede aprender de la Historia, que
alguien me diga qué enseñanza puede extraerse de una historia que recoge sólo la batalla entre espartanos
y atenienses en la que se ensalza al vencedor y se humilla al vencido. Y así se queda. La Historia puede
enseñarnos si, además de la batalla, el análisis de los hechos narrados nos permite aventurar cuestiones del
tipo ¿cómo se logró restablecer la convivencia real entre espartanos y atenienses? ¿en cuánto tiempo y a
costa de qué?, o por el contrario ¿qué motivos hubieron para que no superaran su enfrentamiento?, y
podemos encontrar respuestas razonables que, eso sí, cada uno puede interpretar a su modo.España tampoco escapa a estas manipulaciones (sólo hay que ver la historia de Castilla/España y sus
protagonistas pre y post Menéndez Pidal) y hoy, para desembocar en el tema del respeto, nos serviremos
de una batalla presentada como genuinamente castellana pero que algunos estudiosos presentan
simplemente como una cruzada contra los musulmanes ordenada por el Papa Inocencio III, la batalla de
las Navas de Tolosa de 1212, si bien es cierto que, tras la derrota de Miramamolín (el rey musulmán por
el nombre que es conocido por nosotros) en ella, se aceleró el avance de las tropas cristianas con la casi
inmediata conquista de Vilches, Úbeda, Baeza, Baños de la Encina, Andújar o Jaén hasta poner fin al
dominio de los musulmanes con su expulsión en Granada, en 1492, aunque también haya que citar como
“daños colaterales” la pérdida de los territorios occitanos por el Reino de Aragón.Dejemos, sin embargo, a los estudiosos que se pongan de acuerdo, si es que se han de poner, sobre los
antecedentes, los porqués y las consecuencias de la contienda y, para nuestro propósito, quedémonos con
un detalle, a medio camino entre la historia y la leyenda: la intervención del llamado Pastor de Las
Navas, personaje fugaz pero decisivo en vísperas de la batalla, guiando por camino seguro a las tropas
cristianas a través de Sierra Morena hasta el campamento musulmán de Miramamolín. Y con el relato de
su intervención empieza el lío: para empezar, de las tres crónicas de la batalla escritas “in situ” por sus
protagonistas, sólo en dos de ellas se alude, y de pasada, al episodio del pastor. Posteriormente, años
después, cronistas que no participaron en la contienda recogieron información y escribieron sus relatos
dándole más relevancia al papel del pastor y aludiendo al carácter divino de su intervención, algo normal
en la época (de aquí a la identificación del pastor con San Isidro, muerto 40 años antes, un paso. Que se
dio). Pero seguimos sin saber su nombre, que es lo que en esta ocasión nos interesa.
Han de pasar tres siglos para que el militar, escritor, botánico, etnógrafo y colonizador, gobernador
general de Santo Domingo y La Española, Gonzalo Fernández de Oviedo Valdés, con información que
aún hoy nadie sabe de donde sacó, aunque su autoridad en materia histórica llevó a numerosos
genealogistas e historiadores posteriores a dar por buena esta versión, mencionó por primera vez el
nombre de Martín Halaja (o Alhaja, o Alhajar, o Malo1, nombre que también aparece en alguna crónica
posterior), añadiendo en su relato el detalle de que el pastor había señalado el camino a las tropas
cristianas valiéndose de unas calaveras de vaca que los lobos le habían comido recientemente, y de que
el rey castellano le había nombrado después hidalgo y otorgado armas en premio por sus servicios,
haciéndole así antecesor del linaje de los Cabeza de Vaca2.
Curiosamente no es el primer Martín Halaja en la historia de Castilla; por entonces ya circulaba en
Cuenca la historia de otro Martín Alhaja que en 1177 había ayudado a las tropas cristianas a entrar en
la ciudad ocupada por los musulmanes, si bien en una crónica refutada posteriormente como apócrifa.Damos otro salto en el tiempo. En 1951 se autorizó construir en La Carolina, capital que fue de las
Nuevas Poblaciones de Sierra Morena, un centro de enseñanza, abierto a toda la comarca también para
alumnos en régimen de internado, en forma de Instituto de Enseñanza Media y Profesional (conocidos
popularmente como Institutos laborales) que, cuando inició sus actividades en 1954, propuso, y le fue
admitido, llamarse “Martín Halaja”, aunque la gente sólo le llamo “el Instituto”, en homenaje al pastor
de la batalla de las Navas de Tolosa, desarrollada en un entorno cercano, con el argumento/deseo de
que su nombre sirviera de guía al estudiante en su camino al éxito de la misma forma que el pastor
sirvió de guía a los cruzados cristianos en su lucha contra el infiel y victoria final. Fijémonos, pues, en
que, dentro de las grafías posibles del nombre, se elige la de Halaja, que aún perdura para el centro,
hoy Instituto de Enseñanza Secundaria Martín Halaja y que, dicho sea de paso, es la grafía que
consideran válida los historiadores y estudiosos de allende nuestras fronteras, como hemos visto. Y
aquí viene la ligera relación de este hecho con el respeto, natural o aprendido.En estos tiempos que vivimos, caracterizados en nuestras sociedades por el exceso de información y
por las prisas, en que una parte de nuestra guía de actuación es lo que nos llega a través de nuestra
participación en las Redes Sociales, a veces sin tiempo ni ganas de efectuar la indispensable criba de
separar el grano de la paja o, sobre todo, de apartar las manzanas podridas de las sanas, nos movemos
por impulsos y solemos dar por bueno sin mas más de lo que conviene. Está generalizada como una de
las actividades más extendida la del ejercicio colectivo de la añoranza, compartiendo en las Redes
recuerdos y sensaciones de lugares, momentos, personas,… de un pasado que, sin duda, nos marcó
pero que sabemos que no volverá (¡el susto que nos llevaríamos si efectivamente volviese!).
Lógicamente, el Instituto es uno de esos objetos de añoranza: los profesores, los compañeros, las
actividades, las situaciones,…; lo que llama la atención es que muchos de los mensajes de antiguos
alumnos, hoy reputados profesionales algunos de ellos, se refieren al centro como Martín Alhaja, lo
que permite abrir varios interrogantes: ¿son contrarios a la grafía del nombre oficial? ¿no han visto en
sus años de estudio el nombre del centro en ningún sitio? ¿es una desconsideración hacia el nombre?...
O, simplemente, el primer mensaje se escribió de manera errónea y nadie hizo la criba de corrección,
que es lo más probable.Ante este incidente nimio y sin graves consecuencias, puede abrirse un abanico de cuestiones
relacionadas con el respeto:- No siempre hay la consciencia de que se está faltando a él. En el caso que nos ocupa ES una falta de
respeto aludir repetidamente a Halaja como Alhaja. ¿o no?- Cuando no hay voluntad de ofender, se tiende a pensar “Pues no hay para tanto” para autojustificarse,
sin tener en cuenta que, precisamente así, también se falta al respeto al erigirse en juez de los
sentimientos ajenos, y, seguramente sin querer, minimizarlos.- En la vida real se debe ser prudente ante las ideas ajenas y avanzar de manera consciente en el terreno
del necesario respeto, con un cuidado extremo en el ámbito de la política si no se quiere ser una
marioneta de quien ha puesto conscientemente, pongamos por caso, los mensajes de Alhaja sabiendo
que la mayoría los darán por buenos e inocentes, y pocos querrán saber el porqué, si lo hay, ni
denunciarán en su caso la manipulación.- Es una herramienta usual de manipulación afirmar que las ideas diferentes se deben combatir porque
son una falta de respeto a las propias ¡qué tontería! Veamos: si yo, heterosexual casado felizmente con
una persona del sexo contrario, me dejo convencer en lo que algunos afirman de que las
reivindicaciones del colectivo homosexual (esté yo o no de acuerdo con ellas) son PARA MÍ una falta
de respeto, soy yo quien tiene un problema psico-patológico grave.
- No debe olvidarse que el respeto es a la persona, tenga las ideas que tenga ¿es merecedor de respeto
como persona quien impide a garrotazos ideas diferentes a las propias? Por ello, en política, es
condenable la actitud de ciertos arribistas ineptos, autollamados políticos, que de forma irresponsable
alientan impunemente la violencia contra las ideas ajenas a la vez que exigen casi veneración por las
propias. Lo preocupante para toda la sociedad es que esa actitud encuentra seguidores.
El respeto y su reivindicación dan para mucho más, pero ya excedería de unas meras reflexiones
superficiales de estas líneas, por lo que lo dejamos aquí. Aprovechando que hace unos días nos dejó la
gran Aretha Franklin, nos despediremos con su música con un tema escrito por Otis Redding que, pese
a referirse al mundo de la pareja y ser hoy un himno feminista por su letra poderosa y reivindicativa,
mantiene vivo el quid de la cuestión: “R-E-S-P-E-T-O. Averigua lo que significa para mí”
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1A
mediados del siglo XIII un personaje llamado Martín Malo tenía
propiedades al norte de Toledo, aunque su participación en la
batalla no está documentada. Una aldea de la zona, en Guarromán, en la
provincia de Jaén, lleva este nombre, pero hay que tener en cuenta
que esta población fue fundada mucho más tarde, en tiempos de
Carlos III, 500 años después de Las Navas.
2Esta
tesis ha traspasado fronteras como se puede comprobar leyendo One
nation under Gods: a new american history (Una nación bajo los
Dioses: una nueva historia americana), de Peter Manseau, en cuya
página 132 encontramos: “… Passed down for centuries on him
mother's side, the honorific "Cabeza de Vaca" had been
bestowed originally on a medieval iberian shepherd named Martin
Halaja, who once infamously used a bovine skull to mark a hidden
pass to an encampment of Moors, allowing the Catholic armies of the
Reconquista to march under the cover of darkness, surprise their
enemy at daybreak and kill them at their tents. Thus awarded a
doubious title, Halaja passed it down to him heirs, and them to
theirs, ten generations of Cow's Heads until the Moors-killing
legend of Cabeza de Vaca was carried across the sea...” (...Pasado
a través de los siglos por la rama familiar de
su madre, el honorífico "Cabeza de Vaca" había
sido otorgado originalmente a un pastor ibérico medieval llamado
Martín Halaja, quien una vez usó infamemente un cráneo bovino
para marcar el paso oculto a un
campamento de moros, permitiendo a los ejércitos
católicos de la Reconquista marchar al abrigo
de la oscuridad, sorprender a sus enemigos al
amanecer y matarlos en sus tiendas. Ese
título dudoso, Halaja se lo dio a sus herederos, y ellos a los
suyos, diez generaciones de Cabezas de Vaca hasta que la leyenda de
Cabeza de Vaca que mató a los moros fue llevada a través del mar…)
Manseau se refiere en
su libro a Alvar Núñez
Cabeza de Vaca, conquistador español que exploró la costa sur de
Norteamérica desde la actual Florida pasando por Alabama,
Mississipi
y Luisiana y se adentró en Texas, Nuevo México, Arizona y en el
norte de México hasta llegar al golfo de California, territorios
que pasaron a anexionarse al Imperio Español dentro del Virreinato
de Nueva España.